Desde mi patio te veo
viejo
cerro,
como
un león echado
durmiendo
la eternidad.
Con
tu color leonado,
después
que vistes desfilar
por
tu pellejo
las
candelillas de marzo
Temprano
te acostumbraste
al canto de pericos y de arrendajos
Eres
una sombra de barro
que
llega al patio de las casas
enganchadas
a tu costado
No
te levantas de tu aposento,
esperando de mayo los
chubascos
que
purifican tus entrañas
Y
el invierno coloque
sobre
tu giba
alas
a tus mastrantos.
Oscar Carrasquel, La
Villa de San Luis, 2019
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