Casunga frente a "La Parada". foto álbum Ramón A. Corniel
Por Oscar Carrasquel
Villa de Cura,
Estado Aragua
Casunga/mi viejo y dulce amigo
como las uvas del tiempo.
Yo tengo la leve impresión
que no del todo se ha marchado,
Yo tengo la leve impresión
que no del todo se ha marchado,
tu humilde ranchito
apostado frente al Paredón.
Algo queda de aquella casita,
de planchones en el techo/
de horconadura de chaparro
de tablones por los costados.
Allí estaba en este cruce
lo que desde lejos parecía,
los restos de una pulpería
de escaso inventario
"La Parada"/ así se llamaba/
situada en este fragante sendero
donde a diario
los arreos de asnos sesteaban.
El lugar era refresquería
de renombre/
se podía chuchear sobre el mostrador
y tomar espumosas bien frías
Tenía en el fondo
un espejo mayor,
y otro de tamaño menor,
para que uno con otro
sirvieran de retrovisor,
y no perder de vista
a cualquier que te llamara
desde el mostrador.
A la vista del visitante
un tabique empapelado,
con recortes de periódicos/
de hechos simbólicos
que por la vida de La Villa
han pasado.
Y una empalizada de alambre
con su acequia de agua tierna
cubriendo todo el rededor
donde llegaban las paraulatas
a picar semillas de cundeamor.
No faltaba como cosa vital
el clásico avisito/
con una mansa ovejita
"Así te pones para pedirme fiado"
y la figura de un fiero león
para complementar la expresión
"Y así cuando te cobro"
En sus dominios un perrito
con cara de gruñón/
durmiendo la siesta/
estirando su cuerpecito
bajo un árbol de mamón.
Y la cancha de bolas criollas
apostado frente al Paredón.
Algo queda de aquella casita,
de planchones en el techo/
de horconadura de chaparro
de tablones por los costados.
Allí estaba en este cruce
lo que desde lejos parecía,
los restos de una pulpería
de escaso inventario
"La Parada"/ así se llamaba/
situada en este fragante sendero
donde a diario
los arreos de asnos sesteaban.
El lugar era refresquería
de renombre/
se podía chuchear sobre el mostrador
y tomar espumosas bien frías
Tenía en el fondo
un espejo mayor,
y otro de tamaño menor,
para que uno con otro
sirvieran de retrovisor,
y no perder de vista
a cualquier que te llamara
desde el mostrador.
A la vista del visitante
un tabique empapelado,
con recortes de periódicos/
de hechos simbólicos
que por la vida de La Villa
han pasado.
Y una empalizada de alambre
con su acequia de agua tierna
cubriendo todo el rededor
donde llegaban las paraulatas
a picar semillas de cundeamor.
No faltaba como cosa vital
el clásico avisito/
con una mansa ovejita
"Así te pones para pedirme fiado"
y la figura de un fiero león
para complementar la expresión
"Y así cuando te cobro"
En sus dominios un perrito
con cara de gruñón/
durmiendo la siesta/
estirando su cuerpecito
bajo un árbol de mamón.
Y la cancha de bolas criollas
bajo la fronda de un samán
cercada de troncos de palmas
sobre llantas de camión
Desde la altivez de un techo
abren las ondas sonoras
de un gran altoparlante
donde dejas salir tu voz
como relincho de potrón.
Otra cosa de gran atracción/
es la vista fascinante
desde aquel corralón/
de los cerros El Vigía y Platillón.
No me causa sollozo
la suerte de tu pobre casita/
pues te fue suplantada
por una moderna de arcilla
Una sola "agua"
es lo que va quedando
de este chozón de planchas y tablones/
atravesado en esta encrucijada
De lo que allí quedó
Y tu sonoro cuatrico,
cercada de troncos de palmas
sobre llantas de camión
Desde la altivez de un techo
abren las ondas sonoras
de un gran altoparlante
donde dejas salir tu voz
como relincho de potrón.
Otra cosa de gran atracción/
es la vista fascinante
desde aquel corralón/
de los cerros El Vigía y Platillón.
No me causa sollozo
la suerte de tu pobre casita/
pues te fue suplantada
por una moderna de arcilla
Una sola "agua"
es lo que va quedando
de este chozón de planchas y tablones/
atravesado en esta encrucijada
De lo que allí quedó
se eternizan/
tres de tus más caros anhelos:
la hamaca, el catre
y el retrato de tu mamá.
Y sobre un armario
los pergaminos ganados/
y venciendo tu soledad
Dos retratos de santos en un altar
tres de tus más caros anhelos:
la hamaca, el catre
y el retrato de tu mamá.
Y sobre un armario
los pergaminos ganados/
y venciendo tu soledad
Dos retratos de santos en un altar
Y tu sonoro cuatrico,
y tus instrumentos de parrandero
descansando en un rincón,
son otros de los elementos
que alegran tu corazón.
Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis, 2020
descansando en un rincón,
son otros de los elementos
que alegran tu corazón.
Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis, 2020
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