martes, 9 de mayo de 2017

“GÜIRICHI” UN PERSONAJE IMPRESCINDIBLE EN LAS MANGAS DE COLEO

"Guirichi". La Foto  me la regaló el día que lo fui a visitar en su lecho de enfermo

"GUIRICHÍ" UN PERSONAJE IMPRESCINDIBLES EN LAS MANGAS DE COLEO

El transitar por este camino de la escritura algunas veces nos va dejando momentos de sinsabores. Nos llegó tempranera la noticia que el 29-11-2019 con sol de los venados, se nos marchó con su sonrisa buena Juan Ramón Rodriguez, mejor conocido como "Guirichi".. Perdió la ultima batalla en el pueblo que lo vio nacer, donde con el paso del tiempo  alimentaba su espíritu de buen ciudadano, más allá del trato dispensado fue mejor amigo. Paz a su alma y consuelo a su familia. En febrero de 2018 lo visitamos y esto fue lo que escribimos..

Por Oscar Carrasquel

Dentro el deporte del coleo "Güirichi" ha hecho casi todo (menos, jinete coleador). Juan Ramón Rodríguez es el verdadero nombre de este popular personaje villacurano, sus vivencias y sus ocurrencias son dignas de reseñarlas. Chofer de jaula ganadera, amarrador de ganado, sabe como esquivar un toro resistido y cuidador de tapón  Seguro que si a algún forastero  se le ocurriese solicitarlo en La Villa por su legítimo nombre, probablemente le responderían: ¡No lo conozco!  Pero nada más nombrarlo  “Guirichí”, de seguro le informarían de inmediato que, nuestro querido personaje  habita  una casa rural transformada en quinta, ubicada por la calle Comercio, casi llegando al Cementerio Municipal, por la  acera derecha, cerca de las instalaciones del Ince.

Juan Ramón Rodríguez nació en Villa de Cura el 21 de marzo de 1937, específicamente en el barrio Los Colorados. Hijo natural de Dionisia Rodríguez.  Casó con la villacurana Aleida Azuaje de Rodríguez, de cuya unión nacieron cuatro hijos, dos hembras y dos varones. Hasta el momento suman seis nietos y tres biznietos. Una de las nietas  fallecida a temprana edad en  Villa de Cura en la Semana Santa de 2017.

Me cuenta que el sobrenombre de “Güirichí” proviene de sus andanzas por el llano adentro; un día en la tarde que su patrón necesitaba a alguien que le bañara unos caballos, finalizada la faena, y lo eligió a él, indicándole al caporal lo siguiente: “Déselo para que los bañe ese muchacho catire que parece un “Güirichí". El que està sentado en el tranquero”. A partir de ese momento  quedó bautizado para toda la vida como "Guirichi".

Por las precarias condiciones económicas de su familia no pudo estudiar mucho, sino hasta los primeros grados, siendo la maestra Priscila Bolívar quien le impartió los primeros conocimientos; pero a cambio, la vida le sirvió de escuela y lo obligó a defenderse desempeñando una diversidad de trabajos como medio de subsistencia. Su grandeza consistió en su honradez, en su carácter jovial y en el  trabajar sin pausa.

No recuerdo qué edad tendríamos, pero sí me acuerdo que siendo chavales, ambos con otro grupo de muchachos jugamos pelota sabanera, que iniciamos en un terreno lleno de maleza y oloroso a bosta de vaca  por los lados de La Romana, en lo que es hoy en día un conjunto de edificios de apartamentos con locales comerciales al frente.  

Siempre presente desde pequeño en las grandes tardes de coleo bregando con ganado. Por esta razón conoce a las grande figuras del coleo como Marcos Alfonso y Simón Infante. Sabe que en la Villa se instaló la primera manga en Venezuela en 1950 y cuando vino el presidente Marcos Pérez Jimenez a su inauguración... Fue torero espontáneo, Muy conocido en el medio taurino,  despuntó como banderillero vestido con traje de luces- hizo su debut en los festejos realizados por el ex torero Rústico Pacheco, en una plaza de verdad levantada en la esquina “El Taparito”  por ahí en los años 50. Se llamaba: “Plaza de Toros La Giralda”. En varias ocasiones lo vimos adornándose en el centro del ruedo durante la suerte de banderillas  -en el segundo tercio de la lidia-  en compañía de otro banderillero llamado Oscar Borges “Zapatilla”.  En las corridas  le correspondió hacer el paseíllo en el ruedo junto a los diestros villacuranos Rafael Flores y Manuel  Rodríguez “chiquito”.

A manera de anécdota nos cuenta que, en una corrida dominical realizada a plaza llena en "El Taparito", “Zapatilla” salió al ruedo, se adornó con el par de capullos en alto para lucirse con la suerte de banderillas -al son un  pasodoble- con tan mala estrella que en la carrera resbaló, y en vez de hundirlas en la cerviz del toro, se las clavó  en la pantorrilla derecha, tuvo que ser llevado en hombros directo al hospital José Rangel frente a la Plaza Bolívar.

De tanto trajinar con ganado cuando era nuevo, ”Güirichi” estuvo muy ligado a los toros coleados, fue enlazador de ganado y lidiador en las mangas improvisadas, su labor consistía en amarrar y conducir  los toros a los corrales después de terminado el turno  y era el encargado de abrir y cerrar el coso cuando  los coleadores estaban listos para cumplir su turno. Encargado del coso, se denomina  esta acción

Siempre anduvo con la gente que se agolpaban en las adyacencias de La Romana. Por muchos años  se desempeñó como conductor de un camión ganadero  para trasladar reses desde los hatos del llano a las mangas de coleo y luego regresar el ganado a su destino . Visitaba cada pueblo o ciudad donde se celebraban fiestas patronales y torneos; por tanto no era raro encontrarlo en un quiosco o dentro de la manga de coleo con el bluyín y la camisa de cuadritos impregnados de  orine y bosta de ganado. No recuerdo el año, pero una vez  que se celebraba un campeonato, nos  topamos en la manga “Coleadores de Araure” en el estado Portuguesa. Vivía y trabajaba yo en aquella villa araureña.

“Güirichi” entre tantos oficios que le ofreció la vida fue “Busetero”, casi todas las calles de la Villa lo vieron rodar frente al volante de una de las primeras camionetas “Titán”, que concedió a crédito el primer gobierno del doctor Rafael Caldera, adscrito a una línea que cubría las rutas interurbanas. Con nostalgia  recuerda que, antes había mucho respeto y consideración en esa relación transportista y usuario..

En sus mejores tiempos fue un hombre muy dinámico y de mucho coraje. Ciertamente  en la Villa en esos tiempos se pasaba trabajo para ganar el sustento diario. En  su rol de transportista anduvo durante algunos años manejando un camioncito Chevrolet 350 con el cual realizaba fletes, haciendo viajes y cargando enseres y todo tipo de mudanzas, dentro y fuera del perímetro de la entidad aragüeña. y conductor de jaulas ganaderas.

Ahora que ha pasado el tiempo son pocas las ocasiones que lo vemos en la calle, sus pasos lerdos ya no se sienten en las aceras de cemento ni en el asfalto, los años le cayeron encima y también una disminución visual lo recogió en casa y lo mantiene alejado de los sitios que frecuentaba. Hasta hace poco se distinguía de lejos cuando se dirigía al  estadio “Ramón María Acosta” donde regularmente acudía a presenciar los desafíos del béisbol.. 

Pero  lo positivo es que a pesar de tener 80 años encima y vivir aquejado de diversas dolencias, “Güirichi”,, todavía mantiene el espíritu  intacto y alegre. No hay duda que entre tantos otros personajes que deambulan a la luz del día, Gürichi es uno de esos que enriquece el acervo popular villacurano.


Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis, febrero 2018






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