lunes, 27 de abril de 2020

EL BAR ZULIA O LA CUBANA EN LA ALAMEDA Y LO QUE SE LLAMABA MOVER LA RABADILLA


                                              La Foto. Vista de la Calle Comercio Sector La Alameda. Tomada del libro "Historia de Villa de Cura-Tránsito de la vida de un pueblo". Mayo 2005. Autor Oldman Botello. 

                                                                                       Por Oscar Carrasquel


Conocimos a comienzos de los años 50 en Villa de Cura la humanidad  de don Pancho Espi. La sola mención en lenguaje de cariño de "Don Pancho Espi", nos lleva a recuerdos de la infancia. Representa una de las figuras destacadas del comercio villacurano. Ya sabíamos que su  verdadero nombre era Francisco Espi Ríos. Tenía un negocio de botiquín  y salón de billar en una casa de bahareque de La Alameda, en la calle Comercio, diagonal al bar El Samán. Allí bajaban los clientes los sábados y fines de semana a  jugar  billar y partidas de dominó en un anexo del bar. En días de fiestas parroquiales se jugaba en su interior dados y  batea blanco y negro. Ya han pasado más de 60 años y quiero presentárselo para quien no alcanzaron a conocerlo La Alameda era una zona llena de muchos botiquines y de kioscos  de guafas forrados con lonas. Allí se encontraban bazares, ruleteros, sitios de comida barata, aquello era como un bulevar..

Don Pancho Espí se encargó de repartir amistad a todos los que le conocieron en aquella Villa de Cura fácil para los encuentros y la amistad. Un hombre alto, grueso, de mucho orden y rostro duro. Hablaba con una voz temblorosa y chillona. Me comentó una vez el poeta  Vinicio Jaén Landa que,  al catire Teodulo Aguilar era al único que don Pancho le aceptaba chanzas. El colorado Teodulo era el único que sabía la forma de hacerlo reír y también de enfurecer.

Yorman Tovar, un distinguido intelectual profesor universitario y  poeta del estado Portuguesa admite en una obra  que "El bar es el espacio de cultura del ocio...donde se descargan los sacrificios cotidianos". En este botiquín de La Alameda no se conocía lo que era la pesadumbre y tampoco la  melancolía. Se pasaban horas de alegría maravillosas.

Se cuenta que gente adinerada lo visitaba después de las grandes tardes de coleo,  y muchos dueños del alto comercio de La Villa se reunían en la barra del bar  admirados de tanta belleza femenina, y también para las anécdotas y la sana tertulia. Y porque además  eran muy amigos de don Pancho Espi. Unos 50 metros mas adelante por la misma acera vía el cementerio existió "Bar La Gavilana" que según cuentan era pura candela..

El Bar de don Pancho en fin de semana vivía abarrotado de gente, caracterizado porque se servían las bebidas de mayor relevancia de la época, un trago de brandy Gran Duque de Alba Bs 2,50;  había  servicio de las mejores marcas de escocés. Un palo de Johnny Walker Etiqueta Negra costaba Bs 2,50; un vino de Jerez Bs 1.50; un botellón de cerveza Caracas para cuatro personas Bs 1,50. Don Pancho tenía aquello muy bien ordenado, un hombre meticuloso y delicado en las relaciones interpersonales.

El apellido Espi es de origen Catalán,. don Francisco Espí, y su hermano Jesús María Espí, un carretero que recorría el pueblo haciendo viajes  y mudanzas, ambos nacieron en La Victoria. De los Ríos de La Victoria. Una rama se avecindó aquí en Villa de Cura en la calle Blanca (Miranda). casi llegando a la Bolívar y Villegas.

Quienes tuvimos las dicha de vivir aquella época recordamos que La Alameda en festividades patronales, peregrinación, carnaval y en fin de año  se convertía en un jolgorio. Saben también que esas en temporadas altas, don Pancho apartaba las mesones de jugar  billar, mesas y sillas, y aprovechaba todo lo espacio del salón para organizar bailes y hacer olvidar a cualquiera persona las preocupaciones y  pesares del alma.

En toda la esquina de El Saman fue fundado por don Pancho el Bar Zulia. Posteriormente una dueña nativa de Cienfuegos , inteligiblemente, le cambió el nombre por  Bar La Cubana. Al bar lo frecuentaban algunas chicas de vida alegre. Se bailaba con música de Vitrola y discos de acetato de 78 rpm.. El merengue era la música por excelencia; y la otra música que  estaba de moda era el "raspacanilla".  Este sabroso ritmo servía para alegrar el espíritu y  mover cualquier espacio del cuerpo. Además, en el intermedio entraba dibujando la música  un antiguo pianito de manilla.

Los hombres y mujeres de la bohemia inmortal que nos visitaba de fuera,  mujeres rebuscadoras con sus ricas fragancias y buena figura, comerciantes de ganado y tercios con plata, aprovechaban las horas nocturnas para echar rabadilla en aquel salón de diversión donde tanto se disfrutaba. En el dialecto popular de la época "echar rabadilla";  significaba simplemente que las parejas bailaban a media luz, los cuerpos se abrazan, se rozan los cachetes y tambalean las cinturas.

A los menores de edad no nos dejaban ni acercarnos a la puerta del local. Y don Pancho era muy estricto en esa prohibición .Los muchachos pues teníamos ausencia total en todo momento. Uno, en algún descuido se ponía a fisgonear por un postigo de la puerta..
 
Mi estimado amigo Oldman Botello en el año 1955, apenas era un estudiante mi compalero que habitaba el sector. Él me cuenta que veía la hilera de mujeres que entraban y salían por el portón, y nomás pasaba por el frente  haciendo planes para cuando cumpliera la mayoría de edad.

La Villa de Cura de mitad del siglo pasado no se parecía en nada a la actual, conocimos en parte su vida pueblerina, tal como transcurría en aquella época con su sensación de soledad, pero lo ciero es que en La Alameda todo era distinto....Toda historia es historia, aunque sea pequeña, para quien le guste conocer o evocar  sus lugares y costumbres más comunes.                      
 





    EL BAR DE DON PANCHO ESPI

                    Por Oscar Carrasquel

Hoy me vuelvo a recrear 
en el espejo de la tarde
recordando a don Pancho Espi
en su bar de La Alameda
frente a las ramas de un samán

Con su voz sonora
-temblorosa-
Sirviendo a los parroquianos
palos de whiskys en el mostrador

Y voces de hombres
jugando partidas de billar y dominó

Las copas chocando en manos 
del larense Teódulo Aguilar
aquel de vida bohemia
que cantaba como un gallo

A veces

la casa grande de tejas y  aleros 
se transformaba en tolerante
para los enamorados

Se miraba cruzar por un lado
a la “Negra Inés”
con su faldón de campana
olorosa a pachulí

Pasaba el umbral 

la figura del negro Testamar
dándole puntadas a un sombrero

Desde la acera del frente

buscando su mundo divertido 
Rufo Archila y Manuel Botello
un par de maestros cortando pelo

Todos con el tiempo
ya caminaron hacia las estrellas
Todavía viven
en la sumisión de mi recuerdo.


                             Oscar Carrasquel.  La Villa de San Luís/ 2020



sábado, 25 de abril de 2020

CUENTO DE MI MISMO LOS PASOS POR EL BÉISBOL .


                  
 , cuando defendía la camiseta del  “Cerveza Caracas” en 1959-'60. Foto archivo de Gilda Carrasquel. Retocada por Ramón Alfredo Corniel.

                                                              Texto: Oscar Carrasquel

Dicen que recordar es vivir y lo hacenos ahora que tenemos la dicha de existir ya que la tarde avanza. El club de béisbol "Cerveza Caracas" lo fundó en 1957 en Villa de Cura el señor Pedro Perés, gerente regional de la Cervecería Caracas, con sede en Maracay. Recuerdo que Humberto Maldonado, Victor Marténez Rodriguez, Luis Almeida, Eliseo Briceño y Pedro Ezequiel González, fueron  sus principales animadores y  miembros  de la junta directiva.

Quién escribe fue uno de sus jugadores regulares. Desde 10 años de edad comenzaron mis andanzas en la pelota, mi mamá era quien me cosía el guante y lavaba el uniforme.  tenía asignado al espaldar de mi chaqueta el número 13. El anager Carlos Graterol me alineaba fijo  en el área de los jardines en el leftfielder,. Bateaba y fieldeaba a la derecha. Quiero que se sepa que en béisbol, ninguno se escapa de un sobrenombre y a mi me pusieron "patón" El. coach de tercera era Roso Martinez "el berraco". El escenario siempre fue el estadio Ramón María Acosta, recién inaugurado.

El "Cerveza Caracas" conquistó un torneo categoría "A", un campeonato distrital y estadales. Cumplió giras a nivel nacional,  Caracas, Los Teques, Valencia, Puerto Cabello y Maracay, y pueblos circunvecinos de Aragua y Guárico. En San Juan de los Morros a pedido de la población penal, los domingos jugábamos  en el estadio de la PVG. Recuerdo que nuestro manager seleccionaba de refuerzo a los peloteros "AA" Emiliano Hernández "E,José Ramón Izzo y Rafael Colmenares, ya que los reclusos nos tenían preparado siempre una especie de "caimanera"

Yo ocupaba la primera posición al bate. Cuando no me hacían out, daba una línea o  me embasaba con un de hit de piernas, o cogía una base por bolas, poseía una gran rapidez corriendo las almohadillas, muy  ágil estafando bases. Terminaba los torneos frisando los 300 puntos...

Las entusiastas madrinas que acompañaban al equipo para todas partes fueron Consuelo Pulido, Isabel Córdova, Adelita Martínez, Teresita Díaz y una hermana del gato Alberto Pérez cuyo nombre no recuerdo.

Yo no era bateador de poder, sino de líneas cortas, y siempre estaba metido en los numeritos. Quien lo puede atestiguar es Anseris Quintana, anotador oficial, que todavía respira gracias a Dios por allá en  “La Carluchera”. Igualmente está mi amigo Nerio López jugador del mismo equipo el cual vive en el sector Las Tablitas.

La novena era muy modesta, no éramos ningunas estrellas pero me atrevo a decir que espantábamos en los parques donde jugábamos. Para mejor recordar entre los integrantes del conjunto “Cerveza Caracas” figuraban: Catcher José Balandrón, primera base Rafael Requena ”Yokim”, segunda almohadilla Orlando Pérez “el gorila”, short stop  Emiliano Hernández "cochino", tercera base la alternaban Armando Flores y Nerio López. Custodiando el jardín derecho Oscar Carrasquel “Patón”, Center fielder  Pedro José González “peruchito” . El right fielder lo defendía Morocho Colmenares “Caimán, rápido defendiendo esa pradera, fildeaba como un coloso.

Los pichers  eran los estelares: Efraín Scott, Alberto Pérez "el gato", el flaco Víctor Córdova, Talúa Cabrera, Florencio Colmenares “Conejo”, Carlos Acosta,  Agustín Ascanio, y uno de Santa María que tenia por sobrenombre  “Campuruso”.

En las tertulias siempre surge una anécdota las cuales son abundantes en la vida de los que jugamos béisbol. Voy a permitirme subrayar y relatar una de ellas, cuyo escenario fue el estadio Ramón María Acosta.

Resulta que en un partido crucial defendendía yo el center fielder.  se produce un batazo profundo  bastante elevado, entre el right y el center fielder. Tanto Morocho como yo, partimos a perseguir el batazo hacia atrás,  cuando oigo a "Caimán" desesperado que  me  grita: “es más que tú que mí”, y tuve yo que fieldear la pelota y caemos los dos muertos de risa  en el engramado. 

Cosas del béisbol que es un deporte de mucho estrés, pero al mismo tiempo un juego donde ocurren el mayor número de anécdotas. En fin, debo manifestar que en el juego de béisbol hice mis mejores amigos y encontré los mayores afectos.



Oscar Carrasquel. La Villa de San Luís,  abril 2020


jueves, 23 de abril de 2020

SE MARCHARON LAS ACEMAS TOCUYANAS

                                       SE MARCHARON LAS ACEMAS TOCUYANAS

Cuando  uno viajaba por razones de trabajo o familiares, o se dirigía de manera expresa el 14 de enero de cada año  a Santa Rosa (Barquisimeto) a concurrir a la procesión de la Divina Pastora,  atravesando las carreteras de la zona centro occidental del país, especialmente de  los estados Lara, Zulia y Yaracuy, y le tocaba parase en uno de esos negocios grandes de restaurant, o más sencillamente en aquellos  ventorrillos levantados en una orilla de la carretera, resueltos los viajeros a probar las Acemas Tocuyanas, ese bello símbolo de la gastronomía larense, de forma semi redonda que adornaban dicho lugar, delicia de niños, jóvenes y adultos. 
Es bueno que se sepa que la precursora de ese pan dulce tan sabroso y bien aliñado, de color dorado y apetitoso, era la señorita Eugracia Pastora Pérez Yepez... Acaba de dar el último latido su noble corazón a la edad de 104 años en su tierra natal de El Tocuyo. Ella ostenta el honor de ser Patrimonio Cultural del Estado Lara. Que Dios la tenga en la Gloria. 
Por ser una niña inolvidable y por haber yo visitado esa especie de museo que era su hogar dn El Tocuyo, le dedico estas apresuradas letras, ahora cuando  le tocó a ella hacer sin prisa esa inevitable travesía por el paisaje umbrío de la eternidad.


                                                   Foto bajada de la plataforma de facebook



         ACEMAS TOCUYANAS


A mi nieto Andrés Eduardo, allá en el estado Lara

                   Por Oscar Carrasquel

Hoy tienen un sabor diferente
las acemitas tocuyanas
que hacía con secretas ganas
la señorita Pérez Eufracia
en su rutina diaria

Acemas Tocuyanas,
como se acostumbró nombrar
a este apetitoso bizcocho,
sabia de la tierra occidental

Tu partida hasta lo infinito
como un  ave sin cambiar de ruta 
el corazón me desgarra
 
La sublimidad de tu arte
quedó  imponente en la Catedral 
en el regazo de la Divina Pastora

!Ah mundo Barquisimeto!
!Ah mundo El Tocuyo!

Hundida entre fértiles valles
y colinas del estado Lara
allí se cerraron tus ojos
como dos hostias ocultas
y  dejó de husmear el fogón
de la niña Pérez Eufracia

Fueron ciento cuatro,
 
bien vividos años,
cuarenta para los dé casa
y sesenta y cuatro
para los gustos más delicados.


                          La Villa de San Luis, municipio Zamora, estado Aragua, 23 de abril 2020





martes, 21 de abril de 2020

AJILA...AJILA... NOVILLOOO... QUE TE LLEVAMOS PA' LA VILLA

La Romana de La Villa a mediados del siglo xx. foto tomada de la revista Expresión. Archivo de Editorial Miranda


                    AJILA...AJILA...NOVILLO QUE TE LLEVAMOS  PA` LA VILLA


                                                                                      Por Oscar Carrasquel


Yo estaba todavía  "jojoto" en el escenario nativo, cuando entre la gente que llegaba a  casa, se oía hablar sobre el desplazamiento de las puntas de ganado que pasaban por la calle El ganado con destino a La Sabana" . Corrían los años 49-50; yo andaría  por los 10 años de edad,. Habitamos a 150 metros de la calle El Ganado.. Recuerdo  que la trocha en esos tiempos era un terronal. El casco urbano de La Villa era pequeño. Hay entonces una población  de solo cuarenta mil almas.

Calculábase un lote de 500 novillos bien seleccionados que pasaban los viajeros a pie y a caballo por la calle "el ganado".. Oíase el dato numérico en relatos de nuestros antepasados. Decían  que en 14 días se cubría la larga travesía del llano a Villa de Cura. La mayor parte del  procedía de hatos que pertenecieron al general J.V. Gómez "La Candelaria" y la "Cruz Rubiereña" y medianos criadores.

En invierno  la calle "el ganado" era un solo barrial, y en verano quedaba marcada la huella de la pisada de reses convirtiendo la trocha en terronales de sequedad. En el trayecto  "El Deleite", "Las cuatro equinas”, “El hoyo de los perros”, “Maíz tostado”. La calle "el ganado" en fiestas patronales de San Luís la cerraban con bambú y eran usadas cuatro cuadras como manga para colear ganado.

Como se escuchaba  decir,  a punta de madrugadita, bestia, jinete y caminante, salían de la llanura, confundidos entre el soplido de la brisa, en medio de relincho de caballos y el bramar de ganado, atravesando la belleza  de la llanura con su cielo encapotado,  mostrando el rítmico vuelo de garzas blancas, corocoras y morenas. 

En las noches debían de pernoctar entre los bancos de sabanas, desafiando el mal tiempo, olfateando el peligro, para bien de madrugada continuar camino, cruzando la monotonía del paisaje. La  sabanas y  "caminos reales", de mastrantales y malezales. Y detenidos en la noche  en la ribera de un río. Porque los ríos grandes en tiempo de invierno  eran  invadeables. 

A flor de agua se acercan tembladores, caribes y saurios que asediaban constantemente en los pasos de río. Pero aquellos seres de gran hombría son audaces y precavidos. Nadie mejor que ellos  saben como entrarle a los designios de la naturaleza. Las aves, unas dormitan, y otras trinan entre los copas de la arboleda.

Aún no había amanecido cuando la voz del caporal se oye por entre  el resplandor de una fogata.: "Vàmonos...Adelante que el camino para La Villa es largo!".  Después de tomar un cafecito, desayunado con carne seca, queso, casabe  que los vaqueros llevan siempre dentro un  "porsiacaso".

Con la misma se oye la voz  del cabestrero que se avalancha  adelante con la copla recia a flor de labios, bebiéndose el claro de la mañana, inventando metáforas, cantando aires llaneros, desandando con la mirada el horizonte  pensando en  lo largo del camino.

Se recuerda a los arreadores con  "mandador"  cubiertos con sombrero, algunos a pie ,  con  pantalones  a media pierna, con su capotera terciada al  hombro, la cobija de pelo y el "poncho" par si acaso un chubasco, y un cuchillo "apureño" al cinto. Otros se llevan los dedos a la boca estirando los labios  para producir silbidos, para alegrar el alma y por si acaso rugido de tigre o malos espíritus.  

-"¡Ah camino más largo y solo, compañero!
polvoriento en verano y en invierno resbaloso"

Así era la voz y  canto del  cabrestero con el lucero del día, optimista,  trajinador, elevando  la metáfora, imaginándose un Florentino Coronado; inspirado en el catire cuando venía  jineteando romances, lanzando coplas con su cuatrico en la mano, con el pensamiento puesto en la querella que en la media  noche para el día, iba a sostener con el príncipe de las tinieblas.

Después de unas cuantas jornadas, atormentados de tanto tragar leguas de camino, por el sitio por donde la tierra llana se hermana con el paisaje aragüeño y sus valles, hace su entrada el ganado a la  Villa de San Luís con aquella comparsa de vidas humanas. La gente recibe la llegada de la caravana con alborozo..Las reses son  depositado en el área que hoy día ocupa el  llamado "edifico Martín Hernández", que entonces era todo sabana. Se cuenta que entre los viajeros venía don Jesús María Espi, hermano de don Pancho Espi, de los Espi de La Victoria, que fue arriero de ganado a pie del llano a La Villa.

El hombre , descalzo, con las cotizas en mano; se baña él y baña la bestia, sestean a la orilla de una laguna, bajo una arboleda de samanes y merecures en el sitio Los Cerritos. Otro grupo lucha con la sofocación de mediodía, parando el ganado, vigiando, cuidando que no se escape ninguna res cerril del rodeo. 
A comienzo de la décadas del 50  en la importante "Romana", ubicada en la amplia sabana, durante varios días se reúne compradores de ganado,  trajinado con  fajas de dinero.. Sentados en la puerta de los corrales se cerraba el negocio de compra venta.. El ganado a puerta de romana podía tener un precio promedio de bs 30 la arroba, y en las pesas del Mercado Municipal frente a la plaza Miranda, no pasaba de 3 bolívares el kilogramo de pulpa.

En una tarde-noche de cielo despejado  comienzan a aparecer los llaneros  por los lados de  la plaza Bolívar.. Los recibe .la posada de doña Juanita Echengarai "Las tres lunares" en la calle Páez, también  el restaurante  de don Arístides González en La Alameda, y los ventorrillos con fama de ofrecer los mejores platos de comida criolla, y en la noche se prendía la parranda

Los hombres desfilan y conversan en la barra de los bares de La Alameda, otros se van tras las hembras. Se entregan a largas tertulias  (muertos de cansancio) versan e incuban risas y bromas, memorizando cuentos de espantos  y demás peripecias del camino.

 No podemos dejar de mencionar a doña Pepita  Peña de Martínez, una matrona que reunía fama como costurera en La Alameda, quien le cosía y confeccionaba los pantalones , blusas y calzoncillos rodilleros a los llaneros que venían con los arreos.

En los corrales de ·La Romana" y en una bodega aledaña se sentaban a tertuliar los  dueños de fincas, comisionistas y público en general a jugar partidas de dominó y aprovechaban para negociar.. Los hacendados siempre andan embutidos en liquiliqui blanco y sombrero "alón". Entre los cuales sobresalía con su carácter siempre jovial don Ramón Hernández, así como también Narciso Pérez, Dionisio Infante, y don Anibal Alvarez. Que yo recuerde.

Un personaje muy nombrado era don Eduardo Díaz, Este hombre de buen vestir fue encargado de estas mangas y corrales. La autoridad que ponía el orden en La Romana, Tuvo vida útil la "Romana"  hasta principios de los 60... En 1965  le pusieron  en la entrada un letrero grande que decía  CLAUSURADA. La decisión tocó producirla al Concejo Municipal que presidio el señor José Tomas Ojeda. 

Una buena cantidad de viejos recordamos una cosa muy singular. Algunos ganaderos como  Ramón Hernández, Dionisio Infante, Gonzalo de Castro y otros, obsequiaron a la Junta pro festejo de la festividades patronales en agosto, las terneras para disfrute de los habitantes de las cinco barriadas populares que había en ese tiempo en La Villa. Nunca dejaron de colaborar.

En época mas reciente se recuerda la fila de jaulas ganaderas cargando para los más importantes centros de matanza del país, principalmente Caracas, Valencia y Maracay, Las unidades y conductores penetrando por trochas a los hatos, tanto en invierno como en verano. En realidad es bueno mencionar a Domingo Quintana, Francisco Patrocinio, Eusebio Carrizales, Luís Quintana, Avelino Cordova, Manuel Vielma, Ramón Ortíz, Andrés Meléndez, Porfirio Blanco, Concepción González, Inocencio González, Isidoro Rangel, Ramón Macero, José Domingo Oviedo, Marcos González, Carlos Alejandro Arteaga, Beltrán Rassman, Jesús Alberto Macero,  el "Morocho" Ramos, Juan Martínez, Manuel Hernández, Agustín Castillo, el "catire" Villasana, Oscar Hernández, Leopoldo Figueroa, Juan Ramón Rodríguez "Guirichi", Luís Tosta, entre otros. Una gran amistad y solidaridad unió a estos camioneros. 

Como es bueno recordar, era una época en que nuestra economía se sustentaba en la producción de rubros agrícolas; la compra-venta de ganado, predominaba el comercio mayorista, la  talabartería y alpargatería.
Hay mucho más que decir y anécdotas que contar. Esto son ráfagas solamente   de lo que significó La Villa en el pasado reciente, cuando hace más de seis décadas Villa de Cura tuvo un gran nombramiento a nivel nacional,  como   primer centro de comercio ganadero de toda Venezuela.

Oscat Cattasquel. La Villa de San Luís 2020


                                                   









lunes, 20 de abril de 2020

EL CANTO DE LA CHICHARRA



       

EL CANTO DE LA CHICHARRA

                      Por Oscar Carrasquel


De mediodía para abajo
oigo que emerge del patio
el canto quejumbroso, metálico,
de una chicharra
Cual princesa rubia
de traje transparente,
abollada 
en la corteza de un árbol
Cantas bajo el sol de mediodía
con un silbido extenso
mirando con ojos brotados
Hacia adelante y a todos lados 
Con un grito afligido
implorando lluvia
Al llegar el invierno
se desborona tu cuerpo
soltando de tus entrañas 
una breve lluviecita 
Entonces,
se apaga tu eco lastimero
y renaces en el verano venidero.


            La Villa de San Luis, abril 2018

domingo, 19 de abril de 2020

REGRESO DE SACVEN



              REGRESO DE SACVEN

                  A Liris Margarita
                  
                                                         Por Oscar Carrasquel

Retorna
cargado el ómnibus
con un censo de escritores,
poetas y de voces musicales

La llanta
del borde izquierdo
emite un alarido,
como de ala desprendida

Como un pájaro herido
El bus se arrastra
lastimado por el piso

Ligero
descienden los pasajeros
de sus asientos,
todos parecían preocupados,
menos la de traje blanco
(la poeta Rosana Hernández)

 ¡Serenos!,
hay que seguir camino.
advierte el conductor

El ómnibus llega por fin
a su destino
hasta la parada final
frente a la plaza Bolívar

El viaje se hizo placentero
Saludos, abrazos de despedida
entre una tropa de músicos y cantores
que cautivan
con sus alegres gestos.


                                La Villa de San Luis, 15 de agosto de 2017

Evocación: La delegación regresa de una asamblea de Sacven en Maracay, y de repente  al autobús se le pincha un neumático en el sector Las Guasduas. Llegamos sin novedad gracias a Dios, del pequeño accidente quedaron estos versitos.

sábado, 18 de abril de 2020

DOÑA ROMELIA PÉREZ/ SÍMBOLO DEL AMOR DE MADRE



Texto: Oscar Carrasquel



 Justo este sábado 18 de abril 2020, cuando las mañanas parecieran que pasaran lentas nos llega una noticia que enluta a la familia Varganciano  de la calle Páez, así como también a  familias y los muchos amigos residentes del callejón número uno o "Callejón Mateo Vargas" sector Las Tablitas de Villa de Cura, por el tristemente fallecimiento de la señora Romelia Pérez, madre de la señora Marys Quintero, esposa de nuestro apreciado amigo radio-difusor César Varganciano. Del resto de los hijos de doña Romelia se cuentan: Zoraida, Celsa, Elio, Marys, Yakelin, Yeny y José Manuel.

La señora Romelia Pérez era natural de la ciudad de Barinas, donde nació el 16 de julio de 1948. A la edad de 37 años fue cuando llegó a Villa de Cura donde fijó residencia por el resto de su vida. Y es la La Villa asiento de su apreciada y respetable familia, cultivando numerosas amistades con el acostumbrado y afectuoso que tienen los llaneros.

Es lamentable que por las razones sabidas de esta pandemia y la cuarentena, muchas personas conocidos y amigos no pudimos acercarnos a la funeraria a compartir y acompañarlos en el dolor por la muerte de la señora Romelia. Una mujer luchadora hasta la vejez, trabajando, aconsejando, edificando, cuya luz alumbraba como una lámpara votiva hasta que la muerte apagó los rescoldos de su vida.

Que descanse en paz y su luz brille por siempre allá arriba en el firmamento. Sus restos recibieron cristiana sepultura en el viejo cementerio Municipal al final de  la  calle Comercio de Villa de Cura.

Mi sentido pésame a nombre de nuestra familia a todos sus familiares y amigos, en especial a sus hijos y  nietos. Que Dios les de la fortaleza necesaria que mitigue su dolor en esta hora cuando se va una madre y uno por experiencia sabe que el alma se le vuelve truenos y rayos.  


La Villa de San Luis, 18 de abril 2020  

jueves, 16 de abril de 2020

MAR INQUIETO




MAR INQUIETO


                                                  Por Oscar Carrasquel


Blanca nube de espuma
que emerges
debajo de la arena
aprovechando el fantasma
de las horas

Sonriendo  en el ocaso
escapas del cerco de tu océano
envuelta en tu deposito de sales

Buscas en el cielo
los dominios de la luna

La luna dibuja
unos mapas uniformes
que nacen en el claro de la noche.
Se oye un estrépito
de luceros en la orilla

Regresa la ola
como un remolino que danza
hasta volver a caer
en las garras de su mar.

Te extraño por quererte
estación de mi poesía.


                                                                Choroní, julio 2014



martes, 14 de abril de 2020

EL ÚLTIMO CUPLE




                              Por Oscar Carrasquel


Viejo cancionero
rescatado, triste,
que renaces a mi lado
mientras fenece el día

Añosas páginas
que resucitan
antiguos amoríos

Versación
que turba el alma
hasta más allá de lo infinito

Canta el alma
dulces letras
de tiernas melodías

Suena el fuelle
en una noche callada
Acompañando 
dolientes  letras
entre penas inclementes
que van pronunciando despedidas

Mi viejo cuple,
te fijaste muy adentro
en mi corazón adolorido

Hoy quise cantar
deletreando tus canciones
de amor puro.
Esas que todavía duermen 
en mi alma prisioneras.


             
                                                     La Villa de San Luis, abril 2020









viernes, 10 de abril de 2020

"QUEBRAR LA OLLA" SINGULAR EXPRESIÓN DE LA CULTURA VENEZOLANA






Villa de Cura
Estado Aragua

                                                                                             Por  Oscar Carrasquel

En nuestro lenguaje natural una olla es una vasija de barro o de metal que sirve para calentar comida en un fogón de leña, y en tiempos modernos, montada sobre hornillas se usa para preparar comida en cocinas a base de gas. Olla hidrográfica significa una gran tolvanera de agua como un abanico que se forma proveniente de la corriente en los río caudalosos.

No debe resultar extraño ni  considerar pecaminoso el uso del término  “Quebrar la olla”. No tiene nada de misterioso mencionar la frase, sin embargo tiene una historia de larga data que viene de lejos. La oíamos pronunciar tiernamente en la infancia, cuando salíamos a volar papagayo y a jugar metras a la calle el Sábado de Gloria, sin entender cual era el verdadero significado de la popular metáfora.

Resulta que dentro del lenguaje popular vernáculo y otras culturas a este cognomento se le ha dado, al menos  un significado interesado para mofarse, algunos la han transformado en broma, en un adefesio, lo cierto que se trata de una frase tomada en cuenta por la población adulta en general, como una manifestación típica de Venezuela, especialmente expresada al culminar  los tradicionales días de la Semana Mayor. 

Según dicen expertos en la materia, la conseja a la cual en Venezuela no se le conoce autor a quien atribuirle el  mérito de su popularidad, llegó con la brisa desde el llano adentro. Es muy oída desde tiempos remotos; cuentan que tuvo su entrada triunfal por la región del Arauca colombiano, fue  Introducida por el llano apureño, cruza el centro y en definitiva se regó por todo el país.

El ritual se deriva de ayunos y de ritos de un gran número de creyentes que se congregaban, convirtiendo la fecha en una celebración en donde se mezcla lo prosaico con lo pagano. Se reunían en grupos en la tarde-noche durante los días santos, montaban la olla, se tomaban alimentos permitidos,  había abstinencia de licor, se privaban de juegos de barajas, se prohibía bailar, y entre todo aquello, nada  de "quebrar la olla". De ahí según tenemos entendido rebotó la histórica expresión.

Se introdujo y vive en la actualidad en toda Venezuela como expresión folclórica, en cuentos, chistes, y relatos. Los copleros en el llano y en la Música Central hasta incluyen la máxima en sus grabaciones, y también danza bajo el sonido de un arpa, tanto en  letras de joropo, como en contrapunteos y recitaciones.

Pues bien, como  se sabe, según criterio seguido por algún grado de cultura, los días de la semana desde el Lunes Santo hasta el Viernes Santo, existía la creencia según la cual no se pueden mantener “juegos de almohada y sábanas”. Equivale a decir que está prohibido la explosión de corazones hasta un minuto después de las 12 de la media noche del Sábado de Gloria, que es el día cuando prácticamente finaliza la  temporada de veda o abstinencia. Entonces sí, como dice don Rubén Camejo, "viene el barajuste cimarronero en sabana abierta". En el llano se celebra con sancocho y carne asada en varas
 
Para el feminismo de la época, un turbante o pañuelón de colores enrollado por una mujer adulta alrededor de la cabeza el día Sábado de Gloria,  era  una confesión automática de que aún no había "quebrado la olla".De acuerdo con el historiador Adolfo Rodriguez  en el pueblo de Elorza se dice "Quebrar la perola".

De modo pues que no hay razón para sonrojarse al oír esta manifestación, ya que no posee ningún aspecto mal intencionado. La razón de este modesto  trabajo que le presentamos hoy Sábado de Pascuita, cuando "Jesús entregó su cuerpo y derramó su sangre para el perdón de los pecados", lo que  pretende es mostrar al público lector parte de nuestras tradiciones populares que forman parte de la cultura vernácula, y una explicación común de la vida del venezolano en todo su ámbito, no debe enlazarse de otra manera.

Diagramación y publicación Ramón Alfredo Corniel

La Villa de San Luis, Sábado de Gloria, 11 abril 2020