domingo, 4 de octubre de 2020

HOMENAJE DE RECORDACIÓN A MAESTRAS DE LA ESCUELA ESTADAL GRADUADA SIMÓN RODRÍGUEZ DE VILLA DE CURA.

                     Una maestra entregando diploma de 6º grado en la Escuela Simón Rodríguez.

  Por Oscar Carrasquel

 

La institución educativa que se denominó en Villa de Cura  Escuela Estadal  Simón Rodríguez era exclusiva para hembras desde cuando comenzó a funcionar en 1946. Como es sabido, años después en 1959 pasó a ser  mixta y le fue cambiado su nombre por "UEE Simón Rodríguez", como se ha mantenido.

Nunca ha podido olvidarse por completo su antiguo nombre alcanzado en los años 50 de “Escuela Nacional Graduada Doctor Agustín Vallenilla Lanz”. Por el momento no es preciso el análisis de dicho cambio,  de cualquier manera lo más importante es que recuperó su designación de origen, ahora lleva el nombre de don Simón Rodríguez, uno de los hombres más  ilustres en el campo de la educación y la cultura y un ejemplo para la juventud venezolana.

Me preguntan porqué la nombro  y a que viene ese recuerdo tan personal y respondo con franqueza, la rondaba cuando muchacho porque en sus aulas estudiaba una alumna de 6º grado que me gustó y la acompañaba a la hora de salida. Y lo otro es que mi hija Gilda Carrasquel, después de alcanzar su titulo en la Universidad de Carabobo le tocó dictar sus conocimientos en dicho plantel en tiempos modernos, de allí parte la razón.

En la zona central de Villa de Cura, en su propio ombligo está sembrado este moderno edificio con sus gruesos pilares, sus bellos jardines siempre floridos y de frescos corredores, y salones con aroma a tiza y punta de mongol recién sacada. Con sus pizarrones y sus mapas. Una institución educativa que ha quedado en permanente diálogo en el corazón de los villacuranos. De su seno ha salido una cantidad de alumnos formados bajo la sabiduría de sus docentes, llegaron a sus aulas y luego pasaron por recintos universitarias, y se convirtieron en profesionales en las distintas áreas del saber humano. 

Al frente de la dirección estuvo en una época la poetisa y educadora señorita Caridad Villasana Ghersy, una maestra nacida en San Sebastián de los Reyes que fue adoptada por Villa de Cura, que fue como el alma de esta institución, hizo tanto por la cultura, por la educación de la niñez y la juventud y por el pueblo de La Villa, en sus cuatro décadas de trayectoria educacional.

La escuela posee un espacioso auditorio donde se celebraban eventos culturales y religiosos de distinta naturaleza. Apoyada todo el tiempo por un personal docente que tiene obviamente participación en todas las actividades de la escuela. En la gráfica se puede observar uno de los actos culturales, las niñas y niños imperturbables  recibiendo la Primera Comunión, preparados por sus maestras en función de tutoras y actividades catequistas, acto que se llevaba  a cabo en el anfiteatro de dicha institución. Se acostumbraba ofrecer misas de acción de gracia a finales de las promociones de 6º grado en el mes de julio.



Es digno de recordar a la generación presente y a las que vienen, el nombre de algunas maestras que comenzaron su batallar y su recorrido de tantos años por los pasillos y aulas de esta noble institución educativa villacurana. Muchas educadoras pasearon por esta escuela su sencillez y su sonrisa de dulzura  Me perdonan  aquellas o aquellos  que no menciono, ya que no fue fácil de obtener información por motivo de la cuarentena y el distanciamiento... Sabemos que muchas de ellas hace tiempo escogieron la ruta del cielo.

Queremos que nuestro humilde trabajo recoja la mayor parte de estas maestras respetadas y apreciadas por la comunidad educativa y sus representantes, muy bien preparadas para impartir conocimientos en urbanidad, historia de Venezuela, geografía, aritmética, gramática, ciencias naturales, en la siembra y el cuido de la vida vegetal y la enseñanza de religión y algunos oficios didácticos.  

Pasaron muchas maestras por este plantel a mitad del siglo xx, entre las cuales  pudimos recabar los nombres de: Julieta Hernández de Parra, Estela de Zamora, Consuelo Gómez, Yolanda Maldonado, Nohemí Hurtado, Belén Rodríguez, Consuelo Machado, Josefina Padrón, Lilian Rosales, Gisela León, Nancy Leon, Luz Arana, Elba Rodríguez, Zonia López, Melicia de Ceballos, Alicia de Montenegro, Elisa Rangel de Paradisi, Luisa de Izzo, Judith de Hurtado, Berta Granadillo, María de Cedeño, Lourdes de Hernández, Josefina Tosta, Ana Pacheco de Santaella, Mery Hernández Castillo e Hilda García. Ellas todas supieron soñar y cantarle tanto a las penas como a las alegrías. Sabemos que faltan muchas más por nombrar.

Hay que recalcar y al mismo tiempo reconocer que su condición de docentes fue fortalecido y respetadas por su empleador el Ministerio de Educación Nacional, reivindicado su estatus económico. Recordarlas es meternos en sus vivencias  en su pureza de madres y en su obra de educadoras, cuya vocación les nació para que sirvieran al pueblo de donde vinieron, trabajando con voluntad y con amor hasta el final. 

 

La Villa de San Luis, enero 2021

Fotos de archivo. Ilustración  Ana Isabel Moreno Carrasquel

   

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