En esta esquina quedaba "Bodega Caracas", foto Ramón Alfredo Corniel
.
Por Oscar Carrasquel
En la historia del pasado no tan lejano de nuestro
pueblo ocurrieron algunos episodios que también forman parte de la memoria histórica de la
ciudad. Víctor Hernández Ramos, era hijo
del músico y maestro Víctor Ángel Hernández Pérez. Escribió una nota que en nuestras indagaciones encontramos insertada en el quincenario “El Villacurano”, periódico que redactaba junto con otros colaboradores,
donde indica que entre 1929/1930 se registraron dos colosales incendios en el
comercio villacurano. las tragedias que mucho dolieron a la economía local en aquella época.
El primero incendio fue en el almacén
mayorista establecido por don Manuel López, ubicado en la calle del Comercio. Refiere la crónica que“Las latas de manteca sonaban en el aire
como cañonazos”. Según la reseña, el otro acaeció el
año siguiente en la calle Real (Bolívar) fue en la “Casa Benarroch”. Ardió esa tienda con pérdidas materiales completo.
Con este preámbulo me propongo referirme también a
uno de los incendios de grandes
proporciones que conocimos en la población de Villa de Cura, sucedido a finales
de los años 40 del siglo XX, recientemente finalizado.
En toda la
esquina donde desemboca la calle Bolívar y Villegas con la calle del Comercio, hace ya muchos
años, existió una bodega de pequeño capital bautizada con la nomenclatura
comercial de “Bodega Caracas”. No fue designada así en honor a la ciudad
capital de Venezuela, sino que fue extraído del apellido de su propietariom un ciudadano
nativo de La Villa de nombre Pablo José Caracas. Un hombre alto, trigueño,
grueso, cachetón, que andaba siempre calzado de sus alpargatas, trajeado de lino
blanco.
A las 9 de
la mañana de un domingo (no recuerdo exactamente la fecha) cuando
los feligreses se disponían a asistir a misa, se oyó repicar en arrebato, en
todos los rincones de la población, las antiguas campanas de la Iglesia Matriz
San Luis Rey, alertando a la población sobre lo sucedido. Al cura párroco le llegó un vecino en bicicleta con la novedad, que
se había desatado un incendio de grandes proporciones por los lados de La
Alameda Crespo. Inmediatamente subió corriendo de los altares hacia el campanario con el fin de repicar las campanas para avisar al pueblo la emergencia.
Tanto la
casa de habitación de don José, como la “Bodega
Caracas” fueron consumidas en un santiamén por el fuego. Se tuvo por entendido
que fue causado por un corto circuito. Las llamas sobrepasaban el techo. Afortunadamente el
fuego no se metió en las casas aledañas, no causó pérdida ni lesiones de personas.
Como en esos
tiempos no había cuartel de bomberos cerca, sino a muchos kilómetros de distancia, la ciudadanía con perolas y recipientes con agua corrieron para ayudar a sofocar las llamas, pero el intento fue infructuoso La candela arropó una carreta que se hallaba estacionada en aquella esquina. El comerciante era dueño de otras propiedades en la calle Páez y Puente de Hierro. Como se recordará transcurridos los años, en ese espacio funcionó hasta hace poco, ya cerradas sus
puertas santa maría, la recordada Pescadería Cagua II.
Pero antes, a finales de la primera década del siglo xx, según el profesor Oldman Botello, ocurrió un desvalijador incendio en el negocio de ferretería de don Alberto Montenegro.
En 1953 explot´p una gandola cargada de combustible en el estacionamientode, al lado de la casa de habitación de don Luis Gonzalez, ubicado en la calle Sucre, en la esquina del abasto llamado "El Cofre de Oro".
En esos mismo tiempos ocurrió una tragedia ocasionada por un incendio dentro de las instalaciones de la emprsa Plagatox, en la zona insdustrial de lLos Colorados. En dicho suceso lamentablmente ocurrieron dos pérdidas humanas.
La Villa de
San Luis, febrero 2020
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Deja tu huella en este blog con tu comentario.