DON RAMON ANTONIO RODRIGYEZ OPERADOR Y MAESTRO TELEGRAFISTA
Don Ramón Antonio Rodríguez. Foto álbum familiar
Z
Por Oscar Carrasquel
Por ahí a mitad del siglo xx, desde cuando yo contaba 14 años, conocí a este apasionado ciudadano que dedicó casi toda a la profesión de telegrafista. Creo que la mayoría de nuestros coterráneos no tiene conocimiento de la vida de don Ramón Antonio Rodrìguez. La última vez, corriendo los años de la década del 50 lo veíamos transitar solitario por las calles de La Villa con su rostro tostado por los años, ya jubilado, vuelto un anciano. .
Fue un villacurano aposentado en muchos pueblos de Venezuela y uno de los personajes hacedores de la historia de la telegrafía en nuestro país. Una profesión digna de mucha utilidad para la humanidad entera, pues era el único medio de comunicación a distancia, tanto en tiempos de paz como de guerra. Don Ramón amaba su trabajo, paso un poco más de 30 años ininterrumpidos dedicado a esa labor..
Había nacido Ramón Antonio Rodríguez en Villa de Cura hacia la última década del siglo XIX, hijo natural del Coronel Manuel Antonio Reyes, en la señora María de Jesùs Rodríguez, de oficios hogareños.
Su largo periplo como telegrafista lo comienza en la ciudad de La Victoria, fue su primer maestro, el jefe de la citada oficina de Telégrafos el telegrafista de confianza del general J.V. Gómez Josè Nicolàs Quinto. Luego pasó nombrado por ell jefe de Circuito de Telecomunicaciones a la población de El Sombrero en el Estado Guàrico, De ahí fue trasladado para Barbacoas. En 1924 enviado para la población de Guardatinajas; circunscripción de San Juan de Payara, estado Apure.
Su última estación de trabajo, según me cuenta su hija Elba Rodriguez, fue en el hato La Rubiera, en ese tiempo el latifundio mas famoso propiedad del general J V Gòmez con el cual el mandatario mantenía comunicación desde Maracay. Fue recomendado para este cargo de delicada de extrema confianza por don Renato Gutiérrez, director de la Oficina de Telecomunicaciones de Venezuela en Caracas. En 1926 comenzó a trabajar en el telégrafo de La Rubiera, allí dura hasta que muere el General Gòmez en 1935, cuando entrega la oficina a su sucesor, ya habla superado el tiempo útil de servicio. Después de jubilado regresó a radicarse en Villa de Cura..
Ramón Antonio Rodríguez contrajo nupcias con la guariqueña Carmen Emilia Torrealba Anderson, nativa de El Sombrero, estado Guárico. Su prole no fue numerosa, nacieron una hembra y un varòn, Elba de Jesús Rodríguez Torrealba que nació en la bucólica población de Barbacoas, estado Aragua en 1923. Reside en la actualidad en una casa de airoso patio y amplios corredores al final de la calle Carabaño Sur de Villa de Cura, madre de la conocida educadora Milagro de Jesùs Rodrìguez, de dilatada carrera en Villa de Cura. El otro hijo de, de nombre Virgilio Ramòn Rodriguez Torrealba, nació en 1924 en la población de Guardatinajas. Muy joven se fue a la capital de la República, se graduó de abogado en la UCV, ejerció la profesión en la capital en donde había fijado residencia, muriò en Caracas.. Don Ramón Rodriguez le inculcó a sus hijos la religión católica, orgulloso de entregarles su legado..
En 1939 fallece su esposa Carmen Emilia Torrealba de Rodriguez en la poblaciòn de San Juan de Payara, estado Apure; no solo lloro la ausencia de su esposa, sino que sufrió posteriormente los surcos que dejó en su vida la desaparición de su compañera de vida.
Como es de recordar doña Elba de Jesús Rodríguez, su hija, fue trabajadora muchos años de la oficina de Correos de Villa de Cura, del que eran sus patronos el barinès don Salustiano Yusti Prieto y doña Berta de Yusti,.y posteriormente trabajó en la oficina comercial de una empresa distribuidora de gas "Villa Gas", en la avenida Bolívar.. Doña Elba ya cuenta con 96 años años de edad, está fuerte todavía y le acompaña ahora su hija Milagro, en medio de su soledad y tristeza, ya no le quedan lagrimas que verter..
Don Ramòn Rodríguez fue un hombre alto, flaco, desgarbado, disparatado al andar; podía uno reconocerle desde lejos, ya que le gustaba vestir todo tiempo en flux de casimir y corbata unicolor, usaba fino sombrero marca "Panizza". En la ancianidad lo vìmos con sus divagaciones caminando por las aceras con el "Tica.. Tica.. Tica .. Rián" que salia de lo más profundo de su alma. Pasaba siempre frente a la casa de mi madre en la calle Dr Urdaneta en los días que venìa de visitar la casa de Don Dionisio Infante y su esposa Carlina. Se conocía a leguas cuando pasaba porque se escuchaba brotar de sus labios el repicar de aquella combinación de señales "Tica Tica Tica Rián". Mi mamá decía: "Es don Ramón el telegrafista"
Fue un villacurano aposentado en muchos pueblos de Venezuela y uno de los personajes hacedores de la historia de la telegrafía en nuestro país. Una profesión digna de mucha utilidad para la humanidad entera, pues era el único medio de comunicación a distancia, tanto en tiempos de paz como de guerra. Don Ramón amaba su trabajo, paso un poco más de 30 años ininterrumpidos dedicado a esa labor..
Había nacido Ramón Antonio Rodríguez en Villa de Cura hacia la última década del siglo XIX, hijo natural del Coronel Manuel Antonio Reyes, en la señora María de Jesùs Rodríguez, de oficios hogareños.
Su largo periplo como telegrafista lo comienza en la ciudad de La Victoria, fue su primer maestro, el jefe de la citada oficina de Telégrafos el telegrafista de confianza del general J.V. Gómez Josè Nicolàs Quinto. Luego pasó nombrado por ell jefe de Circuito de Telecomunicaciones a la población de El Sombrero en el Estado Guàrico, De ahí fue trasladado para Barbacoas. En 1924 enviado para la población de Guardatinajas; circunscripción de San Juan de Payara, estado Apure.
Su última estación de trabajo, según me cuenta su hija Elba Rodriguez, fue en el hato La Rubiera, en ese tiempo el latifundio mas famoso propiedad del general J V Gòmez con el cual el mandatario mantenía comunicación desde Maracay. Fue recomendado para este cargo de delicada de extrema confianza por don Renato Gutiérrez, director de la Oficina de Telecomunicaciones de Venezuela en Caracas. En 1926 comenzó a trabajar en el telégrafo de La Rubiera, allí dura hasta que muere el General Gòmez en 1935, cuando entrega la oficina a su sucesor, ya habla superado el tiempo útil de servicio. Después de jubilado regresó a radicarse en Villa de Cura..
Ramón Antonio Rodríguez contrajo nupcias con la guariqueña Carmen Emilia Torrealba Anderson, nativa de El Sombrero, estado Guárico. Su prole no fue numerosa, nacieron una hembra y un varòn, Elba de Jesús Rodríguez Torrealba que nació en la bucólica población de Barbacoas, estado Aragua en 1923. Reside en la actualidad en una casa de airoso patio y amplios corredores al final de la calle Carabaño Sur de Villa de Cura, madre de la conocida educadora Milagro de Jesùs Rodrìguez, de dilatada carrera en Villa de Cura. El otro hijo de, de nombre Virgilio Ramòn Rodriguez Torrealba, nació en 1924 en la población de Guardatinajas. Muy joven se fue a la capital de la República, se graduó de abogado en la UCV, ejerció la profesión en la capital en donde había fijado residencia, muriò en Caracas.. Don Ramón Rodriguez le inculcó a sus hijos la religión católica, orgulloso de entregarles su legado..
En 1939 fallece su esposa Carmen Emilia Torrealba de Rodriguez en la poblaciòn de San Juan de Payara, estado Apure; no solo lloro la ausencia de su esposa, sino que sufrió posteriormente los surcos que dejó en su vida la desaparición de su compañera de vida.
Como es de recordar doña Elba de Jesús Rodríguez, su hija, fue trabajadora muchos años de la oficina de Correos de Villa de Cura, del que eran sus patronos el barinès don Salustiano Yusti Prieto y doña Berta de Yusti,.y posteriormente trabajó en la oficina comercial de una empresa distribuidora de gas "Villa Gas", en la avenida Bolívar.. Doña Elba ya cuenta con 96 años años de edad, está fuerte todavía y le acompaña ahora su hija Milagro, en medio de su soledad y tristeza, ya no le quedan lagrimas que verter..
Don Ramòn Rodríguez fue un hombre alto, flaco, desgarbado, disparatado al andar; podía uno reconocerle desde lejos, ya que le gustaba vestir todo tiempo en flux de casimir y corbata unicolor, usaba fino sombrero marca "Panizza". En la ancianidad lo vìmos con sus divagaciones caminando por las aceras con el "Tica.. Tica.. Tica .. Rián" que salia de lo más profundo de su alma. Pasaba siempre frente a la casa de mi madre en la calle Dr Urdaneta en los días que venìa de visitar la casa de Don Dionisio Infante y su esposa Carlina. Se conocía a leguas cuando pasaba porque se escuchaba brotar de sus labios el repicar de aquella combinación de señales "Tica Tica Tica Rián". Mi mamá decía: "Es don Ramón el telegrafista"
Don Ramón en verdad fue un hombre humilde, de mucha cultura, dejó un ejemplo a los demás de constancia y disciplina, se cansó de recorrer países y conocer ciudades a través de comunicaciones de larga distancia, estudió mapas de todos las geografías con sus montañas y mares. Ademas, fue maestro de generaciones por su rol importante en la formación de otros telegrafistas en Venezuela. Como es por todos sabido, en 1985 con la implantación de las nuevas tecnologías se produce el final de la era de la telegrafía en Venezuela. El Día del Telegrafusta se celebraba el 24 de mayo. Por ser el primer día que Samuel Morse transmitió el primer mensaje telegráfico al mundo,
Don Ramón fue un telegrafista a tiempo completo paso un poco más de tres décadas al servicio del Telégrafo Federal designado por el Ejecutivo Nacional, con una extraordinaria hoja de servicio al frente de aquel dispositivo inventado por el sabio Samuel Morse, oyendo todo el santo día el repicar de sus claves. Queda clarísimo entonces que, de tanto utilizar ese dispositivo de comunicación fue que le quedaron grabados para el resto de su vida esos sonidos en su memoria, Ya de edad mayor y retirado los repetía sin cesar por donde quiera que se desplazaba.
Una vez jubilado de su empleo y a pesar de hacerse un hombre de pasos lerdos y deterioro físico, continuamos los villacuranos sintiendo su incesante caminar. Yo recuerdo de mi lejana juventud cuando oía de cerca en su ronca voz el predicar de aquellas imborrables voces :"Tica...Tica.. Tica.. Rián..Tica..Tica..Tica..Rián,", como buscando que hacer, mientras el telegrafista se alejaba tranquilamente.
Pasaron los años y don Ramòn Rodríguez, una mañana andando por una de las calles casi sordo sufrió un ataque cerebro vascular, fue auxiliado por unos transeúntes que lo llevaron con premura al viejo hospital doctor Rangel, pero su recuperación no fue posible, fallece en 1967 a los 78 años de edad, fueron sepultados sus restos en el cementerio de la calle Comercio.
Ha sido muy grato y provechoso hablar con doña Elba Rodriguez, quien a pesar de su edad goza una lucidez sorprendente. Estuvo presente en la entrevista la amiga de la familia profesora Milagro Almenar de Pérez, quien esa mañana estaba de visita conversando con doña Elba, corría el año 2019.
Doña Elba finalmente nos dice que su padre recibiò un botòn de oro, condecoraciones y diplomas por sus largos y extraordinarios años de servicios a la comunicación en Venezuela, se le dio un merecido homenaje póstumo de parte de sus compañeros de la "Sociedad Mutuo Auxilio del Telegrafista de Venezuela". En sus exequias vino una importante delegación de esa noble institución desde Caracas a rendirle tributo. La Sociedad se hizo cargo de todos los gastos por servios funerarios.
Por mucho que batallemos no podemos evitar el avance del tiempo, hasta el final marcó una época atado a su profesión de telegrafista. Vivió el resto de su vida bajo la copa de los samanes que sacude la brisa. Merece que sigamos recordando su obra. Que en paz descanse su alma.
Pasaron los años y don Ramòn Rodríguez, una mañana andando por una de las calles casi sordo sufrió un ataque cerebro vascular, fue auxiliado por unos transeúntes que lo llevaron con premura al viejo hospital doctor Rangel, pero su recuperación no fue posible, fallece en 1967 a los 78 años de edad, fueron sepultados sus restos en el cementerio de la calle Comercio.
Ha sido muy grato y provechoso hablar con doña Elba Rodriguez, quien a pesar de su edad goza una lucidez sorprendente. Estuvo presente en la entrevista la amiga de la familia profesora Milagro Almenar de Pérez, quien esa mañana estaba de visita conversando con doña Elba, corría el año 2019.
Doña Elba finalmente nos dice que su padre recibiò un botòn de oro, condecoraciones y diplomas por sus largos y extraordinarios años de servicios a la comunicación en Venezuela, se le dio un merecido homenaje póstumo de parte de sus compañeros de la "Sociedad Mutuo Auxilio del Telegrafista de Venezuela". En sus exequias vino una importante delegación de esa noble institución desde Caracas a rendirle tributo. La Sociedad se hizo cargo de todos los gastos por servios funerarios.
Por mucho que batallemos no podemos evitar el avance del tiempo, hasta el final marcó una época atado a su profesión de telegrafista. Vivió el resto de su vida bajo la copa de los samanes que sacude la brisa. Merece que sigamos recordando su obra. Que en paz descanse su alma.
Oscar Carrasquel. .La Villa de San Luìs, Tricentenaria
Montaje de imagenes Ramón Alfredo Corniel
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