viernes, 15 de abril de 2016

MIS CORRERIAS CUANDO PEQUEÑO EN EL LLANO


 (Mis vivencias con mi tío Gregorio en LA UNIÓN de Barinas)


      Por Oscar Carrasquel



Hombre curtido del llano
de pantalón  enrollado
más abajo de la rodilla
Y cuchillo envainado 
colgado de la pretina.

Sombrero de pajilla 
con barboquejo ajustado 
debajo de la barbilla

Buceó 
en todas las aguas del llano
desde que era chavalo.

Hombre 
de canalete y palanca, 
Pescador  
con arpón, anzuelo y atarraya.

Algunas veces andaba 
de planta  en el suelo,
y otras, 
calzado de alpargatas 
  
Arreador de ganado,
Jinete de caballo en pelo,
con un grito 
que llegaba hasta el cielo.

Flotaba en  el medio del agua 
con “mandador” en la mano diestra 
Para espantar 
un borbollón de caribes
Vadeando una punta de ganado 
para  el otro lado del río. 

Golpe de viento, 
mi tío parecía,
con ligereza de pantera herida 
Sujetado a la crin de su caballo
a pleno sol de mediodía.

Mis primos, 
Manuel y Gumersindo,
En las noches de reposo
y de viento veraniego 
Agarraban un arpa y unas marcas 
y tarareaban coplas
debajo de  un tamarindo viejo. 

De pronto 
una  carabina sencilla
sobre el hombro mi tío se terciaba, 
y de la sabana  
un báquiro enseguida traía,
O un  garzón “soldado”, 
Y otras veces un venado 
Sobre una vara colgando.

Caney sobre cuatro horcones
con  techumbre de palma
En donde siempre estaba
Una hilera de hamacas colgadas.

Y aquel caminito manso 
que nos llevaba
hasta la orilla del río,
Adonde 
con mis  primas y tías,
En un remanso del río  
En donde el agua era más mansa
En las tardes nos echábamos zambullidas.

En la margen  derecha de la Portuguesa,
Una enredadera de manglares, 
Sumergidos dentro el agua había,
Donde  las guacharacas con su algarabía
Llegaban  desde que  despuntaba el día.

“Pueblito”  se llamaba la fundación
Situado más abajo  de La Unión.
Allí  con tía  Matilde y  sus hijos vivía.

El ranchón tenía una troja de guafas,
A donde se  recogían: 
Los chinchorros, anzuelos, 
arpones,  boyas de taparo
Y guarales para  tiempos de pesquería.

En el fondo  del  patio,
una chozuela había 
Sobre cuatro palmas levantada 
Adonde todo el pescado grande,
Que durante julio-agosto se cosechaba
Después de salado se almacenaba.

Fundó  un conuco  mi tío
En la barranca del río
Cultivó: menestra, yuca y topochos.

Y un chiquero 
siempre  lleno de galápagos
muy cerca 
De una "madre vieja".

Al lado de un cañaveral, 
Dos hombres de su confianza
que unos bueyes parecidos
Hacían girar un trapiche
Mientras en un fogón
Hervía la melaza
para hacer "batido" y papelón .

Muchas veces don Victorio Pérez
Aquel que  “bigotón”  apodaban,
Negro de gruesos mostachos,
Encima de una yegua llegaba.

Cuando mi tío y primos 
se juntaban,
se hacían  una cruz en la frente
mientras  en un  bongo se embarcaban,
para pasar  ocho días  pescando
en una playa del rìo 
ranchados como una sola familia.

El río La Portuguesa 
y  el rìo Guanare 
en este lugar se encuentran,
Y como hermanos traviesos  
corren después
En una sola corriente.

Por un costado 
del pueblo de La Unión  
Pasaba  aquella  corriente crecida,  
para luego  descargar  en el  Apure bravío.
  
Nunca he podido olvidar estas vivencias
Y mis correrías de  cuando era niño
En compañía de mis  primos y  tío,
de tiempos  cuando  no me había alargado
los pantalones  todavía. 


                                                         La Villa de San Luis, Primavera de 2016

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