sábado, 24 de abril de 2021

EL DIA DL LOS ENAMORADOS EN LA VIDA DE LUíS "SALDIGUERA"

 

                EL DÍA DE SAN VALENTÍN EN LA VIDA DE LUIS "SALDIGUERA" 


                Por Oscar Carrasquel


En la década de los años 50s anduvo recorriendo las calles de Villa de Cura, un popular personaje, un simpático catire que adquirió  el nada cariñoso epíteto de “Saldiguera”, pero sobre todo un hombre con fama de coqueto y enamorado.

Me dicen que Luís había venido procedente de Guacamaya. Por vocación trabajaba la albañilería. Por muchos años lo vimos andar por las calles  a bordo de una envejecida bicicleta “Raleigh”. Gustaba vestir siempre de ropa de lino blanca bien arregladito, sombrero Borssalino, calzado de alpargatas nuevas. Alto, flaco, pecoso, medio calvo, de ojos azules y sombrero. La verdad es que no era vicioso, nunca se le observó  tomando tragos de licor, ni faltando el respeto a una dama.

La vida de la villa en aquel entonces era apacible y tranquila. En el atardecer de cada viernes, después de terminar su labor, estacionaba su vehículo de dos ruedas en una de las esquinas más traficada. Se acomodaba sobre el asiento de su bicicleta, colocaba la pierna derecha encima del manubrio, como si fuera la carabina de un cazador y comenzaba a piropear con elegancia a cuanta encantadora muchacha le pasaba por el frente. 

Poco le importaba el desprecio de una jovencita de mal genio que racionara  con hilaridad,  ni que lo llamara “catire mala sangre”. Había  otra que lo  tildaban de “catire viejo”. Ese tipo de reacción que rompen el alma,

Como se la daba de  bello se enamoraba. Y en su ingenuidad seleccionaba su “novia”. Cuando llegaba el 14 de febrero se esmeraba en obsequiarle regalos tontos, bombones, caramelos que llevaba en un bolsillo de la blusa, Y de paso le recitaba unos versos que cualquiera  se sabía de memoria. 

Don Luis lucía estampa de hombre serio, enamoradizo.   Era el comentario que se oía en los corrillos. Luís "Saldiguera"  dejó innumerables anécdotas y una estela de sonrisas que arrancaban sus barrabasadas. Dios lo tenga en la gloria.

Oscar Carrasquel. La Villa de San Luis, Tricentenaria

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