jueves, 25 de mayo de 2017

"BAR SAVERY" HISTÓRICA TABERNA VILLACURANA DE MEDIADOS DEL SIGLO PASADO



}
El respaldo dice que en la foto están Manuelito Rodriguez, Raúl Carrasquel, Justo Ilarraza "carehacha", Ramón Piñero y Víctor Parra Díaz. 


"BAR SAVERY" HISTÓRICA TABERNA VILLACURANA DE MEDIADOS DEL SIGLO PASADO


Por Oscar Carrasquel



La crónica de hoy  viene a recordar y a revivir este  lugar de esparcimiento de la Villa de Cura vieja,  el más vistoso que jamás se haya conocido en nuestra ciudad. En  La Villa imperaba  la hospitalidad,  la cordialidad y el respeto.  Villa de Cura era  un  pueblo pequeño y hermoso, religioso, de brazo cálido y extendido con la llanura guariqueña. La fundación  de esta Taberna debió ser por allá en la tercera década del siglo xx por unos 5 hermanos de nacionalidad italianos. Apropiándome de la memoria de Félix Hernández Castillo, se llamaban ellos: Carlos Savery, José Domingo Savery, Bonifacio Savery, Miguel Savery y Luis Savery. La sede era un caserón que ocupaba la mitad de la manzana en la calle Bolívar cruce con Leopoldo Tosta, a escasos 100 metros de la plaza Miranda.

Hoy en día el lugar es una hilera de establecimientos y edificaciones que ahogan la cuadra. Nada queda de sus vestigios. En la fachada sobre de un ventanal figuraba una cartel con letras grandes amarillas donde se leía “BAR SAVERY”. Me cuentan que se atisbaba en el centro del patio, la enramada de una frondosa planta de uva cargada todo el año de racimos. Provoca decirlo hoy con versos de Andrés Eloy "daba uvas más dulces que la miel de las abejas".

Se parecía a una tasca española, tenía un salón familiar grande. Podía tener acceso cualquier tipo de público, pero  la verdad   es que los hermanos Savery se reservaban el derecho de admisión a la barra, pista de baile y sala de billares. Dentro de la sala de recepción se solía reunir un grupo de gente heterogénea, tal como si se tratara de una sola familia; visitado también por empresarios y agentes viajeros que iban a disfrutar de sana compañía y hablar de negocios.

Básicamente incluía servicio fijo de bar, salón de reuniones, pista para baile y espacio para juego de billar, ajedrez y dominó. Al mismo tiempo era “Café”. Se gastaba una antigua cafetera italiana marca “Victoria Arduino” que ocupaba medio mostrador, se servía toddy frio o caliente, batidos de frutas y Frappes; ofrecía sándwiches en pan cuadrado rellenos de queso Gouda o jamón serrano que venía envuelto en fardos.

En sus vitrinas no fallaba un inventario de licores de orígen escocés; cigarrillos Camel y Chesterfield y tabacos cubanos “Habano”, entre ellos el famoso “Montecristo”. Lo único con sello criollo eran las sabrosas  tortas y dulces de la cocina de misia María Palumbo, y  cola “El Polo” a O.25, que era el refresco de moda, y cerveza Caracas en botellón.

Entre los mozos que atendieron la barra y fueron entrenados para preparar cócteles, se recuerdan los nombres del joven Carlos Almenar, recién llegado de Belén de Carabobo, después fue encargado de la barra. Como se recordará, con el tiempo Carlos Almenar fue dueño del conocido bar "La Garita"; la terna de mozos la completaban Fermín Nieves, el chingo Pablo Villamizar y José Rafael Hernández (el de las tostadas). Y por entre las mesas se veían desfilar con una bandeja  los mesoneros, Samuel Flores, Cecilio Figuera “Glostora” y José Félix Córdova. Tenía un mobiliario y mostradores de lujo estilo Barroco,  de pintoresco efecto italiano,  traídos directamente de Europa.

Las butacas forradas en fino terciopelo. Las bebidas eran todas importadas, menos el botellón de cerveza “Caracas” que valía un bolívar; Cerveza La Perrita a tres bolívares la botella; la sangría de vino Jerez “Moscatel”; una copa de brandy “Felipe II”  o “Martel” costaba dos bolívares, y una ración de escocés 2.50 bolívares, servidos en la barra o en la mesa, con su oportuno pasapalo. Mucha gente de aquella época recordará los llamados “Vermuth” domingueros con disfrute de música en vivo. El piano de la Tasca lo aprendió a tocar el finado Ricardo Sequeda “Mapurite”. Aquel  joven de pelo indio y vida bohemia que  tocaba todo instrumento musical de manera autodidacta.

En aquellos días era muy escaso el tráfico automotor por la calle Real, de vez en cuando pasaba un autobús de la línea “Demócrata” que salía de la ARC hacia el vecino pueblo de San Juan de los Morros, y sus calles y plazas libres de tumultos y de tarantines.  La música grabada se derramaba de una vieja victrola  marca alemana que engalanaba  el recinto.

En estos salones se realizaban bailes de gala y en ocasiones especiales, las primeras invitadas eran las reinas de carnaval o de fiestas patronales de San Luis. Y además era área de reunión de comerciantes, ganaderos, estudiantes universitarios, visitantes de pueblos vecinos, y caballeros de liquilique que concurrían a las candorosas tardes de coleo en bocacalles cerradas con guafas. Se podía encontrar el visitante con las muchachas villacuranas y foráneas más bellas de la época. Se dice que los villacuranos que se  ausentaban y  regresaban en vacaciones,  aprovechaban para reencontrarse en el Bar Savery.  

Sus ambientes estaban aptos para reuniones sociales, sobre todo  bodas, cumpleaños y al mismo tiempo para el recibimiento de personalidades. Se agasajaba y premiaba  a los triunfantes coleadores. En ocasiones, contaba con la presencia de grupos musicales de la localidad animando  las reuniones. Para la ocasión  se alistaba el "tres" de Oscar Hernández acompañando la romántica voz de Teobaldo Parra Coronado. Igualmente las trompetas de Germán Cordero y Del Valle Bustamante. Cuentan que en su oportunidad aquí celebraron sus reinados de las fiestas de San Luis las jóvenes Martha Fuentes y Yolanda Paradisi.

Entre los visitantes y contertulios son mencionados por el señor Omar Gutiérrez Hurtado en su libro "Cuando el tiempo se hace corto": Dionisio Infante, Raúl Barreto y su hermano Oscar Enrique Barreto, Vinicio Jaén, Antonio Saa Fernández, Antonio Silva, el Marqués Montenegro, José Antonio Torrealba, Martin Hernández, los hermanos Fernando Hernández,  Juan Bautista Hernández y Luís Rosendo Hernández; Alejandro Tosta, los hermanos José María Carabaño Tosta y Fernando Carabaño Tosta, Juan José Torres y Morocho Trujillo.

Según me refería el bajista Rafael Almeida “Petit”, en una oportunidad fue agasajado en el bar Savery el célebre pelotero villacurano José Pérez Colmenares "El Temible",  a su regreso de la Habana Cuba donde jugó con la selección nacional campeón mundial en 1941.  En el Savery también se le dio la bienvenida al espléndido equipo villacurano Ayacucho Star BBC en el año 1943, cuando el conjunto villacirano se titula campeones nacionales de béisbol juvenil en Caracas. Contando con la compañía de su ramillete de 9 bellas madrinas. 

En estos salones el año 1944 según informaron recabada fue recibido el Presidente de la República General Eleazar López Contreras y su hermano Don Fernando López Contreras. Igualmente fue visitado en una oportunidad por el General Isaías Medina Angarita con la banda presidencial. Este dato  me lo aporta el profesor Antonio Cabanillas Yepes, Cronista del municipio Zamora,  por haberlo oído del poeta Vinicio Jaén Landa. No falta quien nos diga que otro  de los visitantes de lujo a la Taberna fue el rico ganadero guariqueño Nicolás Felizola, que venía a la Villa en viaje de negocio de ganado. Son incontables las figuras y personalidades que visitaron sus instalaciones. Personajes populares como el célebre Juan Rojas "Juan Torero" que visitaba estos salones del Bar Savery trajeado de flux y corbata.

Sin duda que los hermanos Savery conformaron una familia de inmigrantes europeos amantes del progreso y el buen nombre de Villa de Cura, con preferencia por fomentar la industria y el comercio. Tenían fama de ser gente exquisita, amable y de mucho respeto.  Instalaron en La Villa la maquinaria más moderna accionada por electricidad para la fabricación de pastas alimenticias de la marca “Bresciana”, que se distribuía en gran parte del territorio nacional; además  fundaron en una parte del caserón,  por la calle Leopoldo Tosta, pilones y molienda de maíz y fábrica de hielo tipo panela. Nuestro paisano Adrián Aponte estaba  encargado de las máquinas del vapor. También transitó muchos años trabajando en la fabrica Eladio Martínez el popular ”Muñeco”.   

Traigo a colación esta menuda historia villacurana de la cual han transcurrido más de seis décadas. Sin embargo, no he contado que ya en sus años finales,  El Bar Savery fue campo de mi primer escarceo y escapadas de la adolescencia. No puedo olvidar que fue en  esta cantina mi primer abordaje con una botella de licor, era un  Vermuth “Cinzano” de la región del Piamonte italiano, una Nochebuena de Año Nuevo, compartiendo mesa con “el negro” Francisco Matute Padrón y Pedro José Zapata, siendo todavía muchachos.

Cuando gobernaba el general Marcos Pérez Jiménez estaba en plena efervescencia el Bar Savery, perseveró por muchos años en su misma dirección en la calle Bolívar. Todo el mundo buscaba visitarlo.. Nosotros eramos unos acuciosos jóvenes que recorríamos a pie o en bicicleta nuestro pueblo de confín a confín,.en los inicios de la quinta década del siglo xx. Una Villa de Cura muy distinta a la actual.

Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis, 25 de mayo 2017


Fuente oral:

Stefan Carvallo, Esteban Nieves, Jesús González, Rafael Almeida “Petit”, José Carrasquel, Graciliano Aponte, Roger Barreto Álvarez y Félix Hernández Castillo.
Foto archivo O. C.
Montaje Ramón Alfredo Corniel.

1 comentario:

  1. Al leer esta añeja historia,me parecia estar oyendo todos esos recuerdos de mi padre Pedro Delgado Barreto,hermano del gallo Andres,ya que el trabajo con los Savery,en la molienda de maiz y con la fabrica de hielo.Saludos.Angel Delgado.

    ResponderBorrar

Deja tu huella en este blog con tu comentario.