miércoles, 12 de abril de 2023

JOSÉ PRUDENCIO DÍAZ DE LA VILLA DE SAN LUIS GLORIA DEL CICLISMO VENEZOLANO

 

JOSÉ PRUDENCIO DÍAZ DE LA VILLA DE SAN LUIS GLORIA DEL CICLISMO VENEZOLANO

Por Oscar Carrasquel

Su nombre completo era José Prudencio Díaz Zapata, fue uno de los ciclistas del patio que ha adquirido mayor jerarquía por su dilatado peregrinaje en este deporte. Nacido a comienzo de la tercera década del siglo xx en Villa de Cura, municipio Zamora estado Aragua, habitó una casita en la calle Bolívar y Villegas, de familia de limitaciones económicas pero no obstante se disfrutaba de buena comida, cuando todo alrededor era sabana frente en lo que hoy se conoce como Residencias Médicas “Doctor José Ignacio Baldó”.

Lo conocimos el Negro Francisco Matute y quien escribe,  solo de vista pero si sabíamos de su vida por sus hermanos Pedro José Zapata, Hernán Zapata y Luís Ramón Zapata que fueron nuestros amigos de la infancia. Prudencio, como sencillamente se le llamó, solo pudo realizar estudios hasta 6to grado de primaria. Siendo un muchacho andaba en bicicleta tipo paseo por las calles polvorientas de La Villa.

A temprana edad fue enviado por la familia a estudiar en Caracas, cobijándose en una casa en la Parroquia Catia, y en un apartamento en la urbanización “23 de enero”.  

El ciclista criollo comenzó en Caracas compitiendo en carreras de aficionados con una bicicleta semi-profesional. Sus actuaciones fueron entonces de primeros lugares, lo que le valió su paso a primera división. Cayó bajo la protección del consecuente dirigente Rodolfo Sillie que fundó en la capital el club ciclístico DIAMANTE, cuyo cuarteto de pedalistas lo integraron nada menos que Víctor Paticas Fernández, José Prudencio Díaz, Antoni Ituarte y Héctor Alvarado. Dicho club en 1940 se convirtió  en uno de los mejores del país en persecución por equipo. Aunque a decir verdad entre Él, Paticas Fernández y Héctor Alvarado se compartían los primeros lugares. José Prudencio competía  en el velódromo de Catia y en La Vega en el Teo Capriles. Alcanzó a disputar muchas pruebas internas de ruta y en torneos internacionales en representación de la bandera tricolor venezolana. José Prudencio Díaz asistió a los Juegos Centro Americanos del Caribe en 1946 y también en pista y persecución por equipo en los Juegos Panamericanos en 1951  celebrados en Barranquilla, en la costa colombiana, formando equipo junto a Víctor Paticas Fernández, Héctor Alvarado y Luís J. Rodríguez, glorias del ciclismo venezolano.  En esa prueba de Barranquilla este cuarteto consiguió la medalla de oro.

Un reportaje periodístico da cuenta que el afamado ciclista villacurano  también logró incursionar en el Campeonato Mundial de Ciclismo celebrado en la ciudad danesa de Copenhague  en 1949. El equipo venezolano estuvo conformado por Andoni Ituarte, Héctor Alvarado, José Prudencio Díaz, Ricardo López, Miguel Chirinos y Quintín Rivero, entre otros.

Lógicamente resulta difícil resumir en detalle todas las actuaciones de  este gran atleta villacurano a nivel nacional y en  territorio extranjero. Muchas de sus incursiones quedan en el tintero, por falta de mecanismos  para realizar una profunda pesquisa informativa.

No sabemos oficialmente cuándo  fue el año de  su retiro de las competencias y de su exitosa carrera como ciclista. Lo que si es cierto es que nunca abandonó ni colgó su máquina de carrera. Recuerdo varias ocasiones en la década del cincuenta haberlo visto pedaleando su bicicleta en la subida de Guayas y  en la  vía de Los Colorados de la Panamericana, ya  octogenario. Su ruta de práctica siempre comprendía desde de Caracas hasta Villa de Cura y viceversa. La práctica era realizada cinco días a la semana, siempre se caracterizó por ser un buen rutero. Su apego por su terruño natal nunca menguó.

Antes de finalizar la nota queremos recordar a destacados pedalistas villacuranos que surgieron posteriormente, en la lista de esa otra época pasada figuran: Pedro Izzo, Vicente Torres, Marcos Araujo, El Chingo Landa, Ramón Araujo, Virgilio Rengifo, Ramón Rodríguez y Fernando “Canario” Correa; algunos aseguran que este último nació en Cagua, municipio Sucre, de madre villacurana la señora Olga Correa.

Personas amigables de esta columna y conocedores de este deporte se sienten extrañados, sobre el por qué todavía estamos a la  espera que nuestro coterráneo José Prudencio Díaz sea escogido, como le corresponde, al salón de las Glorias del Deporte Aragüeño.

                  Oscar Carrasquel. La Villa de San Luís, abril 2023

 

 

 

 

domingo, 9 de abril de 2023

UNA FLOR EN SU TUMBA UN ADIÓS AL AMIGO CRUZ PARRA

 

Cruz María Parra. Foto colección Ramón Alfredo Corniel


Por Oscar Carrasquel

Dios es quien nos fija el tiempo de lucha en la vida, ninguno puede escapar de la muerte, ni aspirar  vivir eternamente, hoy nos tocó decir adiós  al señor Cruz Parra, baluarte y pionero de la industria de la talabartería en Villa de Cura. Aquí nació y permaneció residenciado en la calle Rafael Bolívar Coronado (antigua calle Guárico) y trabajando en su taller de la calle Comercio de esta ciudad. Siempre lo veíamos entregado a su rutina todos los días hasta que la edad le fue pintando canas a su cabeza y las fuerzas le fueron disminuyendo.

Cruz Parra fue un símbolo real que desde muy joven demostró la verdad de lo que significa trabajar con ahínco y responsabilidad, perteneció a esa raza de hombres  que la palabra para ellos es un documento que no requiere firma. De esos que le ponen amor al sentimiento humano quedan pocos. Un maestro de la talabartería de los últimos que van quedando en nuestro pueblo, que se dedicó a esta labor señalando caminos, abriendo bien temprano la puerta de su negocio donde realizaba su minucioso trabajo, con la angustia que significa en estos tiempos  asegurar el pan de cada día.

Últimamente a pesar de los años, allí en aquella pieza donde echó raíces hacía de todo, desde una silla de montar a caballo, también confeccionaba correas, llaveros, carteras y hasta  cosía un guante de jugar béisbol o reparaba unas botas y un bolso escolar. Un hombre honrado, serio con mucha paciencia, era raro sacarle una sonrisa, sin embarga era muy fácil entablar una amistad con él. Cuando venía gente de fuera buscando resolver algo enseguida preguntaba por Cruz Parra el talabartero.

La mayoría de nosotros debemos lamentar la partida física del seguro amigo y compañero. Buen padre de familia, hermano, tío, abuelo y amigo incondicional, y con la inquietud íntima de enseñar, dando el buen consejo y ofreciendo sus conocimientos a los más jóvenes. Un auténtico Maestro con mayúscula, de los que casi no se ven..

Dejó de existir pues don Cruz Parra dejando un legado de su trayectoria existencial con su oficio. Un singular hombre de la villacuranidad auténtica, una institución creativa de la industria de la talabartería en Aragua y toda Venezuela y un villacurano valioso, cabal.

CRUZ PARRA un nombre inolvidable, inconfundible. Que Dios le dé a su alma el descanso eterno.

Oscar Carrasquel. La Villa de San Luís, 09 de abril  2023

sábado, 8 de abril de 2023

DON EDUARZO MANZO, AMANTE DE ESTE PUEBLO, PERSONAJE DEL COMERCIO, LA AGRICULTURA Y LA GANADERÍA DE MITAD DEL SIGLO XX.

 

DON EDUARZO MANZO, AMANTE DE ESTE PUEBLO, PERSONAJE DEL COMERCIO, LA AGRICULTURA Y LA GANADERÍA DE MITAD DEL SIGLO XX.

Por Oscar Carrasquel

Conocimos de vista y de trato fortuito a don Eduardo Manzo Fuentes, diariamente acostumbrados a verlo en la cotidianidad  recorrer las calles del pueblo  conduciendo su Jepp Willis de viejo modelo con el cual se desplazaba como el capitán de un barco, levantando la mano para saludarnos en cualquier esquina. Eduardo Manzo Fuentes había nacido en Villa de Cura el 26 de diciembre de 1893. Hijo de Musiú Pablo Manzo y Damiana Fuentes de Manzo. Fundador de una de las familias más distinguidas en Villa de Cura. Fue casado con la señora Vicenta La Rosa de Manzo.

Doña Vicenta fue fundadora de la librería Las Novedades, negocio de venta de textos escolares, libros de lectura literaria, periódicos y revistas, además de sellado oficial de cuadros para el juego de 5 y 6. Como es de recordar don Eduardo Manzo fue dejando un legado por su apego a la producción agrícola y pecuaria, dueño de la hacienda “El Ocumo” en jurisdicción del municipio Zamora, en lo que se conoce como el  Valle de Tucutunemo. Un territorio donde hubo el silbar de pájaros montaraces y se oía el rugido de ganado en una sala grande de ordeño.

Dicho establecimiento Las Novedades funcionó en un caserón tipo colonial que fue residencia de la familia, ubicado en la calle Real -hoy Bolívar- entre calles doctor Urdaneta y doctor Morales.  El matrimonio fue de familia numerosa, padres de once encantadoras y coloridas muchachas comenzando por  Avilia, Carmen, Beatriz, Nina, Servilia, Nelva, Guilermina, Lastenia (maestra de la escuela Teresa Carreño), Flor, Elena, y Mirna; la mayoría de ellas se dedicaron a estudiar en diversas ramas de la educación. Guillermina Manzo La Rosa de Garrido casó con nuestro amigo y vecino de “la cuadra Larga” José Garrido. Nelva falleció en 2023. Don Eduardo Manzo fue padre en otra relación de don Guillermo Ríos. Su único hijo varón, adoptado por la familia Manzo- La Rosa.

Me acuerdo de  Mirna Manzo. Nada más grato que recordar a esta apreciada amiga lamentablemente fallecida en 2022. Se empleó en el Banco Carabobo S A y junto con el que escribe trabajó una cantidad de años en esa entidad. Fue casada con el ítalo venezolano Primiano Marcatelli. Lo que es Carmen, Beatriz y Mirna ocasionalmente trabajaban con doña Vicenta en el negocio de librería y sellado. Es asunto de ejemplo, de educación y crianza.

Abilia Manzo La Rosa de Quintero contrajo matrimonio con Mario Enrique Quintero Suárez, Mario Suárez como es su nombre artístico, artesano de la sastrería en su adolescencia, cantante y locutor, bolerista de las orquestas  Billos Caracas Boys, Luis Alfonzo Larraín, Chucho Sanoja y otros. En 1951 deserta de la música popular, debutó  con el conjunto Los Torrealberos bajo la dirección del maestro Juan Vicente Torrealba, integró otros grupos  muy conocidos de la música criolla como Cándido Herrera y Amado Lovera. Y además fue miembro fundador de la Asociación de Artistas en Escena y después de Sacven. Fueron padres de Norah Quintero Manzo, conocida artísticamente como Norah Suárez, actriz de televisión y comediante de Radio Rochela y el Show de Joselo, nacida en Villa de Cura el 19 de junio  de 1952. La vena artística sigue con Horacio Díaz Manzo, hijo de doña Flor Manzo de Díaz y de Horacio Díaz. El hijo de doña Flor forma parte en la actualidad del staff de excelentes locutores  de Venevisión, y voz en grabaciones de comerciales de esta estación.

Alejado Mario Suarez de los torbellinos de la farándula visitaba con frecuencia a Villa de Cura, de modo que era como dicen los mexicanos un villacurano “rajao”. Se dedicó junto con su suegro a la cría y al desarrollo de la ganadería y la agricultura en la hacienda “El Ocumo”. Mario Suárez falleció en Maracaibo el 14 de noviembre de 2018.

La vida es corta, los días y los años pasan rápido, sin embargo el tiempo tiene memoria y en estos días santos dedicados a las cuestiones de Dios se nos refresca la evocación para dedicarnos a la crónica popular. Nos referimos en parte al linaje Manzo-La Rosa y Quintero-Manzo, integrantes como queda dicho del acontecer social, artístico y económico de nuestra Villa de Cura del pasado reciente.  

Don Eduardo Manzo Fuentes  falleció en Villa de Cura el 19 de febrero de 1966. Sus restos descansan en el cementerio municipal en la misma tierra que lo vio nacer; fue un hombre muy trabajador y sentimental, padre de familia  ejemplar, vio nacer y crecer a sus once hijas, más un varón, y tenía una gran predilección por la querencia de Villa de Cura.

Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis, abril 2023

Asesor de esta página señor Octavio Garrido Manzo