Por Oscar Carrasquel
inolvidable viejecita
Tú que fuiste una mujer buena
y de paz inaudita.
Hoy que Dios
decidió mandarte a buscar
mi alma de trovador te viene a recordar
Chiquitica, arrugadita
y mirada de niña feliz,
con tus pasos breves
Y un camisón
que casi rozaba tus pies
Yo desde mi vejez
te vuelvo a mirar:
Serena,
sentada sobre una piedra azul
en medio de la corriente
a la hora que se ocultaba el sol
Soltando a las aguas
anzuelo y cordel
para después
pasar la cosecha por un sartén
Sonreías con espíritu ingenuo
y con gala, cada vez,
que un pez de renombre enganchabas
y con elegancia triunfal,
desde lejos me gritabas:
“Es para ti, catire viejo”.
Una vez te perdiste
por varias aquellas sabanas
Y yo profeticé que
por los campos andabas
Cazando pescaditos de colores
dentro de los aguazales
Para utilizarlos como carnada.
Tiempo después
te volviste a regresar
por el camino real
Ahora sí partiste
por un sendero obscuro
por donde no es posible
devolverse jamás
Dejastes quebrantados
muchos corazones
y desolado aquel riachuelo
al cual le silenciaste su rumor
Hoy los niños del camino
te fueron a despedir:
¡Adiós Doña Manuelita!
En las tardes ya no te veremos pasar
hacia un recodo del río a pescar
En tu alforja te llevaste
El arpón, el anzuelo y el guaral.
Acarigua, invierno de 2015
Sitio web de la imagen: http://tintorero-wwwartesdepesca.blogspot.com/2010/09/vamos-pescar-lubina-2-parte.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Deja tu huella en este blog con tu comentario.