sábado, 7 de julio de 2018

EL PIRILUSERO. PERSONAJE DE ANTAÑO



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La verdad es que no conocí de nombre de este popular y caritativo personaje con destellos de alegría, obeso y de andar pausado, que todo el mundo llamaba PIRULI. En la década de los años 40 era asidua su presencia en las fiestas y domingos en una esquina de la plaza Miranda de mi pueblo natal Villa de Cura, estado Aragua en Venezuela, diagonal con el mercado viejo, siempre andaba alerta transportaba una mesa y una ruleta de juego. Parecía una estatua sentado en un banco de madera al lado de la mesa. Rústico el hombre, apenas hablaba.

Siendo un muchacho pantalón corto yo no le apartaba la vista. Él, ya era un hombre viejo, lo observaba  entre grupitos de personas alrededor de la ruleta. Lo puedo recordar como un hombre blanco, gordo, cara redonda, con tres serpentines de pelo colgándole de la frente, y la camisa desabotonada cubriéndole parcialmente la panza. Sus manos grandes y fuertes no paraban de dar vuelta y vuelta a una ruleta de juego. Afianzado en esta divertida labor se ganaba el sustento este hombre de pesada humanidad.


 Después de pasados tantos años, solo me quedó como un recuerdo lejano  su figura en la memoria.  Hoy la crónica siente inmenso placer de recordar a este popular ciudadano, el cual figuró entre los habitantes de Villa de Cura de mitad del silgo XX.


Pocas personas que gozaron de su trato y amistad lo llamaban por su propio nombre, tanto es así que prácticamente le suprimieron su nombre de pila para llamarlo siempre por su apelativo, incluso todas las personas de su generación que lo trataron y lo visitaban le decían PIRULÍ.


PIRULÍ, era el popular nombre que el ruletero le daba a unos artesanales caramelitos que cargaba en una lata que él proporcionaba como forma de pago a las personas que apostaban y ganaban en su ruleta, pagaba con caramelos baratos o pirulís como él los llamaba. De allí le surgió el sobrenombre de PIRULÍ.


La verdad es que no es mucho lo que puedo aportar sobre este simpático y abnegado ciudadano y sus caramelitos, con los cuales endulzó la inocencia de tantos niños y también adultos en Villa de Cura de una época, hace más de seis décadas era muy conocido en la población.


Antes de cerrar esta breve crónica deseo rememorar unos versos que le escribió a PIRULÍ nuestro inolvidable amigo el poeta J. M. Morgado. Hoy vengo a repisar sus elocuentes estrofas con las cuales nuestro querido bardo identifica mejor a este personaje extraordinariamente popular de esta gentil Villa de Cura.:


Con su mesa-ruleta en la cabeza

y en la mano la silla,

rumbo a la plaza, su figura obesa

es una viva estampa de mi Villa.
Su nombre entre la bruma

de los años pasados

de mi mente se esfuma

como el humo del tren sobre los prados.
Lo recuerdo: sentado, como un Buda

con su manaza, regordeta

y ruda

cansón, dándole vuelta a la ruleta.
De ese tesón, con visos de desvelo,

a cambio de entregar en caramelos

lo que ella le marcaba,

tan solo un centavo le quedaba.
Plantado en nuestra plaza, en una esquina

él le endulzó la vida a mucho niño

y mi pobreza a mí.
Así como él llamó a su golosina

nosotros con amor y cariño

Llamàbamoslo a secas…PIRULÍ.

JM




Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis, junio 2018

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