miércoles, 15 de marzo de 2017

ES JUSTO RECORDAR A DON FELIPE AULAR. MAESTRO DE CASAS Y ESCULTOR


Don Felipe Aular Bolivar foto copiada de Expresión, propiedad de Editorial Miranda


Por Oscar Carrasquel


Vale  recordar que en las décadas del 40 y 50 del pasado siglo xx, decir: Ingeniero, Arquitecto, dibujante de planos, Topografía y Constructor, era exactamente lo mismo que decir Maestro de Obra o Maestro de Casas, era referirse a un aquilatado conjunto de hombres que se encargaban con profesionalidad a dirigir albañiles, carpinteros, cabilleros, ayudantes y  trabajadores rasos, para construir una vivienda de bloques y armadura de concreto; aquellas viviendas nuevas que comenzaron a sustituir las estrechas rancherías de paredes embarradas, de techos de caña amarga y  palmeras, con paredes coloreadas de cal y almagre, en aquella Villa de Cura lejana y semirural de tiempos remotos.
 
No solo  se dedica  un Maestro de Obra en dirigir la edificación de una casa, sino que se entregaba a replantear el terreno, leía planos, sabía carpintería,  plomaría, electricidad empotrada,  y por supuesto era el responsable directo de las obra. Estaba de moda en esos años 50, que un trabajador raso podía hacer mercado y sacar a pasear  la familia  con un salario de ocho bolívares diarios. La vida entonces no era tan compleja, hay que recordar  que un jornalero  trabajaba siempre satisfecho. Con el estomago lleno aunque fuera con una arepa rellena de caraotas y queso.  En Navidad y Año Nuevo no le faltaba una olla hirviendo llena de hallacas. Don Felipe le pagaba un poquito más a sus trabajadores.

Ellos fueron además fabricantes de torrenteras, cunetas, alcantarillados y aceras de cemento. Cabe mencionar en primer lugar a don Felipe Aular Bolívar, también a los Maestros Juan Vicente Michelena, Carlos López y José Morales, los viales llegaron a ser jefes de cuadrillas del Concejo Municipal del entonces Distrito Zamora. También es digno de aludir a Mister Macklin, un hombre que sigue hablando con frases cortas en inglés, constructor de obras hídricas para el abastecimiento de agua potable  ciudades y caseríos, además  de canales de riego en zonas agrícolas.

Como "toda historia es historia" vengo en primer término a evocar  por medio de la crónica de ese pasado  villacurano a un humilde y laborioso artesano, muy activo, franco en la amistad, de diversidad cultural, que se llamó don Felipe Aular Bolívar. El Maestro quiso mucho a la Villa de San Luis su pueblo natal.

"Maestro Aular", así era como simple y cariñosamente se le nombraba a este hombre trabajador sin tregua, cargado de sueños y esperanzas. Su patria chica y su recinto de siempre, el asiento con su familia fue la quinta que sus propias manos edificaron, situada frente a la Plazoleta Ayacucho,  a pocos pasos de “Puente de Hierro”, salida hacia la carretera nacional. .
Don Felipe Aular era casado con doña Anita Flores de Aular, de cuya unión nacieron: Ana Belén Aular de Salas, Secretaria Ejecutiva y poeta, fueron muchos los detalles que le dedicó a su padre; Felipe Ubaldo Aular Flores, Contador Publico, se desempeñó como Gerente Bancario; Tomàs Emilio Aular Flores, Histotecnòlogo; Raùl Aular Flores, Profesor de Biología, . Casi adolescente fue bombardero de los aviones B-25 Mitchell de nuestra siempre recordada FAV, pero sirvió a la aviación en tiempos de paz; Ana Mercedes Aular de Rodrìguez, profesora, fue directora de la UEE Leopoldo Tosta; y Emiliano Aular Flores, Perito Agropecuario.
  
Respetuoso, serio, sereno, taciturno,  esa forma natural que lo hacia brillar,   nada impaciente; fueron estas las facetas que adornaron siempre  la vida del Maestro Aular. No una, sino muchas veces lo vimos cuando se echaba a rodar ´pueblo arriba y pueblo abajo manejando  un camioncito tipo volteo, marca Ford, casilla de color rojo, modelo 1954. ¿Quièn no sintió en la Villa de Cura de entonces por sus calles encementadas el ruido del motor de ese volteo, que rodando tronaba  como un toro cachilapo?. Con unas letras doradas estampada en ambas puertas donde se podía leer “CONSTRUCCIONES AULAR”. 

En el asiento del copiloto  solía llevar un albañil y un ayudante.   Los materiales e implemento que utilizaba para trabajar a diario los cargaba en el cajón de voltear; lo cierto es que aquel señor trigueño  ostentaba la orgullosa designación de “Maestro de Casas”, como mejor se le llamaba en aquella época a los constructores de casas, quintas y edificios.

Lleno de optimismo, de sabiduría, en esa hora que Venezuela requería de urgente transformación en materia urbana y social. Fue considerado un hombre que abarcaba todos los conocimientos para lucir  esa jerarquía, asumiendo ese trabajo como un don de Dios, porque fue también maestro para trasmitir enseñanzas a las futuras generaciones. Era un hombre de acción que no solo sabía conducir con pericia un camión volteo, sino que animaba, era guía y se metía de lleno a levantar con sus manos callosas quemadas por el sol, una quinta o una vivienda  digna. En ese ayer lejano había que pasar trabajo para ganarse el sustento diario y sostener  una familia numerosa como este señor Aular  logró fundar y levantar.

El Maestro Aular fue además creativo de la cultura y genuino para todo, enalteciendo siempre a su pueblo. Sin ánimo de lucro desarrolló otro arte, arte marcó pauta como experimentado escultor, tanto que, produjo con sus propias manos una escultura de El Libertador que convivió más de 40 años engalanando la pila central de la Plaza Bolívar de Villa de Cura.

Fue sustituida por una estatua pedestre de mármol...En el año 1972 fue irespetada la escultura por los iconoclastas, fue desmontada de su lugar original, ahora puede verse resucitada en una plazoleta  en la comunidad de Los Tanques, a donde fue trasladada después de permanecer abandonada en una pieza del edificio Municipal.. Algo que debe establecerse es que el  Maestro Aular sabia para qué son las estatuas, sabía cuál es su verdadera función, él estaba identificado con los ideales del personaje que había metido en aquella estatua, en especial lo que significa el verdadero culto profesado al  Padre de la Patria.

Ese mismo Simón Bolívar que estuvo muerto... muerto  188 años hasta que fue sacado una madrugada de su sarcófago y expuesto en publico...Bien molesto debió sentirse el viejo escultor don Felipe Aular allá en la tumba de su cuerpo del camposanto villacurano, ya que que la ofensa  jamás podrá ser resarcida.

El busto del humanista Leopoldo Tosta, erigido en la institución que lleva su nombre en Villa de Cura, y también  aquella estatua del ingeniero Alberto Smith, en una plazoleta en el Liceo con su nombre, fueron igualmente otras de sus obras escultóricas más importantes.

No quiero dejar en el olvido que el maestro Aular fue además un hombre de cultura musical. aficionado al canto y ejecutaba muy bien el cuatro llanero. Sola visitarlo en su casa cuando regresaba de Caracas su amigo el profesor musical don Ángel Briceño, quien era flautista solista en la Orquesta Sinfónica de Venezuela.  El viento de la noche sentía soplido de la flauta de Briceño al tiempo que  don Aular chasqueaba el cuatro; sentados ambos evocando los más fraternos recuerdos, en un banco de la placita Ayacucho, donde la pareja de amigos dejaba escuchar el joropo “Adiós”, una de  las piezas inmortales de la extensa producción del maestro Briceño.  En complicidad con unos  palitraques de ron  Santa Teresa...En las noches se formaban grupos de damas debajo de la arboleda de la plazoleta a disfrutar la deliciosa música serenatera. 

En  Villa de Cura  son muchas las viviendas que hoy  pueden conceptuarse dentro del nuevo modelo de construcción que fueron levantadas por  don Felipe Aular... Edificó entre otras en Villa de Cura,  la casa de don  Narciso Pérez Acosta, frente a la Gruta de Lourdes; así como también levantó la residencia de don  Juan Bautista Hernández Pérez y la de José Rafael Hernández Pérez, que todavía señorea en la calle del Comercio. La casa de Don Adolfo Ramírez, en la calle Real con Bolívar y Villegas y el edificio que hoy ocupa la Arepera La Única, en el cruce de la calle Comercio con Doctor Urdaneta ( O. Botello. Expresión No 47/ 2002).

Es bueno recordar que  los habitantes de Villa de Cura se dedicaban fundamentalmente a la alpargatería, la talabartería, a la agricultura  y otros oficios domésticos.  La construcción de viviendas  fue también uno de ellos. La verdad es que nuestro pueblo en aquella época era de lo más tranquilo, distante de tantas penurias, en un ambiente de seguridad y de modesto desarrollo urbanístico.
  
Fueron conocidos  “Maestros de Obra” que  se destacaron en esta especialidad, los cuales se ganaron un espacio en la historia de la construcción de viviendas en Villa de Cura, a quienes hoy  venimos a recordar en lo profundo del dolor, porque ya no están. La lista nos las entregó nuestro amigo Jesús González, un viejo albañil parrandero que por años  se desempeñó en el antiguo INOS, vive en la Parroquia Las Mercedes. Por experiencia nos suministró los nombres de Felipe Aular, Aurelio Pacheco, Juan Vicente Michelena, Carlos López, José Morales, José Isabel Berroterán, Víctor Berroterán, Marcelo Almeida, Juan Berroterán, Tarcisio Moreno, Jesús María Jaspe y Pedro Blanco, artesanos que prestaron su decidida contribución a la apertura de la incipiente edificación de viviendas modernas en Villa de Cura en el siglo pasado.

La existencia es un tiempo que tiene su final. Honda repercusión y consternación colectiva fue el fallecimiento del maestro Felipe Aular Bolivar, cuando contaba 73 años de edad, el 6 de agosto de 1974. Así es amigos. cayó un árbol de roble, un  viejo albañil hijo de la villacuranidad, sin ninguna pujanza económica, lleno por dentro de bolivarismo sin hipocresía, que supo abrir el espíritu al mundo del trabajo y la cultura. En el "Museo de Tradición de Villa de Cura" reposa un compendio de información sobre su extensa obra escultórica y humanística.

De todos los hijos  de don Felipe Aular le sobrevive con 80 años de edad  el profesor Raúl Aular Flores, radicado en Maracay. 
Raúl además sabe impulsar y manejar bien las letras con gran talento, escritor autor de la obra "Analectas pedagógicas", y otro inédito,  conoce y escribe muchas historias de su pueblo.  Egresado del Pedagógico de Maracay. con desempeño docente en el Liceo Alberto Smith, Maestro de la vida hasta el final, hasta que Dios no disponga otra cosa.  La presencia de su esposa, hijos, nietos y biznietos y la oportunidad que les da Dios a la familia de disfrutar de su presencia es mejor que llevar una estrella de oro en la pechera. 

Algo de lo que sabemos nosotros de su tanta ejecutoria debíamos brindar de este modesto y gran villacurano llamado don Felipe Aular Bolivar, a su dignidad, a su singularidad, a fin que su recuerdo lejano no quede hundido en el olvido.

Que en la paz del Señor descanse usted Maestro.
 

Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis, marzo de 2019/


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