domingo, 31 de enero de 2016

EL LAIRÉN LA FRUTA DE MI NIÑEZ







  Por Oscar Carrasquel


        

                                                                
Sin siquiera buscarte,
después de un año de espera,
mi paladar se encuentra otra vez,
con el provocativo lairén.

Una frutica 
que en fiestas religiosas nos visita,
blanquísima su pulpa 
y muy exótico su corazón..

Lo colocan en  bateas de madera
para los montones exhibir
en tiempos de peregrinación

Lo puedo llevar
en  gajos de cuatro o de seis 
atadas por un cordón
.
Vienen ya salcochadas
con un puntico de sal.

Primero retiro su fina mantilla,
después abro su cuerpo 
contemplo abierta su desnudez,
sabe a papita con mantequilla..

Pariente  del  “palo pan”
buscadora de caminos 
es el sabroso lairén

A veces se junta a su lado
la blanda  fruta de níspero, 
madurito como  una flor
por algo son familias
de una misma reunión.

En La Villa, 
a un lado de la catedral, 
muy cerca del doble portón,
con la luz clara del sol
se sienta 
la negrura de Encarnación

Sobre su cabeza 
un floreado pañolòn. 
y blanco y largo su camisón

Durante el amanecer cristalino
de un domingo de  Peregrinación
la busco como un amante
con un abrazo de amor

Contémplote, aventurera,
y te saboreo otra vez, 
rica frutica de lairèn 
porque fuiste la preferida en mi niñez.




La Villa,  enero de 2016




NOTA: En las gráficas la Sra. Cruz Acevedo quien se encuentra vendiendo lairén en la intersección de la calle Carabaño con Av. Bolivar, cerca de Ferreutil. Ella es de Turmero pero nos comentó que este lairén fue cultivado en Choroní.  Que ya los que lo cultivaban en abundancia en Turmero han ido muriendo y sus nietos se han dedicado a cultivar otros rubros o han cambiado de actividad.  Ahora en Turmero se produce muy poco lairén.

Fotos Prof. María Teresa Fuenmayor


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