jueves, 27 de diciembre de 2018

NOVENTA Y CINCO CUMPLE HOY DOÑA DELFINA DE BUITRAGO



DOÑA DELFINA DE BUITRAGO

                  Oscar Carrasquel

Vengan a conocer
lo que son noventa y cinco
 
años de lucha
con el alma y con la vida

Aquí esta ella
fresca, con una sonrisa
de botón de rosa
Igual que el encendido vivo
de una constelación de estrellas


A todas partes trajinando,
largo el camino,

con gigantesca fuerza

Una mujer hecha de fibra,
de los páramos andinos
Cómo hablar de ella
sin nombrar a Gustavo Buitrago
su finado esposo

Una madre}
Comparable con una flor
de frailejón
de aromada esencia

Un ser de elevada nobleza,
pura y resplandeciente
como un 
diamante

Hecha 
para las alegrías,
para las nostalgias y congojas


Capaz de ofrecer su corazón
(y su vida toda)
por lo justo, por lo bello
para sanar una herida.

Testimonio
de amor y ejemplo
del deber cumplido.


Comadre, amiga,
madre, abuela, hermana
bisabuela,
fervor de amor de esposa

No está demás pedir a Dios
que su vida siga siendo
un concierto de armonía,
de salud y vida.

!Feliz cumpleaños
comadre Delfina!.

                                             Oscar Carrasquel, La Villa, 24-12/2023




jueves, 20 de diciembre de 2018

EL REFRÁN EN EL LLANO VENEZOLANO "¡NADIE SABE PARA DONDE VA HASTA QUE NO LLEGA!"


Por Oscar Carrasquel

Una de estas noches de insomnio pobladas de tantos recuerdos me llegaron pasajes de mi infancia vividos en la casa de mi tía paterna Esther Carrasquel, entre 1949/50/51, nacida, criada y avecindada en un caserío situado al sureste del estado Barinas llamado LA UNIÓN, lindante (aguas abajo) con la población de Camaguán, que al igual que el citado villorrio son ribereños del río La Portuguesa.


Pero “como mataguaro no es guabina”; necesario es precisar que Camaguán atañe al estado Guárico, mientras que La Unión está asentada en el municipio Arismendi del Estado Barinas, ambos estados de Venezuela. Bautizado por sus fundadores de esa manera porque en un sitio denominado “Las Dos Bocas”, forman unión los caudalosos ríos Guanare y La Portuguesa, los cuales al encontrarse se convierten en una gran masa torrentosa tributaria del río Apure.

Llanera, chistosa, echadora de bromas y pronunciadora de muchos refranes era la tía; competente cosiendo atarrayas, chinchorros, preparando anzuelos, arpones y boyas para los lances de pesca de su hermano Gregorio Carrasquel y compañía. De hogareños oficios en su fundo de “Pueblito” y pareja en bailes de joropo llanero, una gran mujer a quien “no se le hacía agua el guarapo”.

Todo llanero nativo, desde pequeño, para cualquier situación siempre tiene un refrán a flor de labios, a caso, una manera sarcástica y metafórica para designar cualquier ocurrencia o hecho cotidiano en la vida del llano, una característica de franca costumbre de la cultura y la fantasía en aquellas tierras. La tía solía decir que todo el que nace en el llano sabe qué: “toda vaca da leche, siempre que no sea horra”.

Yo me acuerdo clarito del sordo Macabeo. Acá aparece en la fotografía, dentro del óvalo rojo. Así de simple fue que le conocimos, un hombre lugareño, sencillo, zamarro, extraordinario maraquero, vivía “sólo como alma en pena”, cuyo oficio era amansar potrillos en pelo y pastorear ganado en los hatos. Siempre andaba alerta, despierto “como burro encerrado con vaca”. Recortados los calzones, de alpargatas caladas y de sombrero alón, vecino de solar por medio; quien se acercó clareando el día por el rancho de doble agua de Esther, entre otras cosas, pidiéndole consejo a la tía a ver por qué lugar se podía acortar camino para atravesar a lomo de bestia las abiertas sabanas del hato “Banco Largo”, donde un hermano suyo era peón becerrero, y él también iba en busca de trabajo en el hato torrealbero, buscando “cómo redondear la arepa”.

Esa vez llegó de prisa en su habitual remonta “mas apurado que burro cuando oye ronquido de tigre”, de mañanita, antes que clareara el día. La tía, quien acababa de colar el café, le salió al encuentro por una empalizada de alambre, en su mano un pocillo de hirviente guayoyo; su intempestivo arribo fue saludado por la vieja con un refrán en sus labios de los tantos que hay en el llano: “manirote que cae y cachicamo que le llega”…Luego del habitual saludo y terminar de saborear el café, Macabeo le agradeció con esta frasecita: “Dios te guarde, prima”; volteó, puso el pie zurdo sobre el estribo y partió enseguida: “tengo que apretar batatas porque lo que viene es sabana”, habría dicho. Le restaba aun atravesar el río La Portuguesa en el paso “Manga Izquilera”, con el caballo aboyado y el agua a la altura de la crin.

Como es sabido, el Manirote es una frutilla de jugosa pulpa, de un árbol de ramaje frondoso que crece silvestre en la sabana, apreciado bien madurito por el cachicamo. Se sabe que el armadillo o cachicamo, suele estar bien temprano al pie de la mata, aguardando la caída del fruto para alimentarse, porque como dice un dicho harto conocido en aquellas llanuras: “quien madruga siempre coge agua clara”.





Así fue como transitamos esos rumbos aquellos años cuando muchacho, haciéndole compañía a la hermana de nuestro padre, allá en LA UNIÓN de Barinas, donde nos adherimos en cuerpo y alma a sus dichos y costumbres, recorriendo sus praderas con el silbido de una tonada en los labios “más alegre que turupial cantando en morichal”, oyendo los lamentos del carrao y sintiendo los sutiles vientos que baten de los palmares en las madrugadas, pues “quien a buen árbol se arrima buena sombra lo acobija”.





                               




                               

                                         Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis, noviembre 2018

miércoles, 12 de diciembre de 2018

RICARDO "MAPURITE", UN PERSONAJE POPULAR QUE MERECE TODOS LOS HONORES



Por Oscar Carrasquel


Todas las ciudades, pueblos y caseríos en cualquiera época poseen sus personajes simbólicos dependiendo del quehacer humano de cada uno en particular. Esta vez me viene a la mente este  personaje singular llamado Ricardo Antonio Rodríguez Sequeda, así era el nombre de bautizo del afable  “Ricardo Mapurite”, como  se nombraba en Villa de Cura a este hombre por allá en las décadas del 50, 60 y 70. Sus padres eran de origen campesino, su madre era la señora Agripina Sequeda y su padre se llamaba Antonio Rodríguez. Adoptó el sobrenombre de "Mapurite" porque siempre  andaba con unas bragas percudidas.

A simple vista personificaba a  un individuo con instintos inteligentes y un oído fino, aun cuando andaba constantemente trajeado de bragas de trabajo, sucias, percudidas, con una humildad extrema que no era aparentada; dispuesto siempre a adjudicarse cualquier clase de trabajo honesto. Desde mensajero, lavador y pulidor de carros, reparador de toda clase de electrodomésticos y de otras cosas que alguien tuviera que componer en casa,  Reparaba un radio de tubos, una licuadora, relojero, mecánico automotor, cosía alpargatas. Genuino autodidacta, se sabía los secretos de la música, a construir instrumentos y aprendió a conducir automóviles por su cuenta en el Garaje de Palumbo.

En la época cuando  el medio y la locha tenían valor, hacía muchas cosas buenas de trabajo y de artista popular. Un hombre sano, de rectitud comprobada. De tamaño y contextura regular y pelo liso abundante que le caía a un lado en la cara. Era un hombre humilde, sencillo pero distinto a otros. Conversador y echador de broma, en su sencillez dicharachera, divertida, era donde se refugiaba aquel hombre del pueblo que sabía fabricar un instrumento musical de cuerda o de cuero, hasta saber tocar a la perfección la armónica, una guitarra grande, un cuatro, bandola, una marimba, tenía una facilidad natural para ejecutar el piano, sin maestro, sin  que nadie se lo enseñara.

Se relacionaba con gente sencilla del pueblo pero también con personas de renombre.. Fundó hogar con la calaboceña Clara Ramona Rodríguez Gómez, de su misma fragilidad humana, quien vive ya anciana con la espalda doblada por el tiempo en el sector de Aragüita. El grupo familiar vivió muchos años en casa propia en la calle Urdaneta en la entrada del barrio La Represa, bajo el verdor de una frondosa mata de cotoperiz en la esquina “La Tigrera”, de esa unión nacieron tres hijos varones y una hembra.

Frecuentaba el salón de billar del bar Palumbo; también la casa de familia del doctor Chalbaud Troconis; aseaba y mantenía los salones del Bar Savery, a veces vestía  implacablemente y amenizaba una velada musical dominical en la tasca de ese negocio; se podía encontrar reparando un desperfecto a un camión ganadero; a veces en el solar de su casa arreglando un radio picot, o entonando algún instrumento musical; siempre era fácil encontrarlo a cualquier hora. Sus amigos más íntimos entre los cuales se hallaba  Natividad Bermudez “Meneco”, buscándole la vuelta a su apodo, para que sonara distinto, le cambiaban el mote por “Mapuriflor”.

 Mi compadre El Negro Francisco Matute me contaba que Mapurite entraba libremente en la casa del odontólogo Chalbaud Troconis en la calle Miranda, frente a doña Providencia Hurtado, a donde lo querían mucho; lo sentaban en la mesa a saborear sus comidas y bebidas, le regalaban agua de colonia, ropa y zapatos nuevos. Algunas veces lo vestían de paltó combinado con pantalón de gabardina, camisa manga larga, se engominaba el cabello con brillantina Palmolive, y un fin de semana el médico se lo llevaba para Caracas, para que animara con música de piano la tertulia de la familia. El entorno siempre lo convertía en alegría.

Cuando era joven junto con otros de su edad fue convencido por unos cineastas venidos de Caracas para participar en el rodaje de una película sobre la primera batalla del sitio “La Puerta”, en los límites de los estados Aragua con Guárico. Se quejaba porque su intervención fue muy efímera ya que el guión exigía  que cayera mortalmente herido de un certero lanzazo en el pecho. “Yo nací para morir dos veces, en la batalla me mataron, me  falta una muerte”, le comentaba a su gente en un banco de la plaza Miranda.

Una vez conversando con él  me contó que, gozó mucho porque la noche anterior estuvo soñando que se replegaba junto con el oficial Vicente Campo Elías, montado en el anca de su caballo, por la decisión de capitulación del jefe patriota ante la arremetida realista.

Conocimos su mundo de norchienago y su espíritu siempre divertido. "Mapurite" tomaba licor pero nunca en exceso. En sus andanzas bohemias era capaz de acompañar  una serenata bajo el claror de la luna o una reunión de amigos de esas que no terminan sino al amanecer. Los jugadores del billar de Ángel Molina en el bar Palumbo, frecuentado por estudiantes de la época, siempre estaban pendientes de sus travesuras y mamadera de gallo. 

Ricardo fue un personaje admirado por todos que anduvo nuestras calles repartiendo alegría. Hace ya más de cuarenta años que su vida se apagó, lo rindió la presencia de una  enfermedad que hizo crisis cuando La Villa comenzaba su transformación. Fue bajado el ataúd por cuatro hombres marcando el paso por la calle Urdaneta sur, los vecinos del barrio La Represa cargaron el féretro hasta el cementerio. 

Los negocios de la calle Comercio cerraron las hojas de sus puertas, como era costumbre cuando pasaba un entierro por el frente en señal de respeto. Mil recuerdos fueron quedando del amigo “Ricardo Mapurite”. Bien lo dice la letra de una canción mexicana de Pedro Infante: “La vida es un sueño y la muerte su despertar”.

Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis, octubre 2018


LICEO AGUSTÍN CODAZZI DE MARACAY PROMOCIÓN BACHILLERES 1955



LICEO AGUSTÍN CODAZZI DE MARACAY PROMOCIÓN DE BACHILLERES 1955

Oscar Carrasquel

El propio reto o tarea que proponemos es lograr la identidad en la gráfica de todos y cada uno de los bachilleres del viejo Liceo Agustín Codazzi de la ciudad de Maracay, estado Aragua, Venezuela, aquel día de la promoción de bachilleres en 1955, así como al personal directivo y docente de la mencionada institución que se hallan con ellos retratados. Allí están agrupados  compañeros de batalla estudiantil y amigos del quehacer diario durante cinco años de bella vida liceísta. Una juventud de mujeres y hombres bien preparados, sanos, estudiosos y respetuosos de sus profesores.

Uno se pone a mirar fijamente sus delicados rostros y piensa que, muchos habrán partido ya de esta vida terrenal y se siente una ligera nostalgia, pero luego  recupera la sonrisa cuando sabemos que se puede tener al frente: al padre, hermano, abuelo o un amigo, y en la mente el recuerdo de la historia  del primer destello de su vida liceista y profesional. Pareciera  como si el silencio se hubiera apoderado de cada uno de ellos. Seguramente no resultara difícil para muchos recordar aquel emocionado momento en que le fue otorgado su titulo de bachiller.

Hasta el momento hemos logrado reconocer a solo dos bachilleres del grupo de jóvenes de esa época, pero  nos hubiera gustado reconocer al resto. El noveno en la primera fila de arriba, Raúl Carrasquel Flores, calaboceño. En segunda fila en todo el centro el villacurano, Heriberto Aponte,

A pesar del esfuerzo no logramos con seguridad identificar la parte restante de los bachilleres y profesores que aparecen agrupados en la vieja fotografía de mediados del siglo pasado. La panorámica es propiedad de nuestro archivo, pero tiene el sello de "G. Betancourt", un estudio fotográfico de la época en Maracay.



Oscar Carrasquel, Villa de Cura, diciembre 2018

lunes, 10 de diciembre de 2018

ELEGÍA A MI RETRATO



ELEGIA A MI RETRATO

Por Oscar Carrasquel

Qué raro me veo
en el vetusto retrato
de mis veinte años

En esa antigua postal
bajada de un viejo armario

De cuando el oleaje
de dulces cantares
aplacaba la sed de amor
allá en la querencia lejana

Entonces mi faz inhalaba
perfumes de azahares,
echaba yo al vuelo,
mis sueños primaverales

Allí me veo
en el sitio de mis comienzos
de mis primeros vuelos
Igual que un pájaro solitario
con sus cantares al aire.

Hoy brindo por mi calendario,
por las hojas ya desgajadas,
por los pétalos que quedan
del añoso ramaje colgados

Sueños de ardiente verano
de mi usada existencia
que ya araña los ochenta años.

La Villa de San Luis, diciembre 2018

NOTA: Este poema ganó el primer premio del Concurso de Poesía | Escribe en versos #10  de www.steemit.com  cuyos resultados pueden ver haciendo click acá: