jueves, 31 de mayo de 2018

DON MANUEL LUNA, UN VILLACURANO INTEGRAL, ARTESANO, MÚSICO Y DEPORTISTA


Villa de Cura
estado Aragua

DON MANUEL LUNA, UN VILLACURANO INTEGRAL, ARTESANO, MÚSICO Y DEPORTISTA


 por  Oscar Carrasquel


Nuestro núcleo urbano“Las Tablitas” es un asiento pequeño como es sabido fundado a las faldas de la alta colina “El Vigía” de Villa de Cura, situado en la parte sureste de la ciudad. Una comunidad reconocida  como de gente muy laboriosa y amigable, sobre todo cuna de deportistas, poetas, músicos, artesanos. Habitado por hombres y mujeres que supieron fabricar muy bien la muy nombrada y criollísima alpargata villacurana; demás está decir que este calzado de uso diario por allá a mediados del siglo pasado gozó de mucha fama. Tanto en los estados llaneros como en la región centro occidental de Venezuela era muy cotizado. Un oficio artesanal tan viejo como la misma barriada.

Del sector Las Tablitas igualmente han salido destacados jugadores de pelota, managers, árbitros y dirigentes del béisbol aficionado. Aquí nacieron gente de eterno amor por el deporte y la música, pasan de generación a generación en todo el conglomerado. Un ejemplo se tiene al hacer mención de don Manuel Luna de las viejas las promociones de la barriada, siempre fue un incansable trabajador, estuvo muy vinculado a la práctica deportiva en Villa de Cura. Primero como jugador regular y posteriormente sirviendo de dirigente y de manager de varios club.

MANUEL LUNA, para quien lo no recuerde, es el homónimo de un excelso músico de arpa y compositor apureño, nativo de San Rafael de Atamaica, municipio San Fernando, a quien se le acredita la letra y música de la célebre canción “Sentimiento Apureño”.

Este MANUEL LUNA, a quien me propongo homenajear fue igualmente un hombre que aprendió lo bello del sentimiento de la música, nacido en Villa de Cura el 20 de febrero de 1915. Desde que era un niño estas calles empedradas sintieron sus raudos y diligentes pasos. Fue un hombre muy amigable, querido y respetado por todos. No solo se le reconoce como artesano de la suela, músico y deportista, también al buen padre de familia que fue toda su vida.

En esta oportunidad lo quiero fijar en la crónica por haberlo conocido personalmente, trabajador, deportista cabal, un individuo de valores cristianos. Trigueño, pequeño de tamaño, serio, se dejaba crecer un bigote cortico, si cabe la comparación como el de Charles Chaplin. Aunque tuvo que viajar mucho, la ciudad Villa de Cura capital del municipio Zamora fue su hogar de siempre; habitó con su familia una casa solariega de esquina al final de la calle Páez oeste, en todo el cruce con la calle Bolívar y Villegas, en los linderos del barrio Las Tablitas.

Don Manuel Luna tuvo el privilegio de conciliar en la vida tres importantes vertientes que le identificaron integralmente, entre las prioridades de su vida diaria fue artesano de la alpargatería, ejerció de la mejor manera el arte musical y fue un deportista cabal a medio tiempo, jugando y enseñando como técnico a las generaciones que seguían sus pasos.

A lo largo de su existencia le dio impulso y vida a la industria de la alpargatería en Villa de Cura. Pero su principal objetivo en su vida fue crear y levantar una familia numerosa apoyada en su accionar de trabajo muy apreciado porque en el aspecto gremial. Tuvo su propio taller de fabricación de alpargatas en un espacio de un caserón de techumbre de tejas, oficio al que casi nunca le daba tregua. Muchos de los que trabajaron con él en su casa fueron gente de afuera del lugar, algunos se detenían, otros seguían su camino.

Quisimos recordarlo en este artículo y aprovecho para manifestar que hoy en día ya van quedando pocos alpargateros en La Villa. Los alpargateros más antiguos ya se marcharon a otro plano, y otros se retiraron del oficio. Debo recordar que don Manuel Luna estuvo lleno de muchas cosas importantes, muy apreciado porque en el aspecto gremial su nombre quedó grabado entre los fundadores  del primer “Sindicado de Trabajadores de la Suela” que se formó en Villa de Cura en los años 50.

Su trabajo de cortar, coser y confeccionar alpargatas le dio muchas satisfacciones, pero también debía apartar un poco de tiempo para otros menesteres, siendo uno de los más relevantes el arte musical, en el cual fue objeto de diversas distinciones y reconocimientos. 

Como es por todos sabido aprendió a ejecutar muy bien el contrabajo, y no solo eso, tocaba genialmente el bombardino, un instrumento de viento metal con sonido de trueno pero ameno a la vez. Fue por espacio de 43 años bombardinista de La Banda Marcial del Estado Guárico hasta obtener su jubilación, los últimos años estuvo bajo la batuta del trompetista y director de orquesta Germán Cordero Padrón. Muchas veces lo vimos llegar a la calle Páez vestido de exquisito uniforme de gala de la Banda Marcial "Nicolás Leal" de San Juan de los Morros.

Don Manuel Luna también formó parte como contrabajista de una orquesta que reunió el educador, violinista y director de bandas  el maestro Víctor Ángel Hernández, que llevó por nombre “Juan José Landaeta”, una popular agrupación musical de una larga tradición en Villa de Cura, muy de moda en las décadas del 50-60. Amenizaba retretas, fiestas y bailes trascendentes en la ciudad y fueron muchos los caminos andados en el centro del país.

Como bien lo recuerda el historiador Oldman Botello, don Víctor Ángel Hernández fue maestro de tercer grado de primaria de Manuel Luna en las aulas de la escuela “Arístides Rojas”, y fuera del aula de clases su orientador y profesor musical. Había fechas en que don Manuel apartaba tiempo para escaparse junto con lo músicos de la orquesta a “matar tigritos” en retretas, paseos de fiestas patronales  y programas religiosas de pueblos foráneos, para mitigar un poco la estrechez económica.

Hubo una época en que las tardes se dedicaba a la práctica de béisbol que fue su gran afición, comenzó a jugar pelota sabanera defendiendo los jardines, posteriormente vistió su primer uniforme un team fundado en los años 50, que reunía al gremio de los alpargateros en La Villa, el cual fue como un ícono en la comunidad de Las Tablitas, se denominó: “Sindicato de Trabajadores de la Suela BBC”, recuerdo que lo dirigía en el terreno un maestro de la alpargataría llamado José Arnaldo González, el popular “Perdigón”, después,Manuel Luna fue su asistente en primera y tercera base como coach. Son muchos los recuerdos dejados en su paso por el béisbol villacuramo. Nunca dejó de estar estrechamente vinculado al juego de pelota aficionada.

Lo demás fue aprender todos los secretos del béisbol, lo que le permitió formarse como manager de equipos que nacieron en el barrio Las Tablitas. Fue manager del siempre recordado y cèlebre  “Comercio BBC”,  con el cual logró ganar torneos y encuentros amistosos. Fue tanto su afición por el béisbol que se integró al grupo de árbitros de la ciudad, figuró como umpire detrás del home en importantes encuentros que realizaba el equipo Ayacucho Star BBC (segunda edición) en el viejo campo deportivo de La Aduana, ubicado entonces en todo el frente de lo que es hoy el Centro Comercial Villa Hermosa.

Era yo un muchacho en aquel tiempo cuando entusiasmado observaba su menuda figura ofreciendo entrenamiento a los jóvenes en el propio terreno de juego; inquieto, fogoso, moviendo en las manos un bate de fondeo, proporcionando prácticas en el recién inaugurado estadio Ramón María Acosta, dando batazos a los outfielder y a jugadores del cuadro interior.

Me narró una vez un viejo amigo de nombre Julián Rojas, a modo de anécdota, que cuando se le escapaba un rolin o un flay a cualquier jugador, o hacia un error; enseguida reaccionaba con autoridad, abriendo los dos brazos en alto: “chiquito…agárrala aunque que sea con los dientes”.

El patriarca de maravillosas virtudes fue guía de una gran familia. Su nombre completo era Manuel Jesús Luna Rodríguez. Se casó con la villacurana Leonor Bolívar, una señora de su misma fibra proveniente de un núcleo familiar humilde, honrado y trabajador del sector La Represa de Villa de Cura. Procrearon varios hijos: Carmen Josefina, María Dominga, Jesús María, Vicente Emilio, Ana Belén, Manuel Jesús, Trina Margarita y Gilda María. Fue su hija también la profesora jubilada Julieta Sambrano de Cartaya.

Recordemos que en el apellido Luna se encuentra inmerso una dinastía de tanta importancia que se destacó en el béisbol aragüeño. Se pasearon  por los campos de béisbol los hermanos Vicente Emilio Luna, Manuel Jesús Luna y Jesús María Luna, los cuales comenzaron y transitaron el béisbol menor, llegaron a jugar en la máxima categoría de pelota amateur (doble A) y dejaron una huella indeleble en la historia del béisbol del estado Aragua.

Don Manuel Luna asumió con mucha alegría y satisfacción el hecho de que su hijo Jesús María Luna tuvo una buena carrera beisbolística (fallecido a mala hora el 18-09-83) Jesús María Luna desde temprana edad fue destacado jugador en la organización Criollitos de Venezuela, por su gran potencialidad al bate y ser un excepcional mascota detrás del home. El muchacho fue un verdadero prospecto, hasta el punto que fue tentado para que firmara para la organización Navegantes del Magallanes, de la Liga de Béisbol Profesional de Venezuela, objetivo que no logro alcanzar.

Entre otras cosas, Jesé María fue una figura fundamental como integrante de la selección Junior del estado Aragua, perteneciente a la Corporación Criollitos de Venezuela, el cual se llevó la copa de campeón nacional en 1966 en la ciudad de Punta Cardón, estado Falcón. Dio nombre a una escuela de béisbol menor fundada hace años en Villa de Cura, su ciudad natal, cuya camiseta lleva el nombre glorioso de “Jesús María Luna”. La escuela la béisbol sigue su vigor bajo la dirección del reconocido técnico Julián "Viejo" Zambrano.

El veterano patriarca de tantas facetas Manuel Luna tras haber vivido 83 años se enfermó al lado de su profesión de alpargatero, sin tener que olvidar la música... La rutina, el cansancio y las enfermedades fueron haciendo cansino su cuerpo y disminuyendo el límite de su utilidad laboral. De nada valieron los esfuerzos de sus hijos. Falleció el 31-03-98. Sus restos reposan en el viejo camposanto de la calle Comercio de Villa de Cura.

La Villa de San Luis, 23 de mayo de 2018

Agradecimiento: Fueron muchas personas en la calle que me ayudaron con su información a recorrer estas líneas, en especial la hija de don Manue Luna señora Ana Belén Luna, entrevistada en su domicilio de Las Tablitas en Villa de Cura, a todos deseo expresar mi gratitud.

REPRODUCCIÓN DE FOTOGRAFÍA Y ENCARGADO DE PUBLICACIÓN RAMÓN ALFREDO CORNIEL.


miércoles, 23 de mayo de 2018

CASO DE PAISANOS



El Botiquín y Restaurant FLORA, que estaba ubicado frente a la plaza principal de Acarigua fue el escenario de esta real coincidencia. Yo me encontraba junto con un amigo en una mesa ingiriendo sorbos de cerveza; cuando de pronto se presenta al rincón un forastero a preguntar por una dirección de la ciudad.

Simpático, dicharachero y echador de cuentos de aventuras el recién llegado, quien inmediatamente se instala, entablamos los tres una agradable conversa, al mismo tiempo le ordenábamos al mesonero pasapalitos y más botellas de cerveza.

Cuando ya nos marchábamos, Chirinos se dirige muy caballeroso al forastero:

¡Compa! Tenemos rato compartiendo y no nos hemos presentado, yo me llamo Ramón Antonio Chirinos, falconiano, nativo de Churuguara, para servirle!
El nuevo, le replica en forma caballerosa con un apretón de mano.

¡Mucho gusto haberlo conocido, mi nombre es Ramón Antonio Chirinos, de Churuguara, de los Chirinos alebrestados de Falcón!
Se presenta entonces una especie de diatriba en que ninguno de los CHIRINOS quiere perder la batalla, uno de ellos -el amigo mío- hasta piensa que se trata de una mamadera de gallo.

De inmediato brinca el mesonero a la palestra como un réferi en una pelea de gallos, con la finalidad de terminar la porfía.

¡Todo se resuelve verificando su documento de identificación!, dice.
En efecto, los dos hombres llevaban por apellido: CHIRINOS y correctamente sus dos nombres: RAMÓN ANTONIO.

Finalizada la querella se comprueba que era pura casualidad, paisanitos, nacidos en la misma población, pero sin vínculo consanguíneo.

Todo terminó con un ¡jaaa…jeee..joooo!


Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis

domingo, 20 de mayo de 2018

ADIÓS VIEJO AÑO SIN COMPASIÓN TAMBIÉN TE LLEVASTE A LA CATIRA.




ADIÓS VIEJO AÑO SIN COMPASIÓN TAMBIÉN TE LLEVASTE A LA CATIRA

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                                                                           Por Oscar Carrasquel

Lo más penoso para mi este año fue tu partida..Para la mayoría de las personas adultas, la catira es una de las bebidas refrescantes más populares en Venezuela. Estadísticas serias indican que nuestro país, en una época pasada, marcó varias veces el primer lugar como la nación de mayor consumo per cápita de este lúpulo a base de cebada. 
Se ingiere para alegrar la cotidianidad en la Navidad y Año Nuevo, buena para sofocar el calor, sirve para acompañar una partida de dominó o una conversa, para oír  un bolero y además recomendada por la medicina psiquiátrica para aliviar el estrés.
Se acostumbraba  en aquella década de los 50, cuando uno aprobaba la mayoría  de edad, hacer una reunión en casa con una comida especial .Para mí esa fue la primera vez. La micro historia aconteció acá en casa.  Se encontraba sentada alrededor de una mesa la presencia de la familia completa, mi papá, mi mamá y los hermanos. Recuerdo aquella oportunidad como si fuese hoy que mi hermano el mayor me dijo con palabras magistrales, como si se tratase del dictamen de un Juez Superior:

--Flaco, ahora que eres mayor de edad, puedes beber cerveza…

Apenas ingerí la primera media jarra, los ojos me brillaron,  el corazón  se me puso acelerado, se me aparecieron de frente unas cuantas estrellitas, y se me puso el pabellón de las orejas coloradas. Finalmente atiné a decirle con toda franqueza a mi hermano, delante de los presentes:

                              --¡Manoo…yo no sabía que esta vaina era tan sabrosa!

A partir de entonces me enrolé, no en consuetudinario consumidor, pero sí me convertí en tomador ocasional de cerveza. Mientras leía, escribía o escuchaba buena música sostenía en mi mano derecha descansaba una "caraquita" bien fría. Inventaba reuniones sabatinas con mis amigos y juegos de dominó en el bar La Garita de don Carlos Almenar; también en   "La Cuevita" de Natalio Salas allá en nuestro barrio Las Tablitas, o en el botiquín de Pedro Pablo Muñoz en La Represa, 
De cuando en cuando me sentaba tranquilo en la barra de una tasca, me gustaba servida de un sifón en jarrones de cristal, aún cuando económicamente tenía que hacer un esfuerzo pero en ese tiempo era asequible. Me acuerdo que en la tasca "El Pilón" de la calle Bolívar, en aquella vieja Villa de Cura, mi pueblo amado, costaba un bolívar con cincuenta céntimos (1.50) cada jarra de la espumosa bebida bien helada.

Cierto día me tocó trabajar en un caserío remoto de la llanura barinense, un pueblito rural, donde todavía no había sido instalada el agua por acueducto. Un tío de carácter muy jovial me había advertido, que no tomara agua del río porque no venía en condiciones, mucho menos en cañadas. Cuando sientas mucha sed -me encargó- En vez de agua te tomas un tarro de cerveza bien fría. Seguí fielmente sus recomendaciones. Ya cuando regresé a La Villa mi hermano no podía llamarme  "flaco" pues comencé a engordar.

Más tarde, pude darme cuenta que no es problema tomar, de vez en cuando un encuentro con la espumosa.. Algunos me pueden tildar de bohemio, bebedor o parrandero, pero no; lo que pasa es que uno guarda muchos recuerdos de corte romántico.
 
Hoy por hoy en pleno siglo XXI, transcurridos 60 años de aquella primera cerveza, hicieron que me declarara  forzosamente en un frustrado y abstemio cervecero, se volvió una ilusión, una pesadilla y  en una rabia casi colectiva poder disfrutar como antes de una gavera de rubias.

Hay tardes en que el sol lanza sus rayos ardientes, atravieso la calle, paso frente a un bodegón, observo su precio en una negra pizarra (en moneda norteamericana), enseguida volteo la cara y sigo derechito disimulando la rabia por dentro. De verdad añorando con nostalgia a la amada catira, imprescindible sus sorbos de amor en mi boca en aquellos días alegres de Navidad y Año Nuevo. Les deseo a los me leen a nuestros prójimos todo lo bueno, lo mejor en el año nuevo.

Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis, 31 diciembre  2018




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lunes, 14 de mayo de 2018

WILLIAM CASTILLO PRIMER JUGADOR "CRIOLLITO" EN DAR EL SALTO AL BÉISBOL PROFESIONA EN VENEZUELA



Por Oscar Carrasquel     

 
                                                                                                             
Nos sentimos muy complacidos y orgullosos en dedicar la crónica deportiva de hoy a WILLIAM CASTILLO, uno de los más experimentados peloteros en el béisbol villacurano, destacò como fuerte bateador, defensor de la primera base y jardinero, un pelotero que le ha dado bastante brillo, en una época, a la disciplina del béisbol en Villa de Cura. De manera que  esta nota,  no tienen otra finalidad que hacer un reconocimiento tanto a su singularidad de ciudadano como destacado deportista.

Mencionar el nombre de  William Castillo es aludir a  un atleta villacurano que un día, surgiendo de la penumbra de una de nuestras barriadas, vistiendo un uniforme de jugar de béisbol,  transportó sus talento, anhelos y  virtudes  a distintos lugares de Venezuela y del exterior, en defensa  de la bandera de su paìs y de los equipos donde paeticipò.

William Castillo se encuentra reconocido  entre los más recios bateadores zurdos que ha dado renombre al béisbol aragüeño. Nacido en Villa de Cura el 18 de abril de 1952, ciudad donde comenzó a formarse desde su juventud como jugador de pelota junto con un montón de muchachos del sector Las Tablitas de La Villa. Se destacó primeramente como jugador en la Corporación Criollitos de Venezuela del municipio Zamora. Llegó a ser integrante de la selección de jugadores que representó al estado Aragua, en el Campeonato Nacional Junior de Los Criollitos en 1966 celebrado en Punta Cardón, estado Falcón. ¡Qué noble fue aquel conjunto de muchachos que resultó campeón del mencionado certamen y que merecen el reconocimiento del conglomerado deportivo villacurano!

William Castillo es un hombre alto, de fuerte contextura, quizás por herencia familiar. Su cara es familiar y muy conocida en toda Villa de Cura y en varios estados de Venezuela. Tiene un hermano llamado Orlando Castillo que también despuntó en el béisbol categoría menor y sabe bastante sobre la carrera deportiva de su hermano, desde sus comienzos hasta la fecha de su retiro.

En estos días nos topamos con William en la cola de una conocida entidad bancaria y ahí aprovechamos la conversa para que nos contara pasajes breves de su vida deportiva. La verdad que fue un encuentro fortuito y de ameno compartir. Ahí nos dimos cuenta que William goza de una gran  vitalidad, una privilegiada memoria para recordar los días vividos, desde contarnos sobre su prolongada carrera como jugador; de recordar la época cuando comienza a mostrar sus aptitudes de beisbolista; de cuando tuvo la responsabilidad de  defender los colores de la Corporación Criollitos de Venezuela en la categoría Junior, en la que se destacò. Un jugador profesional ya retirado el cual tiene asignada una página en la historia del béisbol de los Criollitos de Venezuela. Se le considera oficialmente como el primer “criollito”, el nùmero uno  en dar  el salto a la categoría del béisbol profesional venezolano.

Cuenta que recién finalizado el Campeonato Nacional Junior de Los Criollitos en Punta Cardón, estado Falcón; una semana después se hallaba jugando en un campeonato en la ciudad de Nirgua, estado Yaracuy. William era entonces un muchacho de apenas 16 años de edad. En ese preciso momento, quizás por su elasticidad y fuerte contextura física, pero sobre todo por su estupendo desempeño en el campo de juego y como potente bateador, es contactado por  primera vez por un cazador de talentos de un equipo de béisbol profesional en Venezuela.

Quien descubre sus grandes aptitudes fue el scout del equipo CARACAS el señor Pompeyo Davalillo.  Este buscador de peloteros de talento y ex  jugador de Grandes Ligas fue quien primero lo observa en el mismo terreno de juego,  en el desarrollo de un partido escenificado en el estadio Bicentenario de Nirgua. No lo pierde de vista, lo chequea fildeando en los jardines, y parado en el home dando batazos fuertes contra la pared y sacando pelotas fuera del parque.   Sin pensarlo dos veces Davalillo lo exhorta y convence a firmar para jugar  con el equipo  LEONES DEL CARACAS en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional de Venezuela. Fue este uno de los momentos mas significantes y emocionates de su carrera como pelotero.

No hubo ninguna duda, el joven  toletero villacurano fue invitado por el ejecutivo a reunirse con la gerencia del equipo  y sin ningún pretexto viaja con su representante a Caracas, se queda pensativo pero al final decide  suscribir ante los dueños de la franquicia su primer contrato para jugar con el equipo LEONES DEL CARACAS, dicho contrato  fue protocolizado en octubre de 1968. En uniforme le fue asignado el numero 20 en la camiseta. Nos dijo que, después de pasado tantos años el documento como un feliz recuerdo lo tiene bien guardado en sus archivos.

WILLIAM es un hombre franco no puede olvidar nunca el respaldo y los consejos de su mentor y manager  en el béisbol menor en Villa de Cura señor Oscar Sánchez, a quien debe la mayor parte de su formaciòn..  De esta manera se convierte en el pelotero más joven firmado por un club capitalino pleno de puras estrellas, lo que explica sus exiguas apariciones en la primera campaña regular con el equipo CARACAS.

Ese mismo año el versátil zurdo siguiendo los pasos de su ídolo y compañero de equipo Vitico Davalillo, viaja al norte  junto con un grupo de jugadores recién firmados, donde es asignado  a la liga de Rookies sucursal de los Fillips de Philadelphia en los Estados Unidos,  por recomendación de los directivos del equipo CARACAS. Por diversas circunstancias que no caben en la rigurosidad de la entrevista, WILLIAM lamentablemente no llega a la meta de ser jugador de Grandes Ligas..

Como queda dicho, en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional de Venezuela  vistió en su debut el uniforme de una de las divisas más emblemáticas y probablemente con mayores fanáticos del béisbol profesional como es el equipo LEONES DEL CARACAS. En su estreno con este conjunto defendió  los jardines y en la defensiva  cubriendo la primera base, con la perspectiva de ser utilizado como bateador emergente por su condición de bateador zurdo.

Se trataba de un valioso prospecto, pero como se sabe el béisbol profesional, además de ser una carrera deportiva, también es un negocio lucrativo. Ya estando más maduro y con mayor experiencia fue involucrado en un trueque junto con otros peloteros y  cambiado a  los TIGRES DE ARAGUA, con sede en el estadio José Pérez Colmenares de la ciudad de Maracay, capital del estado Aragua.

En su trayectoria dentro del béisbol profesional hizo dos apariciones en Serie del Caribe, primero en Puerto Rico y luego en Santo Domingo, donde participaron  los bengalíes, cuando LOS TIGRES DE ARAGUA obtuvieron los campeonatos de la campaña 1974-75 y  en la temporada de invierno 1975-76, bajo la dirección  del extraordinario manager dominicano Oswaldo Virgil.

Como es reconocido por la mayoría de sus compañeros de equipo, William Castillo fue un bateador dificultoso de hacer out, productor de líneas fuertes, pero también de batazos de largo alcance, asombrosa su rapidez defendiendo el outfielder y buen corredor de las almohadillas;  fue un tipo de pelotero que se crecía cuando salía a defender su posición y también cuando le correspondía empuñar el bate para incrementar su promedio.

Muchos fanáticos de la nueva generación lo vieron defendiendo el center field y parado en el home con un bate en las manos, tomando su turno en la alineación de su club LEONES, en el estadio de la Ciudad Universitaria de Caracas; igual en el parque José Pérez Colmenares con LOS TIGRES de Maracay, y de gira con sus equipos a muchas ciudades sedes en donde se juega béisbol profesional en Venezuela, tales como Maracaibo, Valencia, Barquisimeto y Puerto La Cruz.

Quien suscribe este trabajo lo conoce desde que era un niño. Un muchacho sano. Supe de su desempeño desde que jugó juvenil hasta su paso por la pelota profesional. El pasado mes de abril pasó la línea de los 66 años de edad pero la verdad es que aparenta menos. No hay que olvidar que William Castillo, fuera del terreno de juego, aparece como un hombre muy modesto,  ameno y conversador, siempre con una sonrisa  y sobretodo un hombre bastante correcto y disciplinado, dentro y fuera del campo de juego, sin duda dando el ejemplo a la juventud..

Ha sido organizador de torneos en su pueblo natal, se ha desempeñado como técnico y manager. Siempre se entendió que lleva la pasión del béisbol en sus venas. Hoy en día a pesar de la coyuntura donde nos encontramos, sigue su vida como destacado  instructor deportivo en su especialidad, extendiendo y transmitiendo sus conocimientos y experiencia a los jóvenes que surgen en Villa de Cura, en sus diferentes niveles. Muchos de sus discípulos han firmado para jugar profesional  que ademas han jugado en ligas del exterior especialmente en Estados Unidos de Norteamérica, México y otros escenarios del béisbol latino.

Asì pues, finalizamos esta conversa una clara mañana bajo la techumbre de su casa, apoyados por una carpeta en donde reposan viejas fotografías, recortes de revistas y periódicos de la época.    

        Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis, mayo de 2018



LUIS "CAMALEÓN" GARCÍA, "EL LOCO" TORRES Y WILLIAM CASTILLO
                                      

EQUIPO LEONES DEL CARACAS
TEMPORADA 1968-69

DE IZQUIERDA A DERECHA (PARADOS):
Diego Seguí, Alejandro Hernández (publicista), Chico Ruíz, Juan Francia, Howe Reed, Bob Lee, Urbano Lugo, Juan Quintana, Oscar Prieto (propietario) Pablo Morales (propietario), Gonzalo Márquez, Musulungo Herrera, Nelson García, Juan Escobar, Alejandro Villasmil, Marcano Trillo, Ulises Urrieta, José Tartabul, Robinson Suárez, masajista, Jacinto Betancourt “Pat'e loro”, utilero. 


DE IZQUIERDA A DERECHA  (ABAJO):
César Tovar, Chuchù Padrón, Maike Port,  Víctor Davalillo, William Castillo, Pompeyo Davalillo (Coach),  Regino Otero (Manager), Manuel Mendible, Alberto Cambero, Bruno Estaba, Enio Mata, Luis Peñalver, Teodoro Obregón, Rafael Alvarado, alias “cachorro” (Bat Boy). El niño es  nieto de Oscar Prieto.

Fotos: Cortesía de William Castillo 



William Castillo, foto actual tomada por OC en la entrevista