martes, 24 de septiembre de 2019

BURRAS Y BURRIQUITAS DE LA VILLA PATRIMONIO CULTURAL








                                                                  Por Oscar Carrasquel

La figura del cultor es tan pedagógica como los mismo maestros escolares  en sus aulas,fíjense en aquellos que protagonizan el baile de la burriquita en Villa de Cura, que se encargan de trasmitir y enseñar esta cultura  relacionada con  la danza y el baile a las nuevas generaciones. y lo grande que es el folclore venezolano representado por nuestras burras y  burriquitas. El baile de la burriquita es una cultura que se ha mantenido en toda época en casi todas las entidades regionales del país, se nota más entre los pobladores del estado Aragua, en el municipio Zamora y sus diferentes comunidades, siendo que es parte de nuestras raíces originarias. Existe un dato fidedigno que nos proporcionaron, según el cual cada 30 de septiembre se tiene como costumbre en la capital de la República y otras capitales regionales, realizar un festival o encontronazo de carácter nacional de burriquitas.
En sentido general se puede afirmar que esta manifestación popular tiene su  origen y arranca, unida con otras de igual índole desde el periodo de la colonización española, se trata de una influencia cultural hispanoamericana con más de 500 años de coexistencia.
Es protagonizada  individualmente o en comparsa, por hombres, mujeres y niños cubiertos de uniformes de variados colores, con sombrero de pajilla sobre la cabeza, cayéndole unas gruesas  clinejas sobre el pecho, el cuerpo se apoya   cabriolando sobre una burra bailadora agarrada por la brida, que es un armazón forrado de trapos, confeccionado  por unos artesanos mujeres y hombre que con tesón trabajan por la cultura.
Siendo su principal característica  que danzan al son de los tambores y de cánticos autóctonos, la música, encerrada en instrumentos idénticos a los que utilizan las parrandas de aguinaldos en las fiestas decembrinas, donde se familiarizan, cuatro, maracas, tambor y furruco.
Como es de todos sabido el conjunto típico venezolano denominado “Un solo Pueblo” popularizó no hace mucho tiempo un  afamado tema musical que se denomina “Préstame tu Burra”, Es bueno señalar que este tema forma parte del repertorio de "Las Carruzas de La Gaita" un conjunto musical de Villa de Cura, donde las muchachas del conjunto, cantan y bailan emocionalmente al compás de la música, una interpretación folclórica que se festeja con vítores y aplausos y que no debe dejarse de querer. 
También hay otra pieza titulada "La Mula" que es un tema impactante creado en Venezuela por el famoso conjunto villacurano de aguinaldo "Los Turupiales de Aragua".
Cada región en Venezuela tiene su música y baile folclórico específico, en este sentido  en nuestra Villa de Cura, podemos admirar, aplaudir la actuación de las burriquitas  en locales destinados para la cultura, calles y plazas públicas, pero también en celebraciones especiales tales como carnaval, en  Pascua Navideña y festejos patronales; muchas veces en la  calle Páez donde ha sido objeto de admiración y distracción por niños, jóvenes y  hasta aquellos que hoy lucimos canas en la cabeza.
Hoy en día está tan arraigada esta tradición que se han mantenido encuentros de burriquitas a nivel municipal, regional y nacionalmente. En Villa de Cura se encuentra muy asida esta criolla tradición llevada a cabo por individualidades y grupos surgidos de instituciones culturales como la Casa de la Cultura y la decidida participación de escuelas publicas y privadas.
Hay que destacar el hecho que algunos grupos de burras y burriquitas del municipio Zamora fueron certificados oficialmente  por el MPP para la Cultura como “Patrimonio Cultural de Venezuela”, desde el 21 de octubre de 2016, entre los cuales cabe mencionar a los colectivos  culturales conocidos como "Araguaney"," Blanca Nieves", "Valero" y "San Francisco de Asís".
Esta costumbre generalmente  pasa de generación en generación. A este respecto nos contaron que el padre del profesor Marcos Montesino fue borriquero. Dios quiera que nunca se pierda esta tradición, ya que se trata de una cultura que facilita el encuentro de los habitantes en general y es un símbolo de paz y confraternidad entre los conciudadanos.



En nuestro pueblo de Villa de Cura se conoce un grupo de personas de vida artística que año tras año han llevado a cabo y personificado esta costumbre, la lista es larga,  pero entres ellos cabe destacar la figura del profesor Marcos Montesinos, quien sabe hacer su trabajo con esfuerzo y constancia  para que las nuevas generaciones no se olviden de sus raíces. Se recuerda su paso como instructor en la época de oro de nuestro otrora glorioso parque CVN donde su presencia era muy valiosa, sobre todo para los niños, con muchos triunfos artísticos en su currículo, en cada uno de sus alumnos fueron quedando atesoradas sus enseñanzas. Es bastante grato reseñar que en el evento nacional celebrado en Caracas en  octubre de 2016, el profesor Marcos Montesinos le fue entregada la certificación que lo acredita nada menos que como "Maestro de Tradición" (creemos que es el primero que lo ostenta en el Municipio Zamora) es decir una persona que conoce y sabe asumir este universo de cosas completo.
Algunas personas todavía siguen a su lado y otros han formado nuevos grupos, donde el profesor Montesinos se ofrece no solo como asesor y maestro, sino  también como participante.
Es importante acotar que el maestro Marcos no descansa, actualmente se dedica a enseñar a los niños de edad preescolar a actividades manuales, fundamentalmente a la elaboración de juguetes populares tradicionales como perinolas, trompos, papagayos, carritos y juegos didácticos.     
Vaya un  emocionado aplauso para  el bautizado "Maestro de Tradición" profesor Marcos Montesinos,  extendido igualmente a la docente y a la vez participante María Medina; pero también nuestra felicitaciones a coordinadores, discípulos, a los pequeños y a las personas adultas que tienen hasta 20  y 30 años y mas entregados  a esta actividad cultural, a todos los  que conforman los grupos del baile de  "La burra y la burriquita", específicamente  los que pertenecen al municipio Zamora del estado Aragua, y para todos los que dejamos de nombrar va dedicado este sencillo homenaje y nuestro reconocimiento.





La Villa de San Luis, 25 de septiembre de 2019
Fotos  archivo del retratista Ramòn Alfredo Corniel 

lunes, 23 de septiembre de 2019

ANITICA PÉREZ... ASÍ FUE SU VIDA ANDUVO MUCHOS AÑOS LIDIANDO CON ENFERMOS Y PARTURIENTAS







ANITICA PÉREZ...ASÍ FUE SU VIDA  ANDUVO MUCHOS AÑOS LIDIANDO CON ENFERMOS Y PARTURIENTAS 


                                                                                                                                                                         Por Oscar Carrasquel

ANITICA PÉREZ fue una mujer de fervoroso amor religioso y de una gran sabiduría que amó desmesuradamente la vida...Todavía nos parece sentir sus apresurados  pasos por la sala de emergencia  de la Maternidad.  Y  su voz dando  instrucciones y sugiriendo ideas en una sala de maternidad del antiguo hospital Dr. José Rangel de Villa de Cura, cuando funcionaba frente a la Plaza Bolívar; o bien entrando a la habitación de cualquier casa de vecindad a ver un enfermo. Esto nos lleva a decir que ANITICA llevó muchos años dedicada a la salud pública, poniendo su sabiduría al servicio de sus pacientes,  preparando a una embarazada que iba a dar a luz, con o sin la presencia del médico, poniendo en práctica sus conocimientos en obstetricia.  Al mismo tiempo encomendando los enfermos al poder de Dios. Sus acciones fueron muy diligentes, y de gran puntualidad.. 
En aquellas casas de ventanas de madera de doble postigo,  y en el ante portón de los caserones coloniales de La Villa, adonde había sido llamada a visitar un enfermo, aun debe escucharse  el sonido del toque con el puño cerrado de su mano, a cualquier hora de la noche, o tal vez en la madrugada, adonde debía de atender con urgencia a un enfermo o a una paciente que iba a dar luz.
En vida  fue premiada llamándola con ternura ·"Mamá Anitica",  pero en la pila bautismal y en la papeleta de nacimiento su nombre real era ANA PÉREZ SUÁREZ. Es muy probable que debido a su pequeña estatura le redujeran el nombre, y por eso  en todas partes se conocía solo con el cariñoso apelativo de ANITICA, Ella fue una servidora que recordaremos siempre con devoción y respeto. 
Ahora que vemos detenidamente su rostro en el retrato de la portada, la verdad es que todavía nos parece que estuviese viva. La mirada y la sonrisa a flor de labios  de cielo claro, son más que suficientes para no olvidarle, y es la mejor manera de retener en la memoria su nombre. Lo signa el hecho de tener  la distinción de haber nacido en este pueblo Villa de Cura el 20 de septiembre de 1920..  Andaba a pie a diario casi todo el pueblo, de casa en casa, en horario fijo como el tic tac de un antiguo reloj de pared,  sin detener la marcha.  
Ya hubiera traspasado los cien años llena de vida y amor maternal. A ella la trajo al mundo su progenitora cuando la Iglesia Católica conmemora el día de Nuestra Señora de la Misericordia. Las personas de su generación que aun existen y que la conocieron  pueden rubricar fácilmente  la trayectoria y el discurrir de vida de esta señora, mucho  mejor que quien escribe.
Se le tuvo como la primera enfermera villacurana graduada con título otorgado por una institución  reconocida, dentro y fuera de país, egresada de la Escuela de Enfermería de la Cruz Roja de Venezuela con sede en la ciudad de Maracay, estado Aragua, profesión que siempre desempeñó a la orden del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, concretamente en la Unidad de  Maternidad de Villa de Cura, hasta ocurrir su jubilación. La Sanidad en ese tiempo funcionó en una casa de alto de estilo colonial ubicada por la calle Blanca ( hoy calle Miranda). La casona quedó después en el archivo de los que escriben la historia  como “La Casa de Las Matos”,  frente a la conocida empresa tipográfica Editorial Miranda. 
El  primer director que tuvo la citada Maternidad fue el galeno  merideño doctor Manuel F. Rondón, testigo de la ejemplar vida de Anitica Pérez. Entre los otros fundadores que estuvieron en campaña hasta logar esta dependencia de servicio social para Villa de Cura, y que posteriormente le dieron impulso para sostenerla  a partir de 1943, el año de su creación, se mencionan a cuatro distinguidas personalidades de pensamiento y acción. :Ellos fueron la citada Ana Pérez Suárez, el médico Francisco López, el doctor Manuel F. Rondón y el comerciante mayorista don Juan Pablo Álvarez Rodríguez..
La señora ANITICA fue una mujer sencilla, humilde, pilar y horcón -partera y enfermera- y nunca se cansó en aquel ayer lejano de traer hijos ajenos al mundo entre sus manos tiernas como las de una niña. Todos sabíamos de su pobreza. Además de ejercer su oficio de enfermera y partera se dedicó a la tarea de aplicar inyecciones de casa en casa,  ricos o pobres, sin importar la distancia, cualesquier día y  hora en que fuera requerida con el fin de cumplir cabalmente su misión.   
Entonces no era nada extraño verla caminar como una incansable peregrina bajo el sol y el polvo las antiguas calles de Villa de Cura, ataviada  con su uniforme blanco de enfermera y una pulcra bandeja de peltre en la mano donde llevaba su instrumentación de trabajo. Su objetivo fue  cumplir sin una queja, con los planes de vacunación del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social a domicilio, o de atender el riguroso tratamiento de un paciente delicado en su propio aposento y de llevar siempre un poco de esperanza a los familiares. 
Miles de niños  hembras y varones nacidos en Villa de Cura en la clara luz del sol de un mediodía, o en la oscura noche  vinieron al mundo en las delicadas manos de esta gran mujer. Aparte de eso, también llegaron en sus cálidas manos cientos de nacidos en la Maternidad y el Centro de Salud de la amable población de Cagua, donde ella también prestó sus valiosos servicios, y donde aprovechó para dejar  muchas enseñanzas a las generación que le sucedieron..
Tengo un cuento en la boca sin pena ni verguenza. Fue la ocasión en que yo la tuve más cerca en tiempos de calentura y resfriado. Contemporánea y amiga con mi mamá. Apenas oía que nuestra madre mencionaba su nombre y veía que ella entraba a casa, yo corría inmediatamente a refugiarme al fondo del patio. Más aún, le tenía miedo cuando  la veía  cargando una jeringa como si fuera una pluma fuente...Pero después que pasaba el dolor y la fiebre, centrado en mi inocencia decía: ¿Como hago para dejar de quererla?... Estas vivencias de cuando yo tenía doce años  fue una de las razones que me indujeron a escribir esta crónica, seguir su huella y  recordar su inmortal recorrido por la vida. 
Así era ella, la enfermera Anitica, en los últimos días que la tuvimos de frente, con todo su brillo, su mirada inteligente, llena de bondad, tal como la retrató el lente de la cámara de  José Seijas, Aunque pasen los años siempre será recordada tal como la retraté en mi memoria. De contextura media, su piel ya plisada, su mirada firme, luminosa, una leve sonrisa dibujada en su cara,  su cabello ya nevado, blanco como espuma de ubre de recién ordeño, y una aureola de bendiciones en su pecho.
        . ¡Que Dios la tenga en la Gloria!

La Villa de San Luis, 22 de septiembre 2019

miércoles, 18 de septiembre de 2019

"EL NIÑO" EDGARD MACERO RETRATO DE UN GRAN PERSONAJE DE ESTA VILLA DE SAN LUIS DE CURA








"EL NIÑO" EDGAR MACERO RETRATO DE UN PERSONAJE DE ESTA VILLA DE SAN LUIS DE CURA

                                                                       Por Oscar Carrasquel

Hoy tenemos la grata satisfacción de traer a nuestra página una parte sustancial de la vida de este popular personaje villacurano querido por todos, quien por sus vivencias y sus oficios de intelectual, chofer de camión y de sastre, fue muy conocido en toda la  Villa de San Luís en las décadas de los años 40,50 y 60. Edgard Macero  era el nombre de pila de “El Niño Edgard”. En esta ciudad nació y fue creciendo en compañía de sus éxitos y derrotas, con sus altas y bajas.

Edgard Macero abrió sus ojos al mundo en Villa de Cura en 1924, era hijo natural de un hombre útil y muy famoso de nombre Leopoldo Tosta Alfonzo...  Leopoldo Tosta  fue un estudiante universitario avanzado, ejerció la medicina clínica como un sacerdocio, fue como un tropero porque hasta los campos llevaba  sobre el lomo de una mula atención médica y remedios para cuidar y curar enfermos. Hoy día su nombre es epónimo de una Unidad Educativa Nacional y una céntrica calle villacurana.

La madre del “Niño” Macero se llamaba doña Ernestina Macero, hermana de don Ramón Macero, natural de San Sebastian de los Reyes, también de oficio camionero, cabeza de una familia muy apreciada y querida en Villa de Cura. Fueron en total tres hermanos: El “Niño Edgard”, Ernestina “Minina” y Aracelis Macero.

Su padre Leopoldo Tosta, era muy cariñoso con sus hijos, cuando eran niños los sacaba siempre de paseos elementales en las tardes apacibles conduciendo un carrito Ford modelo clásico 1948, les daba vueltas por el centro y el sector La Alameda Crespo y los paseaba por los límites de la sabana.

Edgard terminó su primaria elemental en la tradicional escuela Arístides Rojas de Villa de Cura con maestros respetados y queridos. Estudiar secundaria en esos tiempos que no había liceo en el pueblo era complejo, sin embargo pudo estudiar hasta cuarto año de bachillerato en el Liceo Agustín Codazzi de Maracay.

Al lado de un distinguido sastre en La Villa llamado don Plácido García, el padre de un amigo, del Negro José Nuñez, aprendió y ejerció muchos años el arte de la sastrería. No era extraño verlo entonces, corrigendo tallas, trazando y cortando telas de casimir inglés en un mesón de madera y cosiendo trajes a la medida sentado frente a una máquina de coser. En tiempos pasados la sastrería tuvo un auge tremendo en Venezuela. En La Villa había muy buenos sastres.
 
Chofer de un camión fue su nueva profesión...  “TRAGEDIA” de autor anónimo fue un sobrenombre que nunca se quitó; se lo ganó él mismo, porque en todas partes con una paciencia excepcional montaba un improvisado taller mecánico, corrigiendo fallas mecánicas a un legendario camión Ford 600, V-8, de barandas y parafangos que se movìan como dos alas, modelo 1946, el cual le servía como medio para desempeñar toda clase de labor. Algunos desalmados que pasaban se retan de su desgracia.

Y era además, porque el camión parecía que estaba encantado, nunca encendía por el suiche de ignición, como la mayoría de los vehículos a motor,  sino que Edgard lo prendía poniendo a girar el motor dándole vueltas hábilmente a una manilla por el frente, lo que todo el mundo en la calle veía como una verdadera tragedia, de allí su apodo de "Tragedia", de lo que casi nadie escapaba del grupo de bochincheros.

Edgard Macero era un hombre flaco, honesto, tenía cara de niño, medio encorvado, no ostentoso pero vestía bien, la moda en la época era usar pantalones tubito y zapatos relucientes de dos tonos, Muy educado, refinado. Hay que resaltar lo expresado por su hijo Leopoldo que, su padre tuvo renombre como un joven bien parecido y de mil amoríos.  "Pachuco" o "Patiquìn" nombraban a estos seres en décadas pasadas porque gozaban de alta atracción entre las muchachas de la época. 

Ese anciano camión Ford era su soporte económico donde se ganaba la vida, recorría con la unidad el pueblo de La Villa de punta a punta. Era genuino para todo, iluminaba caminos. De golpe estaba con cada brisa que se detenía en la parroquia Las Mercedes, en Aragüita o en Los Colorados. Le gustaba alejarse del centro, su círculo de reunión más importante era la parroquia Nuestra Señora de Las Mercedes. Allá se sembró entre su gente, conoce y se relaciona con la  familia de la que fue su esposa.

Se dedicaba en cualquier día de la semana a transportar enseres de mudanzas, botar escombros y cachivaches viejos, a cambio de pocos centavos,  si la persona era conocida y de pocos recursos lo hacía de gratis, aunque también  hacia mudanzas a familias de alcurnia. Siempre traía algo de dinero en los bolsillos producto de su labor para su sustento y ayudar a su familia en el sostenimiento del hogar. 

Por las calles principales de la Villa, diariamente se veía transitar este vehículo con su natural runruneo...  “Camastrón”, así lo bautizó el propio dueño al viejo camión, el cual era como una especie de familia, la propiedad más importante, sin importarle la lidia que le proporcionaban sus problemas electromecánicos.

Debajo del asiento del conductor cargaba siempre una pesada manilla. El motor con varios  manillazos rugía como una bestia brava, pero al menos prendía y lo ponía a rodar. “Estàs como una uva papaíto”, era su frase concluyente cuando iba a ocupar su puesto de conductor. Nunca cargaba ayudante de trabajo sino que se bastaba él solo para esos menesteres; numerosos eran los viajes que hacía el día a día.

Macero era un genio cultivando amistades. Poseía una fina cultura general y pensamiento, sabía dar forma a su personalidad. Se sabía de memoria como escribían, como sentían los poetas franceses vanguardistas. Como EL vivía al frente de la tipografía Morgado, fue muy amigo del poeta José Manuel Morgado, y asiduo a esas reuniones que mantuvimos en la Peña de Morgado.

Cuenta su amigo Leopoldo Guevara, maestro de escuela, pintor y poeta que, Edgar sentía una gran afición por el coleccionismo de cosas antiguas, se sabe que adquirió una moto  italiana marca DUCATI que nuca la puso a funcionar, la tenía estacionada en el jardín de la casa cubierta con un manto plástico. Después la vendió a uno de esos que ponen avisitos "Se compra moto Ducati de alta cilindrada".

Quiso Leopoldo Guevara resaltar también la ocasión que vino en campaña presidencial a Villa de Cura el doctor Arturo Uslar Pietri. Edgar lo llevó a su casa. El escritor quedó impresionado al observar en su biblioteca una vieja colección del periódico "El Cojo Ilustrado", y se la llevó el ilustre personaje después de plantearle la compra.  

Aquel hombre sencillo, cabal, nada le doblegó el entusiasmo, habitó casi toda su vida una casa propia de su madre Ernestina Macero ubicada en la calle Páez, a escasos pasos de la tienda “Cristo Rey”.Alquiló una pieza a su amigo Leopoldo Guevara quien era consentido de doña Ernestina, lo trataba y bendecía como su nieto, un joven con los mismos deseos de hacer bien a la cultura.

Aunque yo lo conocí y lo traté en demasía, porque recuerdo que fue consecuente amigo de mi padre. Para escribir esta nota tuve que  consultar a muchas personas, a don Oldman Botello, a su hijo Leopoldo Macero Alcubilla, en la ciudad de Maracay, y a su primo Carlos Julio Macero, en La Villa.

El profesor Oldman Botello,  Cronista de Villa de Cura y Maracay, me manifestó que Edgard visto en las imágenes tenía un gran parecido físico a su padre Leopoldo Tosta, Fue un estudiante aplicado,  poseyó un saber autodidacta, leía mucho, por eso ostentaba una cultura enciclopédica. Le gustaba guardar fotos, recortes de prensa referente a las letras y al arte en general y coleccionar objetos antiguos. Sentía un gusto excepcional por la música.

Edgard Macero, siendo muy joven le gustaba parrandear, divertirse, apenas obtuvo la mayoría de edad acostumbraba visitar alcobas de lupanares, sus amigos de generación me hablaron de que era perseverante en el fondo de la noche del  famoso  Night Club “La Cita”, un lugar que en 1950 existió  en el perímetro urbano salida de Villa de Cura a San Juan de los Morros, casi llegando a una bomba de gasolina. Jamás se aparto del habito de visitar este lugar, aún cuando la madre le peleaba sus rochelas.
 
Ya se lo había oído contar a él en alguna ocasión, pero un amigo suyo de mucha confianza me confirmó que muchas veces se iban al salón familiar del “Bar Savery”, un lugar de diversión con normas de buenas costumbres, donde los fines de semana se disfrutaba de música bailable en vivo, y las damas que lo frecuentaban eran de la alta sociedad. Trajeado con un flux "carne salada" de medio uso..
 
Pero llegó el día en que se terminó su vida libertina y de soltero, cuando conoció, pudo enamorar  y casó con la señora Lola Alcubilla de Macero. Del matrimonio sobrevive un solo hijo, Leopoldo Macero Alcubilla. Su esposa falleció junto con una criatura en un segundo parto.. Desde ese día su cielo se volvió cenizoso, oscuro, una verdadera tragedia.

El "Niño Edgard" vivió durante mucho tiempo al lado de su madre doña Ernestina Macero en la calle Pàez. A veces se escapaba y desayunaba o almorzaba en la pensión de Juanita Changary "La tres lunares", que le quedaba cerca.

Se le conocen también otros hijos en el transcurrir de su vida sentimental,  todos ellos se han dado un abrazo fraternal, además de Leopoldo Macero Alcubilla,  están Josefina Macero, Irma Macero, Mario Sánchez, Francisco Sànchez y Elena Utrera. Algunas vivencias fueron contados por Leopoldo, quien aprovecha para recordar que tiene muchos amigos en La Villa porque  estudió en el Liceo Alberto Smith..   

De repente la salud se quebrantó le llegó el momento en que no se puede retrasar el reloj.. El 5 de agosto de 2005 se apaga la vida de aquel hombre que derribó tantas barreras, contaba 81 años de edad. Todos sus amigos sentimos en el alma y acusamos el golpe certero de su partida, acaecida en la misma tierra que lo vio nacer, donde sembró amor y amistades. Se le terminaba el tiempo a aquel hombre querido por los diferentes estamentos de la colectividad villacurana del recién pasado siglo xx, y a  quien hoy  venimos a recordar luego de tanto silencio.

Porqué sabemos que la vida lo hacía sonreír a cada instante a pesar de todas las adversidades. El Niño Edgard, si estuviera vivo, de seguro se hubiera  sentido muy acorde que yo cerrara esta humilde crónica con un pensamiento del poeta y cantautor argentino Facundo Cabral que reza: “Cuando esta vida nos presente mil razones para llorar, le demostremos que tenemos una y mil razones para sonreír”. 

Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis, septiembre 2019
La foto fue cedida por el señor Leopoldo Macero A.

sábado, 7 de septiembre de 2019

LA CRUZ DE MAYO EN EL SENTIMIENTO DE ALEJANDRITA CASTILLO


Alejandra Castillo, creadora de la cofradía, se observa al lado de la Cruz durante el ceremonial de la procesión el 3 de mayo día de La Cruz..


Villa de Cura
Estado Aragua


                                                                                      Por Oscar Carrasquel


La solemnidad a la Cruz de Mayo es una de la más ancestral manifestación cultural y religiosa que se conmemora todos los años en casi todas las regiones de Venezuela.  Se vincula  con la flora y la bonanza que otorga  la tierra en  la producción de alimentos, y  con la temporada de invierno que regularmente se inicia en los primeros días de mayo. Distingue y representa al  folclor popular venezolano.
Haciendo un poco de historia,  esta religiosa adoración a la Cruz es antiquísima, se afirma que data desde el año 324 de la era cristiana. El motivo es para homenajear simbólicamente a la Cruz en donde murió Nuestro Señor Jesucristo. En cuanto al velorio a la Santísima Cruz su traída y aparición  se remonta a tiempos de la colonia.
En la calle Guárico, casa número 31 de Villa de Cura, municipio Zamora del estado Aragua, habitada por la señora Alejandra Castillo y la calidez de sus familiares, mejor conocida como Alejandrita. A mediados del pasado siglo xx, tal como reza la tradición y dispone la Santa Iglesia Católica, la celebración se da los 3 de mayo de cada año, pero la fiesta se prolonga durante tres días seguidos,  es decir del primero hasta el tres de mayo.
El ritual consiste en una reunión familiar y de vecinos que se da en el patio de la casa de doña Alejandrita con su familia. En un espacio tiene construido un altar en donde  se adora la Cruz, envuelta toda en capullos de maíz, cubierta de papel multicolor y  de flores naturales. En el altar la comunidad católica le llevan ofrendas gastronómicas , rezos, cantos,  le llevan ramos de flores, frutas, velas y cirios encendidos.
El ritual, repito, se prolonga durante  tres días y noches, en medio de rezos y del ruido festivo de improvisados cantos, décimas y letanías, con acompañamiento de grupos musicales,  cuatro, guitarra, maracas y tambor, ejecutados por miembros de la comunidad del barrio La Represa, con el fin de rendir honor a la Cruz. 
Durante el velorio se reparte entre la concurrencia café con leche, un sustancioso hervido cruzado, bebidas asociadas con la celebración, y dulces típicos elaborados por los propios vecinos y miembros de la familia.
Entre los músicos y cantores populares no puedo dejar de mencionar a Pedro Viña, a Cirilo Ibarra y  Josè Alejandro Martìnez, con el cuatro; Evaristo Saldeño em el arpa. demás las guitarras y voces de Josè Linero, Virgilio Linero y un aguinaldero del barrio el popular “Casunga”, manoseando un tambor y cantando décimas. 
El evento contaba con la presencia de "velorieros" provenientes de la Sierra del Sur, El Cortijo y Las Mercedes, interpretando tonos a la Cruz y la Virgen María, con sus rogativas para que pronto llegaran las lluvias, y pedir la gracia de Dios para que el campo obtuviera en el año una abundante cosecha.
La Cruz se encuentra colocada en un ante patio, todo  sembrado de matas de helechos, malangas, capachos y flores de pascuitas, hermosamente cuidado y conservado todo el año por la señora Castillo. 
Se acostumbra, luego de finalizado el Velorio de La Cruz y de oír el rosario, a realizar una procesión o caminata amenizada de conjuntos musicales, en medio de un ensordecedor ruido de cohetes, fuegos artificiales, rezos y canto sacramental.
Arrancaba la citada procesión desde la calle Guárico frente al grupo escolar Valleniza Lanz hasta llegar al picacho  El  Vigìa,  capitaneada la romería por la señora Alejandrita Castillo (1894-1979).  
Alejandrita, creadora de la cofradía era una mujer pequeña de tamaño, vestida de largo, camisón, generosa y buena como el pan, una respetada Comadrona que trajo muchos niños al mundo, quien era la principal animadora de esta festividad popular y religiosa; contaba siempre con el acompañamiento del cura párroco de la Iglesia San Luis Rey quien dirigía el ritual, y a cuyo cargo estaban los oficios religiosos. Sonaban alegres las campanas de la Iglesia Matriz. La comunidad salía a la calle, y tanto  adultos y niños rendían homenaje  de adoración por donde quiera que  pasaba la procesión.
La multitud que acompañaba a la Cruz, atraviesa toda la barriada La Represa, sube por Barranquilla, se estaciona en una pequeña meseta del cerro El Vigia, al sur de la ciudad de Villa de Cura, donde finalmente era clavado el madero donde simbólicamente murió Nuestro Señor Jesucristo, y se da el toque final al ritual. 
Con el fallecimiento de doña Alejandrita Castillo en 1979,  esta antigua tradición en la calle Guárico de la Villa se ha venido a menos o caído en el olvido. Ningún símbolo mejor que la Cruz de Mayo para expresar nuestro recuerdo y gran admiración por lo que hizo y significó  esta guía espiritual de la fe cristiana en Villa de Cura. No precisamente en el patio de esta casa, ni en la cúspide del cerro El Vigía, debemos de buscar a Alejandrita Castillo, sino encontrarla morando al lado del Señor en  los confines del cielo. 



Fotos de la colección de nuestro fotógrafo Ramón Alfredo Corniel
La Villa de San Luis, 03 mayo 2019


jueves, 5 de septiembre de 2019

RÈQUIEM A DON VALENTÌN CARUCÎ


Villa de Cura
Estado Aragua


                                                             A la familia Sacven

                Por Oscar Carrasquel

Ayer sin pensar en duelo
me sorprendió la noticia
de tu sorpresiva partida

Poeta nacido en tierra Guara
muy cerca del Barquisimeto
de tus amores.

De pasitrotera huella
como potro que corre
por la llanura entera

Volaste sin despedirte
una madrugada de invierno
con rejo, totuma y curiara
por el río de los recuerdos

Regando dolor y pena
por el camino desierto
con el madrugador lucero

Las jóvenes y matronas
con una mirada sola
hoy en silencio te lloran
con un “Sentimiento Apureño”.

                    La Villa de San Luis, 4/09/2019





lunes, 2 de septiembre de 2019

AVRIL...BIENVENIDA



                        
         
               

                                   

                      Por Oscar Carrasquel


Avril,
Espléndido nombre
lo trae esta pàrvula 
en su muñequilla estampado

Avril,
acaba de abrir
sus ojitos al mundo

Su mirada de fina perla
Ilumina
el templo de su dominio

Nace un dos de septiembre
después de pasado
el último aguacero

Por fin arribó a Valencia
en la cresta de una garza
por un largo sendero

Agua del mismo estanque
Canto de pájaro
de mar y del mismo cielo

Se oyen voces y risas
demasiado cerca,
Alzar la quieren chicos y grandes.

Regalos,
claveles y nardos,
de todo llega a su lado

Estalla con ansia su llanto
abarcando todo el prado
oculta en un acolchado
estuche de regalo.

                           Valencia, 02 septiembre 2019