martes, 27 de marzo de 2018

JUDAS EL DOMINGO DE RESURRECCIÓN


Judas de la bodega La Mora. Fotos cortesía de don Miguel Hinojosa
      
 
Por Oscar Carrasquel


Jesús de Nazaret según rezan las escrituras ciertamente  fue crucificado y resucitó entre los muertos. Ahora está vivo lo que  significa el triunfo de la vida ante la muerte, de la luz sobre las tinieblas. Ésta es la única y verdadera razón por la que podemos afirmar los cristianos del mundo que  Cristo es el único que siempre vive. Por eso hay alegría en nuestros corazones.

Una de las celebraciones simbólicas  y populares más arraigadas en casi todas los pueblos y comunidades apartadas de toda Venezuela es la quema de Judas Iscariote, una ceremonia realizada para marcar el final de la Semana Santa, específicamente llevado a cabo el Domingo de Resurrección, que es el día  que  Nuestro Señor Jesucristo resucita,  pero la fiesta se hace para aclamar la muerte de Judas el traidor... Existen fuentes indicadoras que el primer Judas que se quemó en Venezuela fue en Caracas en los albores del siglo XIX.

Se celebra de diferentes maneras de acuerdo con el sentimiento y la costumbre de cada pueblo esta práctica simbólica de justicia popular, aunque hay que decirlo con franqueza, ésta es otra de nuestras viejas tradiciones  que van desapareciendo paulatinamente. 

En horas de tarde del  Domingo de Resurrección la población católica villacurana procede a la horca y luego se quema a Judas Iscariote, quien a pesar de ser uno de los apóstoles de Jesús de Nazaret, entregó  a su Maestro a los miembros del Sanedrín y al prefecto Poncio Pilato por unas 30 monedas.

En tiempos no muy lejanos acostumbraban algunos sectores o barriadas de nuestra Villa de Cura a elaborar su propio Judas. Famoso fue el que quemaban en la célebre  esquina “El Taparito”, sector El Zamuro, antigua calle Guàrico; el entusiasta seguidor de la fiesta fue don Teodoro Rodriguez, un barman que apodaban “Bigote”, el cual  regentaba el "bar  Molfeta" ubicado en la referida esquina "El Taparito".

Muy nombrado fue el Judas de la redoma de Los Colorados, vía Carrizalito, el cual era  patrocinado por la Talabartería Venezuela de don Reinaldo Silvera. Quien preparaba y leía el testamento era  nuestro afable ex cronista de Villa de Cura y actual Cronista de Maracay profesor Oldman Botello.

Hubo el de la esquina de La Sapera, calle Sucre con doctor Urdaneta, con palo ensebado y competencia de pelota de goma, organizado con el aporte  de los vecinos de dos cuadras en el norte de la ciudad.

Uno muy reconocido comúnmente fue el  Judas de la Hacienda El Ancón, conurbano con la parroquia Nuestra Señora Las Mercedes, ofrecido por los encargados de la citada posesión a los vecinos, incluía cochino ensebado y carreras en saco y piñatas para los niños.

En  "La Mora" calle el ganado, hoy Avenida Lisandro Hernàndez, fue muy rumboso y popular el Judas en toda la esquina de la bodega "El Sol" de don Nicolás Hinojosa. Previamente era exhibido por casi todas las calles de la Villa en caravana de automóviles y bicicletas.

A solo cien metros del bar "Pan Pan" prolongación de la calle Urdaneta, se reunían todos los años los vecinos del barrio La Coromoto para calcinar un Judas. Había piñata, palo encebado y reparto de  golosinas para la chiquillerìa. Los actos eran organizados por el pulpero don Pío Olivares y los hermanos Cancines, de grata memoria.

Recordemos que en la propia falda del cerro El Vigìa, concretamente en el Barrio Las Tablitas, el sitio escogido para la quema de Judas se llama todavía "Esquina de Juan Nieves". Los actos eran  aupados por el conocido beisbolista Nerio Lòpez, siempre presto todos los años a cumplir con esta tradición. Se leía antes de la quema un testamento de fino humorismo elaborado por el panadero don Armando Pèrez y otros habitantes de nuestra barriada. Incluía el programa, maratón y competencia de pelota de goma.

El barrio La Represa que nunca escapa a  alegría de estas celebraciones también quemaba su Judas, nombraban al efecto una junta entre los vecinos que se encargaba de recolectar fondos. El sitio de ajusticiamiento era frente a la bodega "La Loca", entre calles Urdaneta y Guárico,  los principales animadoes de esta fiesta popular fueron el popular "Casunga", don Miguel Alayón junto a los hermanos Francisco y Pompilio Martínez. Una de las fundamentales atracciones era el palo encebado, piñatas para los niños y el tradicional concurso de cochino encebado. 

Judas Iscariote también recibía  lo suyo  en la calle Urdaneta norte, con Juan de Dios Agráz. La esquina donde tenía bodega don José Tenería. Quien comenzaba la alegría, destapaba y leía el testamento era el fallecido poeta Omar Gutierrez Peña. A las 5 de la tarde ya el traidor estaba convertido en una  antorcha; simultáneamente se escuchaba un ensordecedor ruido de cohetes y traquitraquis. La tradición la siguió llevando a cabo la familia Peña, de donde es la Lcda Yvoni Peña, con la colaboración de un grupo de vecinos de la comunidad Juan de Dios Agráz. Por cierto, aprovecho para recordar que la profesora Yvoni Peña posee un valioso trabajo editado sobre el significado de este acto de justicia popular en la cultura venezolana.   

Como es de recordar se trata de un muñeco del tamaño de una figura humana, le colocan flux y corbata, gorra, lentes oscuros, finos calzados y bien pertrechado de cohetes, triquitraquis y fuegos artificiales, para representar a Judas Iscariote. Previamente lo pasean en caravana sobre autos, camiones o bicicletas, algunos  con música cañonera por todas las calles del pueblo, para que la gente se de cuenta de sus faltas.

La mayoría simboliza figuras públicas que no le han cumplido promesas ni llamados a las necesidades del pueblo. Ante tal expectativa  casi toda la ciudadanía se lanzaba en romería a estos lugares para presenciar y hasta celebrar con bailes de joropo y bebidas el sacrificio.

                                Judas en su paseo por las calles antes de la condena. Foto archivo Mihuel Hinojosa

Antes de cumplir la sentencia a la horca es leído un estrafalario testamento, el cual sintetiza la vida y un extenso es decir un inventario de pertenencias dejadas para repartir entre mucha gente representativa del pueblo con su nombre y apellido. 

El documento la mayoría de las veces es elaborado por personalidades muy queridos del terrón villacurano. En aquellos tiempos los encargados de redactar el documento de su imaginario fueron el poeta J. M. Morgado, el profesor Oldman Botello, señor Teobaldo Parra Coronado, el concejal Oscar Morgado, don Pedro Ezequiel González, don Antonio Moreno, Víctor Hernández Ramos, don Juan Lombano, don Pascual Nieves ( el mismo de las cartillas de aguinaldo); don Armando Pérez (panadero de Las Tablitas); el periodista y humorista Rafael Viloria, expresadas todas las donaciones en charlatanería, y otras manifestaciones creadas en versos octosílabos. 

La celebración contempla bailes de joropo aragüeño en algunos sectores de la población, los cuales se caracterizan por la presencia de los mejores arpistas, cantadores y bailadores de la región. 

Cada año  en la culminación de la Semana Santa  se esperaba con emoción la  ceremonia de la quema de Judas Iscariote, y sobre todo expectativa sobre los personajes escogidos  para representarlo; sobre la lectura de su testamento y la repartición de su fabulosa fortuna. Los más representativos medios de comunicación escritos de la región se hacían presentes para reseñar el evento. No hay duda que hoy en día dicha costumbre de Quema de Judas está casi extinguida.

Diagramación  Ramón Alfredo Corniel.

    Oscar Carrasquel, la Villa de San Luis, Semana Santa de 2018

RONDA DE RECUERDOS DE MI NIÑEZ

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Quiero compartir con ustedes esta "Ronda de Recuerdos" donde hago un resumen de mi niñez en los aspectos de Juego preferido, programa de radio favorito, las mejores maestras que tuve, el regalo inolvidable y si realicé alguna travesura memorable.

Sin duda que mi juego preferido y lo que más me fascinaba era el juego de pelota beisbol y quiero rememorarlo con orgullo. Comienzo jugando con pelota de goma en pleno centro de la calle Urdaneta de Villa de Cura y también lo hacíamos en las casas solariegas de la vecindad. Posteriormente jugué pelota sabanera, y por último como integrante de equipos organizados hasta llegar a la clasificación “A” y eventualmente en la pelota “AA”. En aquel grupo nadie se salvaba de un sobrenombre, ahora que recuerdo que a mí me pusieron “Patón”, por aquello de que mi apellido hacia recordar al célebre Alejandro “Patón” Carrasquel, el primer pelotero venezolano en jugar en las Grandes Ligas.

Es obvio pensar que a mi edad escolar, en aquel tiempo aun no había hecho su aparición la magia de la televisión, solo existían los viejos radios de tubo marca Phillips y Telefunken. Apacible discurría de veras la vida en la población de Villa de Cura. Aprovecho para recordar que en aquella modesta casita no poseíamos este aparato. Para lograr oír el desarrollo de los juegos del beisbol que trasmitía el gran narrador Francisco “Pancho Pepe” Cróquer, desde el viejo Estadio de San Agustín, Caracas, teníamos que irnos para el fondo del corral y sentarnos bajo una matica de guásimo, y por medio de una empalizada de alambre gallinero nos poníamos a oír y disfrutar de la trasmisión de un aparato de radio de la casa vecina, desde que comenzaba hasta que finalizara la fiesta del beisbol.

Siempre lo he dicho y lo he escrito en reiteradas ocasiones en crónicas anteriores, que mis maestras inolvidables en Villa de Cura fueron las hermanas: Tula, Josefina y Priscila Bolívar Rodríguez, maestras preceptoras en aquellos tiempos de sus comienzos. Me enseñaron a escribir y leer las primeras letras, a unirlas hasta formar palabras como: Pala, Tapara y Maraca. A combinar las palabras para formar oraciones como: “Mi mamá me ama”… De ellas también recibí reprimendas por mis borrones en los cuadernos de de dibujo y escritura.

En aquellos tiempos remotos eran precarios los juegos de la niñez. De ellos me es fácil recordar una feliz oportunidad en que Salomón Rodrìguez, que así se llamaba un hacendoso amigo que venía de Caracas donde trabajaba, en una Navidad me regaló una zaranda metálica que se accionaba de forma manual; muy bonita, no solo porque estaba coloreada con los colores del arcoiris, sino que rugía como una locomotora; daba vueltas y más vueltas, giraba serenita en un solo pie como una bailarina de ballet. Se podia  comparar con un platillo volador que pisa tierra. En estos días después de haber pasado tantos años, pude ver un juguete similar mostrado en una imagen por el poeta y coleccionista William Saldeño. Yo me alegraba cuando me dejaban en casa solito jugando con mi zaranda ¡Qué maravilla! Ya han pasado unos cuantos veranos y borrar de la memoria no puedo aquella zaranda de hojalata y menos las manos livianas que me la regalaron.

Cuando hay una persona de jefe en la vieja casa como era mi mamá en aquella generación, con una dosis tan estricta de severidad como ella poseía no es fácil recordar que en la niñez hayamos cometido alguna infracción que acarreara una fuerte reprimenda. Había la costumbre que cuando mamá nos daba permiso para ver una película en Villa de Cura, nosotros nos veíamos obligados de salir del salón antes del final de la proyección, a sabiendas que el permiso expiraba a las 9 de la noche, un retardo siquiera de 10 minutos habría que atenerse a las secuelas y recurrir a la caridad de Dios. Después de grandes ya emplumados, sí, cada uno fue dueño de su destino.

viernes, 23 de marzo de 2018

HÉCTOR LOMBANO “CASUNGA” EJEMPLO VIVO DE MUCHAS BATALLAS


NOS ENORGULLECE DESEARTE UN FELIZ CUMPLEAÑOS FELICITACIONES CASUNGA
HÉCTOR LOMBANO "CASUNGA" EJEMPLO VIVO DE MUCHAS BATALLAS


Por Oscar Carrasquel

Con una gorrita deportiva en la cabeza y pedaleando una bicicleta de reparto  vemos siempre a nuestro amigo moviéndose por estos predios de la calle Páez. Héctor Lombano es su nombre bautismal, mejor conocido como CASUNGA. Aquí en el barrio La Represa encontró abono fueron sus primeros pasos en la música folclórica inspirado en el paisaje. Nacido  en Villa de Cura, municipio Zamora, estado Aragua un 18 de septiembre de 1940. La madre fue la hacendosa doña Teodora Lombano y su padre el señor Antonio Bolívar. Se crió al lado de la madre venciendo penurias. Desde temprana edad desplegó las alas fue su accionar en cualquier tipo de trabajo honrado. Así como aparece también en el deporte y en la actividad musical. Además se conoce al dedillo la evolución del pueblo que lo vio nacer y crecer, y está al tanto de todo lo sucedido en este pueblo porque desde que era un niño  ha recorrido su  ámbito de confín a confín.

Como es habitual hablamos con él debajo de la fronda de un árbol  de samán, oyendo el trinar de la paraulata y el cristofué. Quien merodee en aquel solar de su casa puede ver encerrado a un loro real que un día cualquiera llegó y se quedó, aprendió a  cantar aguinaldos y a veces se las da por pronuncia palabritas y palabrotas.

Su primer oficio fue muy ingenuo, estando muchacho de 12 años de edad tuvo la tarea de guiarle los pasos con una varita a un señor privado del sentido de la visión llamado Antonio Pantoja, que en los años 50 el pobre andaba en La Villa tocando de puerta en puerta, solicitando “Una limosna por el favor de Dios”. Lombano no tiene empacho en reconocer que ayudando a este señor invidente fue como se ganó sus primeros centavos y  los entregaba íntegros para ayudar a su mamà en los gastos de la casa.

Toda su vida ha sido trabajar. El secreto está en que desde pequeño su progenitora por necesidad económica lo entusiasmó y le inculcó el amor por el trabajo.  En la vida  ha sido limpiabotas, pregonero, publicista, heladero, cargador de maletas, vendedor de empanadas y granjería hecha en casa, entregaba leche fresca de ordeño en cada hogar, vendedor de cachapas, de hallacas decembrinas, repartidor de arepas de budare por encargo que hacía su mamá para la venta. Todo esto lo hizo en la etapa inicial de su vida. Ahora le ha tocado hacer de pulpero, atendiendo a "LA PARADA, una bodeguita poco surtida. Antes. vendía chuchería, golosinas, atún y sardina enlatada, guarapo fuerte. y la rubia bien fría..La gente se paraba  porque atrás tenía cancha para el juego bolas criollas.

En su adolescencia probó lo que era batallar de verdad, cuando a pesar de ser menor de edad le correspondió trabajar como peón en faenas del campo, el sueldo para entonces era bajisimo, 30 bolívares semanales ganaba en la vieja hacienda Montero, trabajando en la siembra, cosecha y aporte de abono a las plantaciones de tabaco, caña de azúcar y algodón. Como es sabido estas tierras fueron aptas para estos cultivos agrícolas.

Pasiva, u poco mas suave lleva ahora la vida este caballero que cuenta ya 77 años. Dos de sus hijas le acompañan y protegen. Tumbado casi todo el día en un viejo catre o en un chinchorro en una casita de tapia y techo de zinc que, muchos años compartió con su finado tío el agricultor  Rafael Alvarado. Muy gustosos de las faldas este par viejitos solterones, acostumbrados a lisonjear y "asusarle los perros" a las damas que pasaban por frente de la  empalizada.

Héctor Lombano no fuma,  no bebe licor, sencillo, humilde, pero también se hace respetar allá en su terreno. Se trata de un hombre serio, casero, que sabe patronear un hogar, sabe cómo tratar y distinguir de acuerdo con la persona. Casunga aprendió a querer y dejarse querer, por ello es un buen cultivador de la más noble amistad, se jacta de tener buenos amigos de toda la vida, y comienza nombrando a Miguel Alayòn, Félix Nieves, José A. Pulido y otros, algunos ya se fueron de la vida terrenal. Quien mucho lo conoce en La Villa sabe que a este hombre le sobra la entereza..

Cuando se podía era bondadoso y caritativo, muy útil a los niños y a las personas mayores necesitadas. En cualquier lugar que se programara la realización de una vendimia o cualquier iniciativa destinada a servir con amor al prójimo; igual para animar una actividad cultural o deportiva, allí estaba él, diciendo “presente”; dispuesto a colaborar con su animación y perifoneo, poniendo a la orden las cornetas y elementos de perifonear que enseguida montaba sobre la canasta de una bicicleta de reparto..

Siempre se ha caracterizado por su amor al micrófono a través de las emisoras de radio. Fue así como ha logrado cubrir espacios sirviendo a la comunidad y cooperando con la cultura en algunas de las emisoras de radio instaladas en Villa de Cura, en RADIO IMPACTO, RADIO ZAMORANOS y en RADIO CRISTAL

Recuerdo que  siendo más joven ejerció como narrador de los juegos de béisbol, aprovechando los conocimientos que tiene  de este deporte, acompañando a don  Pedro Ezequiel González, Eleazar Rodríguez y don Antonio Arias. No en balde fue jugador de pelota sabanera, por esa razón es conocedor de todos sus detalles y secretos de este deporte..Quien escribe lo conoce bien, fue una especie de águila custodiando los jardines, bateando y corriendo.. Lo demás fue narrar en las canchas de los botiquines las incidencias de las competencias de bolas criollas. Don Pedro Ezequiel Gonzàlez, en broma lo presentaba en las trasmisiones en el bar El Samán como:”Casunguito”, en vez de Casunga.

Vive felizmente en la compañía de sus dos hijas casadas: Milagros y Lilian, generosas y atentas, saben lo que es preparar un delicioso mondongo llanero y servir un buen café. En una ocasión tuvimos que meter los pies debajo de la mesa y le ensuciamos el mantel allá en La Represa. También le  acompañan sus yernos y adorados nietos,

Muchas veces monta los aparatos de trasmisión en su casa para animar algún evento que es escuchado en todo el barrio La Represa y sus alrededores. Los altoparlantes los sube sobre el tejado cualquier día especial, tal  como el “Día de la Madre”, “Día del Padre” o “Día del Niño”, u otra conmemoración como Navidad para divertir a los habitantes del barrio.

Algunos administradores del municipio han reconocido y valorado sus ejecutorias de cultor y músico popular, ha sido galardonado por el Concejo Municipal de Zamora con la “Orden Ciudad de Villa de Cura”, además de varias condecoraciones, medallas y diplomas de entidades oficiales, organizaciones deportivas y privadas, los cuales conserva pegados en una cartelera allá en su casa de La Represa, en una esquina subiendo para  la urbanización “El Toquito”.

Casunga es también cultor del humor tiene un montón de anecdotistas de su vida, una de ellas se refiere a la vez que la señorita Josefita Pineda lo mandó para la calle a vender unas empanadas, y de regreso se distrajo jugando metras con otros muchachos; esto le causó un disgustó a la niña, quien terminaba de sacrificar un marrano que tenia sobre un mesón, la señorita Josefita le dio su reprimenda al muchacho:

--“MIra carricito, así como le hice a este marrano te voy hacer, cuando te mande a hacer un mandado y te pongas a jugar en la calle”.

El mismo día, Casunga agarró sus coroticos, corrió a su casa y fueron inútiles los llamados cariñosos de Josefita para que regresara a trabajar con ella.

Lombano es cantador de coplas de aguinaldos, se mueve facilito como pez en el agua con todo lo que tiene que ver con el canto y los instrumentos de parrandas. Fue fundador de la parranda "La Flor de la Represa"..De repente lo podemos ver tocando el  tambor o el chimeco, o haciendo coro acompañando a “Los Turupiales de Aragua”, a veces con el conjunto gaitero“Alcides y sus Muchachos” y también con “Los Jomarcas”, para animar una parranda las horas que sea necesario..De allí de esa experiencia fue que aprendió a fabricar instrumentos que utilizan los aguinalderos..

Durante más de tres décadas  se dedicó a impulsar y coordinar por cuenta propia los concursos de parrandas navideñas en las plazas públicas de Villa de Cura. Fue también cantador de décimas en los recordados velorios de la Cruz de Mayo en casa de Alejandrita Castillo, en la antigua calle Guárico.

La sangre artística y musical se sigue expandiendo, ya está brotando la cosecha, tiene una nieta que apunta como un verdadero prodigio del canto y la música de guitarra, y la otra nieta  asoma como modelo de las tablas ya conquistando importantes espacios en este arte.


                                               


Casunga nos dice lo que todos sabemos, es católico creyente profundamente religioso y así morirá,  por eso es fácil distinguirlo siguiendo la procesión del Santo Sepulcro y la Peregrinación, o en contacto con el Padre Salvador Rodrigo en la Iglesia Matriz; o sosteniendo una conversa con las hermanitas Catequistas de la Virgen de Lourdes; de allí seguramente surge su espíritu de solidaridad y piedad y con  el corazón lleno de fe cristiana.
 
Un hombre contundente de una sola palabra. Me cuenta que hace años tuvo la oportunidad de formalizar una unión de pareja, rompieron porque ella profesaba una religión distinta y le planteó una disyuntiva: "O son esos cuadros de santos, o yo". Y allí siguen sobre una mesa las imágenes del  Corazón de Jesús, la Virgen  de Lourdes, San Luis Rey  y otros santos que le cuidan.

Entablar una conversa con el popular Casunga no cansa, es como hacer una excursión a la montaña,  solo se necesita dejarse llevar por el canto de la brisa para oírle con atención, Aquella tarde romancera tomamos otro café negro, una pausa y avanzamos, al fin nos detuvimos le decimos que la entrevista para dar a conocer muchos episodios de su vida y pintar sus ilusiones y nostalgias.. .


Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis / septiembre 2018. 

jueves, 15 de marzo de 2018

LA NIÑA MILANYENIT, UN NUEVO TALENTO MUSICAL VILLACURANO



Inocente ella como la sonrisa de su rostro, como un suspiro caído del cielo. La conocemos desde hace tiempo. Se llama Milanyenit Madrid Lombano. Aprendió a caminar entre músicos y juglares, de esos que andan en los atardeceres de serenata en serenata, que tocaban, cantaban y recitaban versos en el solar de su casa, allá en el sector La Represa, al final de la calle Doctor Urdaneta de Villa de Cura. Nieta del locutor, músico y destacado exponente del folclor venezolano Héctor Lombano, conocido cariñosamente como Casunga.


Ya la niña con su corta edad tiene ilusiones y anhelos, aunque sin apuro. Siempre le ha gustado la música, acaba de cumplir diez años de edad. Estudia quinto grado de educación primaria en la ESCUELA BASICA INOCENCIO UTRERA, ubicada en el sector La Represa de Villa de Cura, estado Aragua, Venezuela.


La historia comienza por una colorida guitarra que pusieron sus padres en sus tiernas manos, como presente el día de su cumpleaños. Era precisamente el obsequio que la niña anhelaba. Sus progenitores: Milagros Lombano y Jesús Madrid, dentro de su sencillez ensancharon los sentimientos de la chavala que es inquieta.


Por eso es que la urbe de Villa de Cura siempre ha sido considerada como una cantera de gloria, dadora de artistas, de músicos, de la magia de la poesía y de intérpretes de ritmos musicales.


Las primeras lecciones formativas se la confían sus representantes a la profesora María Teresa Fuenmayor (@sayury), quien haciéndola descubre sus incalculables condiciones y su inclinación por la música y el canto. Enseguida la incorpora al taller musical de la “Biblioteca Pública Ezequiel Zamora”, y a su vez se integra al grupo de parranda navideña “VOCES ALEGRES DE VILLA DE CURA”.


De las manos de la profesora Fuenmayor sale bien preparada, ingresa por instancia de la maestra Iris Peña al grupo que audita para optar por un ingreso al “Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela” (Fundado por el Maestro José Antonio Abreu) en su núcleo Villa de Cura. Surge airosa de la exigente prueba y es aceptada de inmediato debido a su agudísimo oido tanto melódico como rítmico.


Su maestro musical en la agrupación de música típica “Programa Alma Llanera” de la mencionada orquesta es el profesor Gabrielinho Sumoza (@gabrielinho), hijo del profesor Gabriel Sumoza (@gaborockstar) y de la profesora Deigenis Calcurian. Ya lleva2 años trabajando con la guitarra en la agrupación y participando también en uno de los coros de dicha Institución cuya sede temporal acá en la Villa es en la Casa de la Cultura "Rafael Bolívar Coronado".


A su corta edad se nota el brillo que esta niña ostenta para hacer realidad sus sueños, tiene un talento innato para la interpretación de música de guitarra y adicionalmente es poseedora de una voz privilegiada. Y no solo eso, sino que asoma con un numen y don especial para la composición. En estos días optó por componer una balada que lleva como título: “DESTINO AL AMOR”, coloreada con los matices de su sentimiento para animar la vida. En este tiempo ya la pequeña ha escrito varias canciones románticas inéditas.


Mientras esto ocurre es invitada a la televisión donde debuta en octubre de 2017 en la emisión del programa matutino Portadas, presentado en vivo y directo por la reconocidas animadoras Mariela Celis y kerly Ruiz, trasmitido por el canal Venevisión, donde la niña ha participado con la mayor naturalidad. Allí fue observada constantemente por el conocido músico y productor de televisión Manolo Freites, quien por su parte les impulsa y recomienda para que la inscriban a estudiar canto, lo que contribuiría a la vez con su formación artística.


A cabo de un tiempo, con todo el sacrificio económico que ello representa, ya la pequeña está viajando a la ciudad de Caracas a continuar sus estudios. Actualmente cumple sus ensayos y preparación en la reconocida ACADEMIA TONADA ESTUDIO 13 situado en Chacaito en el Distrito Capital. Cada sábado y domingo rigurosamente a la hora señalada, siempre dispuesta, la madre la lleva desde Villa de Cura a Caracas. En este Instituto ya está recibiendo clases de canto del propio Manolo Freites.




Cada día que pasa es mayor el progreso artístico de esta niña, lo que la hace merecedora del apoyo de todos los villacuranos, sumado con los aplausos del público venezolano que valora su talento.


Agradecimiento:
A la Profesora María Teresa Fuenmayor, asistente y mediadora de la entrevista


Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis, 12 de marzo de 2018



Posando al lado de su hermana, modelo profesional.

COMENTARIOS

Iris Peña Espléndida Milanyenit ..Dios la bendiga al igual que sus padres que dan todo para que la niña siga dando lo mejor de si.....con esfuerzo y dedicación tiene un futuro promisor ....Orgullo de ser villacurana

Amanda Almenar Felicitaciones a Milanyenit, asi se destacan los Villacuranos en la música.Dios la guiará junto con sus padres al triunfo.

¡BOMBAS…BOMBAS…LLEVO LAS BOMBAS!

Hacer la anterior enunciación en voz alta por la calle en otra época daba sensación de escalofrió. Lo más menudo que te podías acarrear era ganarte una pasantía en un calabozo de la comisaría. De tal manera que había que tener ojos de águila al llegar a una venta de repuestos y requerir una bomba de frenos para tu auto; era preferible llevar una muestra, ya sabías que tenías que hacer la solicitud en parábola y simplemente decir: ¡dame una jeringa de esas para los frenos!

Hoy afortunadamente no se corre ese peligro.


La palabra BOMBA se oye pronunciada a todo pulmón, una, dos veces, y la vez que quiera por un muchacho juguetón que baja de La Represa con una cesta repleta de BOMBAS. Estos días lo pararon en una céntrica calle, alzó el pañolón blanco que las arropa y allí estaba el montón de bombas, abierta la boca como dibujando una gran carcajada; el confite es hecho con una masa suave, con una sustancia cremosa rellenas, su exquisito olor se introduce por la nariz y llega hasta la infinitud del alma.


Tienen un color similar a la miel, espolvoreadas y rematadas con azúcar. Son elaboradas por una señora de la comunidad llamada Sor Elena de Carpio, que vive allá en el sector La Represa de Villa de Cura, la cabecera del Municipio Ezequiel Zamora. El producto lo sale a vender y vocear afanosamente por la calle un muchacho que solo se conoce por “Cholito”, un personaje humorístico y socarrón, lejanamente se le escucha su pregonar a todo grito: BOMBAS…BOMBAS…LLEVO LAS BOMBAS, económicas pero en efectivo.


La gente corre afanosamente para adquirir el producto, pero jamás lo hallarán porque el muchacho no ha recorrido tres cuadras cuando debe devolverse con el canasto vacío. En cuanto a los patrones de elaboración por la señora Sor Elena, es un secreto bien guardado, lo sabido es que la fórmula no es receta tomada de panaderías, le pertenece a ella desde sus ancestros, sin embargo es fácil adivinar que la materia prima es la harina con una mezcla de leche, cacao, huevo y mantequilla. Acompañadas de café con leche para comenzar a endulzar las mañanas o en la tardes de sobremesa es una sorpresa exquisita para el paladar.



Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis, 03 de febrero de 2018

"BODEGA LA LOCA" FUNDADA POR DON FRANCISCO MARTÍNEZ


 

"BODEGA LA LOCA" FUNDADA POR DON FRANCISCO MARTÍNEZ

                                                                  Por Oscar Carrasquel


A  mí se me hace imposible pensar que la pobre Nicolasa era una persona loca, pero sí una mujer trastornada y abandonada, un ser  de un fuerte sentimiento y de alma buena. Yo la lleguè a ver con mis propios ojos. Era experta en observar y definir mejor que cualquiera. Sobre ella en el barrio La Represa se contaron muchas anécdotas y peripecias. Iba y venía todos los días  a los bares de las orillas y se la pasaba en El Taparito y en los negocios en la antigua calle Guárico, hoy calle Rafael Bolívar Coronado, sector La Represa de Villa de Cura,..Vivía sola en un recueste de la muy nombrada “Peña Ñá Cirila” bebiéndose las lunas y los soles de verano.

Hace ya tiempo en el cruce de la calle Guárico con la calle doctor Urdaneta existió una pulpería de tres puertas de madera a la calle, fundada por don Francisco Martínez, un hombre bonachón muy querido venido de la población guariqueña de Guardatinajas, estado Guárico.  A la bodega, hoy de puertas clausuradas aún le queda en pie la fachada, respirando su tristeza, negándose a morir.

La loca Nicolasa hacía siempre lo mismo, no paraba en casa,  muchas veces se la daba por frecuentar la bodega de don Francisco,. a cualquier hora del día, allí no se bebía pero había desayuno, luego se entregaba a la tertulia y la echadera de broma con el pulpero y la clientela que entraba y salía a diario al local.

Ocurrió que un día lunes en la mañanita le cayó a don Francisco de sorpresa la inspección de un organismo adscrito al Concejo Municipal del antiguo Distrito Zamora, llamado “Junta Municipal Reguladora”; un organismo que se encargaba de regular y vigilar en todo establecimiento comercial los precios de los artículos de mayor consumo, y a la vez se dedicaba a verificar tanto los pesos de reloj como de pesas y romanas, y lo contramarcaban con una especie de sello; de manera de evitar que los negocios metieran gato por liebre, es decir que no te fueran a entregar 800 gramos de una compra en vez de un kilo, como muchas veces ocurre.

El funcionario que fungía de jefe inquirió a don Francisco, primeramente preguntándole por el nombre e identificación del negocio; a lo que el viejo comerciante respondió ingenuamente que  la bodega como era nueva  aún no tenía nombre.

De nada le valió el argumento al viejo pues el fiscal sin compasión insistió en preguntar por el nombre del negocio, porque era una normativa y un requisito indispensable para cumplir cabalmente con las leyes municipales y llenar el acta de inspección.

La consentida Nicolasa que por casualidad en ese momento se encontraba ubicada muy cercana de la conversa, recostada al mostrador como un ser extraño, con un mundo en su mirada, peló sus ojos grandotes, dirigió una insinuante mirada hacia Francisco, quien de inmediato, como buen llanero, leyó como si fuese un telegrama la sugerencia dibujada en los ojos de la loca, y enseguida respondió al funcionario municipal:

¡Póngale Bodega La Loca!

Y fue así con este nombre, gracias a las extravagancias y a la insinuante mirada de la loca Nicolasa, se llamó esta bodega durante más de seis décadas, hasta el día que sus puertas de madera cerraron por la muerte que  un día irrumpió sin avisar a llevarse a don Francisco Martínez. Aun nos duele la partida de este llanerazo sin cansancio, amable, gran  amigo,. Gracias por hacer llegar tu recuerdo a mi humilde pluma.

. Foto de don Francisco cortesía Ramòn Alfredo Corniel
"Bodega La Loca". Foto archivo  O.C.

  Oscar Carrasquel  La Villa de San Luis, octubre 2018

lunes, 12 de marzo de 2018

OTILIA MARTÍNEZ BRICEÑO INTEGRANTE DE UNA FAMILIA MUSICAL VILLACURANA

Doña Otilia Martinez Briceño

 A sus hijos. nietos y biznietos, con acendrado afecto

Por Oscar Carrasquel

La historia completa la conoce y nos las narró  su hijo, nuestro entrañable amigo  ingeniero agrónomo Douglas Carrizalez Martínez, quien  reside con su grupo familiar en la ciudad de Maracay, capital del estado Aragua. Conversamos en un  corredor amplio, apoyado él por un legajo de viejos papeles en un portafolio. Douglas nos dio prestados documentos y los viejos retratos de su madre que  deambulan en un álbum desteñido por  el tiempo. Pendiente quedó la expectativa de un cuatrico que mi amigo iba a incorporar a la conversa junto con otro hermano músico de guitarra por llegar.

Generosa en demasía, de carácter agradable y de fina estampa villacurana, de dura madera de roble, a decir de los que tuvieron la suerte de conocerla de trato y relación de amistad. Estamos hablando de doña Otilia  Martìnez Briceño. Pocos en La Villa conocen sus atributos artísticos y culturales.. Me tocó en suerte conocerla personalmente cuando yo era juvenil,  ella ya era una mujer hecha y derecha.

Doña Otilia era una de esas mujeres de antes, una  ferviente enamorada de las flores y sus aromas. En el centro de su casa en Villa de Cura tenía un jardín bien cuidado. Igual hizo en la hacienda “Caicara”,  propiedad de su progenitor don Pedro Nolasco Martìnez. Una tierra coronada de serranías altas, allá formó un jardín luminoso en la casa de campo que  bautizó con el nombre de “La Carrizalera”.  Por un lado se desliza una corriente de agua cristalina, y paralelo un huerto perfumado de albahaca, sembrado de madreselvas, de rosas de todos los matices, tulipanes, margaritas, trinitarias, capacho y la  flor de cayena de variados colores. Allí llegaba ella bien tempranito a jugar con los pájaros montaraces.

Cohabitó esta matrona con moradores  de su natal Villa de Cura; una Villa apacible de escasos transeúntes, de cuando la gente sacaba las silletas a las aceras en las tardes-noches para entregarse a la amena tertulia en la puerta de las casas. Vivió  todo su tiempo en una casa ubicada en la calle doctor Morales, a mitad de cuadra, entre Bolívar y Miranda, en Villa de Cura, capital del municipio Zamora del estado Aragua.

Esta calle tuvo mucha importancia en aquella época. En el asiento de la cuadra vivieron familias por demás conocidas en la colectividad villacurana, en donde tuvo buenos amigos: Antonio Saá Fernández, Juan Enrique Rodríguez, Catalina de Hernández, Salvador Saá, Manuel Ceballos y Rogelio Tavío Tosta, y muchas otras familias de la vieja Villa de Cura.

Doña Otilia era oriunda de este airoso y pintoresco valle de la Villa de San Luis de Cura, nació el 13 de abril de 1912 en este pedazo de noble tierra aragüeña, fue una dama fecunda en la música y en el estudio, el terruño nuestro en aquel tiempo era próspero en la producción agrícola y con eminente nombramiento como centro comercial ganadero de la región central del país. Hija del matrimonio formado por don Pedro Nolasco Martínez y su esposa doña Petra Briceño Landa de Martìnez.

Sus primeras letras o la educación primaria la realizó en una escuela mixta  fundada en las primeras décadas del siglo XX en Villa de Cura por la maestra Pepita Peraza. Funcionaba en la propia casona de los Peraza en toda la calle Real. En un tiempo recibió clases y tuvo de maestro a don Víctor Ángel Hernández.  Recibió su apoyo decidido en la formación musical; aunque  en realidad  su principal maestro en armonía fue su abuelo el  profesor de música don Amador Briceño, pianista, flautista, violinista y compositor  de importante trayectoria. Su abuelo fue quien la animó a dar el primer concierto que dio la niña Otilia  con el violín, en la ciudad de La Victoria, a la temprana edad de 7 años, más tarde lo hizo en la mayoría de los círculos musicales de Maracay.

Algún tiempo después estudia y se gradúa en Andragogía, una técnica orientada a la enseñanza de personas adultas, con licencia para impartir clases en escuelas granjas, en zonas rurales y núcleos urbanos. Desde 1951 hasta 1966 entregó su contribución  en todos los programas adelantados en este sentido por Ministerio de Educación. En ese tiempo comenzaba a brindarse apoyo a la alfabetización inicial de adultos en barrios de Villa de Cura y zonas rurales. Recorrió muchas veredas y trochas, mientras la lluvia y el sol la azotaban, apoyando el proyecto alfabetizador, ayudando a fundar escuelas y ofreciendo su conocimientos a la educación inicial..

Incansable en el estudio y el trabajo, aprovecha para aprender enfermería simultáneamente trabaja como asistente del doctor Manuel F. Rondón en el proyecto de medicina preventiva, entregada a la atención de parturientas y diversas campañas de vacunación en el área urbana y rural. De esta manera tenía que viajar de forma consuetudinaria al valle de Tucutunemo, El Cortijo, el Pao de Zarate;  subiendo y bajando cuestas en lomo de bestias, sin ningún reproche, muchas veces con el sol ardiente sobre la frente pero con Dios por delante. También fue enfermera auxiliar en el viejo hospital doctor José Rangel de Villa de Cura, contiguo a la plaza Bolívar. Entonces se sentiría  como  dueña de todas las bendiciones de esta tierra, por la considerable cantidad de ahijados que dejó en estas comunidades rurales y barrios.

Desde el punto de vista artístico y pedagógico, se  inicia en el arte musical y la actuación en la ciudad de La Victoria, donde estudia música de cuerdas y sale dominando perfectamente el violín y la bandolina, y además se gradúa de profesora musical, y es entonces cuando comienza a dar en firme los primeros conciertos.

Por algo proviene de la dinastía musical de los Briceño. nativos de Villa de Cura. Fue fecundísima compositora. En su haber tiene escritos valses, merengues, pasodobles. Escribió la letra, la música y arreglo de las siguientes canciones: “Zaida”, “Reina”, “Mi casita en la Montaña”, “Canción a La Madre”, “Sabor de Engaño”, “Taborda” “Mi Cariño” y hay un montón de hermosas canciones más  compuestas sobre poesías suyas. 

Ejerció como profesora de violín, en el periodo 1972 1981, en la Escuela Superior de Música del estado Aragua. Fue primer violín de la nombrada Orquesta Filarmónica del Estado Aragua. Figuró en numerosos  eventos musicales y artísticos con la Filarmónica, en Caracas, Valencia y Maracay.

En su carta curricular aparece participando en conciertos en el Conservatorio de Música del Estado Aragua; igualmente en Caracas, en el auditorio de la Universidad Central de Venezuela; en el Teatro Teresa Carreño con la Orquesta Filarmónica del Estado Aragua, dirigida por el profesor Antonio Esteves..

Otilia, como todo el mundo se acostumbró a nombrarla (omitiendo el primer nombre, que realmente era Petra), siendo bastante joven casó en primer término con el villacurano Ángel Rafael Motamayor Hernández, y de este primer matrimonio nació Ángel Rafael Motamayor Martínez, cuyo fallecimiento ocurrió el año 2018.

Siendo todavía joven quedó viuda y contrae nuevas nupcias con el comerciante de ganado Eusebio Carrizalez, de cuya unión nacieron: Zaida Margarita, Dilia Arcadia, Alexis Orlando y Douglas Asdrúbal.  Otro integrante de la familia fue Tomás Vicente Carrizalez Huerta, hijo del primer matrimonio de Eusebio Carrizalez, quien también era viudo al momento de casarse con Doña Otilia. En este hogar villacurano la madre enseñó a todos sus hijos a soñar desde que eran pequeños, sin escatimar esfuerzo para que estudiaran. La estirpe con el paso del tiempo se ha visto prolongada en nietos y biznietos. Para todos alcanzaba la alegría de su noble corazón. La mayoría de esta familia se encuentra hoy en día establecida en la ciudad de Maracay, capital del estado Aragua.

La historia de la radiodifusión en Villa de Cura que data de los años 50 del siglo xx pasado la tiene entre sus páginas. Con la inauguración de “Radiodifusora La Villa”, doña Otilia animaba con su interpretación musical un espacio en vivo de una hora de duración, bajo la conducción y presentación del locutor y director de esta emisora Manuel Vicente Zapata. En una sala aparte había siempre un público entusiasmado que la aplaudía.

Tuvo una ligera pasantía como columnista de periódicos.  Refiere Douglas que su mamá escribió en algunas ediciones del periódico humorístico villacurano “El Cotejo Mocho”. Entregaba una croniquilla  vibrante  muchas veces lírica para el periódico fundado y dirigido por el poeta de La Villa, J M Morgado, que fue su afectivo amigo.

Doña Otilia Martínez Briceño, no fue ajena a la fisonomía del conglomerado que la vio nacer, siempre estuvo pendiente del devenir del pueblo, aquel que poco a poco se iba convirtiendo en ciudad. Formó parte de una dinastía musical villacurana sin precedentes, testimonio de una raza musical que no se ha visto más en posterior época. Me manifiesta el contertulio que hay en la actualidad en el entorno musical de la familia Briceño, pianistas, cantantes de orfeón, flautistas, trombonista, lombardista, guitarrista, cuatristas, bandolinistas, compositores y directores de orquesta, tanto popular como clásica. Sin duda alguna un torrente musical sorprendente y amplio.

El profesor Oldman Botello, historiador, ex Cronista de Villa de Cura y actual Cronista de la Ciudad de Maracay, genealogista, realizó un amplio bosquejo de esta familia Briceño de importancia histórica, del cual extraemos la afirmación siguiente: “Constituye esta familia Briceño (150 años de músicos) la segunda generación de músicos más significativos del país después de los Calcaños”. Creo que su mayor gloria en la prolongación de su existencia.

Otilia Martínez Briceño

Una mujer alta, blanca, delgada, de pensamiento libre era doña Otilia, muy educada, bonita como las  letras de la canciones que ella compuso y la inspiración que llevaba por dentro, con un corazón lleno de música y un universo de versos en su sentir. Fue una luchadora en todos los terrenos, con caídas y levantadas, al mismo tiempo supo forjar a una gran familia de bien, con la dedicación y el coraje que la acompañó siempre.

Doña Otilia Martinez Briceño descansó en la paz del Señor en la ciudad de Maracay, un día 13 de octubre de 2001, a los 95 años de edad. Sus restos reposan en el Cementerio Metropolitano de la capital aragüeña.
En el universo  cultural de Villa de Cura, en el presente, no se nombra a la señora Otilia, simples cosas del olvido.


Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis, 12 de marzo de 2017

Fotos del álbum familiar.

viernes, 9 de marzo de 2018

DÁNDOLE BETÚN







DÁNDOLE BETÚN
Oscar Carrasquel

Así discurre su infancia,
sin pan, menos escuela,
sembrado en el olvido.

Buscando rumbo,
con su mirada profunda.

En el cuadril
un cajón limpiabotas
y una lata lechera.

Ya se conoce el entorno
El mamonero de la plaza,
es como un alero grande
para resguardarse del sol

De short corto y franela, 
Sus alpargatas oliendo a tierra.
y su  rostro teñido de humo

En los dedos le vuela
un viejo cepillo dental,
pasándolo por la comisura
de unos zapatos 

La jornada es larga,
incansable, soportable
de todo un día

Sube y baja sereno
un retazo de tela negra
dándole limadas
a un par de calzados.

Al final de su trabajo
le da tres golpecitos al cajón
con el cepillo..



                      La Villa de San Luis, Semana Santa 2018 


miércoles, 7 de marzo de 2018

EL CHARLERO DEL AUTOBÚS


                                                                                   
      EL CHARLERO DEL AUTOBÚS

                                                                        Por Oscar Carrasquel

Es aquel que primero
da los“buenos días”
desde el centro del autobús
Aunque nadie le conteste

Se abre paso entre la gente
por el callejón del medio
entre la hilera de pasajeros
parados y sentados

No importa si la ruta
es de corta o larga travesía,
con tal de ofrecer ilusiones.

El chófer del autobús.
y los viajeros,
de tanto verlo y oírlo
ya conocen su cometido

El primero en subir es una botica,
ofrece raíces, ungüentos
y jarabes
contra la tos y el resfriado

De repente de un solo salto
aparece el caramelero,
reparte la promoción
entrega chupetas bum-bum
a cada uno de los viajeros
Afina su garganta
anticipa un discurso,
y después recoge la golosina

A bordo trepa el de flux
la Biblia debajo del brazo.
Proverbios y Salmos
se los sabe de memoria
sostiene la respiración
"Dios bendiga al chofer y a los pasajeros"
!Amen!, se oye el murmullo.

En la parada siguiente
se encarama un hombre
apoyado en unas muletas
se sostiene de los tubos,
estira un brazo 
para recoger la limosna.

Sube el último de gorrita,
de chemise de rayas,
armónica en los labios
cumbias (una tras otra)
golpeando un pandero.

El itinerario fue placentero,
!Gracias señores pasajeros
que tengan un feliz viaje!

Se despide el charlero.

Sin avisar al conductor
se deja caer como una pedrada
sobre el duro pavimento
en la  ultima parada.

                                             La Villa de San Luis, 03/ 2016

viernes, 2 de marzo de 2018

EL DOCTOR ELADIO LOVERA LA PEÑA TANGUERA VILLACURANA ESTÁ DE LUTO





EL DOCTOR ELADIO LOVERA  LA PEÑA TANGUERA VILLACURANA  ESTÁ DE LUTO


Por Oscar Carrasquel

                                                                                                         

En realidad. no era Doctor, pero. así era como era renombrado en toda Villa  de Cura, en San Juan de los Morros y sus alrededores. Un distinguido profesional Optometrista muy respetable, honesto, de recto proceder. Eladio Ramón Lovera Alayòn era su nombre completoAquel amigo soñador que sabia repartir alegría donde llegaba. Ademas había aprendido pentagrama y armonía. Usaba unos gruesos lentes de carey  con unos cristales oscuros  que parecían un fondo de botella. Era natural de Villa de Cura donde había nacido el 30 de octubre de 1916. Sus padres fueron, el orticeño Andrés  Lovera y la villacurana Rosa Alayòn de Lovera. Su otro hermano se llamaba Carmelo Lovera, mejor conocido con el remoquete de “El ciego Lovera”. Eladio era casado con la señora Emilia Aponte Mejías de Lovera, de cuya unión nacieron dos hembras y tres varones: Héctor, Edith, Omar, Jesús y Gladys Lovera Aponte .

El doctor Lovera era un hombre humilde, de mucha fe espiritual, estatura regular, delgado, lento de andar, muy estimado en Villa de Cura, bohemio y amigo cabal. Muchas veces  cuando visitaba a su amigo el sastre Víctor Montenegro, ejercitaba el arte culinario. En este modesto taller de sastrería se solía degustar cualquier día, entre amigos, de un sabroso mondongo o un fino hervido de costilla. Eso sí, respetando la elemental advertencia de Víctor Montenegro en un anuncio: “El que come lava, todo debe quedar limpio”. 

Sus acompañantes que allí llegaban con frecuencia eran el poeta el poeta José Manuel Morgado, Andrés Delgado “El gallo”, José Fagundez, José Chacìn “Gardelito”, Julio “El Che” Martínez, Alcides Álvarez, Vinicio Jaén, Rafael Almeida “Petit”, Teobaldo Parra, Antonio Martínez Santaella, entre otros. Tampoco puedo olvidar a Jhonny Ramirez, zapatero y bohemio, era su pana,

Muy amigo de quien esto escribe, serio en apariencia pero era todo lo contrario, un hombre alegre y dicharachero, alternaba la conversación con la bohemia, amigo de la farra y de la buena compañía, así fue su estilo de vida. No poseía una  fuerte voz pero si le brotaba el sentimiento con cualquier melodía, cantaba con los colores y el agrado del alma, se le abría el espíritu cuando  escuchaba afinar una sonora guitarra grande, sobre todo entreveraba boleros y especialista en canciones argentinas. Era poseedor de un grueso repertorio de tangos.

Dedicó gran parte de su vida a la ejecución musical. Según lo nombran los griegos "El arte de las musas". En la década de los años cincuenta fue conocido como músico de orquesta, lo cual mezclaba con el canto,. fino ejecutante del clarinete. En ese tiempo entró a formar parte como clarinetista de la Orquesta Municipal Juan de Landaeta, dirigida por el maestro don Víctor Ángel Hernández. Y  se mantuvo un tiempo en la orquesta Siboney. Así era su forma natural de apreciar  la vida, independientemente de su afable profesión de saber examinar la  visión  y de formular lentes.

Nos unía al doctor Eladio Lovera un afecto mutuo. A casa llegaba  un sábado por la tarde acompañado de las dos guitarrista de don Esteban Nieves y Carlos Parra,  y en otras ocasiones llegaba el maestro Johnny Ramírez. Yo de entrada les ofrecía un café y con el paso de las horas un trago de Pampero y una taza de consomé. Eladio nos dejaba escuchar en su voz  los mejores tangos del repertorio de Carlitos Gardel tales como “Melodía de Arrabal”, “Amores de Estudiante”, “Por una Cabeza”, “Volver”,  y otros más de su preferencia
Su residencia habitual la tenía fijada en Villa de Cura donde fue muy apreciado por haber nacido  en esta cálida tierra del Alma Llanera. Su afición por todos los cantares de la música romántica  y sobretodo la argentina le venía desde su adolescencia. De su memoria brotaban tangos uno tras otro.

Este amigo inolvidable fue especialista Optometrista, a cuya actividad profesional se integró completamente. El doctor Lovera eventualmente se aislaba de Villa de Cura, pero iba y volvía sobre sus pasos.  Por razones de su labor profesional se mudaba para la ciudad de San Juan de los Morros, donde abrió una firma con el nombre de Óptica Lovera, que cambió de imagen y se llamó después: “Centro Óptico Guárico”, una de las más reconocidas y distinguidas de esta especialidad en aquella entidad guariqueña.

Pero lo cierto es que nunca se despegaba de su Villa y de la música, siempre andaba como esos pajaritos que regalan sus mejores  trinos en los campos; tampoco se separaba de la relación con sus amigos de La Peña Morgado. Se cansó de caminar las barriadas   y rincones de La Villa, sobretodo la Parroquia Las Mercedes,  donde sus habitantes no dudaron en   abrirle paso a su franca familiaridad.

Ahora que evoco  la figura de este gran amigo, aprovecho para decir que Eladio era muy cuidadoso al vestir, siempre andaba impecable, vestía regularmente de pantalón de lino y camisa manga larga, y siempre oloroso a perfume Jean Marie Farina; claro, era el  reflejo de su  personalidad, acostumbrado  a los requerimientos del desempeño de su profesión. Aunque muchas veces se ausentaba, amaba entrañablemente a su Villa de Cura.

Era un hombre alejado de toda actividad política. Sin embargo, cuando el señor Carlos Andrés Pérez ganó la primera presidencia fue llamado por primera y única vez a desempeñar un cargo público, y fue nombrado como Comandante de la Policía del Distrito Zamora, cargo que desempeñó con firmeza. Durante su mandato surgieron muchas anécdotas, porque se decía que Eladio, sin olvidar que era una autoridad, no mandó ni tan siquiera un borrachín preso, ni mandó a cerrar ni un solo botiquín con la policía.

Hablar de su vida de amante del  canto y de la música es motivo para recordar que una hija suya llamada Beatriz Miró, es una conocida artista de música llanera, consagrada a nivel nacional, con un montón de  canciones grabadas de las que arrullan al llano, y de mucha fama y presentaciones en radio y televisión en su carrera profesional. 

Ya sabíamos que la parca lo había visitado ligera. Hablamos con su hijo Omar Lovera, al cual fuimos a visitar en una casa de reposo en Villa de Cura, regentada por las Hermanas Catequistas de Lourdes, donde se encuentra recluido. Haciendo memoria con la tristeza dibujada en su rostro, me contó que  su padre Eladio Lovera, a causa de un arrollamiento por un automóvil en San Juan de los Morros, quedó padeciendo de serias complicaciones, por cuya razón fue trasladado para su cuidado a la ciudad de Barinas, por su hija adoptiva  Sonia Meza de Ayestarán. Después de un tiempo en la llamada Ciudad Marquesa dejó de existir un silencioso fin de semana del año 2008. Sus restos reposan en el cementerio municipal de la ciudad de Barinas.

En el conocimiento  de estos personajes, en ponderar y hacer su enumeración humana,  es como cada pueblo conoce su historia reciente de su acervo cultural.

Nuestra gratitud a su hijo Omar Lovera Aponte, Hasta él llegamos por intersección del amigo Inocencio Adames Aponte quien nos resolvió el asunto.  Amablemente nos recibió en la sección de hombre del Asilo,  donde vive por esas carambolas que da la vida. Sin su aporte no hubiese sido posible la escritura de esta nota.

Otro: información oral importante del Sr. Miguel Alayón


Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis, febrero de 2018