sábado, 3 de febrero de 2018

DON JOSÉ CARRILLO DE OFICIO JARDINERO. “.UNA VACA FUE MI SEGUNDA MADRE”


                                                                                                 
                                                    José Carrillo Flores "Chico". Foto archivo O C.


                                                                                      Por Oscar Carrasquel



Este señor que ocupa el espacio de hoy es natural de Belèn, sierra sur de Carabobo, fruto de Agustín Carrillo Corniel y de su conyugue  Carmen María Flores de Corniel. Así se  llamaron los padres de José Carrillo Flores, mejor conocido como "Chico”; campesinos todos, nacidos en aquellos bucólicos lugares,. Vivíò la noble familia en un fundo propio en un sitio de nombre “Naranjal”. Convertido por ellos en soporte de su modesta economía. Se entregaron a la brega diaria de siembra de conuco, cría de ganado de ordeño y de aves de corral , ovejos y cerdos enchiquerados. Procreó la pareja un total de ocho hijos, cuatro hembras y cuatro varones. "Chico" fue el primogénito Vivió junto a sus padres la infancia y juventud. José Carrillo lo primero que cuenta es que no corrió con mayor estrella cuando nació, pues su madre por ser primeriza, los pechos no se le abrieron y se le volvieron secos, es decir la doña no dio leche materna suficiente para alimentar a su primer hijo..

Sus padres resolvieron enlazar entre el pequeño rebaño de ganado del fundo una vaca barcina  mansa para el ordeño. La vaca  de nombre “Monedita”.  Así atendía el animal y con la copla en los labios  se dejaba llevar hasta la becerrera, mientras el ordeñador la exaltaba con su canto y  sus manos se encargaban de acariciar y  apretar la inmensa y jugosa ubre que tuvo  "Monedita".

Agustín Carrillo, su mimoso padre, aparta y enreja la vaca y se arrellanaba en una banqueta de madera con una camaza en las manos, envolvía al párvulo dentro de una sabana  y lo sentaba   sobre el puente de los dos pies, muy cerca de la ubre de la vaca; ordeñaba y al mismo tiempo arrima la boquita para que el niño sorbiera directamente el néctar lácteo  de las tetillas.



El niño fue creciendo, apenas da los primeros pasos su padre lo deja para que se entendiera él solo con "·Monedita"; hoy reconoce que esta vaca  lo amamantó y lo crió hasta hasta que fue grande. Igual como  acostumbran estos animales con sus propias crías.  cuando el niño contaba la edad de seis años la propia vaca lo destetó.

La vaca  “Monedita” (cuenta don José) murió en un invernadero, rodó por un barranco y se desnucó, no pudieron  sacarla nunca;  en aquella hondonada quedó convertida en un cuero seco y una huesera diseminada en todo el zanjón.  Aquella noticia le cayó como una maldición. Lloró “Chico” su muerte como se llora a una madre. Ya adulto recogió sus cosas, sus pocos enseres, pagó el servicio militar  obligatorio y luego que le dieron de "baja" se quedó radicado en Villa de Cura. Laborò en Calidrat y en negocios de ferreterías en Cagua y La Villa. Actualmente habita rancho propio en el barrio "San Josè", cerca del cementerio, al este de la ciudad de Villa de Cura.

"Chico" en su mocedad tuvo afición por el canto y baile de joropo aragüeño y por las parrandas de tres días seguidos que se daban en aquellos campos carabobeños. No le faltaba un buen caballo de montura y un "apureño" bien afilado en la faldriquera por si acaso era necesario su uso. Conoció de cabo a rabo a Santa Rosa del Sur donde laboró varios años en la Hacienda La Violeta en distintos oficios, según él propiedad del señor Ismael Pèrez, anduvo días y noches sus montañas, sus caminos y riachuelos.

En La Villa  conocimos a este viejo veguero de ojos verdosos desde hace aproximadamente 20 años, siempre anda metido en su acostumbrada indumentaria, y con su trato cordial de campesino. Casi todos los días lo vemos llegar a casa con la brisa matutina, sudoroso, pedaleando solitario y en silencio, encaramado sobre una  bicicletica de paseo con una cestica al frente.  

Por enseñanzas de su padre y su madre llegó  a ser agricultor,a lidiar con ganado, aprendió a familiarizarse, cuidar y querer a los animales. Ahora a los 78 años de edad se dedica al mantenimiento de solares y limpieza de jardines en la ciudad. Se acostumbró tanto a lidiar con la vacada que ahora con arrugas como surcos, todavía con nostalgia  se acuerda de “Monedita”  como si aquella vaca lo hubiese parido… “Una vaca fue mi mamá”, asevera con mucho orgullo Josè Carrillo o simplemente "Chico", como le conocemos.



Oscar Carrasquel. La Villa de San Luís, 2018


Foto de José Carrillo en su bicicleta fue tomada por O C.. La foto del niño tomando leche de la ubre es deinternet, https://steemitimages.com/0x0/https://steemitimages.com/DQmafyEwaNgbKYQ7vjp6eRMddKNYHzaZdvSBYe4RMM38Uzm/image.png




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