martes, 11 de agosto de 2015

DON LUIS MANUEL BOTELLO EL BARBERO DE LA ALAMEDA CRESPO




DON LUIS MANUEL BOTELLO EL BARBERO DE LA ALAMEDA CRESPO


Por: Oscar Carrasquel




Se trata de uno  de esos hombres que llegó a Villa de Cura con la alforja llena de vivencias y de vicisitudes en su largo transitar por la vida. El patriarca no era propio de acá pero  tuvo una querencia especial por este pueblo villacurano. Había nacido Luìs Manuel Botello Rumbos el 16 de julio de 1908 en un recóndito lugar del antiguamente nombrado Territorio Federal Amazonas, hoy estado Amazonasen la población de San Fernando de Atabapo, situado al noroeste del llamado hoy municipio Atabapo, En aquellos días San Fernando de Atabapo era la capital de aquella entidad amazonense,  después lo es nuestro querido y siempre recordado Puerto Ayacucho, hasta los días. 

De “ahí mismito”  como dicen los llaneros para marcar la distancia era este señor que luego se convirtió en villacurano, nacido exactamente en una encrucijada visitadopor el que suscribe donde convergen tres gigantescos ríos: el Guaviare, el Atabapo y el Orinoco. Una tierra mezclada con la raza aborigen, africana  y europea. Tierras que en verdad se quedaron atascadas por la inclemencia del tiempo con una economía productiva visiblemente deprimida..

Este hombre de pecho cabal y amante del trabajo era hijo del comerciante barinés  Luis Manuel Botello Aguilar. Su padre fue un hombre de gran aventura fue de los primeros hacendados que dieron origen a la crianza de ganado vacuno en el Territorio Amazonas. Además era  comerciante de balatá, sarrapia, caucho, cuero, telas y piedras preciosas. La madre se llamó Sótera Rumbos de Botello, natural del Departamento de Casanare, una antigua faja territorial que forma parte de la vecina República de Colombia.

Su padre era un hombre acostumbrado a navegar ríos caudalosos en bote y fueraborda. Por diversas adversidades y sinsabores tuvo que abandonar el Territorio Amazonas después de tres décadas de residencia en esos lugares. Se mudó con la familia, primeramente para Ciudad Bolívar, luego pasó, a Caicara de Orinoco y finalmente se estableció en  San Fernando de Apure..En Caicara se prendó de sus aromas. Después de grande fue que Luís Manuel Jr vino a saber que fue presentado por su progenitor  en la Jefatura Civil de esa población orinoquense...Su padre murió en septiembre de 1938.en San Fernando de Apure y su madre falleció en la ciudad de Maracay en agosto de 1952.

En sus tiempos mozos el año 1930 contando apenas 22 años de edad,  ya radicada la familia completa en San Fernando de Apure, fue contactado de palabra por el doctor y general Roberto Vargas, quien observa muy bien sus dotes, lo  mira de arriba abajo y le ofrece empleo en su hato. Sin pensarlo dos veces preparó capotera y remonta, y en la madrugada clara agarro la llanura todavía dormida y  fue a tener derechito al fundo “Corocito Varguero”, propiedad del Dr Vargas, un hato de ganado situado en tierras barinenses lindantes con el estado Apure. A donde termino de cuajar el muchacho..

En una oportunidad conversando con mi papà J. E. Carrasquel, nativo de la Unión de Barinas, quien si sabía bastante del personaje porque lo conocio; me dijo que había que ver lo que era trabajar y andar al lado del doctor Roberto Vargas, un hombre áspero, iracundo, difícil de carácter. "Para trabajar con el General había que tener arrojo y abrir bien la soga";  era la sensación que le dio a mi padre el anciano jefe militar.

A Villa de Cura llega el joven Luís Manuel Botello Rumbos el año 1932 con las alforjas llenas de ilusiones y esperanzas. Se enraíza en  esta pequeña población, en aquel tiempo capital del Distrito Zamora, el mozo  no parecía provenir de una región aborigen, en La Villa formaliza amistad con mucha gente criolla y foránea, ricos y pobres. Cuentan que soltero, Luìs Manuel  era un joven apuesto, romántico y de sueños.

Acà en este  villorio  conoce, se enamora  y contrae matrimonio en 1946 con la joven Irma Aminta  de los Reyes Gonzàlez Martínez de Botello, hija del comerciante villacurano don Arístides Gonzàlez, quien poseía una pulperìa en la calle Comercio, y de la señora Josefa Martínez de Peña. Se instala la joven pareja en la calle El Cementerio a la altura de La Alameda.
 
La prole no fue abundante. De este matrimonio abrieron los ojos al mundo: Oldman Jesús Botello, educador, periodista y Académico de la Historia;  le siguen Manuel, ingeniero Agrónomo, Pedro José y Zobeida Soterita, muchachos de bien dados al estudio, todos se profesionalizaron. La peor tragedia fue la pérdida de su hija Zobeida Soterita el año 2008; 56 años de edad tenia ella cuando falleció en Villa de Cura. El año 2004 fue la pérdida de su nieto Wilmer, hijo de Manuel Botello. Primero que todo forcejando para poder levantar una familia  y encaminar a sus hijos por el sendero del bien.
 

Luís Manuel en esta Villa de Cura se hizo maestro del corte y la afeitada de pelo, gracias a los pasos elementales y la enseñanza que le dispensa don Rufo Archila, veterano del mundo de la peluquería, con quien se formó trabajando en el gran salón de barbería de don Rufo, el cual funcionaba en la calle Comercio, sector Alameda Crespo, entre calles Bolívar y Villegas y callejón uno, que luego cambia por callejón "Mateo Vargas".

En esa época La Villa era un pequeño pero lindo pueblo, las barberías  eran escasas, sin embargo por la cuadra funcionaban negocios modestos y tradicionales, como el Abasto 5 de julio de don Rafael Ortega; la pulpería del larense don Juan Aguilar Solaine; el afamado botiquín de don Pancho Espi;  y  establecido en una cuevita un joven de Guayana de apellido Testamar,  el eterno reparador y lavador de sombreros de La Villa. Todos los nombrados fueron sus amigos de siempre. !Ah!, y hubiera deseado don Luìs -si viviera por supuesto-que nombrara a don Juan Bautista Hernández Pérez, copropietario de la tienda "La Casa de Los Cuadros" que fue su gran amigo y su compadre de sacramento, el padrino de Oldman Jesús.  Es bueno  recordar que en su largo recorrido a don Luis Manuel no se le conoció nunca vida política de partido.

Tiempo después el hombre se independiza y abre tienda aparte, monta su propia barbería frente  a la ventana y el porche del que es su hogar , yendo hacia el cementerio por la acera derecha, desde donde se mira completa  la sabana villacurana. Aquí llegó a afeitar a mucha gente conocida, desde políticos, estudiantes, doctores, ganaderos, militares, ricos comerciantes y gente de pocos recursos económicos. Frente a su humilde casa uno pasaba  y lo observaba  en su firme dedicación de cortar y acomodar cabellos. Nuestro amigo el siempre el jocoso Pedro Ezequiel González pasaba por frente de la reja de casa y me gritaba "Voy para casa de mi cuñado a dejarle el pelero".

El sillón tapizado lo colocaba  a pocos metros de  un frondoso árbol de Apamate que allí existió; cuando florecía en enero era un espectáculo ver este arbolito. Era grato verlo trabajar las mañanas y  las tardes parado firme como una estatua, con tijeras y peine en la mano, echando cuentos relevantes con sus clientes que esperaban turno. También poseía algunas personas a las que por razones especiales, para arreglarles el pelo, se debía trasladar a su domicilio. Por eso no era extraño ver su transitar  por las calles o atravesando las callejuelas de la plaza Bolívar con un pequeño maletín  en la mano derecha, semejante a los que usan los  médicos, adonde cargaba sus utensilios de trabajo.
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Ya he dicho que aprendió muy bien el oficio de cortar y acondicionar el cabello, cada vez perfeccionando su propio estilo en este arte. Yo francamente lo comencé a tratar tarde cuando ya estaba entrado en años. La imagen que aún conservo intacta en la memoria es la de un padre estrictamente hogareño, abstemio, no fumaba y nunca aceptaba ni una cerveza; de pausado caminar, cejudo, piel blanca, regular tamaño, pelo canoso y suave voz. le cabalgaban en el rostro unos lentes de montura gruesa. Si algo aglutinaba era su cordialidad con todo el mundo. Reflejaba un gran respeto y pasión por su familia y sus amigos.

Quien escribe esta nota sostuvo frecuentes tertulias con el señor Botello, nunca pasaba adelante, el trato era por entre la reja del frente. A veces me sorprendía con su saludo y una fluida conversación cuando pasaba a pie para al abasto o se dirigía a su barbería; Siempre de generosos elogios para mi papa. Nunca le faltaba una ráfaga anecdótica en su gran espíritu.
 
Nada mas grato que evocar aquel acto sencillo el año 1990 en la plaza Miranda cuando don Luis Manuel Botello fue distinguido por el Concejo Municipal, presidido por el médico Salvador Sàez, con la "Orden Ciudad de Villa de Cura", por su larga labor realizada como ciudadano lo que produjo en nosotros una gran alegría. El viejo Botello no escribió un libro pero en la práctica supo construir su propia biografía. 

Pero como nada ni nadie puede Impedir los designios del destino, el 19 de julio 1992, cruzando los 84 años, fallece en su casa familiar e patriarca Luis Manuel Botello Rumbos, emprende el viaje definitivo.aquel hombre cuya vida estuvo llena de bondad. Dejó constancia de su palpitar de afecto por esta tierra villacurana que quiso mucho. 

Los años 2018 - 2019 fueron fatales para la familia Botello, lo cual no es otra cosa que una prueba de  lo que depara el destino. Primero ocurre la trágica muerte del hijo mayor de Pedro Botello, eso fue el 23 de diciembre de 2017. En junio de 2018 muere doña Irma, su viuda, y en agosto del mismo año fallece el ingeniero Manuel, el segundo de los varones.

Así pues, en el diario transcurrir de la vecindad, separados  por escasos cien metros de distancia de nuestra familia, nos quedó la imagen de un hombre honesto, trabajador sin tregua, del amigo cariñoso que supo vivir para la vida y para la eternidad.







Fotos archivo profesor Oldman Botello
Oscar Carrasquel .La Villa de San Luìs, marzo de 2019





                    



1 comentario:

  1. Excelente descripción. aunque no me afeité con el. mi mama me llevaba donde Blas, cerca de Botello, también en la calle comercio. Gratos recuerdos

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