viernes, 14 de abril de 2017

“AMOR”… SENCILLAMENTE "AMOR"


Hay momentos  en que el pecho se nos llena de tristeza, ratos en que estamos tranquilos y de pronto las lágrimas  se vuelven un  ramillete que van haciendo cicatrices en el alma. Y entonces se cierran las puertas de la alegría... Hoy viernes 15 de septiembre recibimos la dolorosa noticia de la muerte de la paciente hospitalizada con más tiempo del hospital doctor José Rangel de Villa de Cura. No podemos llamarla sala de hospitalización por todo lo que sabemos, sino su casa desde que abrió los ojos al mundo, hasta hoy que ha tenido el destino final que Dios le tiene reservado en el cielo, ese paraíso lleno de paz, de juguetes y de flores que ella se merece.Ya lo de ella es una historia imborrable. Tiempo final inolvidable AMOR...SIEMPRE AMOR. Como un sencillo homenaje que nos sale del alma compartimos la nota que como un regalo del Niño Jesús te dedicamos todos los años en diciembre.  Oscar Carrasquel

Villa de Cura
Estado Aragua

Por Oscar Carrasquel


Hace exactamente veintiocho (28) años el valle villacurano como un corazón humano la recibió con hunildad estirando su generosa y hospitalaria mano. Ciertamente,  nuestro cielo todavía encapotado por nubarrones, y la placita Simón Bolívar rodeada de verde vegetación la oyó pegar su primer leco tal como una nota musical. Se expandió tronante en todas direcciones su primer lloro. Se ha dicho por los que conocen  la historia, que fue  allí donde la párvula logra por primera vez  abrir sus achinados ojitos a este mundo.
  
Tal día, a tal hora, de tal año,  llegó la recién nacida como un soplido de la brisa al servicio de pediatría del hospital Dr José Rangel vía La Romana y  desde entonces tomó su lugar en una habitación del nosocomio local como perfecta y perenne inquilina.   Su llegada a este mundo hubo de haber ocurrido en algún momento.

Cuentan que la criatura cerca de las seis de la mañana, fue dejada desguarnecida, igual que un objeto sin dueño, sobre uno de los escalones en la estatua  pedestre de El Libertador en Villa de Cura, arropada en un pañal de crehuela blanco. La encomienda la dejó el rostro de una mujer joven, modesta en su apariencia, que salió a pasos apresurados del pedestal de bronce  por una de las coordenadas de la plaza. Así lo contaron quienes la vieron.

No tardó mucho tiempo, apenas unos minutos, en pasar por el lugar un par de agentes del orden público quienes la rescataron y la llevaron en una patrulla a la sala de emergencia del Hospital Doctor José Rangel de Villa de Cura. Nunca se sabrá si llegó   de la dispersión de la ciudad o  la abandonó en el lugar una precipitada madre atormentada por la pobreza tratando de ocultar su miseria.. 

Desde ese tiempo para acá cada uno de los latidos de su corazoncito quedó encerrado entre cuatro paredes en el Hospital Doctor José Rangel, bajo el cuido y atención de médicos residentes y especialistas, además del personal de enfermeras y camareras que nunca se separan de su cabecera. Hay quienes se les ha impregnado los ojos de lágrimas por esta historia de pena en medio de un silencio que aturde..

Pero como Dios está en todas partes y usa su poder para socorrer al necesitado, hay un grupo de ángeles de por medio que la cuidan día y noche. La criatura fue creciendo  bajo el manto de pantalones, faldas, gorros, y batas blancas, al calor y cariño de una nueva familia. A su manera buscaban aquellos  ojitos escudriñadores descubrir el por qué las luciérnagas alumbran la penumbra de sus noches.



Fueron transcurriendo los primeros años y la niña iba creciendo, sin sentir lo que es  jugar,  ni corretear por los pasillos del hospital, sin poder correr detrás de caballitos voladores, ni oír a los pajaritos en sus discusiones anunciando los amaneceres; sin saber lo que es jugar con vajillas de cocina, con  muñecas que caminan y  lloran. Impedida de contar los luceros que habitan la colcha oscura de la noche. Nunca podrá ver el brillo del sol, ni cuándo llega el día y cuándo la noche, ni cuándo la luna comienza y termina su viaje por el ancho cielo. Se sabe que el tiempo sin ningún significado es como la eternidad.

¿Cómo pudo hacer todas estas cosas? Si esta señorita es de condición especial;  desde que nació hace 28  años pertenece al mundo vivo, pero según demostraron los exámenes científicos padece de "estado vegetativo persistente", es decir, tiene vida pero carece de impulsos voluntarios. Un mundo de expresiones tiene su sonrisa y su mirada un universo de inocencia y orfandad.

De pronto dirige la mirada a lo alto buscando dialogar,  sin que ninguno lo sepa, con Dios y la Virgen María,  aunque nunca pueda sentir ni escuchar estos nombres. Se pasa todo  el tiempo con su cabeza apoyada sobre una almohada, procurando  estirar su ilusión, tratando de mover su cuerpo.  A veces se encoge de hombros en un gesto de impotencia. Algunas veces percibe de manera intuitiva los movimientos y la voz de las personas que la rodean,  meneando  unos ojos grandes que casi se salen de sus órbitas.

En sus años que van de prisa no ha podido elegir qué le van a regalar en Navidad o en un inexistente cumpleaños. Nunca ha podido contar las veces que su cuarto en el hospital se lo pintan los obreros  con Solintex color “amarillo pollito". En un tiempo se llenaba de regalos, de cintillos y bonete pascual  y de mensajes de texto que le mandaban llenos de palabras lindas, y sus cuidadoras se los leían buscando inútilmente que los oyera. Ella es aguda en sus observaciones, lo  intuye meneando sus grandes ojos  arriba y abajo. 
De pronto dibujan sus labios una tendida carcajada como el  eco de un ave de grandes alas cuando se libera de su cautiverio. Por supuesto, no tiene documentación de reconocimiento en el Registro Civil, ni partida  de bautismo en los libros de la Iglesia parroquial.



Fue bautizada, por  así decirlo, por la comunidad del hospital  “Doctor José Rangel” que a pesar de su incesante rutina le dio un nombre  romántico y poético, brotado de la sensibilidad de las damas, quizá arrancado de las páginas de un viejo cancionero para que los poetas le regalaran el tino de su poesía y los juglares de la Villa le dedicaran sus canciones favoritas. Había que buscarle un nombre y le pusieron uno de hermosa estampa:  “Amor”.  Así es su nombre, singularmente "Amor".

"AMOR" no ha escapado de la crisis que  asfixia, y sus cuidadoras y cuidadores,  tampoco... Hoy en día se la ven “fritos” y se “rascan la cabeza”  cuando se trata de conseguir la ropa, lencería y el inventario de artículos de uso personal que la mujer necesita. La dieta alimenticia no es la adecuada y  las medicinas, porque su salud  no es plena, ya no llega puntualmente, ni se consiguen fácilmente en farmacias, y por   la misma situación económica que arropa, la gente ahora es  poco dadivosa.

Acá en el hospital  Dr Josè Rangel de Villa de Cura, tanto la dirección como el personal continúa  aportando su valioso granito de arena. Al menos, tiene compañía, tiene techo, abrigo, atención médica; le aseguran los comestibles y algunos medicamentos. El personal médico residente, de enfermería, administrativo, de laboratorio y obreros que por años llega a este hospital , pernoctan, deben irse por traslado u otra causa, pero sin olvidar a "AMOR" y su triste realidad,.Siempre preguntan por ella y están al tanto de su salud. El personal del hospital le celebra su cumpleaños que no tiene fecha, puede ser cualquier día del año. Y hasta en los peores momentos el cuarto se lo llenan de cajas de regalos adornados con lazos sin que ella sepa su significado..

Me han informado sus cuidadores que esta niña-mujer ahora es cuando  más necesita del apoyo, del cariño y la solidaridad de todos. Porque sentimos que lo que hacemos a favor de ella pudiera ser poco, debe ser por la asfixiante situación que se vive.  La exhortación es para que reflexionemos y que repitamos juntos aquello que nos recuerda el apóstol Mateo en sus palabras: “Lo que quiero en que seas compasivo, sin que tengas que ofrecer demasiado sacrificio”. Como familia ojalá le tendamos la mano amorosa a AMOR esta Navidad, como lo hace todo el año año el Niño  Jesús.







La Villa de San Luis, Navidad de 2020

Fotografías y diagramaciòn estuvo a cargo del retratista Ramón Alfredo Corniel.



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