lunes, 23 de octubre de 2017

“VICENTICO” / ¿ACASO ES UN PERSONAJE MÍTICO?

                                 
                             Vicente Alfonzo Arias "Vicentico". Foto tomada con mi celular Jezz



Por Oscar Carrasquel

Vicente Alfonzo Arias es su nombre completo. Su lindero nativo fue San Juan de los Morros pero ya se hizo ciudadano villacurano por adopción, por los años aquí vividos. La Villa de San Luis  ha sido su hogar desde que era un niño. Hijo de Alfonsa Emilia Arias y de Humberto Alfonzo, ya difuntos. Nació el 22 de septiembre de 1975. Tiene cara de niño y cometido de adulto. Algunos lo miran como un personaje mítico, otros como una figura quijotesca. Posee unos ojos de almendra y una fachada rígida que lo hace aparentar mal humorado. Pero basta conversar un rato con él para cambiar esa creencia. Se mueve de un lado a otro con la tenacidad de una persona madura para una ciudad que va de prisa. Vive en La Villa en casa de familiares por parte de padre.

Aprendió desde que su madre lo trajo al mundo a manejarse con  cuatro  dedos en cada una de sus manos, y es feliz con un caminar tumbado apurado como de gabán herido, como ejecutando una danza, lastimado por las circunstancias de su destino. Eso me lo dijo un día.  Es común que  pase todo el santo  día en la calle. Sube y baja serenamente la camioneta de pasajeros cuando el recorrido es largo, pero ahora por la situación habitualmente lo vemos a pie, acometiendo diariamente su trabajo.

Para granjearse un salario y sacudir su pobreza debe fajarse todo el día en su trabajo como mensajero de una conocida empresa Funeraria local. No está esperando que le regalen todo. Su estatura es pequeña para un ser humano de tamaño corriente.  Para nada es un enano, se parece a la replica de un niño.  Dueño de una disminución de extremidades desde pequeño.  Su estatura no pasa de sesenta y cinco centímetros. Esto no le preocupa en absoluto, tampoco lo abruma ni le acompleja, más bien con su gracia hace florecer los ambientes.


Se queja con  resignación,  con mucha naturalidad, que a pesar de sufrir de una incapacidad motora en sus dos manos, aun no sea beneficiario de una pensión. Sin embargo nos atrevimos  recomendarle acudir a la sección de Desarrollo Socia de la alcaldía, quien con toda seguridad lo va a orientar y le ayudará a solventar  su caso.


Conoce a plenitud los linderos de enamorarse en donde ha perdido y ganado, y sabe escoger sus  amistades. Amigo de ofrecerle un halago a una dama. No lo piensa  dos veces para  lanzarle flores a una a una dama de estrechos bluyines. Siempre se le ve vestido con telas de sastrería, pulcro, con un par de zapaticos negros bien pulidos, protegiendo su cabellera con una cachucha deportiva,  con unos pantalones de talla ancha, mayor a su tamaño. Siempre lleva atado a la espalda un morral escolar al espaldar atestado de provisiones. Está pendiente de todo. No necesita carta de recomendación, con solo su trato uno sabe que es un hombre responsable y honesto. Pone su cara seria cuando ve que alguien quiere jugarle una broma.






Lo cierto es que “Vicentico” es un tipo muy simpático; casi todos los días nos sorprende caminando las aceras con un dinamismo y una agilidad envidiable. Saluda a todo aquel que pone la atención en él. Hace diligencias sin murmurar y lo llaman para hacerle encargos, lo cual es otra de sus facetas. Ya se ha convertido quizá en uno de los personajes populares de La Villa, prendido del fervor amistoso característico del villacurano.

No dura mucho en la cola a las puertas de los abastos cuando llegan productos, ni cuando se instala en las taquillas de los Bancos o en alguna oficina pública cancelando impuestos y servicios. Los porteros le brindan antelación en las filas siendo el número uno en comprar, para ir amontonando el sustento para la despensa familiar. Es el clásico tipo  sociable acostumbrado a entablar una larga conversa como la que hoy sostuvimos en su lugar de trabajo. De repente sus labios dejan fluir un refrán o una anécdota de sano humor, y a veces sin proponerse se le salen unas palabrotas. 


Aquel hombre menudito conoce cómo granjearse las buenas amistades y a pesar que tuvo poca escuela, sabe administrar  lo que aprendió por obra de  Dios y de las adversidades de la vida. Afable, cortés, pero se hace respetar cuando lo enfrentan. Lo mismo platica con una gerente china  que con una secretaria bancaria, con muchachas estudiantes cuando regresan o van para el liceo, quienes disfrutan con sus ocurrencias. También se confunde entre la multitud en cualquier acto social y público. Sin embargo en la calle es reservado y cauteloso. Está al tanto que la calle  está inundada de peligros y de mucha inseguridad, sin embargo nadie se mete con   “Vicentico”, pues él siempre  anda pila mirando para todos lados, precavido por si las moscas. Dios le ha dado esa sabiduría.

Vicente Alfonzo Arias “Vicentico”, es la viva estampa de un popular personaje  de la Villa de Cura presente, que jamás se aparta de la comarca, es parte de la historia menuda pueblerina que él mismo ayuda a forjar. Sigue aqui clavado en esta tierra, uno sin necesidad de buscarlo, lo cruza en cualquier boca calle o en la plaza hablando por su celular,  lo vemos dando vueltas cotidianamente por las diferentes calles del centro  de la ciudad, porque vive recorriéndolas con paso seguro,.


Oscar Carrasquel, La Villa de San Luis,  octubre de 2017

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