jueves, 12 de diciembre de 2019

DON CELSO VALERA... TEMPLÒN...TEMPLÓN




                                                Celso Valera. Foto archivo Ramòn Alfredo Corniel

CELSO VALERA...TEMPLÓN...TEMPLÓN
 

                                                                     Por Oscar Carrasquel



¿Cuántos recuerdos juntos nos  trajo hoy  a  la memoria Celso Valera?. Un hombre  de una movilidad comercial sorprendente.  Era el vendedor  a pregón del típico Templón. Fue uno de esos sencillos y particulares personajes de la Villa de San Luís, nacido en el sector Campo Alegre,  un paraje solitario donde corren libremente los arroyos, ubicado a la orilla de la carretera hacia San Juan de los Morros.  En la época que le conocimos vivía en el sector La Represa donde fue criado y cosechó muchas amistades.
 
En aquellos tiempos desde  cuando la mañana abría su claridad, en las tardes, o en pleno mediodía, cuando los rayos de sol parecían meterse  dentro de los ojos, era frecuente el tránsito por todas partes de don Celso Valera, con un azafate de madera sobre el hombro derecho.  No llevaba otra cosa que una camada de templones , pregonando por  las calles de la ciudad la venta de ese confite. 
¡Teeemplón…Teeemplón…Teemplón…!
Hace algunos años fueron varias las ocasiones –hasta tres veces por día-  veíamos pasar a este caballero por el frente de la calle Comercio en el sector Las Tablitas, con su estridente pregón a flor de labios y la muchachada atrás que salían de las escuelas a encontrarlo.
El  típico dulce es nombrado Templón, a veces Rúscano o también Aliado, es  indistinto el nombre que se le da a este  popular dulce casero de  incomparable sabor,  de forma alargada y color amarillo pálido, revolcado en harina, muy conocido por los paladares desde tiempos inmemorables. Quiero que tomemos en cuenta que en la década del cuarenta quien acumuló fama como hacedora de Ruscanos fue doña Raimunda  Esaa de Nieves, vecina del barrio Las Tablitas.. 
Además de lo contado en los tiempos modernistas lo fabricaba un familiar de don Celso, una dulce matrona llamada Josefina Valera quien era especialista en animar a los paladares, ella era quien surtía de Templón al pregonero. La mencionada repostera  tenía su domicilio en la calle Bolívar, cruce con Leopoldo Tosta, cerca de la casa del Santo Sepulcro.
Como es de recordar este popular dulce se obtiene  de mezclar papelón rayado con harina de trigo, esencia de vainilla y se le agrega el tuétano de pata de ganado, y luego se le da cocción hasta que llega a su punto, allí en realidad en este último paso es donde está el secreto de la cuestión. Es de consistencia gelatinosa. Delicioso.


Lo cierto  que en La Villa nunca vimos a don Celso desarrollar un trabajo diferente, desde que era mozo hasta que fue un hombre formado se dedicó a la venta ambulante de este tradicional dulce criollo con una elocuencia verbal que todavía resuena en nuestros oídos...Lo bastante extraño es que se haya silenciado la voz y el taconear de este popular vendedor de templón.. 
A don Celso Valera lo conocimos como  un hombre amigable, serio, pero siempre dibujando en su rostro una sonrisa para todas las alegrías cuando le dejaban vacío el canasto, y entonces se retiraba a buscar otro viaje de Templón.


Oscar Carrasquel .La Villa de San Luis 2019/ Reeditado 2021





3 comentarios:

  1. Muchísimas gracias Sr. Oscar hermosas palabras q describen a mi abuelo, es lindo saber q aun lo recuerdan. El motivo x el cual ya no se lo ve en las bellas calles de villa de cura, es xq ya mi abuelito descansa (Falleció).

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  2. Poeta Oscar, qué importante la labor que realiza rescatando los rostros y microhistorias que forman parte de la identidad de nuestra querida Villa de Cura. Una labor loable de cuyos frutos esperemos podamos disfrutar por largo tiempo. Muchas gracias.

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