viernes, 28 de abril de 2017

EL TROPEZÓN QUE SE DIO EL POETA

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EL TROPEZÓN QUE SE DIO EL POETA

                                  Oscar Carrasquel


Por culpa del estallido
de las calles
un tropezón en la acera
hizo trastabillar al poeta

No se cayó del todo
su robusto cuerpo.

-Pienso para mi adentro-
que fue adrede la caída,
pues dos chicas que pasaban,
a enderezar su cuerpo 
enseguida le cayeron

Y al tratar, 
la más airosa de las muchachas,
de alzar su pesado tronco,
pecho con pecho,
y cara con cara se rozaron

Y siguió la calle andando 
el poeta de Funda Villa,
sonriente
tranquilo de eterno enamorado.

AYER LA VI…


Por Oscar Carrasquel



En la tarde de ayer
me encontré con ella
al fin la vi
como una promesa cumplida 
frente a un jardín de flores
marchitas.
Hubo un gigante lirio
enganchado en su ramaje
que con furia se posaba en su dulzura
Como el vuelo enloquecido 
de un colibrí sobre una rosa.



La Villa de San Luis (Jardín de “La Ermita”)
20 de abril 2017

INGRID CHICOTE… SU CUMPLEAÑOS EN VERSOS.


Por Oscar Carrasquel


          INGRID

Un año más 
entreteniendo con su sabiduría
y el espíritu como una flor de cayena
abierto a la fraternidad
Sigue ahí hilvanando tus sueños 
componiendo versos a la vida
a través del tiempo.
Para que sigas bordando
con fina aguja la poesía
donde se encuentra 
rediviva los sentimientos del alma. 
Felicitaciones en tu cumpleaños.


La Villa de San Luis, 15 de diciembre.
El poeta Elio Martinez se une en un abrazo para felicitarte en tu cumpleaños. 



viernes, 14 de abril de 2017

“AMOR”… SENCILLAMENTE "AMOR"


Hay momentos  en que el pecho se nos llena de tristeza, ratos en que estamos tranquilos y de pronto las lágrimas  se vuelven un  ramillete que van haciendo cicatrices en el alma. Y entonces se cierran las puertas de la alegría... Hoy viernes 15 de septiembre recibimos la dolorosa noticia de la muerte de la paciente hospitalizada con más tiempo del hospital doctor José Rangel de Villa de Cura. No podemos llamarla sala de hospitalización por todo lo que sabemos, sino su casa desde que abrió los ojos al mundo, hasta hoy que ha tenido el destino final que Dios le tiene reservado en el cielo, ese paraíso lleno de paz, de juguetes y de flores que ella se merece.Ya lo de ella es una historia imborrable. Tiempo final inolvidable AMOR...SIEMPRE AMOR. Como un sencillo homenaje que nos sale del alma compartimos la nota que como un regalo del Niño Jesús te dedicamos todos los años en diciembre.  Oscar Carrasquel

Villa de Cura
Estado Aragua

Por Oscar Carrasquel


Hace exactamente veintiocho (28) años el valle villacurano como un corazón humano la recibió con hunildad estirando su generosa y hospitalaria mano. Ciertamente,  nuestro cielo todavía encapotado por nubarrones, y la placita Simón Bolívar rodeada de verde vegetación la oyó pegar su primer leco tal como una nota musical. Se expandió tronante en todas direcciones su primer lloro. Se ha dicho por los que conocen  la historia, que fue  allí donde la párvula logra por primera vez  abrir sus achinados ojitos a este mundo.
  
Tal día, a tal hora, de tal año,  llegó la recién nacida como un soplido de la brisa al servicio de pediatría del hospital Dr José Rangel vía La Romana y  desde entonces tomó su lugar en una habitación del nosocomio local como perfecta y perenne inquilina.   Su llegada a este mundo hubo de haber ocurrido en algún momento.

Cuentan que la criatura cerca de las seis de la mañana, fue dejada desguarnecida, igual que un objeto sin dueño, sobre uno de los escalones en la estatua  pedestre de El Libertador en Villa de Cura, arropada en un pañal de crehuela blanco. La encomienda la dejó el rostro de una mujer joven, modesta en su apariencia, que salió a pasos apresurados del pedestal de bronce  por una de las coordenadas de la plaza. Así lo contaron quienes la vieron.

No tardó mucho tiempo, apenas unos minutos, en pasar por el lugar un par de agentes del orden público quienes la rescataron y la llevaron en una patrulla a la sala de emergencia del Hospital Doctor José Rangel de Villa de Cura. Nunca se sabrá si llegó   de la dispersión de la ciudad o  la abandonó en el lugar una precipitada madre atormentada por la pobreza tratando de ocultar su miseria.. 

Desde ese tiempo para acá cada uno de los latidos de su corazoncito quedó encerrado entre cuatro paredes en el Hospital Doctor José Rangel, bajo el cuido y atención de médicos residentes y especialistas, además del personal de enfermeras y camareras que nunca se separan de su cabecera. Hay quienes se les ha impregnado los ojos de lágrimas por esta historia de pena en medio de un silencio que aturde..

Pero como Dios está en todas partes y usa su poder para socorrer al necesitado, hay un grupo de ángeles de por medio que la cuidan día y noche. La criatura fue creciendo  bajo el manto de pantalones, faldas, gorros, y batas blancas, al calor y cariño de una nueva familia. A su manera buscaban aquellos  ojitos escudriñadores descubrir el por qué las luciérnagas alumbran la penumbra de sus noches.



Fueron transcurriendo los primeros años y la niña iba creciendo, sin sentir lo que es  jugar,  ni corretear por los pasillos del hospital, sin poder correr detrás de caballitos voladores, ni oír a los pajaritos en sus discusiones anunciando los amaneceres; sin saber lo que es jugar con vajillas de cocina, con  muñecas que caminan y  lloran. Impedida de contar los luceros que habitan la colcha oscura de la noche. Nunca podrá ver el brillo del sol, ni cuándo llega el día y cuándo la noche, ni cuándo la luna comienza y termina su viaje por el ancho cielo. Se sabe que el tiempo sin ningún significado es como la eternidad.

¿Cómo pudo hacer todas estas cosas? Si esta señorita es de condición especial;  desde que nació hace 28  años pertenece al mundo vivo, pero según demostraron los exámenes científicos padece de "estado vegetativo persistente", es decir, tiene vida pero carece de impulsos voluntarios. Un mundo de expresiones tiene su sonrisa y su mirada un universo de inocencia y orfandad.

De pronto dirige la mirada a lo alto buscando dialogar,  sin que ninguno lo sepa, con Dios y la Virgen María,  aunque nunca pueda sentir ni escuchar estos nombres. Se pasa todo  el tiempo con su cabeza apoyada sobre una almohada, procurando  estirar su ilusión, tratando de mover su cuerpo.  A veces se encoge de hombros en un gesto de impotencia. Algunas veces percibe de manera intuitiva los movimientos y la voz de las personas que la rodean,  meneando  unos ojos grandes que casi se salen de sus órbitas.

En sus años que van de prisa no ha podido elegir qué le van a regalar en Navidad o en un inexistente cumpleaños. Nunca ha podido contar las veces que su cuarto en el hospital se lo pintan los obreros  con Solintex color “amarillo pollito". En un tiempo se llenaba de regalos, de cintillos y bonete pascual  y de mensajes de texto que le mandaban llenos de palabras lindas, y sus cuidadoras se los leían buscando inútilmente que los oyera. Ella es aguda en sus observaciones, lo  intuye meneando sus grandes ojos  arriba y abajo. 
De pronto dibujan sus labios una tendida carcajada como el  eco de un ave de grandes alas cuando se libera de su cautiverio. Por supuesto, no tiene documentación de reconocimiento en el Registro Civil, ni partida  de bautismo en los libros de la Iglesia parroquial.



Fue bautizada, por  así decirlo, por la comunidad del hospital  “Doctor José Rangel” que a pesar de su incesante rutina le dio un nombre  romántico y poético, brotado de la sensibilidad de las damas, quizá arrancado de las páginas de un viejo cancionero para que los poetas le regalaran el tino de su poesía y los juglares de la Villa le dedicaran sus canciones favoritas. Había que buscarle un nombre y le pusieron uno de hermosa estampa:  “Amor”.  Así es su nombre, singularmente "Amor".

"AMOR" no ha escapado de la crisis que  asfixia, y sus cuidadoras y cuidadores,  tampoco... Hoy en día se la ven “fritos” y se “rascan la cabeza”  cuando se trata de conseguir la ropa, lencería y el inventario de artículos de uso personal que la mujer necesita. La dieta alimenticia no es la adecuada y  las medicinas, porque su salud  no es plena, ya no llega puntualmente, ni se consiguen fácilmente en farmacias, y por   la misma situación económica que arropa, la gente ahora es  poco dadivosa.

Acá en el hospital  Dr Josè Rangel de Villa de Cura, tanto la dirección como el personal continúa  aportando su valioso granito de arena. Al menos, tiene compañía, tiene techo, abrigo, atención médica; le aseguran los comestibles y algunos medicamentos. El personal médico residente, de enfermería, administrativo, de laboratorio y obreros que por años llega a este hospital , pernoctan, deben irse por traslado u otra causa, pero sin olvidar a "AMOR" y su triste realidad,.Siempre preguntan por ella y están al tanto de su salud. El personal del hospital le celebra su cumpleaños que no tiene fecha, puede ser cualquier día del año. Y hasta en los peores momentos el cuarto se lo llenan de cajas de regalos adornados con lazos sin que ella sepa su significado..

Me han informado sus cuidadores que esta niña-mujer ahora es cuando  más necesita del apoyo, del cariño y la solidaridad de todos. Porque sentimos que lo que hacemos a favor de ella pudiera ser poco, debe ser por la asfixiante situación que se vive.  La exhortación es para que reflexionemos y que repitamos juntos aquello que nos recuerda el apóstol Mateo en sus palabras: “Lo que quiero en que seas compasivo, sin que tengas que ofrecer demasiado sacrificio”. Como familia ojalá le tendamos la mano amorosa a AMOR esta Navidad, como lo hace todo el año año el Niño  Jesús.







La Villa de San Luis, Navidad de 2020

Fotografías y diagramaciòn estuvo a cargo del retratista Ramón Alfredo Corniel.



sábado, 8 de abril de 2017

MISTER ALBERT


Por Oscar Carrasquel


Ternura y dulzura de abuelo,
sonrisa de chiquillo espabilado
y su mirada camina como el sol

A  esos árboles que brotan
en la llanura, se asemeja
.
El tiempo le dejó
unos hilos de cabellos
de oscura belleza 
como tierra recién arada.

A veces bien temprano
nos brinda un guiño de saludo.

Baja el vidrio de su camioneta
y bambolea  sus manos
cual caminante peregrino.

De frente nos vemos súbitamente,
por el  estrecho de una vereda,
de sombras de eucaliptos y palmeras.

Ataja el ritmo de su camioneta
y  baja del asiento a saludarnos

Mira con optimismo 
a través de unos lentes cristalinos 
de buen capitán

De un azul marino la camisa
destilando esencia de fino perfume.  

Yo, con un roble 
de una montaña,
también lo comparo

Es fuerte, castaño, da sombra,
y  se asoma de noche,
a contar uno a uno los luceros.

Hoy mi verso 
como lejano relámpago
se  antoja en felicitarlo,
así no celebre su cumpleaños.



                    Guacara, Semana Santa de 2017

lunes, 3 de abril de 2017

FÉLIX LISANDRO

       

    Por Oscar Carrasquel




FÉLIX LISANDRO


Ya su maciza corpulencia acusa,

un doblar de cartílago vencido
por el paso inclemente de los años

Baja y sube

diez peldaños de grada
para salir afuera.

Agachadito… 

como aquel que pasa debajo
de un árbol derribado por la brisa.

Lentamente…
sus pasos se deslizan
auxiliado por un tambaleante 
bastoncillo

Cruza la romántica calle

de sol matinal,
mientras el “tictac” de su bastón
márcale la senda por el frente.

Sencillo, 

desprendido de cualquier
afición de grandeza,
camina como Jesús sobre la arena

Si una  dama

de colorida  gracia se le acerca,
alza su voz de sonoro acento,
eleva  la vista, 
detiene el paso.

Y a la bella, 

enseguida le lanza
una fulgida flor 
abrevada de sus labios.



                                               La Villa de San Luis, abril de 2017



!CUÁN BELLO FUE EL OFICIO DE COSER AJENO!!

                                

                                                            Por Oscar Carrasquel

Se nombra costurera a aquella mujer  encargada de cortar y confeccionar ropas  en  una jornada de labor de todos los días, incluyendo domingos y días feriados, sentada desde que “Dios amanece” hasta que oscurece,  pedaleando una máquina de coser, dedicada a producir trajes completos para damas, pantalones, blusas y elaboración de ropa para niños.
 
La mayoría combina su faena con las labores propias de la casa. Generalmente cortan y diseñan a la medida de figurines y en revistas especializadas. Anteriormente se acostumbraba que las marchantes retiraban la ropa y pagaban el importe por cuota sabatinas o al final de quincena, según como fuera acordado.

Comencé  a convivir con costureras desde mis años de niño en Villa de Cura, rozando la quinta década del siglo pasado. Mi madre llegó procedente de la Villa de Todos Los Santos de Calabozo  comenzó  por elemental necesidad a desempeñar el oficio aquí en La Villa, me contó una vez: "lo aprendí desde chiquita con las viejas Madera”, lo traía moldeado de la familia de su papá padrino el médico calaboceño Carlos Segundo Madera, hogar donde se crió apenas nació y allí se levantó hasta su casamiento con J E Carrasquel.
 
Mi mamá era muy respetuosa de la dignidad humana, hasta el punto que su mayor clientela estaba concentrada en el entorno de la festiva  Alameda, "mujeres de bares" pero al mismo tiempo eran madres para todas las penas y alegrías, responsables, pagaban la costura de contado y muchas veces por adelantado.
 
Recuerdo que en una pieza de casa había un espejo grande de escaparate donde se asomaban ellas  para  medirse los vestidos. No decían nada, porque en medio de tremenduras de muchacho, uno las fisgoneaba cuando alguna entraba al vestuario a medirse las telas.
 
Recuerdo  que en aquellos tiempos de bailes de carnaval en La Alameda,  mamá les hacia a las mujeres de La Alameda los suntuosos disfraces de “Negrita”, “Conejitas”” y unos gabanes de relucientes colores que llamaban “Dominó”. Igualmente fabricaba vestidos para niñas  los cuales envolvía en papel trasparente y los ubicaba en la bodega de la esquina El Sapo (Urdaneta con Sucre) propiedad de don Lope Esaá.  A la par hacia los uniformes a las peregrinas en tiempo de Peregrinación. Un detalle novedoso y muy peculiar es que a mamá no le gustaba coser ropa masculina. Pero cada traje de mujer o niña  que hacía era una creación.

En aquellos años de la década del cincuenta hubo  una gran cantidad de costureras  exponentes del arte en Villa de Cura. De estas señoras solo quedan recuerdos en la memoria, extraje los nombres de Ana Isabel Domínguez de Lombano, María Flores de Carrasquel, Isabel de Hernández, Claudia de Pálima, Rosita Acosta, María Luisa Nieves, María Ambrosia de Sanabria, Sinforosa Núñez, María Desideria López, María Teresa Castillo de Hernández, Esther de Parra, Eduviges Hurtado, Providencia de Montesino, María Eugenia Morgado, Damiana de Ascanio, Josefina Silva, Josefa Peña de Martínez, Mercedes López, Angelina de González, Josefina Rodriguez, Inés de Costerman, Matea Galindo, Beatríz de Terán, Aura Terán, Ana Morales,, Irma de Botello, Mercedes de Socco, Enma Castillo, Teófila Ramírez, Ana Lucrecia Nieves de Yusti, mejor conocida como "doña Lucrecia", otros le redujeron el nombre y cariñosamente la llamaban "doña Lucre", el oficio de costurera lo desempeña hoy en día su hija María Yusti de Pérez, . Doña Lucre, en los años 50, le cosía a las sastrerías más nombradas de La Villa. Hubo muchas más

En los días que corren a causas de cambios inesperados de la economía han mermado las costureras.  Sin embargo, en estos momentos algunas mujeres de forma valiente se encuentran representando este arte tradicional en la Villa. Son aquellas especialistas en la confección de vestidos para ocasiones especiales, como graduaciones, fiesta de 15 años y bodas. 

Para paliar esta difícil situación, no tardaron en aparecer también las llamadas costureras exprés, aquellas que se encargan de adaptar y corregir tallas de ropa según  los antojos de la clientela. En época pasada en Villa de Cura algunas se dedicaron a ser auxiliares de sastres para la confección de trajes  para caballeros. Había muy buenas costureras en La Villa, un sastre veterano lo sabía. Ella era quien daba el toque final a la costura, el sastre solo trazaba, cortaba y punteaba.
 
Algunas costureras por la apremiante situación económica se especializaron y dedicaron su vida en hacer figuras de títeres, artesanía y crear muñecas de trapo. En la Villa hubo dos muñequeras artísticas muy especiales que fueron leyendas nacional, la señora Emiliana de Nadal y doña Angelina  Bolívar de Utrera, esposa del maestro Inocencio Utrera.
 
Antes de poner punto final a este trabajo quiero referirme a un detalle muy peculiar. Resulta que hace como dos décadas  atrás, cuando pasaba un traje de moda, o las damas  cambiaban de talla, por regla general  regalaban la ropa de poco uso a una amiga o a un allegado de la familia; ahora, con este brinco que hemos dado, lo pasa a un comercio nuevo denominado “Venta de garaje”. Un espacio estratégico  de la casa para exhibición y venta de toda prenda de vestir y zapatos ancianos. Muchos integrantes  de la casa participan y  se resuelven en este tipo de negocio en virtud de los precios tan elevados a que ha llegado la ropa y el calzado. 




Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis de Cura, marzo de 2017