miércoles, 16 de enero de 2019

LAS VIRTUDES DEL “ALMANAQUE ROJAS HERMANOS"

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Villa de Cura
Estado Aragua


Por Oscar Carrasquel

En el cuerpo de este legendario y coloreado almanaque pudieran estar anotado los dos nombres que aparecen en tu pedigrí o el de tus ancestros. Este  calendario venezolano elaborado con el corazón y el buen sentido de sus precursores es de tiempos antiguos, quizá de finales del siglo XIX, pero estuvo a la palestra de la moda en Villa de Cura, estado Aragua, Venezuela, hasta los años 60, más o menos. 

Apenas despuntaban los primeros días de diciembre, cada dueño o dueño de casa estaba pendiente y corría a buscar  el calendario para el año que estaba por venir. En la mente de cada venezolano de aquella época perdura la nostalgia el recuerdo del ALMANAQUE ROJAS HERMANOS. El ejemplar es de un  tamaño estándar todos los años. Tengo conocimiento que mide 60x40 centímetros completamente desplegado. 

En 1871 escriben lo que saben de historia se tiró el primer número en la ciudad de Caracas y siguió imprimiéndose posteriormente  de manera ininterrumpida.  Sus iniciadores fueron los hermanos José María Rojas (que se firmaba: De Rojas); Carlos Eduardo Rojas, Sofía Rojas,  Aurelio Rojas, y el escritor y geógrafo don Arístides Rojas, epónimo de la escuela nacional primaria más antigua de Villa de Cura, nuestro amado colegio Aristides Rojas.

Desde niño lo comencé a conocer. Era un texto de distribución masiva y popular. En Villa de Cura hasta los años 60 lo distribuía la “Farmacia Central”, se lo pedían por teléfono a don Félix Valderrama, y sus empleados Luis Almeida y Víctor Martínez. Al comienzo, la botica lo daba de obsequio sin ningún condicionamiento. Muchas familias lo encargaban con antelación porque no debía faltar en cada hogar. Lo vendió doña Vicenta de Manzo en su librería Las Novedades de la calle Real o calle Bolívar. En algún tiempo lo expendió la librería de la señora Mariana de Storaci diagonal a la Plaza Bolívar. Algunas veces lo vendía al pregón Ismael "Correita".

Cada ejemplar, que yo recuerde, cuando lo conocí por primera vez, costaba 0,50 (un real). Te lo entregaban doblado en cuatro como un mapa. De manera que algunos lo mandaban  a montar en un cuadro de vidrio y se colgaba en la sala o en otro ambiente de la casa. Mi  mamá los coleccionaba, a final de año lo ocultaba dentro de un gran baúl donde guardaba sus cosas. Era un instrumento de obligada consulta..

Sigue circulando  en ediciones limitadas, ello motivado a la difícil situación que atraviesa  la industria gráfica nacional. Estuvo décadas fuera de circulación. A comienzo de 2019 observé con extrañeza desde una unidad colectiva cuando una persona que trabaja de vendedor ambulante lo ofrecía en la isla central de la Avenida Casanova Godoy de la ciudad de Maracay. No me dio chance de tenerlo nuevamente en mis manos, ni conocer su precio. Me dijo alguien que te lo cobran en unidad monetaria de EE UU, como sucede con todo.

El calendario tiene un diccionario de nombres parecido a un Larousse o a una guía telefónica, por la cantidad de nombres. Trae la influencia de los Astros; el santoral eclesiástico del día para colocar el nombre al recién nacido. Había veces veces que tocaba un nombre que no le cuadraba a la jefecita  porque impresionaba en la escuela..

Contiene el calendario citado unas efemérides para saber qué se festeja el día a día.. Igualmente contiene los horarios de salida y puesta del sol, de gran ayuda en la navegación aérea y marítima; es una garantía para que los agricultores de El Cortijo y zonas aledañas conocieran las distintas fases de la luna; anuncios sobre la entrada y salida de aguas, con el fin de tomar decisiones para la época de siembra y el tiempo de cosecha. Había personas que anotaban los pensamientos. Lo consultaban también los metafísicos y naturistas.Total, era un elemento al servicio de la cultura venezolana.

Ocurría una cosa muy singular en esa época. El calendario citado, en la portada tiene dibujada una figura con cuerpo y cabeza de chivo, la ilustración se convirtió en una referencia de filoso humor. De modo pues, que esto sirvió para que en toda la Venezuela de entonces se corriera un certero y famoso refrán, que era utilizado cuando una persona le criticaba la  edad a otra: "Fulano es más viejo que el chivo del almanaque".

Dicen que en la Caracas de antaño uno de esos especialistas en colocar sobrenombre, mamador de gallo, le puso a un periodista de famosa trayectoria el cariñoso mote de "Chivo Negro" , porque su rostro tenía un gran parecido al chivo del almanaque de los Hermanos Rojas. Con la diferencia que el periodista usaba bigotes y un sombrero "ala gacha" al estilo Gardel.

Antiguamente los nombres los ponía o insinuaba la Comadrona o los padrinos, antes del bautizo. Ahora los nombres de las criaturas quienes lo escogen usualmente son los papás, claro que unos prefieren la combinación del nombre de la madre con la del padre. Muchas veces prefieren seleccionar uno extranjero.

Yo recuerdo que en Villa de Cura en los años 50, nuestro cura párroco era el padre César Lucio Castellanos, un cura anciano, gruñón, alebrestado, llegado de Valencia pero  de origen cubano. El  prelado le insinuaba con autoridad a padres y padrinos a la hora del bautismo, que no le pusieran a los párvulos nombres en inglés o combinando el nombre de la madre con el del padre, sino comunes, de figuras religiosas, recomendaba los del  santoral católico.. ¿Tu nombre fue sacado  del ALMANAQUE ROJAS HERMANOS?.


Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis, febrero  2019



2 comentarios:

  1. Hola amigo, interesante. yo conservo unos cuantos ejemplares desde 1957 en adelante, con alguños años interrumpidpos

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  2. Interesante si se pudiera tener un ejemplar de tan valioso material.

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