jueves, 27 de diciembre de 2018

NOVENTA Y CINCO CUMPLE HOY DOÑA DELFINA DE BUITRAGO



DOÑA DELFINA DE BUITRAGO

                  Oscar Carrasquel

Vengan a conocer
lo que son noventa y cinco
 
años de lucha
con el alma y con la vida

Aquí esta ella
fresca, con una sonrisa
de botón de rosa
Igual que el encendido vivo
de una constelación de estrellas


A todas partes trajinando,
largo el camino,

con gigantesca fuerza

Una mujer hecha de fibra,
de los páramos andinos
Cómo hablar de ella
sin nombrar a Gustavo Buitrago
su finado esposo

Una madre}
Comparable con una flor
de frailejón
de aromada esencia

Un ser de elevada nobleza,
pura y resplandeciente
como un 
diamante

Hecha 
para las alegrías,
para las nostalgias y congojas


Capaz de ofrecer su corazón
(y su vida toda)
por lo justo, por lo bello
para sanar una herida.

Testimonio
de amor y ejemplo
del deber cumplido.


Comadre, amiga,
madre, abuela, hermana
bisabuela,
fervor de amor de esposa

No está demás pedir a Dios
que su vida siga siendo
un concierto de armonía,
de salud y vida.

!Feliz cumpleaños
comadre Delfina!.

                                             Oscar Carrasquel, La Villa, 24-12/2023




jueves, 20 de diciembre de 2018

EL REFRÁN EN EL LLANO VENEZOLANO "¡NADIE SABE PARA DONDE VA HASTA QUE NO LLEGA!"


Por Oscar Carrasquel

Una de estas noches de insomnio pobladas de tantos recuerdos me llegaron pasajes de mi infancia vividos en la casa de mi tía paterna Esther Carrasquel, entre 1949/50/51, nacida, criada y avecindada en un caserío situado al sureste del estado Barinas llamado LA UNIÓN, lindante (aguas abajo) con la población de Camaguán, que al igual que el citado villorrio son ribereños del río La Portuguesa.


Pero “como mataguaro no es guabina”; necesario es precisar que Camaguán atañe al estado Guárico, mientras que La Unión está asentada en el municipio Arismendi del Estado Barinas, ambos estados de Venezuela. Bautizado por sus fundadores de esa manera porque en un sitio denominado “Las Dos Bocas”, forman unión los caudalosos ríos Guanare y La Portuguesa, los cuales al encontrarse se convierten en una gran masa torrentosa tributaria del río Apure.

Llanera, chistosa, echadora de bromas y pronunciadora de muchos refranes era la tía; competente cosiendo atarrayas, chinchorros, preparando anzuelos, arpones y boyas para los lances de pesca de su hermano Gregorio Carrasquel y compañía. De hogareños oficios en su fundo de “Pueblito” y pareja en bailes de joropo llanero, una gran mujer a quien “no se le hacía agua el guarapo”.

Todo llanero nativo, desde pequeño, para cualquier situación siempre tiene un refrán a flor de labios, a caso, una manera sarcástica y metafórica para designar cualquier ocurrencia o hecho cotidiano en la vida del llano, una característica de franca costumbre de la cultura y la fantasía en aquellas tierras. La tía solía decir que todo el que nace en el llano sabe qué: “toda vaca da leche, siempre que no sea horra”.

Yo me acuerdo clarito del sordo Macabeo. Acá aparece en la fotografía, dentro del óvalo rojo. Así de simple fue que le conocimos, un hombre lugareño, sencillo, zamarro, extraordinario maraquero, vivía “sólo como alma en pena”, cuyo oficio era amansar potrillos en pelo y pastorear ganado en los hatos. Siempre andaba alerta, despierto “como burro encerrado con vaca”. Recortados los calzones, de alpargatas caladas y de sombrero alón, vecino de solar por medio; quien se acercó clareando el día por el rancho de doble agua de Esther, entre otras cosas, pidiéndole consejo a la tía a ver por qué lugar se podía acortar camino para atravesar a lomo de bestia las abiertas sabanas del hato “Banco Largo”, donde un hermano suyo era peón becerrero, y él también iba en busca de trabajo en el hato torrealbero, buscando “cómo redondear la arepa”.

Esa vez llegó de prisa en su habitual remonta “mas apurado que burro cuando oye ronquido de tigre”, de mañanita, antes que clareara el día. La tía, quien acababa de colar el café, le salió al encuentro por una empalizada de alambre, en su mano un pocillo de hirviente guayoyo; su intempestivo arribo fue saludado por la vieja con un refrán en sus labios de los tantos que hay en el llano: “manirote que cae y cachicamo que le llega”…Luego del habitual saludo y terminar de saborear el café, Macabeo le agradeció con esta frasecita: “Dios te guarde, prima”; volteó, puso el pie zurdo sobre el estribo y partió enseguida: “tengo que apretar batatas porque lo que viene es sabana”, habría dicho. Le restaba aun atravesar el río La Portuguesa en el paso “Manga Izquilera”, con el caballo aboyado y el agua a la altura de la crin.

Como es sabido, el Manirote es una frutilla de jugosa pulpa, de un árbol de ramaje frondoso que crece silvestre en la sabana, apreciado bien madurito por el cachicamo. Se sabe que el armadillo o cachicamo, suele estar bien temprano al pie de la mata, aguardando la caída del fruto para alimentarse, porque como dice un dicho harto conocido en aquellas llanuras: “quien madruga siempre coge agua clara”.





Así fue como transitamos esos rumbos aquellos años cuando muchacho, haciéndole compañía a la hermana de nuestro padre, allá en LA UNIÓN de Barinas, donde nos adherimos en cuerpo y alma a sus dichos y costumbres, recorriendo sus praderas con el silbido de una tonada en los labios “más alegre que turupial cantando en morichal”, oyendo los lamentos del carrao y sintiendo los sutiles vientos que baten de los palmares en las madrugadas, pues “quien a buen árbol se arrima buena sombra lo acobija”.





                               




                               

                                         Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis, noviembre 2018

miércoles, 12 de diciembre de 2018

RICARDO "MAPURITE", UN PERSONAJE POPULAR QUE MERECE TODOS LOS HONORES



Por Oscar Carrasquel


Todas las ciudades, pueblos y caseríos en cualquiera época poseen sus personajes simbólicos dependiendo del quehacer humano de cada uno en particular. Esta vez me viene a la mente este  personaje singular llamado Ricardo Antonio Rodríguez Sequeda, así era el nombre de bautizo del afable  “Ricardo Mapurite”, como  se nombraba en Villa de Cura a este hombre por allá en las décadas del 50, 60 y 70. Sus padres eran de origen campesino, su madre era la señora Agripina Sequeda y su padre se llamaba Antonio Rodríguez. Adoptó el sobrenombre de "Mapurite" porque siempre  andaba con unas bragas percudidas.

A simple vista personificaba a  un individuo con instintos inteligentes y un oído fino, aun cuando andaba constantemente trajeado de bragas de trabajo, sucias, percudidas, con una humildad extrema que no era aparentada; dispuesto siempre a adjudicarse cualquier clase de trabajo honesto. Desde mensajero, lavador y pulidor de carros, reparador de toda clase de electrodomésticos y de otras cosas que alguien tuviera que componer en casa,  Reparaba un radio de tubos, una licuadora, relojero, mecánico automotor, cosía alpargatas. Genuino autodidacta, se sabía los secretos de la música, a construir instrumentos y aprendió a conducir automóviles por su cuenta en el Garaje de Palumbo.

En la época cuando  el medio y la locha tenían valor, hacía muchas cosas buenas de trabajo y de artista popular. Un hombre sano, de rectitud comprobada. De tamaño y contextura regular y pelo liso abundante que le caía a un lado en la cara. Era un hombre humilde, sencillo pero distinto a otros. Conversador y echador de broma, en su sencillez dicharachera, divertida, era donde se refugiaba aquel hombre del pueblo que sabía fabricar un instrumento musical de cuerda o de cuero, hasta saber tocar a la perfección la armónica, una guitarra grande, un cuatro, bandola, una marimba, tenía una facilidad natural para ejecutar el piano, sin maestro, sin  que nadie se lo enseñara.

Se relacionaba con gente sencilla del pueblo pero también con personas de renombre.. Fundó hogar con la calaboceña Clara Ramona Rodríguez Gómez, de su misma fragilidad humana, quien vive ya anciana con la espalda doblada por el tiempo en el sector de Aragüita. El grupo familiar vivió muchos años en casa propia en la calle Urdaneta en la entrada del barrio La Represa, bajo el verdor de una frondosa mata de cotoperiz en la esquina “La Tigrera”, de esa unión nacieron tres hijos varones y una hembra.

Frecuentaba el salón de billar del bar Palumbo; también la casa de familia del doctor Chalbaud Troconis; aseaba y mantenía los salones del Bar Savery, a veces vestía  implacablemente y amenizaba una velada musical dominical en la tasca de ese negocio; se podía encontrar reparando un desperfecto a un camión ganadero; a veces en el solar de su casa arreglando un radio picot, o entonando algún instrumento musical; siempre era fácil encontrarlo a cualquier hora. Sus amigos más íntimos entre los cuales se hallaba  Natividad Bermudez “Meneco”, buscándole la vuelta a su apodo, para que sonara distinto, le cambiaban el mote por “Mapuriflor”.

 Mi compadre El Negro Francisco Matute me contaba que Mapurite entraba libremente en la casa del odontólogo Chalbaud Troconis en la calle Miranda, frente a doña Providencia Hurtado, a donde lo querían mucho; lo sentaban en la mesa a saborear sus comidas y bebidas, le regalaban agua de colonia, ropa y zapatos nuevos. Algunas veces lo vestían de paltó combinado con pantalón de gabardina, camisa manga larga, se engominaba el cabello con brillantina Palmolive, y un fin de semana el médico se lo llevaba para Caracas, para que animara con música de piano la tertulia de la familia. El entorno siempre lo convertía en alegría.

Cuando era joven junto con otros de su edad fue convencido por unos cineastas venidos de Caracas para participar en el rodaje de una película sobre la primera batalla del sitio “La Puerta”, en los límites de los estados Aragua con Guárico. Se quejaba porque su intervención fue muy efímera ya que el guión exigía  que cayera mortalmente herido de un certero lanzazo en el pecho. “Yo nací para morir dos veces, en la batalla me mataron, me  falta una muerte”, le comentaba a su gente en un banco de la plaza Miranda.

Una vez conversando con él  me contó que, gozó mucho porque la noche anterior estuvo soñando que se replegaba junto con el oficial Vicente Campo Elías, montado en el anca de su caballo, por la decisión de capitulación del jefe patriota ante la arremetida realista.

Conocimos su mundo de norchienago y su espíritu siempre divertido. "Mapurite" tomaba licor pero nunca en exceso. En sus andanzas bohemias era capaz de acompañar  una serenata bajo el claror de la luna o una reunión de amigos de esas que no terminan sino al amanecer. Los jugadores del billar de Ángel Molina en el bar Palumbo, frecuentado por estudiantes de la época, siempre estaban pendientes de sus travesuras y mamadera de gallo. 

Ricardo fue un personaje admirado por todos que anduvo nuestras calles repartiendo alegría. Hace ya más de cuarenta años que su vida se apagó, lo rindió la presencia de una  enfermedad que hizo crisis cuando La Villa comenzaba su transformación. Fue bajado el ataúd por cuatro hombres marcando el paso por la calle Urdaneta sur, los vecinos del barrio La Represa cargaron el féretro hasta el cementerio. 

Los negocios de la calle Comercio cerraron las hojas de sus puertas, como era costumbre cuando pasaba un entierro por el frente en señal de respeto. Mil recuerdos fueron quedando del amigo “Ricardo Mapurite”. Bien lo dice la letra de una canción mexicana de Pedro Infante: “La vida es un sueño y la muerte su despertar”.

Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis, octubre 2018


LICEO AGUSTÍN CODAZZI DE MARACAY PROMOCIÓN BACHILLERES 1955



LICEO AGUSTÍN CODAZZI DE MARACAY PROMOCIÓN DE BACHILLERES 1955

Oscar Carrasquel

El propio reto o tarea que proponemos es lograr la identidad en la gráfica de todos y cada uno de los bachilleres del viejo Liceo Agustín Codazzi de la ciudad de Maracay, estado Aragua, Venezuela, aquel día de la promoción de bachilleres en 1955, así como al personal directivo y docente de la mencionada institución que se hallan con ellos retratados. Allí están agrupados  compañeros de batalla estudiantil y amigos del quehacer diario durante cinco años de bella vida liceísta. Una juventud de mujeres y hombres bien preparados, sanos, estudiosos y respetuosos de sus profesores.

Uno se pone a mirar fijamente sus delicados rostros y piensa que, muchos habrán partido ya de esta vida terrenal y se siente una ligera nostalgia, pero luego  recupera la sonrisa cuando sabemos que se puede tener al frente: al padre, hermano, abuelo o un amigo, y en la mente el recuerdo de la historia  del primer destello de su vida liceista y profesional. Pareciera  como si el silencio se hubiera apoderado de cada uno de ellos. Seguramente no resultara difícil para muchos recordar aquel emocionado momento en que le fue otorgado su titulo de bachiller.

Hasta el momento hemos logrado reconocer a solo dos bachilleres del grupo de jóvenes de esa época, pero  nos hubiera gustado reconocer al resto. El noveno en la primera fila de arriba, Raúl Carrasquel Flores, calaboceño. En segunda fila en todo el centro el villacurano, Heriberto Aponte,

A pesar del esfuerzo no logramos con seguridad identificar la parte restante de los bachilleres y profesores que aparecen agrupados en la vieja fotografía de mediados del siglo pasado. La panorámica es propiedad de nuestro archivo, pero tiene el sello de "G. Betancourt", un estudio fotográfico de la época en Maracay.



Oscar Carrasquel, Villa de Cura, diciembre 2018

lunes, 10 de diciembre de 2018

ELEGÍA A MI RETRATO



ELEGIA A MI RETRATO

Por Oscar Carrasquel

Qué raro me veo
en el vetusto retrato
de mis veinte años

En esa antigua postal
bajada de un viejo armario

De cuando el oleaje
de dulces cantares
aplacaba la sed de amor
allá en la querencia lejana

Entonces mi faz inhalaba
perfumes de azahares,
echaba yo al vuelo,
mis sueños primaverales

Allí me veo
en el sitio de mis comienzos
de mis primeros vuelos
Igual que un pájaro solitario
con sus cantares al aire.

Hoy brindo por mi calendario,
por las hojas ya desgajadas,
por los pétalos que quedan
del añoso ramaje colgados

Sueños de ardiente verano
de mi usada existencia
que ya araña los ochenta años.

La Villa de San Luis, diciembre 2018

NOTA: Este poema ganó el primer premio del Concurso de Poesía | Escribe en versos #10  de www.steemit.com  cuyos resultados pueden ver haciendo click acá:

jueves, 22 de noviembre de 2018

HISTORIA DE LA LOCA AMPARO

HISTORIA DE LA LOCA AMPARO
La Loca Amparo. Tal como se la vió el ingenio del pintor villacurano Fernando Olivo


Por Oscar Carrasquel



La cruz que llevaba a cuestas la pobre Amparo era una cruz pequeña, pero era una cruz  pesada de verdad y de   profundo dolor humano. Desde cuando yo era un muchacho  tuve conocimiento en Villa de Cura de la llamada Loca Amparo. De eso hace muchísimo tiempo, sin embargo hoy la traigo a esta columna como una reminiscencia del ayer.

Todos los días, menos el domingo, porque yo tenía que jugar pelota para defender a mi equipo, la veía deambular por la calle Blanca (hoy Miranda). Con su caminar despacito, sollozando por la acera, caminando pegadita a la pared, igual como se resbalan las sombras de los cerros en los atardeceres villacuranos. Entonces era una mujer flacucha de regular estatura, ya entrada en años.

De doña Amparo no se sabe cuando llegó al pueblo, tal vez venida de un lugar lejano, quizá de la mano de algún peregrino. Hay quien dice que era oriunda de San Juan de los Morros..Uno de estos días se me acercó alguien de mi confianza que la conoció  y me dijo que era nativa de Villa de Cura. Creyó ella que refugiarse en este rincón aragüeño la hacía feliz.

Amparo era una persona disminuida de la razón, trastornada de la mente, pero no sufría de esquizofrenia absoluta, nunca ejercía violencia contra la propiedad ni las personas. De su mente enfermiza brotaban cosas normales de la vida cotidiana. Le encantaba ver a los niños cuando jugaban al regresar del colegio. Aunque los niños por su aspecto famélico le huían, más por grima que por miedo. En un tiempo le seguía los pasos  un perrito callejero como una mascota que la acompañaba todo el tiempo lamiéndose los fustanes. 

Por lo general estos que llaman "loco" son personajes folclóricos  que rondan en la vida de los pueblos con pasos lastimeros sin que nadie se apiade de ellos, derrotados; pero en resumidas cuentas son constructores  de pequeñas historias. Amparo era una mujer de vestir andrajoso, pero siempre andaba cubierta, vestida completa, bien protegido su cuerpo, jamás buscó coger carretera o refugiarse en parajes retirados. No daba muestras de ser loca.Se quedaba mirando a las personas en la calle y dibujaba una sonrisa triste en su rostro de larga penumbra.. Hubo un día que alguien puso sobre su cabellera despeinada un sombrerito de fieltro que se lo tumbaba el viento, o envuelta en una bufanda que se colocaba sobre su cabeza en forma de velo, tal vez mirando a las señoras que pasaban para la Iglesia..

De los días cuando era joven y buena moza le quedó un par de aretes cobrizos que le colgaban del pabellón de las orejas. Siempre vestía un largo camisón de crehuela unicolor (rosado o negro) que le llegaba hasta los tobillos, mugriento e impregnado de mal olor. Algunas mechas de su pelo cano y descuidado le caían al lado izquierdo de su frente. Las señoras que salían para misa le regalaban flores naturales que ella colocaba sobre su pelo y disfrutaba con su color y perfume.

Amparo mostraba una extraña fantasía. Sobre su lado izquierdo sostenía una figura hecha de trapos envuelto en una cobija que abrigaba y arrullaba como una madre apegada a su único hijo, y hasta le tarareaba canciones de cuna. Sobra tiempo para entender que el destino la convirtió en  una mujer desamparada como un ave errante, pero lo cierto es que no aguantaba lluvia, ni sol, ni soportaba las tardes villacuranas visitadas por ventoleras.



Amparo. Ilustración del reconocido artista villlacurano Fernando Olivo

Se refugiaba para descansar detrás del ante-portón de los caserones de zaguán de la gente más acomodada, con su portón siempre abierto a los rayitos de  sol y a la brisa. Frecuentaba en tres cuadras el zaguán de casas de familias donde encontraba refugio, aquello era como su tabla de salvación...Cuando la mañana se hacía clara entonces ganaba de nuevo la calle.

En una mano sostenía un pocillo de peltre y un pedazo de totuma que usaba como cuchara,. alargaba la mano y lo entregaba a través de una ventanilla  del ante-portón en las casas  donde se había ganado la confianza, el cual le era devuelto por la dueña con una ración de comida. Muchas veces la gente de bien le regalaba vestidos de medio uso y zapatillas de tacones altos.

Hablaba despacito consigo mismo, con gemir lastimero como si sus palabras le salieran del alma,  de cosas que le vinieran a su mente enfermiza. De algo grave que le había ocurrido a su vida, tal vez sobre el sueño de un amor impuro. No le faltaba bailando entre sus dedos un tocón de lápiz de grafito, o un trozo de tiza blanca con el cual dibujaba figuritas y colocaba mensajes indescifrables en las paredes como trazando el hilo de su vida, inventando palabras que pareciera que le alegraban el alma. O de repente buscaba trazar el rostro de aquel amor que lastimó su existencia.

Por años, Amparo fue burla de algunas personas mayores y de muchachos realengos que, seguramente, ignoraban su tragedia, sus fragilidades y sufrimientos. Como las hojas secas que se desprenden de los arboles en otoño así era su vida.

Se contaba en conversaciones de personas mayores que la pérdida parcial de su mente se debió a un desengaño amoroso, cuyo sufrimiento fue progresando cuando le fue arrancado de sus brazos su primer y único hijo producto de su inicio conyugal, cayendo en un mutismo y un desconsuelo interminable que le hicieron perder la razón y por supuesto las alegrías, suficiente para que le fuera agregado el cognomento de "loca".

Así anduvo en un ir y venir, mañanas y tardes en las décadas 50 y 60, por dos céntricas calles de  Villa de Cura,  (calles Miranda y  Bolívar) arrastrando su tragedia, pernoctando en zaguanes, reposando y durmiendo sobre pisos frescos de cerámica, hasta que el tiempo la convirtió en anciana.

Su cuerpo de tanto andar se fue volviendo enflaquecido y pesaroso,  ya casi no veía ni oía, hasta que un día de claro amanecer villacurano, poco a poco se fue quedando dormida en los brazos de la muerte. Se dijo que fue en el albergue de ancianos del hospital Santo Domingo de las hermanas catequistas.

Según contaba la gente de nuestra, no hubo honras fúnebres,  lágrimas,  ni redobles de campanas, solo rezos breves de las hermanitas de la caridad. su cuerpo fue puesto en un cajón y conducido en el hombro por un solo  hombre hasta el cementerio de la calle Comercio. El celador del camposanto plantó sobre la pila de tierra generosa un ladrillo con un solo nombre: "AMPARO". Yo francamente creo que doña Amparo no era loca fue uno de esos seres que se ganó el cielo. Su alma descansa en paz.




            Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis, septiembre de 2017



NOTA:Ilustración de Fernando Olivo, artista plástico villacurano. Muchas gracias al amigo
 Fernando Olivo por su colaboración.

viernes, 9 de noviembre de 2018

RAÚL MORENO, UMPIRE DEL BÉISBOL ORGANIZADO. NATIVO DE VILLA DE CURA, MUNICIPIO ZAMORA, ESTADO ARAGUA.

umpire.jpg



El árbitro, juez, umpire u ampayer, no importa como se le quiera designar, es uno de los principales protagonistas en un partido de béisbol, desde su inicio hasta el final. Quiero recordar que sobre su figura descansa el buen desarrollo de un partido y en definitiva es la persona encargada de las decisiones de juego entre dos novenas que se disputan la supremacía en un campo de pelota, el encargado de vigilar las condiciones de terreno, de la disciplina de jugadores, lidiar con los manager y coaches, para todo esto es rigurosamente autónomo la figura del umpire.
Por tales conocimientos es quien se conoce todo el articulado de estatutos y reglamentos de un juego de pelota. Hasta hace poco sus decisiones eran forzosas e inapelables, pero con el paso del tiempo por lo avanzado del béisbol organizado, sus sentencias por jugadas en las bases, o bien por la legitimidad de un batazo, pueden ser objetos de revisión, confirmación o rectificación, hoy día se emplea una nuevo método tecnológico, se recurre al recurso de vídeos para tales fines.

Cualquier individuo no está facultado para desempeñar este trabajo, debe atravesar un duro camino, la persona requiere de una extrema responsabilidad, obligaciones y de un entrenamiento práctico, y sobretodo de estudios para ejercer el oficio, necesita aprender otros lenguajes, avanzar sin miedo y tener una excelente visión, y eso requiere como complemento de una certificación avalada por una institución académica como cualquier otra profesión del saber humano.

A  Villa de Cura capital del municipio Zamora le ha tocado celebrar el hecho de haber dado su cuota de árbitros al servicio del béisbol profesional de Venezuela, el de mayor categoría. De nuestro sector Las Tablitas emergieron en los años 60-70 un dúo de umpires injustamente olvidados, como fueron el experimentado Luis Flores y José Breto, mejor conocido este ultimo como “Blakamán”, ambos lamentablemente fallecidos; estos señores se desempeñaron como árbitros de béisbol, primero en el sector amateur o aficionado, y poco tiempo después actuando durante varias temporadas en las diferentes plazas de la LVBP Liga Venezolana de Béisbol Profesional.

El otro árbitro profesional que nos enorgullece traer hoy a la crónica de más reciente cosecha es al conocido Raúl Moreno, un joven de 31 años de edad, venido de las propias extrañas de Villa de Cura, de humilde familia villacurana, callado sin mucho espaviento; desde pequeño hizo del deporte su sitio de encuentro y su más significante inquietud. Quizás debió lamentar no haber persistido en sus estudios, ininterrumpidos por haberse aparecido esta carrera en su camino, convirtiendo la pelota en pluma y libro porque en lo más recóndito de su mente y su alma solo habita la disciplina del béisbol.
 
Raúl fue en su niñez y adolescencia un aprovechado estudiante y destacado jugador en las diferentes categorías del béisbol menor de la recién creada Corporación Criollitos de Venezuela seccional de Zamora, siempre estuvo bajo la conducción de su manager y maestro Julián “Viejo” Zambrano, quien fue fundador además de la Escuela de Béisbol menor “Jesús María Luna”.

Pasado el tiempo a sus oídos comenzó a susurrarle la posibilidad de convertirse en umpire, siguiendo la luz de su propia determinación. Sus participación en la pelota juvenil y la relación con sus compañeros de equipo quedaban atrás, otras vivencias y sueños comenzaban a revolotear en su mente y se le quedaron metidos allí dentro de su morral escolar. El muchacho demuestra aptitudes y reúne condiciones físicas e intelectuales, y lo más importante, le fue gustando el oficio y estaba dispuesto a asumir el reto, paulatinamente esos sueños se fueron convirtiendo en realidad.

Lo cierto es que inicia su carrera como árbitro profesional de béisbol en la Academia de Umpires de Venezuela el año 2012, la primera y única de la especialidad en el país. Lo más sorprendente es que ese mismo año asume su primer compromiso en la Liga de Béisbol Profesional de Venezuela (Venezuela Súper League) extendiéndose su trabajo por espacio de cinco temporadas que tuvieron su inicio el mes de octubre de los años 2013, 2014, 2015, 2016 y 2017. Durante tres años seguidos se desempeña en la llamada Liga Paralela o desarrollo del béisbol profesional en Venezuela. Entra igualmente en la Federación Venezolana de Béisbol Amateur (FVBA) adonde fue contratado para laborar en la liga de béisbol aficionado de la ciudad de Carora, municipio Torres del estado Lara, le tocó adicionalmente participar en dos campeonatos nacionales categoría juvenil AA.

No desmaya y a punta de coraje consigue cupo el año 2015 en la Academia de Umpires de Estados Unidos, se dedica a estudiar hasta obtener la calificación entre 200 aspirantes, consiguiendo uno de los 30 primeros puestos que la organización otorga anualmente a sus discípulos más sobresalientes. En el Norte trabaja en la liga de novatos NYP League nivel clase A corta; en la MW League nivel clase A media; Carolina League, nivel clase A avanzada. Actuación en los juegos de Sprint Training AAA, AA y A mayor. Lo más significante hasta ahora en su exitosa carrera es que está esperando este año su ascenso ya que aspira a ser invitado para arbitrar con una plaza fija en la Liga clase AA de Estados Unidos.

Examinando sus pasos por esta importante profesión, ante una pregunta emergida en el desarrollo de la conversa, Raúl nos responde.

“Entre los detalles desafortunados que nunca he podido olvidar en el béisbol  Norteamericano, se produjo en un juego de campeonato, cuando un pitcheo lanzado a 98 millas por hora me rozó la tabla del cuello, perdiendo momentáneamente el conocimiento, lo cual me mantuvo cuatro días hospitalizado. Aquel incidente no fue un revés, sino que lo tomé como casualidades del oficio”

Este hijo de Villa de Cura fue traído al mundo junto con su hermano menor Rafael Antonio Moreno Benítez, quien también fue jugador de béisbol menor en La Villa, Teniente de las Fuerzas Armadas Venezolana en situación de retiro, por el matrimonio constituido por Rafael Antonio “NINO” Moreno, villacurano, y la merideña María Benítez de Moreno. Tanto María como “NINO” siempre fueron entusiastas seguidores de la carrera deportiva de su hijo. Su madre incluso formó parte de la directiva de los clubs donde militaban sus dos hijos. Raúl Moreno no está casado pero le han nacido dos hijos: Antonella y Sharllotte.

Posee en su vitrina  en casa de sus padres varios trofeos, medallas, diplomas y reconocimientos obtenidos por su joven trayectoria como jugador de Liga Los Criollitos y también como umpire, tanto en Venezuela como en los Estados Unidos de Norteamérica. Transmitir ánimo, conocimientos, ayudar a los más jóvenes, representar deportivamente a Venezuela en el exterior, reunirse en familia y de vez en cuando compartir con sus amigos es la mayor satisfacción personal y motivación de su vida.


3.jpg

Raúl Moreno tiene tiempo para atender, asesorar y trasmitir experiencias a dos academias de béisbol en Venezuela, una asentada en el estado Falcón, y la otra con sede en Villa de Cura, ésta última asistida por su amigo de siempre el entrenador Julián “Viejo” Zambrano, de donde han surgido un grupo prospectos de otras partes especialmente de Villa de Cura. Ah! y últimamente se ha oído su experiencia y su voz,  temporalmente, como comentarista de béisbol profesional en el circuito de Radio Artesana  105.5 FM de Villa de Cura, compartiendo junto con otros amigos narradores y comentaristas.

Ojalá le ilumine la grandeza de Dios para que este umpire villacurano en un futuro no muy distante pueda ser convocado a la liga Internacional AAA, y posteriormente invitado a la MBL (Ligas Mayores  la Gran Carpa de Béisbol de Estados Unidos) considerado el mejor béisbol del mundo; el joven tiene imagen, preparación y mecánica para hacerlo, y posee condiciones con qué sustentar esta aspiración.
 
Demás está decir que se debe trabajar duro para ser seleccionado como umpire en el béisbol del norte, la vida de un arbitro en cualquier liga es dura,  muy austera, pues el monto de sus remuneraciones son relativamente bajas.

Raúl Antonio Moreno Benítez, es el nombre de pila que aparece en su registro de nacimiento, sin embargo es conocido en el ambiente de su profesión simplemente como Raúl Moreno. En el ámbito familiar, sus allegados en el compañerismo y el afecto, desde pequeño es nombrado con el cariñoso mote de “Paolo”. Es nuestro mayor deseo pedir a Dios que se cumplan todas estas metas. Te deseamos lo mejor de la suerte  amigo “Paolo”.

segundo.jpg

Raúl Moreno segundo de izquierda a derecha

Agradecimiento:
Correctora de prueba, profesora Gilda Carrasquel
Montaje y diagramación, profesora María Teresa Fuenmayor

Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis, 07 de noviembre de 2018

jueves, 1 de noviembre de 2018

ORQUIDEA PAVECA

DSC_0069.jpg


Por Oscar Carrasquel




Un ramo de rosas
como un corazón abierto
se derrama con el claro del día
de una dominical mañana

cubierto de flores
se divisa a través
del cristal de un ventanal

Me arrimo a su boscaje sombrío
en su circulo de ensueño
a beber su penetrante aroma

Parece el éxtasis
de una novia 
cuando el rayo
triunfante de sol
penetra en su alcoba

Aguarda que venga
en pos de ella
la gárgara de fresca agua
que viene de los nubarrones
para juntos celebrar
la llegada de una nueva primavera.

Oscar Carrasquel, Guacara (Jardín Paveca)
07-10-2018

FOTO TOMADA CON MI TELÉFONO SONY XPERIA EN EL JARDÍN DE  PAVECA EN GUACARA, ESTADO CARABOBO, VENEZUELA.

martes, 16 de octubre de 2018

CIRA ESÁA DE RAMIREZ MAESTRA DE GENERACIONES

cira.jpg


Cuando yo estaba de edad escolar, remitiéndome a mediados del siglo XX , nombrar en Villa de Cura a la maestra Cira Esàa o la Nena Esàa, como cariñosamente fue conocida entre sus allegados, no tenía nada de particular; cualesquiera de las dos designaciones era válida para distinguir a una dama que acometió con ganas sus estudios, convertida con el paso de los años en una educadora a tiempo completo, metida dentro de aquella generación de maestras que podemos catalogar como abridoras de caminos. Muy difícil nombrarlas a todas. Maestras de escuela de las de antes, a las que nunca se le oyó decir: ¡No tengo tiempo!, además de vocación y preparación se requería de nucha psicología. Cira desarrolló toda su carrera docente en Villa de Cura ciudad que ha sido su hogar siempre.

A cuántas de estas antiguas maestras no conoció el pueblo de La Villa, por verlas pasar apuraditas, subiendo y bajando aceras, para dirigirse a sus escuelas -las mañanas y luego volver en la tarde- con una carpeta y un legajo de cuadernos debajo del brazo para sumirse a su labor en un aula escolar. Qué nobles fueron por ejemplo mis maestras de cuarto y quinto grado en la “Arístides Rojas”, Melicia Nieves de Tejada y Martha Ceballos de Martínez.

La Nena Cira Ercilia Esàa Martínez, vino al mundo en Villa de Cura, cuando la población era una villa agrícola y pastoril, hija de don Lope Esàa, el pulpero de la  esquina "La Sapera", ubicada en la calle Sucre cruce con doctor Urdaneta. Don Lope fue un hombre trabajador muy serio y reservado en el hablar. Su madre fue doña Carmen Teresa Martínez Peña, una costurera de diario trajinar al frente de una máquina de coser, apegada al arte de la cocina y todo lo que requiere llevar un hogar.


La maestra Cira es la mayor de dos hijos habidos en el matrimonio, el otro es Lope José, quien siguió la carrera militar, ahora luce el grado coronel de las FAVB en situación de retiro. Católicos por devoción cristiana, devotos de La Virgen del Carmen y andando siempre de la mano de Dios. Es justo reconocer que sus padres nunca escatimaron esfuerzos para encaminar a sus dos hijos por la senda de los estudios. No dejo de decir que siempre obtuve el trato amable de Don Lope, doña Carmen y sus dos hijos, ya que fueron vecinos en mi niñez de un solar por el medio en la calle doctor Urdaneta con Sucre de Villa de Cura. 
Los pasos de Cira Esáa por las primeras letras del alfabeto fueron en la escuela para hembras Teresa Carreño de Villa de Cura, jamás olvida sus pasos por esos salones, siempre fue una muchacha hacendosa, lista, seria, estricta. Desde niña le atrajo los deseos de ser maestra, parece que ya le corría por la venas esa señal, así lo escuchaba yo en mi infancia a viejas familias de la cuadra en comentarios ingenuos. Es precisamente la estatura que logró después de largos años de consagración a los estudios.

En aquella época había en Villa de Cura ejerciendo dos maestros graduados de normalista, una fue la señorita Rosa Amelia Flores Chapellin y el otro, el bachiller Manuel Ramón Ceballos. Cira Esàa y el apureño Emilio Santodomingo López, ambos graduados el mismo año fueron los que siguieron la huella y otros que llegaron después.

Sabido es que Cira culminó con buenas notas sus estudios en La Escuela Normal Gran Colombia de la ciudad de Caracas, Distrito Federal, graduada en la promoción de 1949. Seguramente escucharía de labios de sus profesores que el pergamino que acababa de recibir era solo el primer escalón; que esta carrera es un camino para ser recorrido toda la vida; y que en adelante era necesario laborar, utilizando no solo las manos, también el cuerpo, el alma, la mente siempre abierta y mantenerse en permanente creatividad. 

Veinte años de edad contaba cuando tras haberse graduado de normalista regresa a Villa de Cura, ejerció primero como docente en la escuela Teresa Carreño, luego fue nombrada maestra en la Escuela Estadal Graduada Leopoldo Tosta, que funcionaba en un caserón que aún conserva intacta su fachada, ubicado frente a la Casa del Santo Sepulcro por la calle Bolívar y después mudada a su nueva sede de El Deleite en 1959, en la cual marchó un tiempo como Subdirectora, fue ascendida después a Directora de dicho plantel. En 1991 el ME la nombra como maestra del Centro de Educación de Adultos en el Grupo Escolar Arístides Rojas. Luego de jubilada tras numerosos años de servicio labora en el colegio privado Simón Bolívar, para cerrar la puerta como profesora activa.

Debe recordarse que para beneficio de los maestros no graduados entre el año 48 y 50, un equipo a cuyo frente estaba el doctor Luis Beltrán Prieto Figueroa que se desempeñó como Ministro de Educación, comenzó a diseñar los cursos de primer nivel para la capacitación profesional, creando el “Instituto de Mejoramiento Profesional del Magisterio”, logrando con este programa que todos los educadores que ya se encontraban ejerciendo por vocación en las escuelas públicas o privadas alcanzaran el nivel correspondiente. El Ministerio de Educación les extendía meritoriamente su titulo de Maestros de Educación Primaria.

No había tenido tiempo de enamorarse la maestra hasta que conoció y entabló amoríos en La Villa con Cirilo Ramírez Vera, un caballero oriundo de la población de Zea del estado Mérida, quien habiendo pasado una cantidad de años acá se hizo villacurano asimilado, no pasó tiempo para que contrajeran matrimonio. La vida de su marido fue interrumpida de pronto por la “parca”, sin que nada la pudiera detener. Cuando quedó viuda, habita unida con el resto de la familia la casa paterna de la calle Sucre. De la unión conyugal nació Orlando Ramírez Esáa, profesional egresado de la Universidad de Carabobo que casó con Tatiana Makagonox de Ramírez. Tres nietos de sonriente rostro le han proveído hasta hoy el joven matrimonio.

Por su nivel de preparación académica, sumado a su capacidad para promover, animar y organizar su propio gremio,  La maestra Cira aparece con el apoyo de sus colegas como una de las impulsoras de la seccional Zamora de la Federación Venezolana de Maestros (FVM). Una vez retirada del Magisterio por haber culminado 30 años de servicio, le corresponde dar su aporte conjuntamente con las educadoras: Lourdes Cáceres de González, Liga Montenegro de García, Priscila Bolívar de Izzo, Josefina Rojas Lovera, Martha Fuentes de Martínez, Emilio Santodomingo López y otros más, para crear en Villa de Cura la Asociación de Maestros Jubilados y Pensionados de Zamora (AMEJUP), la cual lleva por nombre “Lourdes Cáceres de González”, institución que tiene su sede actualmente en una céntrica calle de la Villa de San Luis; primero fue un proyecto compartido, después un sueño que no acaba nunca, y a la larga se hizo realidad; el caso es que hoy sus oscuros cuartos guardan el espíritu de lucha de dirigentes y agremiados. Al momento de redactar esta nota la profesora Carmen Alicia Vargas de Torres preside la Junta Directiva de la Asociación; la profesora Milagro Almenar de Pérez, como Secretaria de cultura y la profesora Abilia Torres, Secretaria de Actas.

TLa maestra Cira siempre ha sido una mujer muy modesta, estimada y respetada por sus colegas y la gente que conoce su agudeza personal y pedagógica, siempre disciplinada, buena hablante y lectora apasionada de todo texto que le llega en sus manos, es poseedora de una biblioteca con un buen inventario de libros. Atenta y cordial para quien le solicite un consejo o una opinión. Sus lecciones siguen siendo imperiosas en estos momentos de crisis del que no escapa la educación en nuestro país.

De la misma manera encontramos a la maestra Cira como pieza entusiasta en la vida del Club de Leones de Villa de Cura, formando parte en ocasiones de su Junta Directiva. Durante su larga trayectoria ha sido acreedora de placas, medallas, pergaminos y diplomas que se aposentan colgados en las paredes. Entre los premios que pude pesquisar y seleccionar a mi gusto figuran los siguientes: Orden 27 de Junio, otorgada por el presidente de la República; Orden Hilda López de Graffe; Orden Luis Beltrán Prieto Figueroa; Orden Josefina Rojas Lovera y Orden Ciudad de Villa de Cura, entre otros.

11118254_594001897407487_6184366514884634110_n.jpg
La Maestra Cira recibiendo la condecoración "Hilda López de Graffe"

Cabe reseñar y de verdad satisface que, cuando se discute algún punto álgido de mucha importancia dentro del seno de educadores afines, como FUDEJUPVEN; Asociación de Educadores Jubilados y Pensionados del Estado Aragua (ADEJUP-ARAGUA) y AMEJUP-ZAMORA, enseguida el nombre de la maestra Cira Esàa de Ramirez se menciona entre el grupo de Notables y asesora.

El trabajo doméstico siempre exige dedicación y tiempo. Se sabe que aprovechó para aprender de la madre los secretos de la cocina. La maestra nunca tuvo reparo para entregarse después de retirada al arte de la repostería, a la producción de tortas para celebraciones, y la hechura de dulcería criolla para la venta por encargo, en temporada de Navidad, el día del niño o de la madre. No tuvo ninguna dificultad de aprender la receta para elaborar los conocidos roscones únicos de su prima Irma González de Botello.

Termino, pues, este breve pero grato recorrido por la vida de esta generosa amiga de lejanos tiempos. Que gracias a su ineludible fe en Dios y la Virgen María que nunca la abandonan y a su fortaleza física y espiritual se halla todavía en permanente movimiento, a pesar de encontrase ya curtida por los años. Creo sin embargo, que aún resta más por escribirse sobre su larga pasantía por la vida.



Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis, 15 de enero 2018

Agradezco la colaboración a:
Profesor Oldman Botello
Profesora María Teresa Fuenmayor
Profesora Milagro Almenar de Pèrez


martes, 2 de octubre de 2018

¡LA MUERTE DE LAS ESTATUAS EN VILLA DE CURA!


Dedico a la memoria del maestro y escultor villacurano don Felipe Aular Bolívar

Hace unos días conocimos con estupefacción la noticia según la cual una bastarda pandillita que no sabe para qué son las estatuas, que no conocen que estos blasones de bronce o de otra aleación, son para honrar la memoria de los hombres de la Patria benefactores o llenos de gloria; hurtaron el busto del esclarecido médico castrense prócer de nuestra independencia doctor José Manuel Manzo, que se encontraba al finalizar la calle Comercio de Villa de Cura, en una intersección o callejón adyacente al viejo cementerio municipal..

Le fue arrancada también la espada que sostenía en su mano derecha el Padre de la Patria en la Plaza Bolívar de Villa de Cura. Y hay otra cosa igual de grave, se dijo de una presunta acción que amenaza con cercenar la cabeza del Precursor de la Emancipación Americana Francisco de Miranda. Además, arrancaron para cargar con ellos, unos cuantos cabezotes de las columnas que sostienen las barandas alrededor de la plaza Miranda y hace tiempo cargaron con los faroles que alumbraban el área central del lugar.

El año pasado en época de vacaciones escolares tuvimos conociendo que en horas de la madrugada arrancaron y cargaron con  el busto de bronce de  El Libertador Simón Bolívar que se encontraba en el patio central en las instalaciones sede del liceo de los Niños Cantores de Villa de Cura, ubicada en el sector de Carrizalito en Villa de Cura. El hecho por ser una institución educativa privada pasò desapercibido.

Es necesario que las autoridades que le competa se den una vueltica por la placita Bolívar del sector Los Tanques de Villa de Cura en cuyo centro aun permanece intacto pero abandona, descuidada pero todavía en su base el busto de mármol del Libertador Simón Bolívar, que es una magnifica talla del escultor villacurano don Felipe Aular Bolívar. Conmovido se debe encontrar el esclarecido maestro allá en el cielo por los daños y ofensas que  le hacen los bastardos a las estatuas en las plazas públicas de su Villa de Cura que tanto quiso, quien fue siempre hombre dado a homenajear con su arte a los fundadores de nuestra nacionalidad.

Hace algún tiempo desapareció de la plazoleta situada al lado izquierdo de la Iglesia Matriz de Villa de Cura, el cofre suspendido por las garras de un águila Real que guardaba aserrín de la hacienda San Pedro Alejandrino de Santa Marta, lugar que para los colombianos es un Santuario muy venerado, porque como se sabe, allí fue donde expiró el Libertador Simón Bolívar; quedando el ultraje representado  en la mutilada columna de mármol de carrara que los sostenía, a los ojos de todo el que transita por la céntrica avenida Bolívar.

La mas reciente incursión de los deshumanizados fue la desaparición del busto de bronce levantado en honor del General  Santiago Mariño, héroe de la batalla de Boca Chica en la guerra de independencia,  librada en 1814 en jurisdicción del Municipio Zamora,  al margen izquierdo de la carretera Villa de Cura San Juan de los Morros en el sitio de "Boca Chica". En este espacio se desarrollaban anualmente actividades culturales, entre ellas la caracterización de la famosa batalla. Cuando redactaba la nota pensamos que tal vez el bronce del esforzado militar estè con la cara mirando hacia el cielo esperando su turno para caer entre las llamaradas de un horno de fundición. 

Y abandonada la última vez que la visitamos, si es que no ha corrido con la misma suerte, una escultura agonizante, erigida en homenaje al distinguido médico y humanista calaboceño doctor Félix “Chicho” Rattia, en una plazoleta en la población de San Francisco de Asís, perteneciente a nuestro municipio Zamora. Que dicho sea de paso todo su saber científico lo dio tanto en Villa de Cura como en este pintoresco pueblo de nuestro municipio. La primera afrenta fue la decisión hace años de gente rústica que ordenaron embadurnarle el rostro con pintura y brocha gorda, una acción que se transforma en falta de formación y respeto.

Quizás los que practican esta clase de hechos ignoran que una estatua para parecerse a una persona viva, lo que le falta es apearse y meterse otra vez la Patria dentro del pecho. Es verdad que “Lo que les falta a una estatua para ser hombre es precisamente lo que le sobra a los hombres para no ser estatuas”, dicha expresión le pertenece al famoso tribuno y poeta Andes Eloy Blanco, en un discurso pronunciado ante una multitud y de personalidades en la inauguración de una estatua ecuestre del Libertador Simón Bolívar cuando vivió desterrado en ciudad de México.

En estos días pasados oímos un acierto en una declaración del profesor Antonio Cabanillas,  Cronista de la Ciudad, según la cual la Alcaldía del Municipio Zamora  están interesadas en la reparación del maltrato dejado por los iconoclastas en la estatua pedestre del Libertador en la Plaza Bolívar de Villa de Cura, acción facilitada por la oscura nocturnidad y desde luego fallo de presencia policial alrededor.


Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis, diciembre 2018



MATAJEY

panal.jpg

Se podría  pensar que vengo a contar o  recordar a la atractiva y lejana comunidad del municipio Valmore Rodríguez del estado Zulia en Venezuela denominado MATAJEY, con sus costumbres autóctonas y la llaneza de su gente. Pero no es la intención.

Lo que pretendo explicar es lo magnánima que es la naturaleza cuando una colmena de Matajey, de esas que producen miel pura, que son mas visibles en los árboles de la montaña, puede convivir como si fueran hermanos carnales junto a un limonero de la ciudad.

La prueba la tenemos en casa, cuando una legión de avispas montañeras subsanadoras del néctar proveniente de las flores, quizás inmigrados del cerro El Vigía, una de las colinas que circundan el valle de la ciudad de Villa de Cura, del estado Aragua, se presentaron de improviso y sin aviso ni reproches comenzaron a construir casa propia en la rama de hojas verdes de un limonero, que igualmente nació de forma ingenua en el patio de la casa.

Al principio observamos que llegaron más o menos diez avispones de color oscuro, seguramente a inspeccionar el lugar, y luego el grupo fue prosperando y nuevos miembros se fueron sumando. Al mismo ritmo fue engordando la bola de masa barrosa donde ya habita una familia completa, cuyo redondeado ya alcanza aproximadamente los sesenta centímetros de diámetro. Ya comienza a cargarse de esa sustancia de color pardo tan sabroso y dulce que llaman miel, beneficiosa para la salud humana, para los dolores reumáticos y el aburrimiento.

En la foto tomada un atardecer sabatino con mi dispositivo marca Sony Xperia, se observa la rama del limonero y la casa de los nuevos huéspedes, sin ningún miedo, ya se oyen discutiendo en voz baja y mirando el blanco-azul y profundo cielo aragüeño.

Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis, 02 se septiembre de 2018

a panal.jpg

AMOR, RELOJ DE LA VIDA





¿Qué simboliza en realidad


el amor que se extingue?




Acaso una flor otoñal


secada de tantos veranos




No lo vemos,


ni tocamos




Al principio


lo sentimos como si fuera


eterna flor de primavera




El amor


es muchas veces,


una huella oculta


secada por la luz


que agoniza




Tal como el camino de la vida,


tiene su empiece


y también su final




Es una especie de sombra


que nos hace caer


para después afrontar sentimientos


de cruel desengaño






La Villa de San Luis, septiembre 2018

miércoles, 26 de septiembre de 2018

"ESCUELA DE BÉISBOL MENOR JESÚS MARÍA LUNA” DE VILLA DE CURA 38 AÑOS DEDICADA A LA FORMACIÓN DE JÓVENES.


                  " Escuela de Béisbol Menor Jesús María Luna". Foto archivo de la Academia

DE VILLA DE CURA 38 AÑOS DEDICADA A LA FORMACIÓN DE JÓVENES
Por Oscar Carrasquel



Sin duda alguna debemos señalar que esta organización deportiva de béisbol categoría menor ampliamente conocida como la  ESCUELA DE BÉISBOL JESÚS MARÍA LUNA,   ya se encuentra inscrita en las páginas de la historia del béisbol, como referencia de la cultura y el deporte en Villa de Cura, y del estado Aragua . Al mismo tiempo queremos que esta pequeña crónica sirva de homenaje a sus creadores, técnicos y directivos y a todos los que han sido o son discípulos de la Academia.

Como se sabe, debe su nombre al destacado pelotero nacido en esta Villa de San Luis, Jesús María Luna Bolívar (1951-1983) que brilló a sus anchas como pelotero durante los tiempos de la Corporación Criollitos de Venezuela, una muralla a la defensiva y demoledor en la caja de bateo. Con este uniforme recorrió todas las categorías, desde infantil, juvenil, hasta alcanzar la cualidad de junior, para luego jugar en diferentes ciudades de Venezuela defendiendo en varias oportunidades los colores del Estado Aragua en campeonatos nacionales. Tentado por scouts de algunos clubes afiliados a Liga de béisbol Profesional de Venezuela. En todo caso Villa de Cura  se siente orgullosa de Jesús María Luna este gran pelotero cuya vida se truncó a temprana edad cuando aun le faltaba mucho que dar al béisbol venezolano.

Lo cierto es que esta agrupación deportiva comienza a dar sus primeros pasos con tres categorías en el campo de la Escuela Básica Nacional Arístides Rojas, bautizada inicialmente con el nombre  de WRANYLERS, de la mano de Julian Viejo Zambrano y de los profesores José Soto, Antonio Cabanillas Yepez que le acompañaron,  y también el señor Pedro Jiménez. El trabajo realizado en un principio por la señora Sofía Núñez también fue bastante amplio. Renace con el nombre de ESCUELA DE BÉISBOL MENOR JESÚS MARÏA LUNA una gloriosa fecha 01 de septiembre de 1984,  proposición que hizo Julian Viejo Zambrano como un homenaje póstumo  a su compañero y hermano, teniendo como sede la comunidad de Las Tablitas en Villa de Cura. 





J
Julián Viejo Zambrano.  Quién no lo conoce en Villa de Cura como. alma y vida de la ESCUELA DE BÉISBOL MENOR JESÚS MARÍA LUNA.. Entrenador y manager, siempre pendiente de los niños, aconsejándoles dentro y fuera del terreno y vigilando su crecimiento deportivo, dándoles las sesiones de fildeo y bateo; un hombre apasionado toda su vida por el béisbol menor en todas sus etapas. Él ha sido el encargado de dirigir tanto las temporadas de entrenamiento y preparación como los campeonatos municipales, estadales y nacionales de la organización. Ya pasa de largo los 60 años de edad con su cabellera plateada  pero  vive la pelota como si fuera un adolescente. No tiene nada de raro ver al “Viejo” Zambrano un domingo bien temprano, antes del juego, con una escardilla en las manos, limpiando el terreno o con un cordón marcando  las líneas de cal.

La sede de la ACADEMIA DE BÉISBOL MENOR JESÚS MARÍA LUNA está radicada en el perímetro urbano de la  Villa de Cura, municipio Zamora del estado Aragua. Actualmente tiene como campo de  juego y de entrenamiento un terreno desierto y carente de la más minina infraestructura, situado en un espacio adyacente de la U.E.E. Leopoldo Tosta. a la salida de la ciudad, buscando la vía a San Juan de Los Morros. Entre los más importantes logros obtenidos por esta escuela están varios campeonatos  regionales y nacionales conquistados por diferentes categorías.

La ESCUELA DE BÉISBOL MENOR JESÚS MARÍA LUNA en este largo espacio de tiempo se ha convertido en uno de los mejores colectivos de béisbol menor en varias categorías en el estado Aragua, sin que por ello se pretenda menospreciar a las demás divisas y organizaciones de este tipo que figuran en esta entidad aragüeña.

Bajo la dirección y la sombra de humildad de este técnico deportivo la organización JESÚS MARÍA LUNA ha alcanzado su grandeza durante casi cuatro décadas de vida. Ya tiene 38 años de recorrido esta divisa, conocidos en todo el territorio aragüeño. Zambrano se ha echado la escuela al hombro, y le ha dado vida a la organización con sus conocimientos, talento y experiencia.

Vive persuadido el “viejo” Zambrano que ser  entrenador deportivo es mucho más allá que estar dirigiendo el equipo,, debe abonarse también el hecho social, ya que  ha sabido reunir a padres y representantes para que acompañen a sus hijos a cada partido programado, sean juegos invitacionales o torneos especiales, para que los niños se sientan apoyados y estimulados..

Muchas satisfacciones y gloria le han dado todos estos peloteritos al deporte zamorano.. Algunos destacados discípulos han egresado de esta cantera deportiva, dando el salto al béisbol profesional en Venezuela, jugando en República Dominicana y en el béisbol de grandes ligas, siendo  más sonado el caso del jugador José Gregorio Rondón que militó con los Medias Blancas de Chicago de la MLB y en Venezuela con con Leones del Caracas. Entre los atletas que han pasado por esta escuela firmados para el profesional figuran los nombres de Víctor Moreno, José Carrasquel, Víctor Brito, Darwin Hurtado, Pedro Herrera, Carlos Méndez, Efraín Rodríguez, Luís Ortiz, Carlos Peñalver, Jesús González y José Gregorio Rondón.
Ya esta escuela posee su debida personalidad jurídica debidamente protocolizada, los miembros principales de la Junta Directiva son: Nubia Marín, quien la preside, Leonardo Andrade, vicepresidente, Liluvina Rodríguez, en la Secretaría General, Julián Viejo Zambrano, secretario de Finanzas y como primer vocal el señor Oscar Lovera, siguen más vocales.. .

La academia “JESÚS MARÍA LUNA” que hoy celebra su aniversario número 38, continúa con su proceso de superación y es una de las escuelas más nombradas en la región. Solo cuenta con el respaldo moral y económico derivado de colaboraciones de padres y representantes y de rifas. Hasta ahora ha sido nulo el apoyo del sector público. 

Creo que no se exagera cuando se  pide, aprovechado esta oportunidad, se valore y reconozca la trayectoria de esta Academia, convertida en un semillero de muchachos que sueñan con ser grandes en el futuro inmediato; que el actual campo deje de ser una sabana, y, finalmente se le construya sus tribunas, baños y  dotarlo de sus dogaunt. 

Sea propicio este aniversario para expresar nuestros sentimientos de admiración por los grandes del deporte del ayer y de hoy, de nuestra siempre amada Villa de Cura..


Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis, octubre 2022




miércoles, 19 de septiembre de 2018

LA HISTORIA DEL LOCO PEDRO


LA VERDADERA HISTORIA DEL LOCO PEDRO


                                                                                       Por Oscar Carrasquel



Para mi concepto Pedro no se merecía que le asignaran ese epíteto de "Loco Pedro", pero con ese sobrenombre fue que lo conoció toda su vida la memoria popular en aquella Villa de Cura de los años 50. Hace años que lo conocí porque cuando muchacho fuimos vecinos y puedo afirmar que no deambulaba sin disciplina la calle. Al parecer lo que sobrellevaba desde niño era de un retardo de su capacidad mental; mascullaba algunas palabras; sumado a ello sufría desde su nacimiento de estrabismo o desviación de la línea visual.

Habitaba un rancho  de tapias y caña brava pero de cariño grande, como único hijo de su madre Antonia en la antigua calle “El Ganado”, conocida hoy como avenida Lisandro Hernández   a la altura del barrio “ La Coromoto”, vivía a pocos metros del conocido bar “Pan Pan”, fundado por el pampaniteño Tirso Tovar, muy frecuentado por parroquianos en aquella década del 50, tenía patio de bolas criollas y unas cuantas mesas para jugar dominó,.

 

El "Loco Pedro" jamás perdió la frescura de muchacho cariñoso que buscaba acercarse a los niños e intentaba  hacerlos sus amigos y que lo hicieran feliz, pero los chavales le rechazaban, no lo miraban con  buenos ojos, lo esquivaban cuando se dirigían a la escuela y  a propósito cambiaban de acera...A Pedro poco le importaba pues seguía tranquilo su camino agitando su ramito.

Algunos fríamente lo llamaban  “El loco de la ramita”, porque  no le faltaba una ramilla que elevaba como un mástil, la movía en la mano derecha y la miraba risueño, simulando que conversaba con ella. A veces la sostenía con las dos manos. La rama la obtenía cortándola de los bajos árboles de "mata de ratón" en las empalizadas.

La madre vivía en una pobreza que desgarraba, vivía del lavado y planchado de ropa ajena y con ello reunía lo suficiente para que Pedro le hiciera los mandados a la bodega. Era frecuente verlo en el trayecto de la calle Dr Urdaneta; caminaba  hasta llegar a la bodega "Las Brisas" en la calle Sucre que le quedaba más cerca, donde compraba provisiones con una lista que le entregaban. Hacia también mandados a los vecinos sin cobrar, solamente a cambio de algunos centavos que le regalaba la gente y los entregaba a la madre.

Pedro fue un hombre de lo mas natural, ingenuo como cualquiera del pueblo, vestía pantalón y camisa de kaki a media pierna, ropa zurcida pero limpia, usaba alpargatas de calzado diario, nunca supo de juegos tradicionales y menos de escuela. Fue creciendo  hasta llegar a la edad mayor. Le tocó caer en un mutismo profundo cuando la muerte le arranca a la madre de sus brazos gastada por las enfermedades.

“El loco Pedro” como es natural fue envejeciendo, la piel tostada por el sol, el pelo ensortijado canoso, ya había perdido parte de la dentadura, sus pasos se hicieron cortos y tardos. Yo le perdí de vista, nunca más tuve noticias de él, ni cómo fue su despedida de este mundo, una fuente me explicó que fue de muerte natural tumbado en un catre. “El loco Pedro” fue un individuo apacible, sano y muy amigable. Me imagino que una legión de ángeles lo recibieron en el cielo.




Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis,  2018

Foto archivo Editorial Miranda

          Publicación Ramón Alfredo Corniel