EL PREGÓN DEL
VENDEDOR Y SU RUTINA
Por Oscar Carrasquel
En esta etapa del siglo XXI que estamos
viviendo cada día se nota más en La Villa el ritmo creciente de vendedores ambulantes. Por la pérdida de fuentes fijas de empleo y no estábamos preparados,
tuvimos que hacernos creativos. Ellos enseñan a usar la inteligencia para ayudarnos a subsistir. y saborear lo amargo que resulta la incertidumbre del anuncio del precio oficial del dolar. No cabe duda que el vendedor
ambulante cohabita con el
comerciante formal.
Comenzamos por decir que el vendedor a pregón y detallista ambulante son gente que provienen del pueblo trabajador. Por ejemplo, a eso de la cinco de la madrugada, mientras otros duermen, se le escucha la voz a un hombre joven sobre una bicicleta tipo reparto, con su cantadito ofertando hallaquitas cubiertas en hojas de maíz seco, Se le oye la frase llevó tres hallaquitas con chicharrón por un dólar. Su voz entra por la ventana como una ráfaga de viento.
En la playa del
mercado de la Coromoto me topo los sábados con un viejo bonachón, serio, corpulento..
Desde las cinco de la madrugada se presenta con dos thermos full de café
calientico. Pero la variante es que también vende tragos de ron de marca;
solo o ligadito con el “tinto” para calentar el cuerpo. Esta es una de las
razones para que algunas personas le sigan los pasos al cafetero. Se le oye rematar con un pregón. “llevo el cafecito y el palito de ron”.
A punta del sol de mediodía nos encontramos al chichero, todos lo llaman YOGUI, raudo, montado sobre un triciclo bajo una sombrilla de playa, para después estacionarse en cualquier esquina y espacio público. Llevo la chicha, seguido de un cornetazo.
Más atrás llega la caballerosidad del amolador, un catire con un modo particular de ver la vida, su búsqueda es de casa en casa,
con una rueda soltando chispitas al aire y un gajo de notas musicales, haciendo sonar
un flautín. Deslizando la siguiente enunciación: El amolador...El Amolador.
Luego vemos llegar al Caballero Negro con las irresistibles
y melcochosas conservas de coco negritas, hechas con una receta especial, Cuando él destapa
la bandeja deja impregnado el ambiente, son para saborear esta delicia, prima
del caramelo de papelón. Se las recomiendo a los villacuranos Luis Rosendo y a
su hermana Carmencita, allá en Maracay.
Jamás olvido que por el frente de la reja camina todas las mañanas un hombre de
trato y aspecto campesino, lo nombran "el
hermano", pregonando por la calle miel pura de abejas, para endulzar guarapos de eucalipto y toronjil, según reza
su pregón, para acabar con la gripe y resfriados y alejar el peligro en tiempos
de Covis.
Cómo olvidarnos del vendedor de tostones de Las
Tablitas satisfaciendo los pedidos de los vecinos del barrio y la calle
Comercio en su tránsito para la plaza, sosteniendo una petaca en la cabeza haciendo
sonar un pito de policía, con un corto vocerío por la acera ¡Tostones! ¡Tostones!
Pero hay otros vendedores callejeros que hay que mentarlos, los cuales se
instalan a la orilla de una acera entonando su pregón con un cariñoso acento,
su comercio consiste en vender todo tipo de mercancía y alimentos, los mismos
que expende el comercio formal.
Y, mire que el pregón está también lleno de poesía.
Resulta que en tiempos de pandemia, el poeta Alexis Herrera con su forma de
ser, se iba todos los días para San Juan de los Morros con un canastillo lleno
de conservas, promocionando la golosina
con su numen de poeta y de magnifico declamador. Su voz Irrumpía en el terminal, y en las unidades autobuseras, como si estuviera sobre una tarima.
Resta por mencionar el perifoneo de los camiones
por las calles de la ciudad en su rutina diaria, haciendo más bulla que una noche de fiesta en el Mikro; anunciando a todo volumen la venta de melones, patilla y plátanos amarillos. El hombre que maneja el
micrófono pone la voz envidiable de un locutor.
Desparecieron por completo aquellos pregoneros tradicionales que hoy vienen a la memoria, como el zapatero ambulante; se fue "Correita" el periodiquero; también se marchó "Malacara" el de los billletes y quintos de la lotería de Caracas y Táchira. Y el cieguito Celestino con su lazarillo que vendía cuadros del 5 y 6, elaborados y sellados. A más de un villacurano le cambió la vida en la década del cincuenta. .Su pregón era de vuelo corto:. !Cuadros! !Cuadros del 5 y 6 !.
Cuando uno habla del pregonero y del vendedor
ambulante, se está refiriendo a un hombre o una mujer con habilidades para ganarse
el pan de cada día y ayudar al sostén de una familia, y una persona que hace muy grato el ambiente. Por eso es que músicos y compositores los han llevado al pentagrama, como lo hizo un
célebre músico y compositor venezolano, de los Andes, de nombre Luis Felipe Ramón y Rivera. Particularmente creo que el vendedor a pregón, se han convertido en un sello común identificador del gentilicio villacurano.
Oscar Carrasquel. La Villa de San Luís marzo 2023
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