Aún cabalgan por mi mente
aquellas majestuosas mañanas,
Alzada ella, al regazo de la madre
Como un rosado clavelito
envuelta en una aterciopelada manta
Lloraste... Uno, dos, tres sollozos
bajo el cielo guanareño,
Con tus ojos níveos
Y en tu carita un lunar
relumbrando
como un angelito negro
Era la primera vez que visitabas
los jardines primorosos
del palacete que guarda
la Virgen de La Coromoto
Presentía entonces
-para mis adentros-
que yo iba a ser tu abuelo,
o que iba ser tu padrino
Han pasado de ese ayer
quince primaverales años,
quince inviernos con sus veranos
Hoy pido a Dios para ti Samy,
que ponga en tu pechera
muchachita quinceañera,
quince lirios del huerto de la gloria.
Que los ángeles te colmen de ternura
Y que Dios te arrulle y te bendiga
esta noche hermosa de tu día.
Era la primera vez que visitabas
los jardines primorosos
del palacete que guarda
la Virgen de La Coromoto
Presentía entonces
-para mis adentros-
que yo iba a ser tu abuelo,
o que iba ser tu padrino
Han pasado de ese ayer
quince primaverales años,
quince inviernos con sus veranos
Hoy pido a Dios para ti Samy,
que ponga en tu pechera
muchachita quinceañera,
quince lirios del huerto de la gloria.
Que los ángeles te colmen de ternura
Y que Dios te arrulle y te bendiga
esta noche hermosa de tu día.
Oscar Carrasquel, Acarigua, 20 de julio de 2017
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