lunes, 8 de noviembre de 2021

MOROCHO MARTÍNEZ UN PERSONAJE DE LA VIEJA GUARDIA DEL BARRIO LAS TABLITAS

 


MOROCHO MARTÍNEZ UN PERSONAJE DE LA VIEJA GUARDIA DEL BARRIO LAS TABLITAS


Por Oscar Carrasquel

Este popular personaje de la crónica de hoy, ya fallecido como tantos otros amigos, por su manera de ser fue un hombre sabio en el afecto y la amistad, lo conocí y me conoció desde que éramos muchachos, unidos en el sentimiento que se va sembrando en el ser humano. "Morocho", es el sobrenombre con el cual siempre se le llamó desde pequeño, vivía con sus padres  en el barrio Las Tablitas. La Villa de San Luis cuando eso era un pueblo pequeño. La Comercio es la calle que sirve de vena comunicante con la ciudad y los callejones que desembocan desde Las Tablitas a la  vía del cementerio viejo..

Su nombre de pila era Rosendo Martínez Rodríguez, había nacido en Villa de Cura el 04 de mayo de 1933.  Su padre se llamaba don Rosendo Martínez. “Rosendito” para los antiguos habitantes, vendedor ambulante de pan de panadería en un burrito; y su mamá doña Adela Rodríguez de Martínez, quien nos permitía  saborear los deliciosos bollitos y las ricas arepitas dulces después de las sagradas misas de aguinaldo de fin de año. En total fueron 9 hermanos de este matrimonio de nombre: José Manuel, Virgilio, Antonia, Narcisa, Bernarda, Rafaela, Víctor y Nancy,y  la popular Adelita Martínez, madrina de nuestro conjunto de béisbol “Cerveza Caracas BBC”. Entre sus sobrinos estaba el gran pintor y tallista  villacurano Carlos José Martínez *Cejota*, lamentablemente fallecido a temprana edad. 

"Morocho" Martínez como queda señalado ya no está entre nosotros, falleció el 13 de enero de 2018. Sentía un gran amor por su pueblo,  traemos a colación su nombre  en esta oportunidad para rendirle un homenaje de evocación. Muy dinámico, musculoso, pequeño de tamaño y gran trabajador. Debo reconocer que fue un ser alegre y de buen trato. Formaba parte de una familia por demás trabajadora y fundadores del barrio Las Tablitas. La primera labor realizada  por “Morocho” fue la de hornero y pastelero en la Panadería El Comercio fundada por don Juan Pancho Rodríguez. Don Juan Pancho un hombre aficionado a la música argentina. "Morocho"  sabía hacer pan dulce, tortas y el original pan de jamón para la época Navideña. 

“Morocho” Martínez estudió los grados de primaria en la escuela Arístides Rojas, siempre estuvo ligado al  deporte de calle que se desarrollaba en el barrio Las Tablitas, acompañando a su hermano Víctor Martínez. Anteriormente en el barrio Las Tablitas se jugaba desde chapita, pelota de goma y competencias de atletismo; pero lo fuerte de “Morocho” fue la práctica del boxeo. Tomó parte en importantes peleas llevadas a efecto en el cuadrilátero del gimnasio "Juan Namias" el cuál quedaba a un lado de la plaza Miranda. A partir de ahí pasó a ser boxeador aficionado sin alcanzar fama.

Además de todo esto, de joven y soltero nuestro amigo fue un bailarín, no profesionalmente, sino por afición y pasión. Los fines de semana; asiduo junto con otros contemporáneos de los populares bailes de “arroz” los días sábado en lo que caía la noche..  No sé pelaba un baile amenizado por el pickup de don Ricardo Flores. Como se recordará los llamados “arroces” se realizaban en los años 50 en cualquier casa de familia del casco de la población. Otros hombres que daban la batalla en estos “picoteos” eran los carnales Ernesto Rojas y Carmelo Lovera; y me dicen que también era "arrocero" mi amigo Rafael Enrique Pérez cuando estudiaba ingeniería.. Imprescindibles también en  donde se organizará un baile de joropo aragüeño originario de nuestra tierra villacurana. Además “Morocho” fue uno de los participantes de las rumbosas festividades y desfiles de carnaval que se realizaban antes en la calle Páez oeste de Villa de Cura. Bailó también La Burriquita en diferentes lugares.

Contrajo nupcias con doña Alida Aguirre de Martínez. De esta unión nacieron Nelson, Argenis, Hildred, Amada, César, Marlene, y Adela… Vivió luego de casado cerca de la casa de la familia Varganciano. Y así como tomaba su cafecito negro y consumía un caldo de gallina y un cruzado, también se echaba sus traguitos de Pampero sin exagerar, algo muy común y natural en el terreno de la vida. De igual manera era amante del juego de bolas criollas en la cancha del bar El Samán en la Alameda Crespo, los fines de semana y  en época de festividades vernáculas.En el resumen sucinto de su vida no podemos dejar de recordar que fue uno de los promotores del Sindicato de la Harina en Villa de Cura, integrado a su directiva.

Las personas como estas quedan en la memoria del colectivo y representan la identidad de los pueblos. Últimamente  andaba, pueblo abajo y pueblo arriba, manejando una motoneta de paseo y de transporte. Y atendía junto con su hijo una venta de café, de terminales de lotería y periódicos en la calle Páez en Villa de Cura... Dios lo tenga en la Gloria.

Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis, noviembre 2021

Publicación, fotografía y montaje Ramón Alfredo Corniel

 

 

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