domingo, 20 de mayo de 2018

ADIÓS VIEJO AÑO SIN COMPASIÓN TAMBIÉN TE LLEVASTE A LA CATIRA.




ADIÓS VIEJO AÑO SIN COMPASIÓN TAMBIÉN TE LLEVASTE A LA CATIRA

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                                                                           Por Oscar Carrasquel

Lo más penoso para mi este año fue tu partida..Para la mayoría de las personas adultas, la catira es una de las bebidas refrescantes más populares en Venezuela. Estadísticas serias indican que nuestro país, en una época pasada, marcó varias veces el primer lugar como la nación de mayor consumo per cápita de este lúpulo a base de cebada. 
Se ingiere para alegrar la cotidianidad en la Navidad y Año Nuevo, buena para sofocar el calor, sirve para acompañar una partida de dominó o una conversa, para oír  un bolero y además recomendada por la medicina psiquiátrica para aliviar el estrés.
Se acostumbraba  en aquella década de los 50, cuando uno aprobaba la mayoría  de edad, hacer una reunión en casa con una comida especial .Para mí esa fue la primera vez. La micro historia aconteció acá en casa.  Se encontraba sentada alrededor de una mesa la presencia de la familia completa, mi papá, mi mamá y los hermanos. Recuerdo aquella oportunidad como si fuese hoy que mi hermano el mayor me dijo con palabras magistrales, como si se tratase del dictamen de un Juez Superior:

--Flaco, ahora que eres mayor de edad, puedes beber cerveza…

Apenas ingerí la primera media jarra, los ojos me brillaron,  el corazón  se me puso acelerado, se me aparecieron de frente unas cuantas estrellitas, y se me puso el pabellón de las orejas coloradas. Finalmente atiné a decirle con toda franqueza a mi hermano, delante de los presentes:

                              --¡Manoo…yo no sabía que esta vaina era tan sabrosa!

A partir de entonces me enrolé, no en consuetudinario consumidor, pero sí me convertí en tomador ocasional de cerveza. Mientras leía, escribía o escuchaba buena música sostenía en mi mano derecha descansaba una "caraquita" bien fría. Inventaba reuniones sabatinas con mis amigos y juegos de dominó en el bar La Garita de don Carlos Almenar; también en   "La Cuevita" de Natalio Salas allá en nuestro barrio Las Tablitas, o en el botiquín de Pedro Pablo Muñoz en La Represa, 
De cuando en cuando me sentaba tranquilo en la barra de una tasca, me gustaba servida de un sifón en jarrones de cristal, aún cuando económicamente tenía que hacer un esfuerzo pero en ese tiempo era asequible. Me acuerdo que en la tasca "El Pilón" de la calle Bolívar, en aquella vieja Villa de Cura, mi pueblo amado, costaba un bolívar con cincuenta céntimos (1.50) cada jarra de la espumosa bebida bien helada.

Cierto día me tocó trabajar en un caserío remoto de la llanura barinense, un pueblito rural, donde todavía no había sido instalada el agua por acueducto. Un tío de carácter muy jovial me había advertido, que no tomara agua del río porque no venía en condiciones, mucho menos en cañadas. Cuando sientas mucha sed -me encargó- En vez de agua te tomas un tarro de cerveza bien fría. Seguí fielmente sus recomendaciones. Ya cuando regresé a La Villa mi hermano no podía llamarme  "flaco" pues comencé a engordar.

Más tarde, pude darme cuenta que no es problema tomar, de vez en cuando un encuentro con la espumosa.. Algunos me pueden tildar de bohemio, bebedor o parrandero, pero no; lo que pasa es que uno guarda muchos recuerdos de corte romántico.
 
Hoy por hoy en pleno siglo XXI, transcurridos 60 años de aquella primera cerveza, hicieron que me declarara  forzosamente en un frustrado y abstemio cervecero, se volvió una ilusión, una pesadilla y  en una rabia casi colectiva poder disfrutar como antes de una gavera de rubias.

Hay tardes en que el sol lanza sus rayos ardientes, atravieso la calle, paso frente a un bodegón, observo su precio en una negra pizarra (en moneda norteamericana), enseguida volteo la cara y sigo derechito disimulando la rabia por dentro. De verdad añorando con nostalgia a la amada catira, imprescindible sus sorbos de amor en mi boca en aquellos días alegres de Navidad y Año Nuevo. Les deseo a los me leen a nuestros prójimos todo lo bueno, lo mejor en el año nuevo.

Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis, 31 diciembre  2018




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