sábado, 15 de mayo de 2021

ERNESTO ROJAS UN PERSONAJE MÍTICO 102 AÑOS DE EDAD NO ES CUALQUIER COSA

 


ERNESTO ROJAS UN PERSONAJE MÍTICO 102 AÑOS DE EDAD NO ES CUALQUIER COSA

                                                                                Por Oscar Carrasquel

Cuando nos ha tocado referirnos a la producción rudimentaria de la alpargata en Villa de Cura de mediados del siglo pasado, una de las referencia más emblemática y honrosa es cuando  nos topamos con este legendario personaje llamado don Ernesto Rojas.

Tuve la suerte de ser su amigo, y en aquellos floridos días de nuestra vida, a pesar de la diferencia de edad, fuimos compañeros de parranda en alguna oportunidad.  Debemos añadir que estamos hablando de un hombre que está próximo a alcanzar 102 años de edad. Todavía brotan cuentos y leyendas de su hábil y bien conservada memoria.

Este hombre proviene de una estirpe bastante longeva. Ernesto Rojas nació en Villa de Cura el 4 de julio de 1919. Hijo de don Ezequiel Gaón de origen vasco y de la matrona villacurana doña Estefana Rojas. Los hermanos de Ernesto fueron Juan Rojas (el popular “Juan Torero”); Ana Rojas y Marcolina Rojas, ya fallecidos. Tiene dos hermanas por parte de padre; una reside en Charallave estado Miranda, se llama Leonidas Gaón de 98 años de edad, la otra, Victoria Gaón de Azuaje,  fallecida de edad avanzada.

Ernesto Rojas contrajo matrimonio en Villa de Cura en 1948  con Romelia Perdomo de Rojas, de cuya unión procrearon a Gisela Rojas Perdomo, Gladys Josefina Rojas Perdomo, Nancy Rojas Perdomo y Ernesto Rodrigo Rojas Perdomo. En 1998 falleció Doña Romelia Perdomo su esposa, el apellido Perdomo es muy conocido en la calle Páez este en la esquina El Muelle. De otra relación nacieron  Ana Emilia, Norma y Ender. Sigue una parentela muy numerosa en nietos, biznietos y tataranietos que alegran la familia.

Ernesto desde muy joven comenzó a trabajar la alpargatería para ayudar al sostén de la casa materna. Estudió las primeras lecciones en “El Libro Mantilla” con una maestra preceptora, la señorita Isabel Bernal, asistía a clases en la tarde-noche para dedicarse a trabajar el resto del día.

Juan Rafael Breto, un pionero de la alpargatería en Villa de Cura que laboró todo el tiempo hasta su muerte en la alpargatería de don Leandro Nieves fue quien le dio las primeras lecciones para aprender todos los secretos de este oficio. Ernesto manifiesta que comenzó como cocedor pegando taloneras y posteriormente ascendió a “oficial ” laborando varios años en la alpargataría “El Abanico” de don Rafael Correa ubicada en la calle Comercio. Después tuvo su propia alpargatería en su casa donde cortaba, cosía, rulaba y maceteaba. En su momento trabajaron con él otros alpargateros. Trabajaba para los negocios mayoristas en Villa de Cura, surtía al almacén de su compadre Enrique Piñero, a la alpargatería de don Rafael María Martínez y el almacén de don Juan Pablo Álvarez Rodríguez.

Ernesto Rojas no obstante la edad tiene la mente clarita como agua de manantial. Cuenta que en su época fueron afamados artesanos de la alpargata en Villa de Cura, Héctor Ruíz, Julián Rojas, Lucio Agraz, Alfredo Gutiérrez, Manuel Luna, Dimas Zambrano, Marcelino Blanco, Ignacio Borges, Ricardo Flores, José López, Manuel Zamora, Mateo Vargas, y  su compadre Jesús Maure, entre otros.

Buscando otros horizontes ya mayor dejó de realizar esta actividad y se dedicó a comprar y vender alpargatas utilizando una camioneta tipo panel Chevrolet, como agente viajero, comerciando la alpargata para los pueblos  del sur de Aragua y los estados Guárico y Apure donde tenía muchos clientes. En aquellos pueblos llaneros que visitaba, muchas veces entregaba alpargatas y a cambio recibía queso blanco, carne de chigüire , aves de corral, pescado salado y otros rubros los cuales comerciaba en La Villa. En sus viajes al llano lo acompañaba siempre como ayudante Miguel Cordero a quien apodaban “Tintan”. Siempre me topaba con ellos en Calabozo y en El Sombrero.

No hay que olvidar que en sus ratos de sano esparcimiento, Ernesto Rojas fue un gran apasionado por el juego de bolas criollas actuando en equipos. Bastante partidos  realizó en la cancha del bar El Samán y en el patio de bolas de don Carlos Villalobos en La Represa. Teniendo como compañeros a Bernabelito Colmenares y su hermano  Carlos “morocho” Colmenares. Muy amigo fue de Manuel Zamora, quien  desgraciadamente encontró la muerte en un patio de bolas.

Como es de suponer ya Ernesto Rojas se encuentra retirado de esta actividad después de dedicarle 80 años de su vida, con sus limitaciones y achaques de la edad, con una pensión de “Amor Mayor” aprobada hace tres meses que no alcanza ni para uno de los medicamentos. El rostro se marchita naturalmente con el tiempo, pero tiene buena  memoria que es algo fundamental.

En Santa Cruz de Aragua, capital del municipio José Ángel Lamas, vive  este villacurano sencillo rodeado del calor y del cariño de una de sus hijas la señora Gladys Josefina Rojas Perdomo de Contreras y familiares, con quien logramos conversar para evocar algunos años, los más frescos e imborrables de la vida de esta leyenda viviente que gracias a Dios todavía se llama Ernesto Rojas.

Sabiduría, salud y más vida te deseamos tus amigos de La Villa, en especial de familias que habitan  la calle Páez oeste,  la Dr Manzo subiendo para la esquina “El Coco”  y  todo el sector  de Las Tablitas y La Represa que te extrañamos.

Oscar Carrasquel. La Villa de San Luís/2021

Foto y publicación a cargo de don Ramón Alfredo Corniel.

 

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