LA PARADURA O BUSQUEDA DEL NIÑO PERDIDO
Por Oscar Carrasquel
La Paradura y la Búsqueda del Niño Perdido es una advocación exclusiva
de la Iglesia Católica para indicar que el Niño Jesús ya puede levantase.. La
organizadora que puso su espíritu para que se iniciara esta tradición en Villa
de Cura fue la señora Gladys Ybarra de Varganciano. Hasta los momentos se han
realizado 24 ediciones La reunión de este año se tiene previsto realizar el domingo 15 de enero en horas de la tarde. Ya
cuenta con 24 ediciones. Se trata de la renovación de una tradición. La
visita en cada casa de la vecindad, tocando de puerta en puerta,
buscando al Niño Perdido indica que ya
se puede recoger el pesebre, uno de los regalos que deja la Navidad. Esta
fiesta no termina aquí sino que se prolonga en otras entidades hasta el 2 de
febrero día de la Virgen de la Candelaria.
Doña Gladys Ybarra de Varganciano es la persona encargada de
seleccionar y preparar a los niños y niñas que van a representar el Nacimiento
Viviente, a los pastores y pastorcitos que recorrerán las calles, a buscar casa
por casa, al Niño Perdido junto con a los vecinos del sector. Hay procesión, se
reza un rosario, se cantan versos alrededor de una manzana, también gaitas y
villancicos.
En esta oportunidad la procesión será encabezada por el Diacono Joscar
Ortega pastor de la Iglesia San Luis Rey. Años antes, cuando había progreso,
después de la procesión se hacía un brindis, se servía ricos dulces, golosinas,
refrigerios y vino. La verdad es que el lugar se convierte en una gran fiesta
hogareña. Esta celebración fortalece el camino para que la festiva calle Páez
de Villa de Cura pronto sea proclamada como Patrimonio Cultural.
Este año acompañará al torrente de feligreses la agrupación Serenateros
de Venezuela bajo la dirección de Orlando Veloz y Omar Rebolledo. Las madrinas
serán tres: Josefina Herrera de Rodríguez, Mariana Rodríguez Herrera y Luis Álvarez
Rodríguez. Se reúnen los vecinos de la calle Páez en paz y llenos de alegría, de
personas de diferentes sexos y edades elevando sus oraciones a Dios y a
su madre amada, una fiesta donde se encuentran los vecinos de dos manzanas aledañas, se conjuga la sonrisa de tantos niños rogando por la paz,
por un futuro seguro, reunidos fraternalmente
en la casa de la familia Varganciano
Ybarra, al final de calle Páez. El Niño ya se puede parar.
Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis, enero 2023
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