miércoles, 20 de abril de 2016

RETRATO DEL POETA PABLO CABRERA


  Por Oscar Carrasquel




Pueblo  abajo y sin el  rumbo variar
Con unos  papeles entre tus manos.
Te veo regresar sin saber por dónde llegarás.
Te vi  pasar a trancos de soldado
La plaza Bolívar
Bajo la fronda de su  pobre alameda
Y me parece volver atrás de nuevo  la mirada
De cuando  en el regazo de la madre paseabas.
Hoy caminas lánguido como una planta trepadora
Distraído el pensamiento,
Y sin decir nada.
Guardas en tus movimientos la poesía
Pero una vez que  la sueltas
Es como la lluvia cuando se desparrama
De la negra nube.
Claros espejuelos y melena encanecida
De aquel mozo que se convirtió en abuelo.
Este bardo camina cabizbajo
Mirando sus suaves pasos 
En el  claro cielo reflejados.
Tu piel requemada y tu normal boina
Del color de tu bandera. 
En el silencio de las tardes
Se oye el latir de tus pisadas
De su pausado ritmo.
Tu  sesgado caminar acusa el paso
De tantos fríos y sequías 
Que el crepúsculo depara a la vida.




                                                          Verano de 2016.

                                                               




viernes, 15 de abril de 2016

MIS CORRERIAS CUANDO PEQUEÑO EN EL LLANO


 (Mis vivencias con mi tío Gregorio en LA UNIÓN de Barinas)


      Por Oscar Carrasquel



Hombre curtido del llano
de pantalón  enrollado
más abajo de la rodilla
Y cuchillo envainado 
colgado de la pretina.

Sombrero de pajilla 
con barboquejo ajustado 
debajo de la barbilla

Buceó 
en todas las aguas del llano
desde que era chavalo.

Hombre 
de canalete y palanca, 
Pescador  
con arpón, anzuelo y atarraya.

Algunas veces andaba 
de planta  en el suelo,
y otras, 
calzado de alpargatas 
  
Arreador de ganado,
Jinete de caballo en pelo,
con un grito 
que llegaba hasta el cielo.

Flotaba en  el medio del agua 
con “mandador” en la mano diestra 
Para espantar 
un borbollón de caribes
Vadeando una punta de ganado 
para  el otro lado del río. 

Golpe de viento, 
mi tío parecía,
con ligereza de pantera herida 
Sujetado a la crin de su caballo
a pleno sol de mediodía.

Mis primos, 
Manuel y Gumersindo,
En las noches de reposo
y de viento veraniego 
Agarraban un arpa y unas marcas 
y tarareaban coplas
debajo de  un tamarindo viejo. 

De pronto 
una  carabina sencilla
sobre el hombro mi tío se terciaba, 
y de la sabana  
un báquiro enseguida traía,
O un  garzón “soldado”, 
Y otras veces un venado 
Sobre una vara colgando.

Caney sobre cuatro horcones
con  techumbre de palma
En donde siempre estaba
Una hilera de hamacas colgadas.

Y aquel caminito manso 
que nos llevaba
hasta la orilla del río,
Adonde 
con mis  primas y tías,
En un remanso del río  
En donde el agua era más mansa
En las tardes nos echábamos zambullidas.

En la margen  derecha de la Portuguesa,
Una enredadera de manglares, 
Sumergidos dentro el agua había,
Donde  las guacharacas con su algarabía
Llegaban  desde que  despuntaba el día.

“Pueblito”  se llamaba la fundación
Situado más abajo  de La Unión.
Allí  con tía  Matilde y  sus hijos vivía.

El ranchón tenía una troja de guafas,
A donde se  recogían: 
Los chinchorros, anzuelos, 
arpones,  boyas de taparo
Y guarales para  tiempos de pesquería.

En el fondo  del  patio,
una chozuela había 
Sobre cuatro palmas levantada 
Adonde todo el pescado grande,
Que durante julio-agosto se cosechaba
Después de salado se almacenaba.

Fundó  un conuco  mi tío
En la barranca del río
Cultivó: menestra, yuca y topochos.

Y un chiquero 
siempre  lleno de galápagos
muy cerca 
De una "madre vieja".

Al lado de un cañaveral, 
Dos hombres de su confianza
que unos bueyes parecidos
Hacían girar un trapiche
Mientras en un fogón
Hervía la melaza
para hacer "batido" y papelón .

Muchas veces don Victorio Pérez
Aquel que  “bigotón”  apodaban,
Negro de gruesos mostachos,
Encima de una yegua llegaba.

Cuando mi tío y primos 
se juntaban,
se hacían  una cruz en la frente
mientras  en un  bongo se embarcaban,
para pasar  ocho días  pescando
en una playa del rìo 
ranchados como una sola familia.

El río La Portuguesa 
y  el rìo Guanare 
en este lugar se encuentran,
Y como hermanos traviesos  
corren después
En una sola corriente.

Por un costado 
del pueblo de La Unión  
Pasaba  aquella  corriente crecida,  
para luego  descargar  en el  Apure bravío.
  
Nunca he podido olvidar estas vivencias
Y mis correrías de  cuando era niño
En compañía de mis  primos y  tío,
de tiempos  cuando  no me había alargado
los pantalones  todavía. 


                                                         La Villa de San Luis, Primavera de 2016

viernes, 1 de abril de 2016

CARTA A DON INOCENCIO UTRERA EN LOS 40 AÑOS DE FUNDACIÓN DEL MUSEO QUE LLEVA SU NOMBRE


                                                                  Don Inocencio Utrera


                                                Villa de Cura, 30 de marzo de 2016



DON INO:

      Ha transcurrido exactamente un año desde  la última carta que te escribí, de manera que hubo de pasar  tiempo para saber nuevamente de usted, sin embargo siempre lo recuerdo  en la paz del Señor, descansando en su última morada. No hay duda que a Ud se le reconoce como un gran filántropo y humanista. Maestro nato que enseñó mecanografía rápida en aquellos lejanos años 50 en una fila de Underwood grandes que poseía, hacía que los alumnos aprendieran a escribir sin ver el teclado. A veces dedicado a la agricultura, tocaba violín y cantaba joropo aragüeño.
  
Estoy aprovechando la oportunidad  que el Museo de Tradición de nuestra  ciudad que orgullosamente  lleva su nombre,  el cual el próximo 9 de abril de 2016 estará cumpliendo 40 años de fundado, para enviarle esta nueva misiva, en la cual me refiero solo  a unas cuantas cosas. Una que deseo recordarle don INO, es que ya está circulando la noticia que el próximo año 2017 va a celebrar su ciudad los 300 años de su fundación.

Usted conoce a Oldman Botello y sabe de sus andanzas reporteriles con  José Girlando cuando trabajaban en el diario El Imparcial de Maracay, y andaban  juntos por allá en San Francisco de Cara (el desaparecido) y aquellas pueblitos viejos del sur de Aragua, recopilando información,  documentos y  recolectando peroles viejos para el Museo. 

El Museo me dicen que continúa como siempre, como aquel  eslogan que tuvo la antañona chicha de don Gregorio Garcìa “siempre igual”,  o como dicen algunos "en caída libre";,  sin nada importante que contar, a la peor de la suerte, ahorita  se dictan cursos y talleres,  procurando subsistir, con la fuerza de  voluntad  de una especie de asociación de amigos allí adentro, y los encargados siempre de manos atadas,  tal como decía usted cuando se refería a  la gente que trabaja en las zonas rurales de El Cortijo y  de Cataurón, “trabajando  con las uñas”. Uno, aunque vive fuera es testigo y reconoce el esfuerzo.


Primeramente paso a contarle algo que de verdad apena.:Se trata de una cosa que luce contradictoria, un domingo luego de asistir a la misa, anduvimos y recorrimos varios sitios en compañía de una pareja  de amigos guanareños con sus dos hijas,  que llegó de visita a casa.  Al matrimonio le gusta  mucho las exhibiciones antiguas y  los llevé a pasear por algunos lugares de la ciudad, y encontré que la casona de la calle Miranda donde funciona  la  sede del Museo, tenía un candado en el portón, cerrado pues. 

No recordé que, una vez me dijo un amigo que  no me sorprendiera porque el Museo de La Villa desde hace mucho tiempo tiene horario y calendario bancario, nunca abre los fines de semana, tampoco los días feriados, como  se acostumbra en otras ciudades. De verdad me dio un poco de pena, y nos fuimos a casa..
... 
En Guanare, estado Portuguesa, ciudad donde ellos residen y yo también por mi trabajo funciona el  “Museo Inés Mercedes Gómez Álvarez”, que todo el mundo conoce y  admira (cuenta con la cooperación del Gobierno regional y municipal, con el sector privado y asociaciones civiles).  Permanece todos los días abierto al público, menos el lunes.  Muy especialmente visitado por las escuelas públicas y privadas. Está abierto sábado, domingo y feriados, que es cuando recibe el mayor número de visitantes, propios y foráneos. La persona o grupo es acompañado por un guía que  va explicando todo, después, firmas en un cuaderno como constancia que se pasó por allí, y  por escrito se deja el juicio..
Sin embargo  Don INO, debo reconocer que no quedé tan mal porque se me ocurrió mostrarles una cartulina o catálogo que tengo guardada hace tiempo, el cual contiene el inventario físico general del Museo. Según aquella lista que comento, había en existencia de todo  aquello que  significa el pasado de nuestra ciudad, donde se respiraba pura historia. El Museo  dividido  en varios ambientes: Secciones de armas, petroglifos, mecánica,  motores, instrumentos musicales, vitrinas con antiguos documentos, rincones típicos, cuarto histórico, altares y cuarto sacro, incluso el sillón de barbería de don Inocencio, entre otros, así lo resume bella y gráficamente el catálogo en referencia; como le dije en la carta del año pasado, producto del afinado trabajo de hormigas, primeramente de usted profesor INO,  seguido de José Girlando, de Elio Martínez, Trinita Linero ,  Chuito Rodríguez, de Figueira y de otros como el afable presidente del Concejo Municipal de la época Sr.Orlando Espinoza.

Ese inventario fue hecho  cuando estaba completo; como se recordará el museo estaba en todo su esplendor . El Museo estaba organizado bajo la conducción de  nuestro siempre recordado amigo José Girlando, un hombre que nunca fue ajeno al arte y la cultura, un siciliano que se hizo gran amigo de usted desde que llegó a su nueva patria, quien lamentablemente ya también se fue  al regazo de Dios y al encuentro con la tierra villacurana que tanto quiso y la cual le debe tanto, conocido por su afinidad con el pueblo como el  "Cronista gráfico de la ciudad", ya que con cámara en mano retrató hasta el alma de Villa de Cura, parecía  formado en una escuela de paisajismo, con una infinidad de muestras del paisaje villacurano. Y con una filosofía de la vida como para escribir un libro. Don José Girlando tuvo una brillante carrera como reportero gráfico de diarios y revistas, no debe olvidarse que fue columnista de la revista EXPRESIÓN de Editorial Miranda .  
El Museo de Tradición de la Ciudad fue una de sus grandes preocupaciones y pretendió  que se convirtiera, como usted bien  sabe, en un lugar de encuentro con la historia y la cultura y en el museo más grande de Venezuela, y pienso que así fue reconocido y reseñado por periódicos de circulación nacional., gracias a Dios y a su empeño y perseverancia. Solo contaba entonces Girlando, como su asistente para  ingreso de piezas al Museo, con el poeta  don Elio Martínez, y un fotógrafo ayudante de apellido Figuera, a fínales de la década del setenta... 
Posteriormente el Museo entra en una especie de adormecimiento, guardado, empaquetado, casi abandonadas sus colecciones en un galpón, mientras se le conseguía albergue..Girlando  ejerció la fotografía como arte. Yo recuerdo que en este centro de compilación histórica  dejó una muestra fotográfica tamaño gigante del picacho más grande y atrayente de este Valle con todos sus destellos, como es el cerro El Vigía; se trata de una pose en varios recuadros que forman una sola.  por cierto me cuentan que las imágenes se encuentran hoy muy deterioradas y en mal estado, dañadas por el salitre.  

Recuerdo que este catálogo lo entregaban al visitante al entrar al Museo “con el favor de devolverlo al salir”, pero yo lo traía debajo del brazo, se me olvidó regresarlo y  me lo traje "de recuerdo" como decía mi amigo Teobaldo,  aún lo conservo. Estos pasados días de  Semana Santa estuve revisándolo y mereció la pena don INO, porque para salir del paso en aquel momento fue lo único que pude mostrarles a los amigos de Guanare que quedaron admirados, aun conociendo el museo pintado en el papel, por la gran cantidad de piezas que registraba. 

El  hombre que nos visitó y su familia,  antes de marcharse me comentó ya cuando salía  estas palabras: “Mire amigo Oscar, nos despedimos, no conocimos  a  Villa de Cura, como era uno de nuestros propósitos. Para uno decir que conoce  a una histórica ciudad como la suya, es necesario que haya  visitado su museo, sus templos, sus monumentos y su cementerio”...Y nos cruzamos un apretón de manos de despedida.. 

Le digo don Inocencio lo siguiente:. En esos mismos días estuve en la plaza Miranda de La Villa compartiendo opiniones con una gran amiga del Museo y me dijo con  ojos de dolor: “Señor, yo lo conocí desde sus inicios, allí no queda ni la cuarta parte de los objetos que dice ese cuaderno que usted tiene en esa carpeta, y los que quedan están deteriorándose”. Y,  desde luego, prefirió inhibirse de hacer otras consideraciones.Deseo reiterarle algo  sobre lo tratado en la carta anterior, en relación a las dos instituciones que comparten el mismo recinto, donde funciona La Biblioteca Pública Municipal y el Museo. Destaco que ellas son hermanas muy unidas que se reconocen y llevan muy bien, pero como usted bien comprenderá ya son mayores de edad y debieran, cada una, hacer su vida aparte, tener pues residencia separadas. ! no le parece !

Me tengo que despedir de usted, Don INO, no son antes rogarle que me perdone porque sé que algunas cosas que le cuento le será de mal gusto. Será hasta una nueva ocasión si Dios lo permite. 

Pídale permiso a Dios, Don Inocencio, para nos acompañe a todas las amistades del Museo, cercanas y distantes, el cual lleva orgullosamente su nombre, para que este 9 de abril de 2016 que cumple  el 40 aniversario esta institución, se acerque espiritualmente hasta nosotros a celebrar esta conmemoración, al mismo tiempo  nos ilumine y nos anime  a fin  de seguir insistiendo en la lucha por el rescate y la preservación de nuestro MUSEO DE TRADICIÓN DE LA CIUDAD  “INOCENCIO UTRERA”, el cual como es sabido carece de sus propios recursos, y es evidente que tanto la infraestructura de su sede, como los objetos de exhibición hoy se encuentran en franco deterioro,  sin que se avizore una mano piadosa de algún organismo público o autónomo que arrime el hombro para su recuperación. Con el transcurrir del tiempo le volveré a escribir Maestro, primeramente Dios, para contarle  lo que exprese la gente sobre el Museo y también lo que diga la constelación de la mirada.


                                          Que en paz descanse Don INO.

                                     Soy su eterno amigo y seguro servidor.

                                                 Oscar Carrasquel La Villa de San Luís, 30 de marzo de 2016