lunes, 11 de mayo de 2020

EN MEMORIA DE RAMÓN MARÍA ACOSTA EPÓNIMO DEL ESTADIUM DE BÉISBOL DE VILLA DE CURA

                                  
EN MEMORIA DE RAMÓN MARÍA ACOSTA EPÓNIMO DEL ESTADIUM DE BÉISBOL DE VILLA DE CURA

                                                                                      Por Oscar Carrasquel


Este personaje  nacido bajo el ancho cielo en la Villa de San Luis de Cura de nombre  Ramón María Acosta que prestigia la crónica de hoy, fue un ser que por obra de Dios y  cosas de la naturaleza le tocó nacer quebrado. Por cariño y costumbre adquirió desde niño el sobrenombre de  “Ramón El Quebrado”, designación que para él no era ningún ahogamiento. Esa característica nunca lo separaron de sus quehaceres cotidianos, cada día para él era como un volver. Su mundo personal. Un hombre totalmente feliz. Nunca en el campo de la vida dejó de trabajar, siempre se mantuvo contento. Desde muy joven inmiscuido en el ambiente del béisbol lo cual le brindó muchas alegrías y satisfacciones.

Su verdadero y oficial nombre era Ramón María Acosta, epónimo hoy del estadio de jugar béisbol de la ciudad de Villa de Cura, municipio Zamora, estado Aragua. Nuestro equipo de béisbol  "Cerveza Caracas BBC" tuvo la fortuna de inaugurar este parque en reñido encuentro con "Los Rojos" de Las Tablitas.  Ramón María nació en esta ciudad de Villa de Cura el 18 de diciembre de 1911 y finalizó su alegre existencia el 16 de abril de 1956. Su recorrido por la vida fue de 45 años apenas. Como se sabe en abril de  2020 se cumplieron 64 años de su desaparición física.

Ramón María Acosta brotó del nidal de "la hernandera". Era hijo natural de don Heriberto Hernández, su madre doña Felicia Edmunda Acosta, honorable matrona nacida en La Villa y luego residenciada en Maracay.. Don Heriberto Hernández en la década del cincuenta fue dueño de un negocio de abasto bien surtido ubicado por la calle Comercio cruce con Dr Rangel, frente del antiguo Mercado Municipal inaugurado en 1940..  El grupo familiar vivía frente a la plaza Miranda contiguo al edifico del teatro Ayacucho en la calle Bolívar. El apellido Hernández  siempre estuvo ligada al comercio mayorista de Villa de Cura. Ramón se mantuvo activo en su pueblo durante todo su existir, algunas veces fue dependiente del negocio de víveres y frutos de su papá, pero solo para ayudar y distraerse.

Ramón María Acosta, mejor conocido por su contribución a la pelota béisbol tuvo la buena suerte y el privilegio  de tener dos madres; la que lo tuvo, Felicia Edmunda Acosta, y la otra, doña Herminia de Guarenas, que desde que era un párvulo lo llenó de atenciones y cariño, y  se hizo cargo de él. Las dos inolvidables matronas de rostro suave y alegre como el paisaje.

Este recordado personaje tuvo una dilatada hoja de servicio como empleado tribunalicio, simultáneamente fue dirigente deportivo, entrenador de béisbol, arbitro principal de béisbol, se desempeñó como privilegiado manager junto con el recordado Inocencio Adames Barrios del  glorioso Ayacucho Star BBC; novena que fue campeón nacional de béisbol juvenil en 1943, un equipo que acabó con la supremacía  de Distrito Capital que ganaba todos los años.

Fiestero ocasional, declamador, dicharachero, bohemio, actor de una compañía de teatro parroquial donde algunas veces hizo el papel de policía de “rolito”, y cantor de tangos. Fácil era encontrarlo en cualquier tangada y espectáculo social o cultural…Gardeliano cien por ciento y furibundo magallanero.

En la década del 50 en el campo abierto de La Aduana de Villa de Cura a un lado de lo que es hoy el área del un Centro Comercial, al lado de la avenida Paradisi intervino como árbitro principal en la categoría amateur “AA”. Hombre de una gran serenidad y experiencia para impartir justicia en un terreno de juego. Con mucho conocimientos de los tópicos del reglamento del béisbol. Alternaba la posición con otro arbitro villacurano de nombre Aurelio Pacheco y en las bases Manuel Luna y Remigio Marchena..

Es preciso puntualizar que en ese tiempo el béisbol en Villa de Cura y en todo el estado Aragua era “pura candela”. Los equipos de La Villa donde entraba el San Luis, La Criolla y Ayacucho Star (segunda edición), rivalizaron con los mejores conjuntos de Caracas, Valencia, Palo Negro, La Victoria y Cagua. Las novenas representantes de La Villa se caracterizaron al titularse varias veces campeones estadales.

Ramón María Acosta “El quebrado” poseía un rico anecdotario. Muchas anécdotas de su paso por el béisbol se contaron en aquellos tiempos. Pedro Ezequiel González (Pegom) se refirió a unas cuantas, en una columna que mantuvo en la recordada revista "Expresión". González era su compadre, por ser Ramón Marúa  padrino de su hijo, el tipógrafo René Alcibíades González Romero.

Son bastantes los cuentos, pero solo me voy a referir a  uno. Cuenta Pedro Ezequiel en una columna periodística que, en una fecha cuando se realizaba un juego de campeonato en el estadio San Agustín de Caracas, un fanático le gritó desde la tribuna: Pórtate bien “quebraito” que tenemos que llevarnos este campeonato para La Villa… Ramón María se quedó mirando al fanático y desde el terreno de juego le respondió: “Chico, no me digas muy duro “quebraito” que la gente se va dar cuenta que soy quebrado”.

Hubo otros pasajes de su rico humor. Me cuentan que cuando uno de esos amigos tremendos se metían con él,  le criticaban a propósito una jugada o una sentencia, enseguida le estampaba una sola palabrita: “!Madre!”.

Yo lo conocí bastante, lo vi muchas veces arriba de una bicicleta propia marca Raleig, dando pedalazos en sus funciones como Alguacil del Juzgado del Distrito Zamora, cuyo titular era don Francisco Coelles Briceño, quien le tenía mucho aprecio. El secretario del Tribunal era el bachiller Manuel Ramón Ceballos. Nunca salía sin su bicicleta, la tenía bien cuidada. El Negro José Nuñez, su mejor amigo de la niñez, vociferaba en su presencia que, Ramón en las noches y madrugadas de frío arropaba la bicicleta con una manta. Y el Quebrado le contestaba: -!quien me la arropa es Virginia! (Virginia se llamaba mi tía, la mamá de Nuñez)

Aprovecho  para recordar que el Juez Coelles Briceño, además de su experiencia en la judicatura, fue muy colaborador con el deporte. Hay gente de su generación que lo señalan  como uno de los fundadores, junto con el maestro don Víctor Ángel Hernández y otras personalidades, del célebre Ayacucho Star BBC, clase juvenil..

También pudimos ver a Ramón El Quebrado, algunas veces, cantando los mejores tangos de Carlos Gardel en las veladas culturales en el cine El Corralón acompañado de la guitarra del Che Julio Martínez, y ademas, formando parte de una revista teatral junto con Josefina Caracas, Críspulo Gallo, Antonio Martínez y otros, bajo la batuta del poeta Vinicio Jaén Landa.

Ramón María tuvo tres hermanos, uno fue el señor  Pablo Emilio Acosta, locutor, jugador de sofbol y conocido publicista de Maracay, le gustó esa capital y allí se quedó, sus íntimos amigos allá en ciudad Jardín lo llamaban por el sobrenombre de “Vitamina”, Las hermanas fueron María Acosta de Sánchez y Dilia Acosta de Ledezma. Siempre fueron hermanos que hasta el final no perdieron comunicación..

Muchas fueron sus luchas y apariciones en un campo de pelota y todo lo que entregó durante su vida al servicio del deporte, y sobre todo al béisbol villacurano. Ramón María Acosta fue de ejemplar vida, se merece respeto y todos los honores.

Así pues, hemos hablado lo que alcanzamos a conocer sobre el perfil humano de este personaje villacurano, cuya figura desconocen las nuevas generaciones de beisbolistas que se forman hoy en día en el moderno estadio “Ramón María Acosta”, que glorifica su nombre..

La dirigencia deportiva o la Liga de Béisbol del Municipio Zamora tiene una deuda moral con él, porque hace tiempo se constituyó en su pueblo un comité, el cual tuvo como proyecto colocar su busto a la entrada del mencionado parque de béisbol, lo cual, como todo, ha caído en el olvido. No es raro,  ya que para La Villa siempre se olvida lo  prometido..

Oscar Carrasquel. La Villa de San Luís, 10 de abril 2020
La foto es propiedad de Editorial Miranda, retocada por el artista Ramón Alfredo Corniel.


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