domingo, 16 de febrero de 2020

A PROPÓSITO DEL MÁS RECIENTE LIBRO DE OLDMAN BOTELLO




                                                                                              Por Oscar Carrasquel

     No pretendo ser crítico literario ni tampoco echármelas de escritor presuntuoso, pero nunca puedo dejar de discernir aunque sea de pasada la más reciente obra llegada a nuestras manos del historiador don Oldman Botello. Titulase este libro LA RUBIERA Y LOS MIER Y TERÁN, UN LATIFUNDIO Y UN LINAJE,  que es como un diario de cuanto aconteció en aquellas tierras que fueron explotadas por una sola familia a partir del siglo XVIII,  del hato más  famoso y emblemático de toda Venezuela.
      El Hato La Rubiera fue el más grande en extensión  y  por supuesto en inventario de cabezas de ganado y atajos de bestias de trabajo. A don Sebastián Mier y Teràn, rubio de cutis, que traía fama de hombre acaudalado, se le atribuye la propiedad original de esas tierras, el mayor de “Los Rubios”, nombre que adquirió tanto la familia y la posesión.
     El autor nos da a conocer que entre sus propietarios figuran igualmente otros miembros de este linaje, también fue dueño el general Juan Vicente Gómez, adquirido en 1915. Por cierto, el último dueño particular en el siglo XX fue un comerciante y hacendado villacurano conocido con el nombre de don Adolfo Ramírez.
      Para conocer su historia  basta abrir bien los ojos y recorrer las 150 páginas del mencionado libro hasta que uno se puede dar por satisfecho con su lectura. Para conocerla les pido a los amables  lectores que nos acerquemos a ella con atención recordando que encierra el talento y la capacidad de este esclarecido escritor dedicado hace muchos años a la investigación histórica.
     El libro tiene la ventaja de haber sido editado por la Editorial Miranda  de Villa de Cura, con la asesoría de Inocencio Adames Aponte, con su reconocida capacidad modernista de impresión, y el diseño editorial bajo la responsabilidad de la licenciada Maribel Ovalles.
      A una distinguida dama calaboceña proveniente de la parentela de los Mier y Terán que comprendió que la existencia de La Rubiera es parte también de nuestra historia, se le atribuye el propósito para la edición de este libro. Otra característica que subyace en la obra es el prólogo muy elocuente de la profesora española Virginia Calvente Iglesias, QEPD.
     Abundan en el libro, no obstante, una temática muy variada centrada en la investigación genealógica con plenitud y precisión de una familia legendaria como fue los Mier y Terán, y la evocación de sus parientes muertos, desde sus inicios en su España de nacimiento y el recorrido de su vida de estilo habitual en Venezuela.
      Una premisa importante es que en el libro sobresale la belleza de la naturaleza, de continuo nos da a conocer la tierra  llana, áspera y blanda a la vez, cuando aparece recorrida por el autor palmo a palmo. Sostiene las  grandes extensiones de tierras de los mismos dueños, separadas por grandes distancias unas de las otras, en casi toda la geografía del llano guariqueño y apureño.
     Los llaneros, hombres de la sabana y de vida sencilla. Los nombres de viejas comarcas y caminos arruinados, ríos y caños; las grandes extensiones de sabanas donde eran abundantes las cosechas de ganado en cada año  y su fauna que ya no existe, tampoco son omitidas. Vamos a entender que en los tiempos  se imponía la maldad sobre el bien.
     Nos ofrece la obra al final de sus páginas un compendio de fotografías ilustrativas y de testimonios documentales. Creo que desde comienzo a fin en el libro no hay olvido ninguno de parte del autor, escrito con una sencillez expresiva como nos tiene acostumbrado este autor villacurano de gran valía.





La Villa de San Luís, 15 de febrero 2020
Fotos de portada y contraportada tomadas por Ramón Alfredo Corniel


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