MÁXIMO DÍAZ ENCUENTRO CON UN HACEDOR DEL ARPA ARAGÜEÑA
Nuestro pueblo Villa de Cura es un entorno de la
geografía aragūeña donde se desarrollan culturas diversas y han surgido muchos
actores de distintas cualidades. El joropo aragūeño dibuja lo que es el
paisaje campestre, es tan autóctono y querido que en Villa de Cura, de dónde sale este género musical, se hace el arpa que acompaña
a sembrar la poesía de muchos creadores de la región, fusionados a lo que
hoy se llama Música Central. Como es sabido el Joropo Aragüeño tiene
sus raíces nacionales a partir del siglo XVIII.
Con frecuencia le damos relevancia a los arpistas, igualmente
a los cantadores y exaltamos a los bailarínes, pero poco se oye mencionar a aquellos que hacen el arpa. No se le ha dado el lugar preponderante que merece el hecho
que, este instrumento de 35 cuerdas muy similar al arpa llanera, en época
no muy remota, lo fabricó en Villa de Cura, estado Aragua, el joven Máximo
Díaz. El arpista para derrochar bien su arte debe confiar en la alta calidad de
su instrumento.
El artesano Máximo Díaz Ramos, como es su nombre
completo,hombre sano y cordial nació en el asentamiento campesino de Los Bagres en el
Valle de Tucutunemo, jurisdicción del municipio Zamora el 01 de octubre de
1953. Era un muchacho de corta de edad cuando sus padres abandonan el lar
nativo y fijaron residencia en los altos del barrio La Represa de Villa de
Cura.
Allí, después de terminar la educación primaria en la escuela
básica "Inocencio Utrera" cursó la carrera de Dibujo
Técnico, sin embargo se le notó una vocación artística. Casi de manera paralela comenzó a trabajar para ayudar en todo lo de la casa;
aprendió carpintería, se consagró a darle vida musical a la madera, a
tallar figuras sobre troncos de madera.
Un poco más adelante se encaminó a elaborar arpas como si
fueran de verdad pero en miniatura para vender como souvenir. Vendía todas las
que lograba producir. Su casa paso a ser un lugar para exponer y vender los facsímiles. Mirando el éxito obtenido entonces se inició como
"lutier" construyendo el arpa aragüeña normal y
corriente. Como hombre perspicaz y preocupado, aprendió sin ver a nadie y sin
maestro, a punta de intelecto.
Ya tenía la sierra, cincel, escorfina y demás instrumental
completo. Desde su pequeño taller en un tinglado de su casa de bahareque
y palma salían elaborados todos los elementos que constituyen un arpa,
tales como el barón, las costillas,
la cinta, el cuello, diapasón, los trastes y clavijas. Y como
punto final, el encuerdado que, son los registros graves y agudos
del arpa… Y como también aprendió el lenguaje para manejar aquel cuerdero, la
afinación del instrumento.
Nos enteramos que la primera arpa que MÁXIMO construyó fue un
obsequio para un joven músico del sector”La Represa” llamado
Félix Alberto Rodríguez, que se iniciaba en el joropo aragūeño y que luego, a
decir de la gente, fue un arpista de carrera virtuosa.
MÁXIMO DÍAZ es de
sentimiento altruista su objetivo fue pagar una promesa en
acción de gracias por los dones y el espíritu creador que Dios le dio a lo
largo de su vida. Es lo que nos contó en el año 1989. Treinta y
seis años de edad tenía cuando tuvimos la oportunidad de
hablar con él. Según su aseveración entre los artistas que han ejecutado un
arpa construida en su taller figuraron una constelación de arpistas encabezados
por el maestro Salvador Rodríguez; figuraron otros artistas entre ellos los hermanos Pablo Rodríguez, Cecilio
Rodríguez y Félix Rodríguez, Alfredo Sánchez,
Martin Herrera, José Cordero, Víctor Ilarraza y Fermín Esaa.
El azar le dio el privilegio de hacer el arpa oficial a un
cantador de joropo tuyero de larga data como lo es don Atlio Segovia. A don
Silvino Armas que no era ejecutante del arpa, sino un magnífico cantador
de joropo, le fabricó y vendió hasta cuatro arpas. Se la hacía por
encargo. Quizá alguna respira por ahí enfundada recostada de una pared. Su
trabajo como fabricante de arpa fue conocido en otros ámbitos en la
región de Aragua, Carabobo y Miranda.
La verdad es que tenemos mucho tiempo que no sabemos de la
vida de Máximo Díaz, desde aquel septiembre de1989 que le hicimos una entrevista
en Villa de Cura para las páginas del periódico El Vigía, quincenario dirigido por José Seijas… Hoy, no
sabemos si desarrolló su fábrica, ni tampoco cuál es el paradero de este
humilde artesano.
Por otra parte, creemos que en La Villa hace falta una cátedra dónde se estudie y se enseñe a cultivar el arte de fabricar este instrumento de nuestra Música Central, en donde el hombre creador desarrolle sus cualidades artísticas y su inteligencia. El señor Maximo Diaz pareciera haber abonado el terreno.
Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis, septiembre 2021
Foto José Seijas
Publicación Ramón Alfredo Corniel.
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