martes, 28 de mayo de 2019

¡AQUÍ NACÍ YO!





!AQUÍ NACÍ YO!

Por Oscar Carrasquel



Así como en La Villa 
nacen las mañanas

En una calle larga 
como un quejido,
descolgada del cerro  Los Chivos 
en una casa agachadita nací yo

Una casa de paredes embarrada 
costillar de caña amarga 
y zócalo blanco y azul  

Cálida en invierno
y fresca en las tardes otoñales

Al fondo, 
la copa abierta de un pericoco
derramando gallitos dorados

En el antepatio
un bosque de cayenas 

Sentado sobre una butaca
observaba yo a mi padre,
golpeando con dos indice 
las teclas de una anciana Underwood

Yo soñaba algún día  ser igual 
y poder escribir
las mismas ilusiones

Los rayos solares
caían como afilados cuchillos 
colándose entre las ramas
de una mata de mamón

El viejo estudiaba la Biblia,
a Gallegos, 
leía a Goethe
Y en algunas veces a Musset

Oloroso a perfume de rosas,
se subía los anteojos  
a la altura de la frente

No sé cuántas veces estuve
a su alrededor
dejándome llevar de su mano

De ahí broté, 
de esa piedra de luz.  
para que yo algún día
también escribiera versos.

   Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis, 27 de julio 2017




sábado, 18 de mayo de 2019

LA TRASHUMANTE ACADEMIA DE DANZA "LE TUTU"

ballet clasico juvenil.jpg
Academia de Danza "LE TUTU" Ballet Clásico Juvenil



 La moderna Academia de baile LE TUTU no solo ha sido una referencia importante en impulsar la cultura en esta entidad aragüeña de Villa de Cura, en Venezuela, , dedicada especialmente a la formación de la Danza Clásica como base para los diferentes géneros como lo son Ballet Neoclásico, Danza Contemporánea, Ritmo Urbano, Gimnasia Rítmica y Gimnasia Estética apoyándose de la práctica de Yoga y la Preparación Física; sino que también se encarga de exportarla, de desplegarla hacia otros lugares de nuestro territorio.

Le Tutu, fundada por la bailarina clásica María Gabriela Adames, nacida en Villa de Cura, estado Aragua, Venezuela, , egresada de la Escuela de Ballet Fundación Teatro de la Opera de Maracay, fue acertada al preparar a un grupo de jóvenes villacuranos para dar continuidad a la Academia en sus diferentes disciplinas, hoy dirigida asertivamente con gran esmero y dedicación por la Lcda. Maribel Ovalles.

La historia nos hace transponernos al tiempo presente para recordar que esta escuela de Ballet Clásico representante del Municipio Zamora del estado Aragua, tiene su sede en el Centro Comercial Villa Hermosa de esta ciudad de Villa de Cura, y ha llenado de contento a la comunidad zamorana, entusiasmando a sus moradores.

La actuación de la academia LE TUTU ha sido Impactante en Villa de Cura y localidades vecinas pero también posee experiencia pretérita en otros pueblos y ciudades. De acuerdo con la información que tenemos a la mano, en esta ocasión ya se encuentran preparando maletas y trajes porque pronto un grupo de 22 bailarines pertenecientes a la Academia viajarán por tercera vez a cumplir un trascendental compromiso a celebrarse en la ciudad de Mérida Venezuela, en el marco del 5to Concurso Internacional PURADANZA 2019 de Ballet Clásico, Neoclásico y Contemporáneo; a celebrarse en el Complejo Cultural Tulio Febres Cordero y el hermoso teatro César Rengifo, allá en la capital donde se pierden los picachos blanquecinos entre las nubes embelesadas. El programa se estará cumpliendo entre el 20 al 26 de mayo de 2019.

Cabe mencionar que nuestra representación dancistica estará compitiendo con 400 participantes representativos de diferentes países del mundo que recibirá esta competencia de carácter nacional e internacional. Nuestros embajadores por Villa de Cura municipio Zamora del estado Aragua estarán participando en las divisiones: infantil, juvenil, avanzado y máster, en los géneros femenino y masculino; en las categorías denominadas: solo, dúo, pas de deux y grupal. Es de recordar que en las ediciones pasadas las bailarinas han obtenido medallas de oro, plata y diplomas por su excelente y exitosa participación.

Es de destacar que este es el evento más importante en su tipo que se realiza a nivel nacional, donde los bailarines no solo compiten, también reciben clases magistrales y talleres de técnica. En esta oportunidad estará evaluado por un jurado de reconocidos académicos y expertos entre ellos los reconocidos maestros Rumen Ivanok por ballet y Carlos Portillo por contemporáneo.

Este mismo año 2019 el concurso piensa romper fronteras, en este sentido ya LE TUTU hace los preparativos para con esfuerzo lograr su asistencia a LA PRIMERA EDICIÓN INTERNACIONAL MEDELLÍN PURADANZA, el cual se estará celebrando en el mes de octubre en la vecina República de Colombia.

Entre los logros alcanzados por la Academia LE TUTU, está el desempeño de una de sus discípulas la bailarina Camila Morantes de 10 años de edad de la categoría infantil, quien es la segunda participante de la academia, seleccionada para el Grand Prix Venezuela. En el año 2016 la participante fue la bailarina Javierlis Flores de la categoría Juvenil. Los bailarines postulados al Grand Prix Venezuela son seleccionados por previa participación quedando los 20 mejores en cada categoría, los cuales irán a la final a realizarse simultáneamente con la edición Pura Danza Mérida en el Complejo Cultural Tulio Febres Cordero.

Aprovechamos la oportunidad para felicitar a PURADANZA MÉRIDA, organizadores de esta jornada nacional de competencia y educación, auspiciadora de los lazos de amistad e intercambio cultural como expresión del crecimiento y de la fortaleza artística venezolana.

Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis, 14 de mayo de 2019


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Foto de la gira en el 2019 al estado Mérida

viernes, 10 de mayo de 2019

LA DIMENSIÓN DE DON CARLOS ALMENAR Y EL BAR CONOCIDO COMO "LA GARITA"



LA DIMENSIÓN DE DON CARLOS ALMENAR Y EL "BAR LA GARITA"

Por Oscar Carrasquel

Esta crónica es la semblanza de este distinguido caballero que en vida se llamó Carlos Avelino Almenar Rojas, cuyo sueño hecho realidad, y tal vez una de sus grandes victorias fue la conducción del conocido "Bar La Garita"., Hubo una época en Villa de Cura  que mencionar a don Carlos Almenar y nombrar al bar La Garita era la misma cuestión. Uno a veces se pone a evocar la época  de su adolescencia en aquellos años de las décadas del 50 y 60, y enseguida le viene a la memoria el nombre de este sitio que fue un rincón de ingenuidad y cariño en el corazón de un joven y toda persona de buen temperamento..
 
En otros tiempos atrás el "Bar La Garita” de fresca brisa, perfumado del paisaje, se ubicaba al este de la ciudad, en la calle Sucre, en el empalme con la calle Jaime Bosch, como quien se dirige a Las Mercedes. El lugar se convirtió en un remanso de agradable reunión y de grata tertulia pueblerina. Célebre fue su típica cancha para desafíos de bolas criollas. A pocos pasos antes de llegar a la esquina siguiente estaba la casa del hoy radiodifusor Alexis Guevara Pèrez, este ávido caballero que desde cuando era joven se hizo amigo de don Carlos Almenar. 

Pacifica y monótona discurría la vida villacurana en aquellos días, juglares, trabajadores, deportistas, coleadores de mi pueblo, estudiantes de los últimos años del liceo,  Todos  buscaban este rincón de manera  afanosa para la sana diversión, muy especialmente los fines de cada semana.. Para jugar partidas de dominó y bolas criollas era punto de encuentro.

De manos de su hija la profesora Milagro Almenar de Pérez conocimos algunos detalles para elaborar este trabajo de investigación sobre los hechos y vivencias del señor Carlos Almenar. Un hombre con motivación de vida, quien solo con su trato sabía trasmitir entusiasmo y simpatía a la gente. Cultivador de la más noble amistad. Toda su vida fue trabajar y formador de una gran familia de respeto que todos los villacuranos conocen y admiran.

Carlos Avelino Almenar Rojas había nacido en Belén, capital del municipio Carlos Arvelo, estado Carabobo, el 01 de septiembre de 1913, hijo de Justiniano Almenar y de Berta Rojas de Almenar. En ese ambiente con muchas privaciones pero con responsabilidad en diferentes tareas que eran asignadas por su padre se levantó el muchacho. Su padre Justiniano Almenar un hombre modesto, popular, fue Jefe Civil del pueblo y habitaba junto a su familia una casa grande de esquina ubicada a dos cuadras de la plaza Bolívar de la población de Belén.

Apenas desplegó sus alas, junto con un grupo de compañeros de estudios emprenden un viaje de aventura, de un día con su noche, buscaron la vía de Santa Rosa del Sur, pasan por La Violeta y Virgen Pura, y sin estar en sus planes vienen a parar su periplo a la ciudad de Villa de Cura. Carlos se dirige a la casa de su abuela Josefina Lovera de Rojas, ubicada en la calle Miranda. Desde entonces se quedó viviendo apegado para siempre en La Villa; pero naturalmente sin olvidar sus raíces y sus años infantiles en la sierra carabobeña.

En Villa de Cura termina la primaria en una escuela particular de ínfimo estipendio bajo la guía de la ejemplar educadora doña Pepita Peraza. No había cumplido los 18 años,  en ese ir y venir por la población cuando tiene su primer acercamiento y trato con los hermanos Savery, conocidos comerciantes locales de nacionalidad italiana. Prácticamente la historia comienza ahí. Se inicia  como empleado de limpieza en las instalaciones de una lujosa taberna conocida con el nombre de “Bar Savery". Allí con el paso de los días se familiariza con el despacho de licores, aprende recetas para la preparación de cócteles y la atención de la barra, y el servicio de mesas en reuniones del local. Villa de Cura para entonces era un agradable ámbito pueblerino  muy visitado por gente foránea.

Esa vena de ser dependiente de botiquín y el culto por la amistad, lo cual fue uno de sus mayores atributos, lo llevan a mudar a Caracas a donde fue contratado, fundamentalmente a cumplir labores de encargado de un famoso botiquín caraqueño ubicado en la parroquia San Martín en la esquina de Capuchinos, propiedad de un amigo y compadre de sacramento llamado Agustín Pérez Barrí. Permaneciendo varios años en este trabajo en la capital.

Pero sus sueños y su aspiración eran siempre montar su propio negocio y resuelve regresar a Villa de Cura al calor del hogar al cuidado de la familia . El negocio de botiquín para él era como un imán, estaba enamorado de su trabajo, lo conocía al pie de la letra y le gustaba el comercio que era su fuerte; fue así  que con lo ganado y los ahorros acumulados por años de trabajo pudo adquirir en propiedad el conocido bar “La Garita”.

El 05 de mayo de 1945 contrae nupcias con Amanda Rodríguez Serrano de Almenar, natural de Villa de Cura (13-09-1922), de cuya unión nacieron seis herederos: Berta Josefina, Carlos Ramón, Amanda Leonor, Carmen Genoveva, Milagros Rafaela y María Clemencia.

Supo este gran señor encaminar a sus hijos por el sendero del bien y el estudio; un hogar constituido en lo bueno, la seriedad y disciplina, de formación católica guiado por la senda recta, educó y dirigió los sentimientos humanos de la familia.. Todos sus hijos lo recuerdan hoy como un padre ejemplar y un responsable esposo.

Su esposa Amanda Rodríguez era hija del conocido comerciante y ganadero Ramón Elías Rodríguez Tejada, propietario de un negocio de bar y restaurant de carretera y de la hacienda ganadera La Puerta, limítrofe de Aragua y Guárico. Doña Amanda de Almenar fallece en Villa de Cura el 17-10-2011, contaba 88 años de edad.

"BAR LA GARITA" UN PORTENTO DE GRANDES EMOCIONES

Todo el mundo en Villa de Cura sabe donde le queda “La Garita” ese refugio para las soledades donde Carlos Almenar acudía religiosamente a trabajar sin romper la rutina, todos los días, sin horario. Uno entraba y el primero que miraba era al señor  Almenar, recostado de un estante para las botellas. Residía a pocas cuadras de su negocio. Don Carlos no era muy alto, catire. Para unos, de carácter taciturno, pero no, un ser amable, atendía a todo el que llegaba con la misma gentileza; serio, callado, de trato afectuoso para todos los tiempos, por duros que fueran. Terminó su vida siendo un hombre sencillo y peculiar de la villacuranidad, el pequeño valle que él quiso y donde vivió casi toda su vida con la pureza y claridad de un manantial.

Su primer ayudante y su mano derecha fue un inseparable amigo de don Carlos y muy apreciado en el circulo de la familia Almenar- Rodríguez, llamado don Francisco Zapata, un templo de la amistad, pienso que era nativo de la parroquia Las Mercedes. Trigueño, ojos grandes, sombrero sobre su cabeza, cojeaba al caminar, diligente como pocos; el hombre siempre andaba fumando tabaco y llevaba encima una bata blanca que parecía un enfermero. Encargado de que las bebidas llegaran con rapidez y bien frías a las mesas.

FRANCISCO ZAPATA, DEPENDIENTE DE LA GARITA.JPG


La historia oral tiene como cierto que el nombre de “La Garita”, que se le dio, tanto a este botiquín como a la esquina donde estaba ubicado el negocio, se lo arriman porque diagonal existía en la época gomecista una guarnición militar y la calle Sucre era la vía principal, como decir hoy la calle Bolívar..

Al interior del bar La Garita se pasaba a través de tres puertas que dan hacia la calle Jaime Bosch, y la sensación que daba, es que usted está entrando a una de esas tabernas que salen en las películas del oeste americano, porque debía empujar un par de portezuelas batientes con el pecho; lo cierto que algunos al salir medio prendidos, las querían apartar de un solo manotazo, dejándolas chillando, creyéndose un vaquero forajido como Clint Eastwood. Seguía un saloncito, en un rincón la rokola y enseguida el patio de jugar bolas.

Yo que siempre bebía encapillado no puedo negar mi presencia en esta cantina en infinidad de ocasiones. "Vamos a tomarnos una en La Garita" me decían unos cuantos. Para las tertulias de nuestra peña literaria fue un sitio muy esencial;  la peña cuando no se reunía en El Cortijo, en El Espinal, o en casas de amigos; en la mayoría de las ocasiones se instalaba bajo la sombra del Samán de “La Garita” con Teobaldo Parra exhibiendo sus dotes de bolerista y de declamador. Nunca olvido la tenida de una noche en el bar“La Garita”,  cuando platicamos y nos tomamos un puñado de cervezas; alli estaban el poeta escritor Pedro Ruiz, el poeta Morgado, Teobaldo Parra, el concertista de guitarra Efraín Silva. y quien esto escribe.

Recuerdo que hace años el poeta J, M, Morgado, le escribió un hermoso poema, y quien suscribe lo metió en las páginas del quincenario El Vigía, de cuya dirección se encargaba nuestro recordado amigo José Seijas. Fue en un periodo que a Carlos Almenar se le celebraban los 80 años de recorrido en la vida. Animado y contento en extremo se le vio en esa ocasión rodeado de familiares y amigos.




Gracias al afán de sus hijos de conservar las huellas del bar “La Garita” y como un hermoso legado de su padre, bajo el techo de lo que fue la casa de la niñez con sus viejos y amplios corredores, le quedó a la familia Almenar Rodriguez algunos objetos del negocio que a pesar del tiempo transcurrido se mantienen intactos, tales como una rokola marca Wurlitzer con la amenidad de música de moda de la epoca, repleta se mantiene de discos de 45 rpm, tangos, boleros tropicales, rancheras y pasajes románticos que se escucharon en las horas de reposo y calma en la vecindad de Las Mercedes. Se junta una nevera marca Westinghouse que todavía se encuentra apta para dejar cenicientas las botellas de cerveza; y recostada en un una pared, libre del polvo de la calle la gruesa caja registradora de caudales marca National, que arrastra una cantidad de años.

Fueron 50 años de trabajo de este personaje que fue mito y leyenda al frente de su negocio llamado "Bar La Garita" en Villa de Cura; pero preferimos que sea Milagro, su amada hija, educadora, la que lo diga en sus propias palabras y lágrimas verdaderas:

 .-“Sin cansancio, con amor, bondad, disciplina y honestidad, dando un trato excepcional a sus clientes y amigos, pero el cuerpo ya débil de mi padre comienza a sentir los desmanes del tiempo, comienza a fatigarse y los problemas respiratorios son cada vez más severos, aunado a ello la insuficiencia cardiovascular lo lleva a un estado agotador que no pudo volver a su amado Bar La Garita”.

En efecto, el noble corazón de don Carlos Almenar dejó de latir a los 84 años de edad en Villa de Cura, el 14 de noviembre de 1997, sus restos reposan en el cementerio local.

Basta ahora que pase la gente por el frente de lo que fue el "Bar La Garita” para que los arrope la nostalgia. Hoy ese portento de buenos recuerdos esta convertido en un cascaron de soledad impresionante, cansado de tantas noches y de días, de inviernos y veranos. Sobrevive una fachada fatigada de musgos y plantas trepadoras que van extendiéndose hacia su techumbre. Subsisten sus paredes plagadas de parasitas. Está el robusto árbol de samán en donde  llega y se detiene la  brisa vespertina en los arreboles villacuranos, metiéndose en su enramada a rochelear con las paraulatas y los cristofué.

No hay señales, ni tampoco lo han dicho, pero se piensa que la bonhomía, los pasos lerdos, la calmada voz de don Carlos Almenar y su ayudante Francisco Pancho Zapata, como que se escucharan aun en aquella vetusta casa de la esquina de La Garita al final de la calle Sucre, en el anchuroso y siempre florido árbol de samán, en su entorno, bajo su sombra. Siempre se les recordará hermanos, la muerte es solo un apostar a vivir.

Que Dios le provea a su alma el descanso eterno que tanto merecen.




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FACHADA


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INTERIOR DE "LA GARITA" INMORTALIZADO POR CARLOS MARTINEZ CJ


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LA NEVERA WESTINGHOUSE, CASI 100 AÑOS Y AUN FUNCIONA







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ROCKOLA WURLITZER

Oscar Carrasquel, La Villa de San Luís, abril de 2019/2021


Fotografias archivo de la familia Almenar
Publicación y montaje don Ramón Alfredo Corniel.