miércoles, 28 de septiembre de 2016

JUANA MÉNDEZ

    



                                                              Por Oscar Carrasquel


Fotos tomadas por la Prof. María Rosa Gonzalez en el Museo de la Tradición Inocencio Utrera ubicado en la Av Miranda cruce con calle Dr. Rangel




¡Cómo recuerdo hoy de mi infancia!
la proletaria leyenda de la negra Juana Méndez.

De su fama de bailadora  y de cultora popular
en un libro su vida quedó plasmada,
trazada por  el bardo Juan José Vargas,
del joropo bailador 
y  cantor del folclor en Aragua.

Comadrona y bailadora reconocida en toda La Villa/
del barrio Las Tablitas fue fundadora/
cuando  con un solo dígito sus callejones
los numeraban.

La culebrilla/ el  mal de ojo y  torceduras
con yerbas y rezos los curaba.

“La partera Mamá Juana”/ 
de esta manera fue bautizada/ 
cansada de traer criaturas de ojos azules/ 
y ojos  ennegrecidos/ bajo este cielo de Aragua, 
abierto el lóbrego paño de una noche/
también al frío de una alborada.

Mezcla del ancestro africano era el color de su raza/
como pareja de joropo no había quien la igualara
(solamente la muerte pudo apartarla)

Sucedió en una esquina de La Alameda/
frente a la sabana/  
corría el aire suave de un domingo por la mañana  
Salvador  Rodrìguez/ el arpa cosquilleaba/
Quintín Duarte los capachos sonaba 
y el  golpe “La Guarapita” su garganta tremolaba.

Y justamente cuando la fiebre del baile avanzaba
¡caía  muerta de rodillas!
Juana Méndez  “Mamá Juana”.

Entre sollozo convulso  en hombros fue llevada 
por un tropel  de héroes a su última morada.

Y en el viejo cementerio de silencios espectrales/
debajo de un árbol anónimo/ secas sus ramas/ 
quedó para siempre  sepultada
la partera y  joropera/  
Juana Méndez “Mamá Juana”.





                                          La Villa de San Luís, septiembre de 2016


                                 


                                           

Este vestido era el que tenia puesto Juana Mendez cuando murió

COMENTARIOS:

Julieta Zambrano
28 de septiembre de 2016, 18:22
Conocí y vi bailar muchas veces a Juana Mendez. Un ícono de mi Villa de Cura. QEPD.

viernes, 16 de septiembre de 2016

GALIPÁN ES DECIR PACHECO






Al poeta Pablo Cabrera

Por Oscar Carrasquel
Villa de Cura, estado Aragua



Desde los riscos del Avila
de esta cordillera hermosa,
contemplo tendidas las casas
de la romántica Caracas.

Por algo te han dedicado,
pasodobles, boleros y valses,
campiña de Galipàn.

Qué bonito el fondo azul
que lucen tus amaneceres;
y el tono encendido de tus claveles.

Los frutales en tus huertos,
y un tumulto de trinos
se oyen en tu hondonada.

Y tus peculiares manantiales,
que descienden de tus laderas,
parecen una acuarela.

Y tus caminos ondulantes
con tus viviendas colgando
y un manojo de flores
por los tapiados trepando.

La historia relata
el camino de recuas,
por donde siempre bajaba Pacheco,
al despuntar cada aurora.

Con su burrito forrado de flores
y unas cuantas pajareras,
para mostrar en el mercado
de San Jacinto.
Y todo el mundo adquiriera.

El viejo resistía el frío,
bajo una larga blusa de dril,
y su clásico sombrero,
soplando bocanadas de nieve
por el angosto sendero.




Maiquetìa. diciembre  2014




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jueves, 15 de septiembre de 2016

UN CANTO A LA GUITARRA

     
Concertista Efraín Silva 
Foto : Pedro Ruiz



                                                        Por Oscar Carrasquel




Soy vida, 
Soy un poema 
Soy una canción de amor,
decía en su lamento  una guitarra.

Soy un silencio largo de corazón que enamora,
Soy el rumor de una ola que juega con la arena.

Soy la princesa de un palacete
donde reinan la belleza y el encanto.

Nada es imposible
Nada es absurdo para mi guitarra.

Ella pidió a Dios 
que a la mujer se pareciera
con sus caderas y  contornos, 
le diera a su piel el color de los crepúsculos
y embriagara de amor todo su cuerpo.

Es el primer amor de su músico,
aquel que teje con sus dedos las cuerdas
por donde desgajan las canciones.

La  misma que enseña a amar a la risa 
y también a las lágrimas sin dejar huellas.

Con ganas siempre de sonreír,
de soñar y de reinventar la vida
para descubrir su estela de laberintos.

Con solo verla seducida   
es una muestra de heroicidad
y de  victoria

Ella  evoca los pasajes de la infancia, 
añora la frescura de la juventud,
enseña a  dialogar con un querer
Y descubre el amor en una noche
de estrellas y  serenatas
.
Vaticina lo soñado 
tiene la misma sensibilidad 
de un corazón humano.

Seis cuerdas paralelas,  
Seis pistones de oro.
Seis sirenas blancas y doradas
que enamoran en la playa

Acompaña a los juglares,
amor eterno implora, 
llora con lágrimas verdaderas.

Sabe trasmitir una declaración de amor
Se alegra por una llegada
Se aflige por una despedida.

Está al tanto del ímpetu 
y de las confesiones del alma
de tanto andar y desandar caminos,
de abrigar amores y desamores…

Hablo de la guitarra mía.
Ahora, 
en el remanso de una hamaca
puedo sentirla.

Cabizbaja, 
recostada sobre mí pecho
convertida en una juglar 
de soñadas melodías.






                                               La Villa de San Luis, septiembre 2016


viernes, 2 de septiembre de 2016

ALEXANDRA




  (En su cumpleaños)


    Por Oscar Carrasquel


Hoy te miro  otra vez, Alexandra,
A través de mi excelso corazón de abuelo.
En aquel retrato de espléndida fragancia, 
de manos juntas y ojos arabescos.

La Valencia majestuosa te vio nacer
y florecer,
cual alhaja de colorido  garbo.

Del emblema de una virgencita,
y de conjugar los colores de la vida
deviene tu gentil belleza.

De la noche, eres su luna;
y de un libro abierto, 
la palabra suspirando ideales.

De Aragua y de sus neblinas,
atesoras su cristalino color
y la resaca apresurada de su mar.

Tienes de sus valles,
el luminoso benjamín de su boscaje 
y el trino montaraz de sus aves.

Eres el último retoño
de dos ramas comunes,
de un árbol del camino
que  plantaron tus abuelos.





Valencia,  03 de septiembre de 2016