Al poeta Pablo Cabrera
Por Oscar Carrasquel
Villa de Cura, estado Aragua
Desde los riscos del Avila
de esta cordillera hermosa,
contemplo tendidas las casas
de la romántica Caracas.
Por algo te han dedicado,
pasodobles, boleros y valses,
campiña de Galipàn.
Qué bonito el fondo azul
que lucen tus amaneceres;
y el tono encendido de tus claveles.
Los frutales en tus huertos,
y un tumulto de trinos
se oyen en tu hondonada.
Y tus peculiares manantiales,
que descienden de tus laderas,
parecen una acuarela.
Y tus caminos ondulantes
con tus viviendas colgando
y un manojo de flores
por los tapiados trepando.
La historia relata
el camino de recuas,
por donde siempre bajaba Pacheco,
al despuntar cada aurora.
Con su burrito forrado de flores
y unas cuantas pajareras,
para mostrar en el mercado
de San Jacinto.
Y todo el mundo adquiriera.
El viejo resistía el frío,
bajo una larga blusa de dril,
y su clásico sombrero,
soplando bocanadas de nieve
por el angosto sendero.
Maiquetìa. diciembre 2014
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