miércoles, 22 de junio de 2016

EL DÍA DE SANTA CECILIA EN LA VIDA MUSICAL VILLACURANA EN LA DÉCADA DEL 50.




EL DIA DE SABTA CECILIA EN LA VIDA MUSICAL VILLACURANA EN LA DECADA DE LOS AÑOS 50


Por Oscar Carrasquel



  
   “En 1886 la población DE San Luis de Cura, gracias a las actividades del Doctor Jaime Bosch, tenía un movimiento musical bastante apreciable”.  José Antonio Calcaño.
                                                                                                                               

La  cita del maestro Calcaño es solo una pista para el tema que pretendemos desentrañar hoy cuando la Iglesia católica conmemora la festividad en honor a Santa Cecilia, la patrona de los músicos , lo cual nos obliga a  señalar que en Villa de Cura contamos con buenas orquestas, en este sentido la historia reúne muchos músicos, compositores, directores de orquesta, y cantantes en diferentes épocas. Es como un ver un viejo retrato. En este trabajo solo nos vamos a referir a la vida musical del terruño a partir de los años 50.

La música emerge en esta tierra villacurana como nacen las quebradas y  sus montañas. Muchos músicos  de aquella época pasada son nativos de la ciudad; otros se encariñaron y se quedaron adheridos para siempre en esta tierra, entre ellos aparecen las sólidas figuras del maestro Víctor Ángel Hernández que era natural de Cagua,  el profesor Germán Cordero Padrón que llegó a la Villa siendo un muchacho  desde San Francisco de Cara. Ambos  finalizaron siendo músicos, maestros y directores de orquestas. A este solar llegaron un día, se enamoraron, se casaron y formaron familia. Les nacieron hijos que llevan apellidos de familias villacuranas. Los hijos varones del profesor Cordero Padrón, la mayoría son hoy en día prestigiosos músicos de orquestas.

Conocimos de otros que  llegaron de visita, eran como la brisa y  la lluvia, venían y se iban, pero siempre se encontraban activos en este ámbito villacurano. Y es que La Villa fue otrora un pueblo muy hospitalario para la gente de afuera. Debió ser porque los visitantes se asomaban por cualquier rendija y veían sus calles y plazas llena de princesas, de caras y ojos muy bonitos. Quien tenga duda puede preguntarle al profesor Raúl Aular Flores.

La música estuvo además estrechamente ligada con el cine y el teatro. En el cine El Corralón se presentaron muchas revistas teatrales especiales, sainete, danzas. Los instrumentos usados eran generalmente guitarra, cuatro, violín y piano. El cine El Corralón siempre mantuvo al lado de la pantalla grande, un anticuado piano marca Excélsior para estos espectáculos,  que todavía sobrevive guarnecido en el Museo de Tradición  Inocencio Utrera de la Ciudad. 

BUSTAMANTE Y SUS MUCHACHOS

A esta peña musical  en Villa de Cura pertenecieron: Jesús “chucho” Bustamante, trompetista y Humberto Bustamante, trombonista, a quien se les une  Manuel Eduviges Estrada, saxofonista; y otros músicos que  crearon un grupito, sin la formalidad de pentagramas, ni altoparlantes. El conjunto  tocaba música cañonera, fue una atracción animando paseos musicales, retretas, procesiones de imágenes sagradas y  tardes de toros coleados. Por años recorrieron acompañado las festividades patronales  de   ciudades y pueblos, Villa de Cura, Parapara, Ortíz,  Barbacoas, El Sombrero, San José de Tiznados y San Francisco de Tiznados.  En su periplo  fueron a dar hasta Camaguàn y  a  La Unión, una tierra caliente de los llanos de Barinas que pega con Camaguán y San Fernando de Apure.

Daba gusto oír quebrantar el silencio de las calles en fiestas patronales, en un recorrido musical madrugador acompañados de cohetes cruzando la ciudad, y animando las tribunas en un juego de béisbol en el campo de La Aduana, al compás del ritmo festivo de “La Perica”, "La Mucura" “Compadre Pancho” y “Camilo se está Muriendo”, y en los toros coleados interpretando los pasodobles “Rubito”, "Besos y Cerezas" y "Claveles de Galiban". Y una diversidad de composiciones populares que cabían completos en la memoria de sus integrantes.

De esta misma camada proviene el músico José Del Valle Bustamante, que en toda su carrera formó parte como trompetista de la orquesta caraqueña “Luis Alfonzo Larraín”, de grato recuerdo en los años 50.

Estaba lejos la creación de los Niños Cantores de Villa de Cura  y no se había producido la llegada de  la figura bondadosa y pedagógica del padre Salvador Rodrigo, como tampoco la fundación de la  escuela de música “Ángel Briceño”, forjadora de generaciones de músicos.  La juventud valiente  de estos días se entrega la mayoría al estudio, a ser músico de la mano de  buenos maestros.

LOS BRICEÑO

La familia  Briceño todos nacidos en Villa de Cura la gran mayoría fueron músicos o descendientes de músicos famosos. Amador Briceño, Manuel Briceño, Ruperto Briceño y Ángel Briceño. Otilia Martìnez Briceño, nieta de este ultimo, fue compositora, violinista de concierto, profesora en la Escuela Superior de Música e integrante de la Orquesta Filarmònica del Estado Aragua.  Don Ángel Briceño fue el más importante y distinguido músico y compositor que tuvimos los villacuranos. Fue la  primera flauta  de la Orquesta Sinfónica de Venezuela en los años 60, se había unido antes, en los años cuarenta, como arreglista, clarinetista y saxofonista  de las orquestas  Billos Caracas Boys y Luis Alfonzo Larraín.  Era nativo  de este municipio, quizá de la parroquia Las Mercedes, de allí de ese suelo eran oriundos desde el primero  hasta el último de los Briceño. De La Villa jamás se separó aunque después hizo su asiento familiar en San Sebastián de los Reyes. Casi siempre  cuando venía de Caracas de paso  se paraba en su pueblo; fue  asiduo visitante de la casa de Don Leandro Nieves, donde se hospedaba, con quien lo unía una gran amistad y siempre compartieron juntos. El maestro Ángel Briceño fue muy amigo también de don Felipe Aular Bolívar, quien siempre le acompañó serenatas de media noche con el cuatro quien lo ejecutaba casi a la perfección..

“Fue emocionante que el maestro Ángel Briceño nos interpretara en el piano en su casa en San Sebastián, al poeta Miguel Ramón Utrera, José Girlando y a mí, su joropo "Adiós”. La revelación de la atribuyo al  profesor e historiador don Oldman Botello, en la una ocasión que abordamos el tema.

LOS IBARRA

Villa de Cura es un valle pequeño, tan pequeño que apenas cabe en un estrecho territorio entre colinas. Así es amigos, éramos antes un pueblo pequeño pero muy distinto al de hoy. Hace más de siete décadas atrás,   surgió entre la alegría y la brisa aragüeña una dinastía musical que comienza con Carlos María Ibarra, trompetista y compositor villacurano, formó parte hasta su retiro de la Banda Marcial de Caracas, fue subdirector de esta banda en la época  que la dirigió el compositor y director musical,  también nacido en Villa de Cura, Carlos Bonet (1892-1983). Bonet fue un fecundo compositor, creador de marchas y música folclórica instrumental para orquestas, con ritmo de joropo, vals y merengue, siendo “Quitapesares”  la más  emblemática de todas. Igualmente compuso las marchas que identifican a las estaciones Radio Caracas Radio y Radio Caracas TV, como se sabe, hace poco sacadas del aire e invalidada su concesión.

Le sigue  su hermano Cirilo Ibarra, músico popular y parrandero, experto tocando el cuatro tradicional y las maracas, últimamente vivió una vida bohemia. Era una fija junto con José Alejandro Martínez y su sinfonía, acompañando el tradicional velorio de la Cruz de Mayo en la casa de habitación de doña Alejandra Castillo, en la antigua calle Guárico de Villa de Cura. Cirilo Ibarra este dúo dedicó muchos años de su vida a acompañar musicalmente el tradicional baile de La Burriquita en el barrio La Represa.

La tercera figura de esta dinastía fue el arpista Víctor Ibarra, maestro y artista  del joropo aragüeño,  el cual se tocaba   y bailaba con mucho furor en los años 50, sobre todo en el centro y la periferia de Villa de Cura; en tiempos modernos el joropo netamente de Aragua  opta en el folclore nacional la denominación de “Joropo  Central”. Arpistas de su misma talla y generación son también Saturno Linero, Fulgencio Aquino, Alfredo Victorio Sánchez y Salvador Rodríguez, entre muchos más. 

LOS VILLASANA DONAIRE

Fueron músicos de ancestral dedicación entre ellos el maestro  Héctor José Villasana Donaire, intérprete del órgano y el piano, solista, concertista, sus composiciones son abundantes de valses y demás aires musicales venezolanos. La última vez que lo vi tocar  fue en "La Pianola", un auditorio muy selecto allá en la ciudad de Araure, estado Portuguesa. Su hermano Jesùs Marìa "Chucho" Villasana Donaire se dedicó también a la ejecución del piano, (se sabe que su hijo Jesùs Antonio Villasana Coelles cultiva también la música). En época más remota el padre de Hèctor y "Chucho" fue comerciante de ganado en el llano pero ejecutaba muy bien la bandola, mandolina y la guitarra.   

LA FAMILIA CALVO

Rosa Emilia Calvo,  con una dulzura y docilidad interpretando el piano; el maestro Miguel Calvo, prodigo tocando el piano. Aly Hernández Calvo (hijo de Rosa Emilia), activo en la ejecución de la guitarra eléctrica, el cuatro y la guitarra española, aprendido de tradiciones familiares y estudios.

FAMILIA NIEVES AZUAJE

Esteban Nieves, el padre de familia, descolló como músico y compositor; surgieron sus hijos Lerman Nieves Azuaje,  contrabajista, bandolinista y pianista y Sergio Nieves Azuaje, saxofonista. Concertistas y creadores de agrupaciones orquestales en su lar nativo y en Europa.

LOS PARRA DÍAZ

Esta dinastía de músicos vllacuranos comienza con don Ramón Parra, cuatrista y compositor de aires venezolanos la mayoría dedicados a Villa de Cura, le siguen como continuadores de su obra: Ramón Parra Díaz , Carlos Parra Díaz, Victor Parra Díaz, Anibal Lara Parra, el poeta y guitarrista Victor Parra Rivero.

LA CIUDAD Y SUS MÚSICOS

Es brillante y extensa la lista de músicos  en Villa de Cura de aquellos años cincuenta   de los cuales voy a mencionar algunos, otros me perdonan que seguramente escapan a la memoria:

La lista la encabeza el villacurano Frank Hernàndez Valarino, el popular "Pavo Frank", uno de los músicos más emblemáticos, su desempeño fue como baterista de la orquesta capitalina Aldemaro Romero, lo fue también de la orquesta puertorriqueña de Tito Fuentes; Emilio Guevara, de manos maestras para el piano; Enrique Frezza, organista, acompañante del coro parroquial en la Eucaristìa; Alberto Esàa, bombardino;  Pedro Tomàs Machado, baterista, Miguel Inojosa, saxofonista y músico militar; Agustín Muñoz, trompetista; Manuel Luna, bajista; Josè Torrealba, trompetista, Pedro Flores, clarinete;  Rafael Betancourt, tocaba saxofón y clarinete; Germán Cordero Padrón, trompeta y flauta transversal; Víctor Ángel Hernández, violín y director de orquesta; Aniceto Bolívar saxofón, Eladio Lovera, clarinete, José Linero, trompetista; Raúl Agraz Blanco, trompetista; Rafael Garaicochea, saxofonista; Pedro Blanco, trombón; Rogelio Colmenares, percusionista; José Velásquez, maestro del bajo; Pedro Raffezca, bombardino; Oscar Hernández, a quien llamaban el rey del “Tres”; el ítalo-venezolano Giovanni Anunziato, que  hacía llorar el  bandoneón; Francisco  “Pancho” Puerta, natural de Cagua, saxofonista y director de la orquesta “Sensación”;  Geràmel Meléndez, percusionista de la orquesta caraqueña  "Pedro Josè Belisario"; un hijo de Italia, Dominico Napolitano “Pepino”, clarinete; José Torrealba, saxofón; Rafael Almeida “Petit”, intérprete del Bajo, timbales y tumbadora; Carlos Rafael Torres Velásquez, (1905-2001), fue un viejo sabio ejecutante del Banyo, lo aprendió a tocar sin maestro,  utilizando un plectro, los ingleses  llaman a este instrumento Banjo, Torres era oriundo de Santa Cruz de Aragua, radicado en La Villa, fue padre del conocido Pediatra doctor Carlos Torres Quintana. 

Le sigue Pedro Ramírez Peña, saxofonista de la Banda de Concierto “Nicolás Leal” de San Juan de los Morros, dirigida por el profesor Germán Cordero Padrón, quien   igualmente dirigió hasta su jubilación  la Banda Marcial del estado Guárico. A muchos de ellos tuve el honor de conocer y en ese avance quedaron los roces de la amistad. Pocos viven. La mayoría emprendieron el viaje a la infinitud, pero continúan engarzados en el recuerdo.

Tanto la orquesta Siboney y la orquesta Sensación, como la Banda  Municipal "Juan Landaeta" acostumbraban reforzarse con músicos circunvecinos, claro que después se agrupaba un reducido grupo de músicos y aplicaban  lo que  algunos llaman “matar tigritos”,llegaban a los reductos de La Alameda unos cinco músicos.

La popular orquesta “Siboney”, animadora de bailes de gala, retretas y festejos populares,   en una segunda etapa, tenía como  cantante al conocido Armando Corniel, nativo y residente de la parroquia Las Mercedes, jamás olvidaré a este cantante de pasodobles, boleros y guarachas.

Fueron cantantes de la orquesta  "Siboney" en su primera ediciòn: Leo Rodríguez y  Teobaldo Parra Coronado, nacidos de Villa de Cura. El sancasimereño Simòn Dìaz, primero fue acomodador y atrilero y despuès bolerista. Fueron memorables los bailes que tocaron en el escenario del Club Social de la calle Miranda de Villa de Cura, en el Club Los Cocos y el hotel Termal en San Juan de los Morros.
  
En los años 50 fue muy  afamada en Villa de Cura la banda municipal "Juan Landaeta", fundada y conducida por el maestro Víctor Ángel Hernández que amenizaba de manera instrumental las misas en la Iglesia y también las recordadas retretas vespertinas en la plaza Miranda, dos días a la semana, bajo los auspicios del Concejo Municipal zamorano.  Algunos músicos alternaban en las dos agrupaciones.

Y cómo olvidar esa gama de músicos de guitarra y requinto, serenateros,  de aquella época en Villa de Cura . Raimond Pèrez, José Linero, Virgilio Linero, Andrés Delgado, Gustavo Niazoa, Dámaso Toledo, Julio Martínez,  Jesús Revilla y Evelio Román. Hay muchos más. Lo importante no es mencionarlos a todos sino de hacer una enumeración de su papel en el campo de la cultura musical de Villa de Cura.

Nunca olvidamos que a  la altura de la edad moza disfrutamos la grata costumbre de reunirnos en las avenidas de la plaza Miranda con olor a cedro, para admirar en las noches el paseo de las muchachas . Las jóvenes venían a disfrutar de las retretas, y otros días de la música grabada que salía de  unos parlantes colocados en los árboles de la plaza;  las parejas de novios daban varias vueltas a la redonda de la plaza antes de concretar su entrada al cine Ayacucho o al cine El Corralòn.



Esto es solo una parte de la historia musical de  Villa de Cura, de mitad del siglo XX, nadie puede creer que es  todo lo que hubo. A todos los mencionados y los que restaron por mencionar nuestro reconocimiento y eterno recuerdo. Han pasado muchos años, falta mucho por escribirse sobre la expresión  musical de las modernas agrupaciones que deben ser estudiadas y escritas.

Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis, 22 noviembre de 2016 Día del Músico.
                 



1 comentario:

  1. Gracias Don Oscar Carrasquel, por este viaje de su pintura de los paisajes musicales de esta Villa tan amada.Con el corazón regocijado por ta hermoso escrito que nos lleva a evocar recuerdos gratos de un pasado generacional de músicos geniales. Gracias POETA de mi pueblo,Dios le continúe bendiciendo siempre!

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